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Períodos de la historiografía israelita en la Edad Media

Francisco Fernández y González

Joseph Jacobs (coaut.)





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Mr. Joseph Jacobs, elegido poco há (2 Noviembre, 1888) correspondiente de la Real Academia en Londres, ha respondido á este testimonio de aprecio, justo galardón granjeado por doctos y meritorios escritos, remitiendo á este Cuerpo una discreta Memoria sobre el tema indicado arriba, la cual testifica el acierto de la Academia al llamar á su seno escritor tan inteligente, consagrado con especialidad á un orden de estudios, propios para ilustrar puntos oscurecidos todavía en la historia de nuestra patria.

Después de un brillante exordio consagrado á enaltecer los trabajos literarios de esta Corporación en general, y singularmente los de algunos de sus individuos de número; trabajos ú obras y estudios referentes á la historia de los judíos españoles, que han hallado notable eco en la prensa científica de Francia, Alemania é Inglaterra, señala Mr. Jacobs cuatro períodos distintos en la manera de escribir la historia de los judíos en Europa, durante los tiempos modernos.

Á la cabeza de estos períodos coloca Mr. Jacobs como el primero la historia apasionada, escrita por los cristianos con sentido antijudío, enfrente de la cual hubo de escribirse otra historia igualmente parcial por escritores hebreos.

Tras este período de pobres condiciones, bajo el punto de vista crítico, abundante en formas pintorescas y cuadros de estilo, presenta la segunda faz ó período de historiografía, que caracteriza de una manera interesante.

Iniciado aquí el principal valor de la Memoria, desde este punto considero que merece salir á luz en las páginas de nuestro BOLETÍN, para lo cual, cumpliendo con las indicaciones que se ha servido hacerme la Academia, he traducido del inglés el texto correspondiente.

F. Fernández y González



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«Período segundo.- En este período investigan sabios judíos en los escritos de los mismos hebreos el sentido interno de su historia, siendo innecesario el encarecer con cuánto ingenio, acompañado de no despreciables dotes de sentido artístico, se han consagrado algunos á escribir la historia del Judaismo y á desarrollarla con amplitud, consultadas á tal propósito las obras de los filósofos y de los poetas de Israel (Jost, Zunz, Graetz). Ni parece preciso recordar que tal manera de exponer la historia de los judíos entraña, bajo muchos conceptos, la particular de los judíos españoles, con proceder de Lucena, de Córdoba, de Toledo y de Barcelona, la mayor parte de los pensadores más célebres y de los poetas más dulces é inspirados que ha tenido Israel en la Edad Media, como que, en rigor de verdad, dejada aparte la designación de otros muchos insignes varones, los nombres de Avicebrón, Abrahám Abén-Ezra, Jehudá Ha Levi y Maimónides son y deben ser considerados, al par que como glorias del Judaismo, cual verdaderas glorias de España.

»De tales contingentes para la historia de los judíos, especialmente por lo que toca á la obra de Graetz, se puede decir C'est magnifique, mais ce n'est pas l'histoire; como quiera que ni son historia en el verdadero sentido de la palabra, ni sirven para explanar la posición de los judíos en la historia nacional de los países donde moraban.

»Período tercero.- La tercera faz ó período de la historia de los hebreos, ha aparecido cuando ocupada Europa en el estudio de los problemas constitucionales no podía menos de tratarse, siquiera fuese por incidente, de la situación constitucional de los judíos en los estados de la Edad Media.

»Desde entonces, semejante aspecto de la historia israelita ha sido tratado principalmente por escritores cristianos, particularmente versados en materia constitucional, Madok y Blunt en Inglaterra, Stobe en Alemania, Bedarrides en Francia y en Italia. En España, donde vuestra notable actividad histórica se ha concentrado grandemente en la publicación de Fueros y Cortes, ha sido naturalísimo que el Sr. Amador de los Ríos y Serrano consagrase la cuarta parte de su Historia social, política y religiosa   —154→   de los judíos en España al aspecto político, apenas tenido en cuenta en los otros dos períodos.

»Cuarto período.- Precisamente al esclarecimiento ó dilucidación del aspecto social de la historia judáica se refiere la presente y última faz alcanzada por las investigaciones dirigidas sobre tan importante asunto.

»Hasta ahora, los esfuerzos se encaminaban principalmente á acentuar las diferencias entre los judíos y sus vecinos. Al presente nos proponemos conocer los diferentes puntos de semejanza que subsisten en unos y en otros bajo el aspecto humano.

»El refrán alemán Wie christelt es sich, so jüdelt es sich (como se cristianiza, así se judaiza) expresa perfectamente la tendencia de este nuevo estado de cosas. Algo se ha hecho ya por lo que toca á Alemania, Francia é Italia de parte de Zunz, Berliner y Güdemann, señaladamente por el último; pero mucho más resta que hacer todavía antes que pueda escribirse una Culturgeschichte (Historia de la cultura) judía, como dirían los germanos; con ser ya algo el conocer las leyes dictadas acerca de los judíos, presenta otra y mayor dificultad, el inquirir cómo las leyes fueron aplicadas. Juntamente con las leyes se han de estudiar las costumbres, que rara vez se averiguan del todo, mediante meros documentos escritos; de forma que, á la manera que los pintores se entretienen en pintar efectos atmosféricos, á la continua tenemos que exponer, del mismo modo, la Culturgeschichte (Historia de la cultura). En tal respecto, es obvio, que, si es bastante difícil alcanzar la inteligencia de un efecto social de nuestro tiempo, lo ha de ser más comparativamente el comprender los que se refieren al tiempo pasado; de donde nace cierta vacilación en el modo de presentar la historia de los judíos hasta lo presente, la cual puede retratarse por la frase francesa elle se recueille pour mieux sauter. Indudablemente, para este aspecto de la historia social pueden ser de importancia hasta noticias muy menudas, una frase aislada, el documento que se desprende de la forma de un nombre propio ó de la diferencia de una fecha, particulares que pueden derramar torrentes de luz. De aquí el que surja el cuarto período de la investigación histórica sobre la historia de los judíos en que hemos entrado ahora,   —155→   el cual se preocupa con preferencia de la reunión de materiales; pues es un período bibliográfico, diplomático y de monografías. En esta relación, no hay que olvidar que, aun antes de que se determinen las fuentes manuscritas que resta investigar todavía, es de rigor se averigüe lo que ha sido ya dado á la estampa alguna vez, con que se legitima la necesidad de la bibliografía. Por lo que toca á Inglaterra, hemos compuesto un libro de 250 páginas compilando meramente los títulos de las obras referentes á la historia anglo-judáica (Bibliotheca Anglo-Judáica por J. Jacobs y L. Wolf), que es, probablemente, la bibliografía histórica más extensa de las de esta índole. En Alemania se ha comenzado á publicar el Registro de los datos esparcidos, relativos á la primera historia de los judíos en aquel país. En lo concerniente á la Península Ibérica, yo mismo me ocupo en compilar una bibliografía de la historia de los judíos en España, adicionando las noticias de Amador de los Ríos, con otras que ocurren en libros publicados con posterioridad al suyo, así como en obras germanas y hebreas, que no consultó aquel historiador distinguido.

»Demás de esto, como la literatura española es particularmente rica en historias locales, según lo ha demostrado Muñoz en la bibliografia compuesta por dicho docto, al aparecer mi lista enriquecida con muchos items de historia judía, contenidos en ella, abrigo la esperanza de que la Academia habrá de estimarla, cual un suplemento originado por dichas fuentes.

»Pero en realidad de verdad, no se halla hoy empeñada la ciencia judía tanto en la labor de compilar datos en bibliografías antiguas, cuanto en adquirir noticias nuevas, que deben buscarse en fuentes manuscritas. En consonancia con este movimiento se han formado sociedades é institutos, especialmente en Europa, pudiendo señalarse, como iniciadora de esta tendencia en Francia, la Société des Études juives. Con semejante fin se ha creado últimamente en Inglaterra una exhibición anglo-judáica, abierta con el propósito de facilitar las colecciones de manuscritos, y se ha organizado poco há en Alemania una Commission für die Geschichte der Juden in Deutschland, habiéndose formado sociedades similares en Rusia, Rumanía, Turquía y en los Estado-Unidos. Al presente, se han publicado ya obras por algunas de estas   —156→   sociedades ó por paleógrafos que tienen vínculos de conexión con ellas. Bajo este concepto pueden citarse aquí muchos artículos de la Revue des études juives: Les Juifs de Languedoc, publicación de M. Saige, con admirables documentos justificativos; el volumen de Mr. Davis, intitulado Shetarot (Documentos de los judíos en antiguo hebreo inglés), publicado por la Exhibition Anglo-Judía, las Quellen (Fuentes) de la Commission germana, como asimismo el Codice diplomatico degli Iudei Siciliani, del cual se ha dado á la estampa recientemente el tomo primero.

»Harto se deja entender que en esta dirección diplomática y en conexión con ella debe interpretarse mi viaje á España. He sido enviado aquí cual una especie de Villanueva judío (si es lícito comparar lo pequeño con lo grande) para valuar el número y calidad de los manuscritos, que se conservan en los archivos españoles, propios para dilucidar los fastos de los judíos en este país, donde se muestra, bajo muchos respectos, la faz más interesante de su varia fortuna. Merced al rico tesoro que se custodia en el Archivo de la Corona de Aragón en Barcelona, regido por la dinastía genial de los Bofarull, me ha sido dable el tomar nota de cerca de mil documentos que suministran acerca de los estados de dicha Corona datos más menudos y completos que cuantos poseemos de ningún otro país de Europa con relación á la misma fecha, si se exceptúa la Gran Bretaña. Menos dichoso he sido en Madrid, dado que han sido poco copiosas las facilidades que me ha ofrecido para la investigación el Archivo Nacional, en conformidad quizá con la importancia de su título grandilocuente, perdóneseme esta manera de decirlo1. Espero, no obstante, ser más afortunado en Alcalá, en El Escorial, en Toledo y en Pamplona. En conjunto, mi viaje ha sido hasta ahora venturoso; pero con haberlo sido realmente, era imposible para una sola persona, en cinco ó seis semanas, hacer otra cosa que pasar la espumadera   —157→   por la superficie de los archivos españoles, aunque el procedimiento se recomiende proverbialmente como el mejor para hacer nata. Me atrevo, sin embargo, á aprovechar esta ocasión, para apuntar un método, con el cual la Real Academia de la Historia podría, en mi sentir, desarrollar la obra iniciada, por mi parte, tan imperfectamente. Puesto que os habéis asociado é incorporado á vuestra institución un número de individuos correspondientes con residencia en la mayor parte de las provincias de España, ¿sería imposible dirigirles una circular, requiriéndoles, para que den noticias de tiempo en tiempo acerca de los documentos (escrituras) ó manuscritos de interés para la historia de los judíos, existentes en los archivos episcopales, en los de las Universidades y en los de los Ayuntamientos de sus distritos respectivos?

»Al fin del período de investigaciones bibliográficas y diplomáticas, llega su vez á las monografías. Es indudable que cada nuevo documento descubierto, y por lo tanto cada serie nueva de documentos capaces de ministrar un solo hecho ú ofrecer un aspecto nuevo de la historia de los judíos, pueden suministrar materiales para monografías. Muchas de este carácter han aparecido ya en los textos del Monatbericht de Graetz en la Revue des Études juives y en vuestro BOLETÍN. En relación con este objeto, me tomo la libertad de exponer otra indicación al juicio de los que me han honrado, asociándome á sus tareas.

»Entre las obras dadas á la estampa con la aprobación oficial de la Academia, veo algunas relativas á los moros, pero ninguna que trate de los judíos de España, los cuales, después de todo, no eran enemigos, sino meramente españoles de diferente creencia religiosa. ¿No podría la Academia estimular las investigaciones acerca de la historia de los judíos en España, proponiendo premios para monografías sobre este asunto? Creo de interés se señalasen los siguientes:

I. Un Corpus Inscriptionum judaico-hispanarum, asunto respecto del cual ha suministrado ya materiales importantes el señor Fita.

II. Relaciones sociales entre judíos y cristianos y entre judíos y moros.

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III. Papel desempeñado por los judíos en el desenvolvimiento rentístico y económico de España.

IV. Divisas ó señales empleadas para distinguir á los judíos en diferentes partes de España, según las épocas.

V. Datos históricos contenidos en escritos hebreos respecto de los judíos españoles, señaladamente en las Responsa (Dictámenes ó respuestas á consultas legales) de eminentes Rabbíes, tales como Salomón Adret, etc.

»Otros varios asuntos pudieran indicarse, algunos quizá más propios de la Academia española, como una lista de escritores hispano-judíos, que completase y perfeccionase la obsoleta de Castro y algunos que dicen más relación, sin duda, con las ciencias como una comparación de la característica de los españoles (especialmente los Chuetas de Mallorca con la ofrecida por los Sefardim ó judíos españoles).

»Demás de estos temas, existen otros muy interesantes tratados ya por eminentes eruditos, cuyos trabajos eruditos es de esperar se gocen en breve. El insigne Dr. Steinschneider tiene en prensa una lista de traductores judíos ocupados en versiones del arábigo durante la Edad Media; obra consagrada en gran parte á los judíos españoles. El no menos reputado Dr. Neubauer, ha pasado muchos años de su vida coleccionando nombres geográficos hebreos, que ocurren en los escritores rabínicos de los tiempos medios, y es de esperar que su obra, cuando sea publicada, encerrará, sin duda, una lista de nombres hebreos de pueblos españoles, que reemplazará con ventaja al cuaderno que forma el ensayo de Zunz. Finalmente, el Dr. Kayserling, ha preparado una Biblioteca Judáico-Española que encierra una lista de todos los judíos que han escrito en castellano. Con todo, es mucho lo que queda aún por hacer, y tengo para mí, que una serie de premios ofrecidos por vuestro Instituto, sería la mejor prenda ó garantía de que se realizará lo que falta. Abrigo, además, la confianza de que no dejarían de unir sus esfuerzos á los de la Academia algunos Mecenates judíos, al efecto de que los premios correspondieran dignamente á las dificultades del asunto, en especial, si la Academia les ofrecía garantías de deponer todo apasionamiento tradicional, ostentando la fría autoridad demostrada por ella, con relación á otros   —159→   asuntos en el juicio y elección de las obras laureadas. Así se desarrollaría pronto el cuarto período que alcanza ahora la historiografía judía en sus faces bibliográfica, diplomática y monográfica. En lo tocante á la apreciación de la suerte de los judíos, ofrece dificultad, no escasa, la comparación entre lo que ocurría en unas centurias respecto de otras, siendo evidente equivocación, por otra parte, el imaginar que la suerte de los judíos era la misma en todos los países. Existen, sin duda, semejanzas generales en cuanto en todos concurren la influencia permanente de la Iglesia y de la ley rabínica; pero las circunstancias locales han influído en la condición de los hebreos por distintos caminos, quedando aún en pié la dificultad de establecer comparaciones entre diferentes países. M. Loeb ha ofrecido en esta vía excelente muestra de tal linaje de trabajos, comentando el notable documento descubierto por el Sr. Fernández y González y publicado en vuestro BOLETÍN.

»Solo después de concluída la obra de este cuarto período en que nosotros mismos, los hebreos, estamos empeñados, prestándole el fruto de nuestra actividad como agentes, nos será dable dirigir las miradas al quinto y último de la historiografía judáica. Este demanda, ante todo, la forma de historias especiales de los judíos en cada país; pues con la vasta acumulación de materiales, que existe ahora, sería imposible á otro Graetz escribir convenientemente la historia de los judíos en general. En el caso de que tal ocurriera, puede profetizarse desde ahora, que presentaría las formas de una Filosofía de la Historia de los Judíos, con ofrecer material no insignificante, para la obra á que todos los historiadores preparan hoy el camino. Alienta á ello la convicción de que la historia dará solución algún día al problema de la vida; esperanza que nos sostiene como investigadores de lo pasado en nuestras empresas laboriosas y frecuentemente deslucidas. Y como nunca se recibirá por aceptable una filosofía de la vida que no explique á la par la de lo pasado y la de lo presente, la historia ha de ser el Edipo destinado á resolver el enigma de sus leyes, no siendo, por cierto, la historia de los judíos la que suministrará contingente menos importante para dicha solución.

»Es, por otra parte, convicción de muchas personas no judías,   —160→   que, á través de los padecimientos de la raza israelita, se muestra en ellos un designio divino; pues solo los judíos forman el puente entre el mundo antiguo y el mundo moderno. Si su historia careciese de sentido interno, la vida del hombre en la tierra no tendría ningún fin racional. Precisamente, á causa de esta consideración otorgada á la historia judáica, reclama particular atención de todos los eruditos de oficio, sean judíos, cristianos ó libre-pensadores. Nosotros, judíos europeos, tenemos fija la vista en vosotros, sabios pensadores y escritores de España, como quiera que una parte de la historia de los judíos, y en realidad la más rica y superiormente interesante, solo puede estudiarse en la misma Península Ibérica. Existe en muchos la ferviente esperanza de que, en porvenir no remoto, habrá muchos que podrán llamarse españoles con igual legitimidad que judíos, los cuales serán entonces los guardianes é investigadores de la historia hispano-judáica. En tanto que llega tal tiempo, incumbe de derecho á los historiadores de España, y especialmente á los representados por la Academia, la misión de caminar al par con el resto de Europa en las investigaciones científicas sobre la Historia de Israel.

JOSEPH JACOBS





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