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En tal sentido es notable la aparición de la colección de libros titulada Els barris d'Adigsa, en la que se da cuenta de 53 barriadas catalanas, cada una con su pequeña monografía. Bien es cierto que la colección, publicada por la Generalitat, tiene un extremo sentido político y publicitario, pues la mayoría de los barrios fue construido por el Estado central, no por la empresa pública autonómica Adigsa. Vid. (Conte, 1995; Tatjer, 1995).

 

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En el número 18 de la revista La Esfera, editada por IGS Ediciones, y fechado en diciembre de 1992, se detallaban ambos proyectos. Para Rivas-Vaciamadrid se calculaba «una edificación de cerca de 5.500 viviendas, la mayoría de ellas unifamiliares» (p. 76). En Laguna de Duero (Valladolid) se planteaba lo unifamiliar como complemento de lo colectivo, previendo construir «1.200 viviendas en edificios de entre cuatro y seis plantas y 334 chalés adosadas unifamiliares» (p. 100).

 

3

Un simple recorrido es suficiente para comprobar radicales diferencias entre el centro comercial de La Moraleja, junto a la barriada de edificación unifamiliar de mayor nivel económico del área, frente a los centros comerciales meridionales, en los municipios populares de las coronas metropolitanas, como puede ser el Madrid Sur de Leganés.

 

4

Tal es el caso de León. En 1987 se afirmaba la inexistencia en la ciudad de un comercio «de grandes superficies y grandes almacenes» (López Trigal, 1987, 78). Diez años después, una vez instalada una circunvalación, de la que se señala que «constituye la moderna "cerca" que limita el tejido urbano y da paso al espacio "periférico", se constata que junto a ella se han instalado "grandes equipamientos comerciales"» (García/López y otros, 1996, 72-3). Cambios similares se puede observar en otras muchas ciudades.

 

5

Ya en anteriores reflexiones sobre la ciudad periférica hay lúcidas síntesis sobre las pautas territoriales derivadas de la crisis industrial (Vid. Valenzuela, 1989-89).

 

6

La sociedad Metrovacesa, especializada en el alquiler de oficinas, llevó adelante dos promociones en Tres Cantos y El Plantío. Por su parte, la Comunidad de Madrid, dentro de su planeamiento estratégico promovió el parque empresarial de las Rozas, que tenía muy buenas expectativas iniciales, pero que en 1997 ha tenido que reconvertir la mitad de su superficie a edificabilidad residencial.

 

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Es el caso de una promoción de chalés en la bahía de Palma, a unos 15 km. de la ciudad.

En la memoria de 1991 de la Sociedad se podía leer: «La situación del mercado... hace coincidir la comercialización de este producto con una etapa de mercado muy deprimido en la isla. Esta situación nos hace prever unas ventas difíciles de este producto, dadas las circunstancias por las que está pasando el sector turístico» (Inmobiliaria Zabálburu, 1992, pp. 34-35).

Pero en 1993 ya se dice: «... la Sociedad ha puesto en explotación sus activos de Jardines de Son Veri, compuestos de 31 chalets... En los tres meses que se llevan comercializando estos productos se han arrendado en un 70%, lo que nos hace ser optimistas respecto al futuro de estos activos. Nuestros clientes, profesionales e industriales, tanto nacionales como extranjeros, arriendan estos chalets como residencia habitual y nunca como vivienda de verano» (Inmobiliaria Zabálburu, 1994, p. 24).

 

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Ya se ha recordado que «la periurbanización no tiene por qué provocar cambios fisonómicos, sino que muy a menudo sólo se detecta por la aparición de nuevos usos sociales» (Valenzuela, 1986, 91).

 

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Frente a la escasez de estudios geográficos, hay mayor representación de análisis desde la sociología o la antropología urbana. Para Madrid se ha señalado que «no sólo no se erradica el chabolismo "tradicional" (gitano en su mayoría), sino que se expande a base de la constitución de núcleos extranjeros de infravivienda, marginados y con un fuerte componente de diferenciación étnica. Los poblados de portugueses gitanos en Pitis, San Fernando de Henares y Móstoles y los de Ricote y Boadilla del Monte para el caso de los marroquíes son algunos de los ejemplos más claros de este preocupante fenómeno» (Giménez, 1992, 85). Vid. (Bodega/Cebrián y otros, 1992).

 

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En el municipio de Alcobendas conviven varias urbanizaciones lujosas de chalés, con La Moraleja como mejor ejemplo, con un núcleo tradicional de vivienda masiva que en parte remodela una primitiva autoconstrucción. La oposición física es radical, pero, además, en los últimos años los vecinos de las urbanizaciones de lujo han intentado, hasta el momento sin éxito, la segregación del municipio.

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