Adorno de la túnica del prado
Al pie de los montes, besando sus flores
Antes que oculte la funesta losa
Atrás te deja el tiempo en su carrera
�Ay, salga triste llanto
Como entre las densas nubes
Como la diosa del amor nacida
Como la sombra al cuerpo, el sentimiento
��Como yo has de llorar!� tú me decías
Conmigo estás, aunque sin ti me veo
Cruza velado por flotantes nubes
Cuando al poniente sol en la ribera
Cuando en tu boca rosada
De alguna estrella el pálido reflejo
De las azules ondas surgió en lejanos días
Despierta, amada mía: la mañana
Dice un refrán castellano
Dime: �cuál melancólico lucero
Dime: �por qué cuando de mí te alejas
Doncellas de Israel, hoy vuestros ojos
�Dónde estás? �Cómo eres tú?
Dulce brisa aspira el pecho
El sol no lanza sus rayos
Fácil, ligero lazo el amor mío
Fresco suave acarició mi frente
Halla su tumba el sol en Occidente
Hora tras hora, que el dolor alarga
La luna adorna el cielo
La noche está sombría
Magia fue de tu voz, bella Condesa
María, cuando pises del Báltico la orilla
Más que mujer me pareces
Muerto está el corazón: �ni aun el suspiro
No brillaba la luna; sacudidas
No sé decir por qué... �Ya tanto hacía
No sobre el campo del honor caído
Nunca el incienso de mundana pompa
�Oh, tú tocaste su virgíneo pecho!
Pálida niña de garzos ojos
Por el precio de un palco, una butaca
Por qué cuando activa fiebre
�Por qué extrañar que evite de la danza
�Por qué, menguado corazón, suspende
Por qué no tengo yo para estas hojas
Pronto la mar y la encumbrada sierra
�Qué es lo que agita mi sangre?
Quizás mis ojos por la vez postrera
Resbalando entre arenales
Si al contemplar de vuestra ebúrnea frente
Sólo contigo y con tu Madre Santa
Su mano pálida y mustia
Tarde y perezosamente
�Te acuerdas, di, cuando al tocar mi mano
Triste es, muy triste, con incierta planta
Un poeta a los flores
Verte imagina el alma enamorada
Vuela del Betis a la hermosa orilla
Ya suena la campana del cortijo
Yo soy uno, tú eres una
Young-Frau (4) , el caminante que en tu invisible frente