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290

Así, por ejemplo, AL-BAYAN, II, 42, y en otros muchos pasajes. (N. del A.)



 

291

Idem, I, 38. (N. del A.)



 

292

Idem, II, 158. (N. del A.)



 

293

AL-HULLAT, 125. (N. del A.)



 

294

Idem, 37. (N. del A.)



 

295

Tusc. Quaest, IV, 2. (N. del A.)



 

296

DOZY, Introducción a al-Bayan, 30. (N. del A.)



 

297

El mihrab era, como el ábside en las basílicas cristianas, el lugar más venerado y santo del templo. Sura equivale a capítulo. Parece que la sura de la apertura debe ser el primer capítulo del Corán, llamado fatihat al kitab, el que abre el libro. Los musulmanes leen este capítulo más a menudo que los otros, y hacen de él una oración, que suponen llena de maravillosa eficacia. (N. del T.)



 

298

IBN AL-QUTIYYA, en el Journ. asiat., 1856, II, 438. Esta crónica de Ibn al-Qutiyya, parece que va a publicarse muy en breve, traducida al castellano por el Sr. Gayangos. Formará parte de la Colección de obras arábigas que ha empezado a publicar la Real Academia de la Historia. El primer tomo de la Colección, único publicado hasta ahora, contiene el Ajbar Machmua o Colección de tradiciones, libro traducido por el malogrado, laborioso e inteligente orientalista D. Emilio Lafuente Alcántara. El Ajbar Machmua, así en el texto traducido, donde no se cita un solo historiador, sino el dicho tradicional del pueblo, como en las notas con que el Sr. Lafuente Alcántara le ilustra, corrobora las ideas emitidas aquí por el Sr. Schack sobre la historia y la poesía épica o narrativa de los árabes. Indudablemente todos los casos novelescos y todas las circunstancias que hubo en la conquista de España por los árabes, andaban entre ellos en boca del vulgo, de donde, los tomaron los más antiguos historiadores arábigos, de los cuales, a su vez, si es que asimismo no bebieron inmediatamente de la tradición, los tomaron los más antiguos cronistas cristianos. Los amores de D. Rodrigo y de la Cava, la traición de D. Julián y de los hijos de Witiza, la desaparición del último rey godo después de la batalla del Guadalete, etc., todo viene confirmado en la Colección de tradiciones, y en otras, o más bien dicho, en casi todas las primeras crónicas arábigas. Ibn al-Qutiyya se jactaba él mismo de ser descendiente del rey Witiza, por Sara, hija de un hijo de dicho rey, que casó con Omar Ibn Zaydun, así como Abd al-Aziz casó con Egilona, la viuda de D. Rodrigo. (N. del T.)



 

299

AL-HULLAT, 40. (N. del A.)



 
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