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Poesía infantil: esbozo de una problemática

Amando López Valero


Universidad de Murcia



«La poésie est par ailleurs pour l'enfant une des voies par lesquelles l'imaginaire se conquiert et se construit [...] le parcours poétique assure l'être dans les contraintes d'un discours maîtrisé qui ouvre les portes du fantastique, du merveilleux, de l'absurde de "l'humour fou" sans jamais abandonner complètement cette "raison ardente" et la lucidité vraiment créatrice.

Le propre de la poésie, [...] est en effet d'être du langage; plus précisément une manière originale de traiter la langue commune [...]

Par la poésie, l'enfant redécouvre l'usage premier, primitif, archaïque de sa langue maternelle dans son opacité de matériau sonore et expressif».1



Hemos querido iniciar este artículo sobre poesía con las palabras de Georges Jean, para aceptar de antemano la existencia de una poesía infantil, que si bien no tendría por qué distinguirse de la POESÍA, con mayúsculas, ya que de otro modo estaríamos limitando la capacidad creadora del poeta, sin embargo en este campo, su singularidad es tal, que se hace necesario resaltarla como una composición con categoría y rasgos propios.

El haber sido durante tiempo, la gran excluida de la literatura infantil, no concediéndole una entidad propia, era debido, como señala Jesualdo, al concepto erróneo de pensar que las capacidades poéticas de los niños son muy medianas, ya que por otra parte el niño como poeta no llega a descubrir el asunto de mayor interés, siendo muy débil su momento de desarrollo y la fantasía de su imagen. Concepto erróneo, nada más al pensar que por su propia experiencia, la lengua del niño está repleta de imágenes y connotaciones, lógicas identificaciones de lo poético.

Por otro lado, como ya señalara Huizinga: «Poiesis es una función lúdica»2, se desenvuelve en un juego del espíritu, en un mundo propio que la sensibilidad crea. En él, las cosas tienen otro aspecto que en la vida corriente y están unidas por vínculos muy distintos de los lógicos:

«Se halla más allá de lo serio, en aquel recinto, más antiguo, donde habitan el niño, el animal, el salvaje y el vidente, en el campo del sueño, del encanto, de la embriaguez y de la risa. Para comprender la poesía hay que ser capaz de aniñarse el alma, de investirse el alma del niño como una camisa mágica y de preferir su sabiduría a la del adulto. Nada hay que esté tan cerca del puro concepto de juego como esa esencia primitiva de la poesía, tal como Vico la comprendió y expresó hace más de doscientos años».3



La objeción mayor que siempre ha encontrado, ha sido aquella que la ataca alegando tan sólo una función estética o que habría de ser explicada desde bases exclusivamente estéticas, como nos dice Marc Soriano:

«Bajo la presión de la escuela, de la crítica universitaria más corriente, hemos tomado la costumbre de llamar poesía o literatura a una expresión escrita, realidad estética que se define a sí misma como "finalidad, sin fin", producida en un campo donde la invención se limita al dominio formal, obra libresca construida para que se aprecie y estudie dentro de un sistema de referencias literarias».4



Frente a esto, sigue Huizinga objetando que:

«En toda cultura floreciente, viva y, sobre todo, en las culturas arcaicas, la poesía representa una función vital, social y litúrgica. Toda poesía antigua es, al mismo tiempo, culto, diversión, festival, juego de sociedad, proeza artística, prueba o enigma, y enseñanza, persuasión, encantamiento, adivinación, profecía y competición».5



Y Hugo Cerdá, en defensa siempre de una poesía infantil popular, nos dirá que, al concebir así la poesía, es decir tan sólo desde un punto de vista estético, se han marginado numerosas expresiones y manifestaciones literarias que el niño asimila y expresa oralmente como las rondas, juegos, coplas, adivinanzas... Pero tratándose del niño, este criterio discriminatorio se inhabilita de hecho ya que sus necesidades, intereses y niveles de desarrollo son distintos del adulto y necesariamente no va a asimilar todo aquello que no le es propio, aunque en la práctica debe hacerlo por presión del adulto.

Nos encontramos ya ante las bases que muestran la existencia real de esta poesía: capacidad poética del niño y relación de poesía con luego. Ahora bien, apunta Ana Pelegrín que:

«Una auténtica poesía para niños no es un género de facilidades, cursilerías, didactismos, sino esencialmente poesía. El poeta no puede dejar de ser un ente poético; escribir poesía infantil no es infantilizar la poesía. El infantilismo poético es un atentado contra la belleza y contra la sensibilidad del niño. Yo no creo -decía Rabindranath Tagore- que deba volver infantiles las cosas que presento a los niños. Yo respeto a los niños y ellos me comprenden».6



Distinguimos varias fuentes de donde surge esta poesía: la tradición oral, las creaciones poéticas de autores y creaciones poéticas realizadas por los propios niños. Estos distintos tipos de poesía confluyen en un gran objetivo, despertar en el niño el gusto por la belleza de la palabra a través del juego confeccionado con ella misma y con imágenes que favorecerán su imaginación formando parte de él y ayudándole a crecer y vivir.

Este gusto por lo bello se traducirá más tarde en un adentrarse en la lectura, a través de la cual irá comprendiendo mejor el mundo, a la vez que irá desarrollando su fantasía. Y como indica Ana Pelegrín:

«Ya sea en la tradición oral, ya en los poetas que se han acercado a los niños, ya sea los niños a los que no les han (hemos) mutilado su posibilidad de creación, la poesía surge con una fuerza disparatada alógica, tierna, desolada, colorida, tejiendo una red de signos, símbolos, revitalizando el sentido, el no-sentido, el sinsentido, girando sin cesar en un recobrado, preciso sentido poético».7




ArribaAbajoPoesía de tradición oral

Al igual que la narración, la poesía llega en primer lugar al niño por transmisión oral, desde que nace a través de las canciones de su madre y de todos los que le rodean, y en su desarrollo a través de los juegos, retahílas y canciones que van aprendiendo unos niños de otros, como las coplillas, aleluyas, adivinanzas... Toda esta poesía será anónima pero pertenece por derecho al mundo infantil. Las letras de la mayoría de ellas, son formas poéticas reconocidas como coplas, seguidillas, romances, versificación irregular... lo que aumenta su valor, ayudando al niño a otra lectura de lo poético. Señala Alfonso Reyes:

«En lo que dicen, juegan y cantan los niños, reconocemos formas poéticas primitivas, y reconocemos en los impulsos rítmicos que los alienta la necesidad de ciertos ruidos y pausas, la autonomía interna del poema».8



Esta aproximación a la palabra jugada puede devolvernos ese sentido del lenguaje en trance de perecer bajo la petrificación lógica y la significación convencional. Sugiere Celaya que «triunfar sobre esa petrificación entrañando el lenguaje es el secreto de la poesía y los niños saben algo de ese secreto»9.

El cancionero infantil en su conjunto es lo que va a constituir la cultura poética del niño, y al igual que ocurría en el cuento, no toda la tradición poética llega al niño oralmente. Dentro de ella, encontramos una rama popular que ha ido pasando de generación en generación, sin que nadie se haga eco de ellas, salvo los estudiosos e investigadores del tema, dedicados a la «recolección», pero que son fruto y pertenencia del pueblo; y otra «culta», si queremos llamarla así, y que procede de autores determinados, que basándose e inspirándose en la tradición oral, han creado sus propios poemas.




ArribaAbajoPoesía de autor

Tomando como fuente la tradición popular oral, Lope, Lorca, Machado, Alberti... en España o encaminándose por los caminos del Surrealismo en Francia, del «nonsense» en Inglaterra, muchos poetas han creado para niños.

Después de todo lo expuesto hasta ahora, no vamos a contestar otra vez la retórica pregunta de ¿se trata de una poesía estética o de un puro formalismo?, ya que para nosotros la respuesta está clara, encontramos en ella un puro goce estético como en cualquier poema de Juan Ramón Jiménez o Verlaine.

Para evitar una poesía burda y no aceptada por el niño, el autor lógicamente debe conocer el mundo infantil que es totalizador por él mismo, lleno de emociones y realizaciones intransferibles, como un lenguaje característico con signos y símbolos propios, Ana Palegrín señala que:

«Por la posesión de la fe creadora, el artista tiende un lazo entre su mundo de adulto y los secretos dominios de la infancia. En la creación es donde ambos encuentran su relación. En uno, creación lúcida, inteligencia de arte. En otro, inconsciente/consciente ejercicio de posibilidades creadoras, alegre palabra que juega o revela los vaivenes de su sensibilidad».10






ArribaAbajoCreaciones poéticas infantiles

Según Tamés, hay que distinguir entre la que dicen antes de saber escribir y la que escriben luego. Admite que se trata de una poesía muy limitada, caracterizada por esquemas repetidos, lugares comunes sobre la naturaleza, el cambio de las estaciones, entorno de pájaros y flores, desde una óptica animista y de afectividad confusa. O simplemente por el placer de repetir sílabas que chocan, o el lenguaje voluntariamente oscuro, cábala infantil, el poder mágico de la palabra recuperado por el niño inconscientemente.

La complejidad de la obra creada por el niño es patente y debe ser analizada detenidamente, disipando las sombras, como dice Juan Cervera, que sobre ella proyectan ciertas ideas simplistas e interesadas, a menudo invocadas con más estridencia que analizadas con rigor y método. Lo que nos interesa a nosotros es el hecho de su existencia.

Existe una poesía creada por los propios niños y debemos tenerla en cuenta en nuestro estudio, aunque coincidamos con Tamés, cuando dice que tampoco parece propio asegurar que el niño es artista si pensamos que el arte supone esfuerzo reflexivo, es decir, volver a la elementalidad de líneas y conductas, pero desde la madurez del adulto. Esta idea vendría a poner en duda la señalada por Huizinga y la de Giambattista Vico, que creían en la espontaneidad del juego y de la poesía como formas primeras de interpretar el mundo.

Herder11, ya distinguió en el Romanticismo entre «poesía natural» y «artística o culta». La poesía del niño entraría en el primer grupo, pues es considerada como emanación de una pretendida alma colectiva. Frente a esta idea, Achim von Arnim12, no cree en la poesía natural, alegando que «no hay momento sin historia» y hablar de poesía natural, expresividad espontánea, ingenuidad herderiana de la creación artística a la manera de las plantas, pájaros y lluvia, es ficción y no corresponde a la naturaleza de las cosas; así todo arte es reflexivo incluso el popular, siendo siempre un individuo el que lo crea tomando una cultura como base o surgiendo de un simple talento no elaborado, pero cuenta con una tradición y es un acto consciente. De ahí que no se acepte al niño creador por su carácter no reflexivo. Malraux, puntualizaba: «El niño se conduce a menudo artísticamente, pero no es artista, pues está dominado por su talento, en vez de dominarlo»13.

Y Georges Jean, apunta al respecto:

«Un pédagogue créateur comme C. Freinet avait compris depuis bien longtemps que la rencontre des enfants et de la poésie passait par la recherche de l'expression poétique de chacun. Et la pratique de l'écriture poétique par l'enfant s'est depuis largement répandue. Quelques remarques a ce sujet:

- Accueillir, susciter, lire, communiquer les textes «poétiques» des enfants est un impératif majeur.

- Sacraliser prématurément ces textes, confondre créativité poétique et création est par contre une hérésie Certes, il arrive souvent que ce que l'enfant, ou l'adulte nomme poème exprime effectivement une espèce de formelle et sémantique. Et les trouvailles sont innombrables. Mais dans la plupart des cas manque au «poème d'enfant» la cohérence existentielle qui fait d'un poème une sorte de focalisation langagière d'une «vision du monde». Et puis, les adultes jugent trop souvent les textes d'enfants de leur points de vue d'adultes et plus inconsciemment projettent dans les textes d'enfants leurs propres fantasmes «naïfs» comme s'ils retrouvaient leur propre enfance à travers l'expression de celle des autres. Il est d'ailleurs singulier de constater que chez presque tous les poètes l'appel à l'esprit d'enfance est un thème obsédant.

Entre l'enfant et le poète circule bien une sorte d'air partagé. Mais Baudelaire a bien montré que cette profonde complicité franchissait rarement le mur de l'expression: «Le génie, écrivait en effet l'auteur des Fleurs du mal, n'est que l'enfance nettement formulée douée maintenant pour s'exprimer d'organes virils et puissants».

Et notre seule ambition est que l'enfant vive son enfance et l'exprime librement et totalement tout en découvrant que pour «pouvoir tout dire» il faut «savoir le dire».14






ArribaUniversalidad estructural de la poesía infantil

Señala Marc Soriano que: «En réalité, toute culture nationale, en se constituant, élabore ses propres formulettes destinées á l'enfance»15... Y es verdad, los distintos países, y dentro de ellos las distintas culturas, elaboran sus propias poesías infantiles, creando un repertorio poético particular, baste citar las «nursery rhymes» inglesas o los «Kinderlieder» alemanes.

En general presentan, tan sólo con algunas variantes, las mismas formas, que acabamos de analizar. Según el fundamento de cada clasificación: organización de los poemas, criterios lingüísticos como presencia o ausencia de juegos de palabras, de aliteraciones..., obtendremos resultados diferentes. Coincidimos con Eugène Rolland en afirmar que sea cual fuese el criterio seguido, desde la perspectiva de la literatura infantil, estos textos pertenecen ante todo al repertorio de una literatura funcional. Se trata de obras que siguen paso a paso el desarrollo del hombre desde su nacimiento hasta el momento en que dejan la infancia y aún hasta más tarde. Ellas mecen sus primeros años y sueños, ponen ritmo a sus primeros gestos y los transforman en juegos, los rodean de ritos cuyo regular regreso los reafirma. Ahora bien donde coinciden casi exactamente estas composiciones va a ser en las estructuras, para comprobarlo vamos a comparar algunas de ellas tomadas de distintos repertorios:

- Las nanas:

Cree Celaya que las canciones de cuna con que a uno le durmieron perduran más que cuantas después haya podido aprender.

A este respecto dice Tamés:

«Aunque sea poesía elemental, melodía y penumbra de sueño, hay en las palabras de las canciones de cuna retazos de la visión femenina del mundo, en las de cualquier lugar y cultura».16



Los elementos de toda nana son: invitación al sueño del niño, ofrecimiento de recompensa si duerme o ingenua amenaza. Se caracterizan por la lentitud de su ritmo, por el acorde sutil de la melodía y del texto, y también por la melancolía y el temor del porvenir17.


«Duérmete niño en la cuna
duérmete niño en el ro
que a los pies tienes la luna
y a la cabecera el sol».




«Go to sleep, slumberling
No one will wake you
I primise to watch so
No human cam take you».




«Fate la ninna-nanna! Se dormite,
Il leto vi sia fatto di viole,
La matterassa di piume gentile,
Il capezzal di penne di pavone
E le lenzuola di tela di Olanda.
Fate la ninna, e poi fate la nanna».



- Despierto el niño, vendrán las primeras poesías de movimiento, retahílas de aprendizaje del propio cuerpo y del más inmediato entorno:

Retahílas o dichos para mover las manos:


«Cinco lobitos tiene la loba,
blancos y rubios detrás de la escoba.
Cinco parió,
Cinco crió
y a los cinco
leche les dio».




«Dansez, dansez, bell'main
Vous aurez du gâteau demain (bis)
Ah! la Bell'main, la menette,
Ah! La bell'main que j'ai».



Balanceos en las rodillas:


«Arre caballito
vamos a Belén
que mañana es fiesta
y al otro también».




«A cheval, gendarme
A pied, bourguignon;
Allons à la guerre
Tous les aut'y vont
Prout',prout',prout', cadet».



Balanceos con los brazos:


«Aserrín, aserrán,
los maderos de San Juan,
los del rey sierran bien,
los de la reina también,
los del duque
truquele, tetraquele, truque».




«Scions, scions du bois
Pour la mère, pour la mère
Scions, scions du bois
Pour la mère Nicolas».



Enumerativas:


«Este se compró un huevito
este le puso a asar
este le echó la sal
este lo guisó
este pícaro se lo comió».




«En voilà un qui coupe la soupe
En voilà un qui la goûte,
En voilà un qui la trempe,
En voilà un qui la mange.
Voilà le petit glinglin
Qui arrive trop tard et ne
trouve plus rien/
Et fait couin!».



Registro, repaso de las partes del cuerpo:

«Head bumper / eyebrow branky / nose anky, / mouth eater, / chin chopper /gully, gully, gully».



«Menton fourchu /Bouche d'argent / Nez cancan / Joue bouillie / Joue rôtie / Oeil de Picard / Oeil de Saint Martin / Tape, tape sur le Robin».



Trabalenguas:

«Si esta gallina no fuera pinta, /piririnca, piriranca, /rubia y titiblanca, / no criara los pollitos pintos, / piririncos, pirirancos, / rubios y titiblancos».



«Petit pot de beurre, quand tu te dépetitpotdebeurreras? Je me dépetitpotdebeurrerai quand tous les petits pots de beurre se dépetitpotdebeurreront».



Adivinanzas:


«Arrogante caballero,
tiene una capa de oro
y calza espuelas de acero».




«Qu'est-ce qui se passe dans le bois
Sans déchirer sa robe de soie?».



Los ejemplos serían interminables, pero basten los presentados para demostrar nuestra hipótesis.







 
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