|
Pronta a dejar la bética ribera |
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|
que ya en ardor bañaba el blondo estío, |
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|
un ¡ay! lanzó la madre primavera, |
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|
un ¡ay! envuelto en flores y rocío. |
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|
Del llanto del abril nació la rosa; |
5 |
|
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de la espuma del mar Venus divina; |
|
|
de aquel dulce suspiro Lesbia hermosa |
|
|
más linda que la rosa y que Ciprina. |
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Nació, y del alba anticipó el saludo |
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la turba alada, al rayo de la luna, |
10 |
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al par que asidas en airoso nudo |
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las gracias vuelan a mecer su cuna. |
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|
Amor las palmas de placer batía |
|
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cuando los tiernos párpados alzaba, |
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y al ver la nueva luz, que afrenta al día, |
15 |
|
|
ciego a sus pies depositó la aljaba. |
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|
Y «¡Oh niña!, dijo; a tu beldad despojos |
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|
son ya las flechas del Amor divisa: |
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|
¡cuántas más almas herirán tus ojos! |
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|
¡cuánto más fuego encenderá tu risa! |
20 |
|
|
¡Oh, qué deseos rondarán lascivos |
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|
tu fresco labio y tu mejilla pura! |
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|
¡Oh, qué miradas y ayes fugitivos |
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|
tu blanco seno y tu gentil cintura! |
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|
Ciego a tus pies y en lágrimas deshecho, |
25 |
|
|
uno entre tantos rendirá el destino; |
|
|
uno a quien baste a derretir el pecho |
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|
con solo un rayo tu mirar divino. |
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|
Hijo de Apolo, en flébiles querellas |
|
|
dará a tu nombre armónicos cantares, |
30 |
|
|
que al alumbrar de fúlgidas estrellas |
|
|
difunda el viento por los anchos mares. |
|
|
¡Ay, cuánto afán al mísero le espera, |
|
|
sin fin luchando con su ingrata suerte, |
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|
continuo cebo de mi ardiente hoguera, |
35 |
|
|
viviendo el triste en prolongada muerte! |
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|
¡Felices ambos si tu seno abrasa |
|
|
chispa fugaz del suyo desprendida! |
|
|
que no es beldad la que sin mí se pasa, |
|
|
ni en pechos duros el placer se anida. |
40 |
|
|
No quieras ver marchita tu belleza, |
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|
como en el yermo inútil amapola, |
|
|
que intacta vive en eternal tristeza, |
|
|
y nace y muere desamada y sola. |
|
|
Mas no será; que un alma hermosa veo |
45 |
|
|
unida al cuerpo angélico y bizarro, |
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|
y en ti la gloria y el mayor trofeo |
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|
que el orbe admire en mi triunfante carro». |
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|
Así dijo el Amor. ¡Ay Lesbia amada! |
|
|
Cumplida está su predicción funesta; |
50 |
|
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cumplida en mí, que el alma embelesada |
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|
rendí a tu gracia y tu virtud modesta. |
|
|
Dentro del pecho siento al inhumano |
|
|
de su pérfido triunfo hacer alarde; |
|
|
sí; que una hoguera me anunció el tirano, |
55 |
|
|
y es un volcán el que en mis venas arde. |
|
|
¿Sabes, oh Lesbia, comparado al mío, |
|
|
qué es el ardor de tu apacible llama?: |
|
|
tibio lucir de fósforo sombrío |
|
|
junto al globo inmortal que el aire inflama. |
60 |
|
|
¿Y eterno habrá de ser? ¿Me niega el cielo |
|
|
que este incendio voraz se temple un día? |
|
|
¿Dónde hallará mi padecer consuelo? |
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|
¿Dónde? En tus brazos, o en la tumba fría. |
|
|
Riñó conmigo mi Corina un día; |
|
|
gritó y mesó los nítidos cabellos; |
|
|
torció las manos y los brazos bellos, |
|
|
y al amor y sus gustos maldecía. |
|
|
En su venganza y frenesí furiosa |
5 |
|
|
juró negarme el brillo de sus ojos; |
|
|
de sus mejillas la naciente rosa, |
|
|
y el dulce néctar de sus labios rojos. |
|
|
Yo que la adoro y por sus gracias muero |
|
|
temblé al oír el juramento impío, |
10 |
|
|
y ofuscando la voz el llanto mío |
|
|
así la dije en tono lastimero: |
|
|
«Si de tu amante la pasión te aíra, |
|
|
¿por qué el vengarse tu furor retarda? |
|
|
Oprime el cuello que tu amor respira; |
15 |
|
|
traspasa el pecho que tu imagen guarda. |
|
|
Justo es que en mí tu cólera desfogues; |
|
|
que quien no supo complacerte muera: |
|
|
yo halagaré la mano que me hiera, |
|
|
o besaré el dogal con que me ahogues». |
20 |
|
|
Ella la vista en el florido suelo |
|
|
fijó, depuesta su fiereza brava, |
|
|
y en su regazo sobre el blanco velo |
|
|
de aromo un ramo deshojando estaba. |
|
|
«¿Por qué sin causa, proseguí, te enojas, |
25 |
|
|
cruel?» Y en tanto levantó la frente, |
|
|
miró hacia mí, riose blandamente, |
|
|
y del aromo me arrojó las hojas. |
|
|
Luego enjugó mis húmedas mejillas; |
|
|
luego oficiosa me aliñó el cabello; |
30 |
|
|
después jovial sentose en mis rodillas; |
|
|
después los brazos enlazó a mi cuello. |
|
|
Risueña entonces, con su ardiente labio, |
|
|
más vivo que el carmín, selló mi boca, |
|
|
y en pos del beso que mi ardor provoca, |
35 |
|
|
ufana prorrumpió: ¡Vengué mi agravio! |
|
|
Modelo eterno a los amantes sea |
|
|
la atroz venganza de mi dulce amiga. |
|
|
¡Quien no perdona, que perdón no vea, |
|
|
y odiado expire quien el odio abriga! |
40 |
|
|
Del opaco diciembre en noche fría |
|
|
un padre con sus hijos en mi aldea |
|
|
al calor de la humilde chimenea |
|
|
las perezosas horas divertía. |
|
|
A su lado el menor se entretenía |
5 |
|
|
de naipes fabricando un edificio, |
|
|
con más cuidado y atención severa |
|
|
que el famoso Ribera |
|
|
trazando el plan del madrileño hospicio. |
|
|
El mayor repasaba |
10 |
|
|
(pues ya en la edad de la razón rayaba) |
|
|
una mugrienta historia, |
|
|
depósito de cuentos y dislates, |
|
|
su lengua atormentando y su memoria |
|
|
con nombres mil de reyes y magnates. |
15 |
|
|
Mas juicioso notando |
|
|
que unos llamaba el libro fundadores |
|
|
y otros conquistadores, |
|
|
¿Cuál es, dijo al papá, la diferencia? |
|
|
Aquí llegaban, cuando |
20 |
|
|
con feliz inocencia |
|
|
su travieso hermanito, |
|
|
que acababa gozoso |
|
|
de coronar su alcázar ostentoso, |
|
|
saltaba de alegría y daba un grito. |
25 |
|
|
Colérico el mayor se alza violento |
|
|
al verse interrumpido, |
|
|
y de un solo revés arroja al viento |
|
|
el palacio pulido, |
|
|
dejando al pobre niño el desconsuelo |
30 |
|
|
de ver su amada fábrica en el suelo. |
|
|
El padre entonces con amor le dijo: |
|
|
la respuesta mejor está en la mano: |
|
|
el fundador de imperios es tu hermano |
|
|
y tú el conquistador. ¿Lo entiendes, hijo? |
35 |
|
|
Con sus dos hijos cierto padre estaba, |
|
|
y mientras el menor se entretenía |
|
|
de naipes fabricando un edificio |
|
|
de su edad infantil grato ejercicio; |
|
|
el mayor se ocupaba, |
5 |
|
|
pues ya más juicio y reflexión tenía, |
|
|
en recorrer y dar a la memoria |
|
|
de antiguos reyes una vieja historia. |
|
|
Y juicioso notando |
|
|
que unos eran llamados fundadores, |
10 |
|
|
y otros conquistadores, |
|
|
al padre preguntó la diferencia. |
|
|
En esto estaban, cuando |
|
|
con feliz inocencia |
|
|
su travieso hermanito, |
15 |
|
|
acabando gozoso |
|
|
de formar su palacio suntuoso, |
|
|
saltaba de placer y daba un grito. |
|
|
Colérico el mayor se alza violento |
|
|
al verse interrumpido, |
20 |
|
|
y el palacio querido |
|
|
de un ligero revés arroja al viento, |
|
|
dejando al pobre niño el desconsuelo |
|
|
de ver su amada fábrica en el suelo. |
|
|
El padre entonces con amor le dijo: |
25 |
|
|
ya la respuesta tienes en la mano; |
|
|
el fundador de imperios es tu hermano, |
|
|
y tú el conquistador: ¿lo entiendes, hijo? |
|
|
¡Cuán dulce, Belisa, suena |
|
|
del pastorcillo inocente |
|
|
la voz por la orilla amena |
|
|
cuando la menuda arena |
|
|
lame el Betis mansamente! |
5 |
|
|
Mas cuando los riscos duros |
|
|
arranca fiero, y de espanto |
|
|
tiemblan los cesáreos muros, |
|
|
por los cerros mal seguros |
|
|
convierte en ayes su canto. |
10 |
|
|
Así, cobarde y confusa, |
|
|
perdida en extraña tierra |
|
|
gime mi doliente musa, |
|
|
y el blando cantar rehúsa |
|
|
al ronco son de la guerra. |
15 |
|
|
Día habrá, pimpollo hermoso, |
|
|
que yo tus hechizos cante |
|
|
en tono tan amoroso, |
|
|
que de oírme, pesaroso, |
|
|
dé recelos a tu amante. |
20 |
|
|
La gracia diré, zagala, |
|
|
de tus formas juveniles |
|
|
en que ninguna te iguala, |
|
|
y que en crear tanta gala |
|
|
se han gozado quince abriles. |
25 |
|
|
Diré que tu frente brilla |
|
|
más que nieve en valle oscuro; |
|
|
diré tu bondad sencilla |
|
|
y el carmín de tu mejilla |
|
|
como tu inocencia puro; |
30 |
|
|
que cuantos miran pasmados |
|
|
los prestos y airosos giros |
|
|
de tus saltos compasados, |
|
|
el nacer de mil cuidados |
|
|
te anuncian con mil suspiros. |
35 |
|
|
Diré que aquél que te oyere |
|
|
pulsar el clave sonoro, |
|
|
guardar su quietud no espere, |
|
|
pues de amor de quien las hiere |
|
|
se quejan las cuerdas de oro. |
40 |
|
|
Y en fin, que Belisa hermosa |
|
|
luce con su madre bella, |
|
|
como en la selva frondosa |
|
|
a par de lozana rosa |
|
|
purpúreo botón descuella. |
45 |
|
|
Esto y más diré algún día, |
|
|
gentil ninfa, en tus loores, |
|
|
si a dicha la musa mía |
|
|
en vez de adelfa sombría |
|
|
se ornare de lauro y flores. |
50 |
|
Canción patriótica dirigida a los soldados españoles con ocasión de la batalla de Eslinga,
ganada a Napoleón por los austríacos en el estío de 1809
Canción para el aniversario del Dos de Mayo puesta en música por don Mariano
Ledesma
|
En este infausto día, |
|
|
recuerdo a tanto agravio, |
|
|
suspiros brote el labio, |
|
|
venganza el corazón; |
|
|
y suban nuestros ayes |
5 |
|
|
del céfiro en las alas, |
|
|
al silbo de las balas |
|
|
y al trueno del cañón. |
|
|
|
|
|
COPLAS |
|
|
- I - |
|
|
Miradnos, sacros Manes, |
|
|
gemir en triste coro |
10 |
|
|
la faz bañada en lloro, |
|
|
y el alma en odio y hiel. |
|
|
Mas sangre en vez de llanto |
|
|
se os debe por tributo; |
|
|
y en vez de adelfa y luto |
15 |
|
|
trofeos y laurel. |
|
|
En este infausto, &ª |
|
|
- II - |
|
|
¿Quién ¡ay! del negro día |
|
|
que hoy dobla nuestras penas |
|
|
las bárbaras escenas |
|
|
renueva sin terror? |
20 |
|
|
Erízase el cabello; |
|
|
se agolpa el llanto ardiente, |
|
|
y el pecho hervir se siente |
|
|
de cólera y furor. |
|
|
En este infausto, &ª |
|
|
- III - |
|
|
¡Oh colmo de la infamia! |
25 |
|
|
No osando los malvados |
|
|
lidiar con desarmados |
|
|
en lucha desigual; |
|
|
mintiendo en el semblante |
|
|
su rabia vengativa, |
30 |
|
|
cubrieron con la oliva |
|
|
su pérfido puñal. |
|
|
En este infausto, &ª |
|
|
- IV - |
|
|
No paz con los tiranos, |
|
|
que es muerte solapada: |
|
|
afilan más la espada |
35 |
|
|
brindando su amistad. |
|
|
Mirad los infelices |
|
|
¡cuál mueren entre horrores!, |
|
|
mirad a los traidores |
|
|
gozarse en su maldad. |
40 |
|
|
En este infausto, &ª |
|
|
- V - |
|
|
Quien vio la sangre y ropas |
|
|
sembradas por el suelo, |
|
|
que exprese el desconsuelo |
|
|
que el alma le enlutó. |
|
|
Los aires ensordecen |
45 |
|
|
las víctimas que gimen; |
|
|
a tan horrendo crimen |
|
|
su luz el sol perdió. |
|
|
En este infausto, &ª |
|
|
- VI - |
|
|
Cautivo aquel recinto |
|
|
nos grita el alto ejemplo: |
50 |
|
|
él es de España el templo; |
|
|
él es el patrio altar; |
|
|
y al lauro del que al Sena |
|
|
los vándalos ahuyente |
|
|
en voto reverente |
55 |
|
|
sus aras debe honrar. |
|
|
En este infausto, &ª |
|
|
- VII - |
|
|
¿Qué vale que hoy nos vean |
|
|
los mares gaditanos |
|
|
cercar en ayes vanos |
|
|
fingido panteón? |
60 |
|
|
Formemos de pendones |
|
|
en más dichosos días |
|
|
a sus cenizas frías |
|
|
más digno pabellón. |
|
|
En este infausto, &ª |
|
|
- VIII - |
|
|
En tanto a sus verdugos |
65 |
|
|
persiga en triste sueño |
|
|
del Prado madrileño |
|
|
espectro aterrador. |
|
|
Sangrienta el agua beban, |
|
|
sangriento el cielo miren, |
70 |
|
|
y en sangre al cabo expiren |
|
|
por hierro vengador. |
|
|
En este infausto día, |
|
|
recuerdo a tanto agravio, |
|
|
suspiros brote el labio, |
75 |
|
|
venganza el corazón; |
|
|
y suban nuestros ayes |
|
|
del céfiro en las alas, |
|
|
al silbo de las balas, |
|
|
y al trueno del cañón. |
80 |
|
|
¡Salve, divino Amor, del hombre vida, |
|
|
fuego dulce y fecundo, |
|
|
deidad amable que a placer convida |
|
|
por todo el ancho mundo! |
|
|
¡Salve, luz celestial, perpetua llama |
5 |
|
|
de cuanto existe y dura, |
|
|
raudal perenne, que do quier derrama |
|
|
alegría y ventura! |
|
|
¿Qué, di, sin tu favor del orbe fuera? |
|
|
La fresca pradería, |
10 |
|
|
el bosque hojoso, la feraz ribera |
|
|
yermo horrible sería. |
|
|
Por ti gozamos las purpúreas rosas |
|
|
del céfiro halagadas; |
|
|
por ti cantan las aves amorosas |
15 |
|
|
sus tiernas alboradas. |
|
|
Por ti ostenta su gala y gentileza |
|
|
el alazán ligero; |
|
|
por ti se humilla y doma su braveza |
|
|
el leopardo fiero. |
20 |
|
|
Por ti colores mil la flor esmaltan; |
|
|
por ti brilla el rocío; |
|
|
por ti en el valle los corderos saltan; |
|
|
por ti murmura el río. |
|
|
Por ti sin tregua juventud lozana |
25 |
|
|
se agita y se alboroza; |
|
|
por ti la bella joven se engalana |
|
|
y en su beldad se goza. |
|
|
Tú solo el dios entre los dioses eres, |
|
|
y tu mirar risueño |
30 |
|
|
más alcázares rinde, cuando quieres, |
|
|
que del Olimpo el dueño. |
|
|
Contra el furor de mis atroces penas |
|
|
tu alto favor imploro; |
|
|
que al incesante son de tus cadenas |
35 |
|
|
de Lesbia ausente lloro. |
|
|
Tú, Niño alado, que en su linda boca |
|
|
mi sumo bien pusiste, |
|
|
y enternecer su corazón de roca |
|
|
en premio me ofreciste, |
40 |
|
|
guárdame, en pago del pesar que siento, |
|
|
en su pecho nevado |
|
|
pura como el aroma de su aliento |
|
|
la fe que me ha jurado. |
|
|
Haz que sus ojos dulces |
45 |
|
|
do bebe luz el día, |
|
|
viertan dos tiernas lágrimas al menos |
|
|
a la memoria mía. |
|