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11

Op. cit., CIII. (N. del E.)

 

12

Respecto de la verisimilitud de la fábula, véase al doctor Alonso López Pinciano, en su Filosofía antigua poética, publicada en 1596 (consúltese la edición Muñoz Peña; Valladolid, 1894; epístola V): «Las ficciones que no tienen imitacion y verisimilitud no son fábulas, sino disparates, como algunas de las que antiguamente llamaron milesias, agora libros de caballerias, los cuales tienen acontecimientos fuera de toda buena imitacion y semejanza a verdad.» (N. del E.)

 

13

Acerca de lo que Cervantes debe al autor de Teágenes y Cariclea (novela de la cual se publicaron en el siglo XVI dos versiones castellanas: una anónima [Amberes, 1554], y otra [Alcalá, 1587] por Fernando de Mena), véase a R. Schevill, Studies in Cervantes. Part II. «Persiles y Sigismunda» (en Modern Philology, vol. IV, núm. 4, abril 1907). En cuanto a la versión anónima de Heliodoro, Bartolomé de Villalba y Estaña, en su Pelegrino curioso (escrito en 1577; véase la edición de la Sociedad de Bibliófilos Españoles, I, 54), dice:


   «Tanbien la Etiopica de Heliodoro,
traducida, la muerden los alanos;
¡dichoso el que lo hizo tan secreto,
que, a nombrarse, se viera en gran aprieto!»



Las citas de Heliodoro abundan en la literatura del siglo XVII. Véanse, por ejemplo, Lope de Vega, en De cosario a cosario (III, 1.ª), y Francisco de Lugo y Dávila, en la Introducción de su Teatro popular (Madrid, 1622). (N. del E.)

 

14

Consúltese a M. Menéndez y Pelayo, Orígenes de la Novela, I, CCCXLIII y siguientes. (N. del E.)

 

15

Véase la nota acerca de Frislanda (II, 278-28). (N. del E.)

 

16

Cervantes escribe (II, 78): «es vso de los setentrionales ser toda la gente principal versada en la lengua latina.» (N. del E.)

 

17

Hay varias ediciones de este libro. La primera parece ser de 1570. Son dignas de consultarse la de Leyda, 1573, y la de Salamanca, 1577. (N. del E.)

 

18

Que la conocía bien, échase de ver en el capítulo VI de la Primera parte del Quixote, donde menciona el Jardin y el Olivante de Laura, de Torquemada, no sabiendo determinar cuál de los dos es menos mentiroso.

Ticknor (1849) parece haber sido el primero en hacer notar la probable influencia del Jardin de flores curiosas en el Persiles. (N. del E.)

 

19

Véase, por ejemplo, la nota de la página 297-4 de este tomo. (N. del E.)

 

20

Véase la nota de la página 273-20 de este tomo. (N. del E.)