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ArribaAbajoCanto tercero


Las pandillas



I

ArribaAbajo   Cobro de nuevo el fatigado aliento
Y prosigo mi métrico mosaico.
Pues, como iba diciendo de mi cuento,
(Y perdona, oh lector, si soy prosaico;
Pero es la trompa homérica instrumento  5
Para el cual me confieso rudo y laico)
Sin que haya ley ni rey que se lo estorbe,
La Desvergüenza es árbitra del orbe.


II

   ¿Cómo? Yo lo diré con llano estilo
Cual corresponde al género didáctico;  10
Que aunque al oír su nombre me horripilo
Y nunca en su milicia seré táctico,
El ovillo se saca por el hilo,
Y tal, que nunca fue ni será práctico
En profesar el arte por activa,  15
Mal su grado lo aprende por pasiva.


III

   Ni creas que de ciencia es un abismo
Del nuevo templo de Isis el adepto;
Antes es tan trivial su catecismo,
Que sin sentir lo cursa el más inepto.  20
¿Quieres que lo reduzca a un aforismo
De breve frase y rápido concepto?
Pues vóitelo a decir, que tiene gracia:
Audacia, Audacia, Audacia, y siempre Audacia.
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IV

   Pero hay audacia generosa y noble,  25
Como la hay baja, ruin, fea y bastarda;
Corona aquella de laurel y roble
Merece, esta una penca y una albarda;
Esta de ánimo nace artero y doble,
La otra sólo en la gloria el premio aguarda;  30
Cocles y Mucios la primera funda,
Egistos y Sinones la segunda.


V

   Esos de la osadía calculada
Fían más que del brazo de la pluma.
No quemarán como Cortés su armada  35
Ni osarán debelar a Moctezuma;
Ni, como Julio, de la mar airada
En frágil leño surcarán la espuma
Y al barquero dirán: «¡Alienta, amigo!
César y su fortuna van contigo.»  40


VI

   Más que del Macedón la fama egregia
Del débil Creso la opulencia envidian;
De aquel a quien la suerte privilegia
Muerden la honra y la quietud insidian;
Más dados a la zapa y la estrategia  45
Que al asalto y la carga cuando lidian,
Siempre hallan medio de guardar el bulto,
O algún patrón agenciará su indulto.


VII

   No afirmaré que siempre la bravura
Reñida esté con el procaz descaro.  50
Bandidos hay del monte en la espesura
Que a triple fuerza embisten sin reparo;
Tal baratero en el Peñón figura
Que disputara con renombre claro
A Escipiones y Aníbales la palma,  55
Si no tuviese atravesada el alma.
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VIII

   Una de dos supone la osadía;
La ausencia del pudor, o la del miedo:
Sin éste, se acrisola la hidalguía
De un Gonzalo de Córdoba, un Toledo;  60
Sin aquél, cielo y tierra desafía
Rufián cuya virtud no vale un bledo;
Mas fuerza es que en audacia a todos venza
El que no tiene miedo ni vergüenza.


IX

   No obstante, por audaz y por travieso  65
Que un hombre sea y pertinaz y asiduo,
Su fortuna no hará raudo progreso
Si sólo ha de contar con su individuo,
Porque puede arruinarla en un proceso
Y comerse en la cárcel el residuo;  70
Mas como así uno a uno lo barruntan,
Sueltos los cría Dios y ellos se juntan.


X

   A bien que el siglo que corriendo va
Tiende furiosamente al socialismo.
Todo es clamar en re y en mi y en fa:  75
«Al prójimo amarás como a ti mismo»;
Pelón que nada tiene (¡sí, ojalá!...)
Predica con fervor el comunismo,
Y otro hace monacal todo un imperio
Alzando en cada aldea un Falansterio.  80


XI

   Y antes que los Raspallos y Prudones
Emancipasen a la plebe hambrienta
Bullían mil y mil asociaciones:
Una contra el incendio y la tormenta;
Otra para adobar alcaparrones;  85
Ya para un banco; ya para una imprenta;
Ya para hallar filones de pirita;
Esta anónima; aquella en comandita.
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XII

   Y pues al procomún sirve de base
Una en cada ciudad caja de ahorros,  90
Y pues ya cada oficio y cada clase
Funda de mutuos sociedad socorros
(La Academia este hipérbaton me pase),
¿Por qué no ha de ser dado a ciertos zorros
Que alcabala no pagan ni laudemio  95
Formar también su respectivo gremio?


XIII

   Júntanse pues en apiñado grupo
Para ofensiva y defensiva alianza;
Cada cual contribuye con su cupo
O de chisme, o de industria, o de pujanza;  100
Tal, que nada en su vida hizo ni supo,
Allí de ser omniscio el don alcanza;
Tal, que era ayer más tímido que un rorro,
Es un Aquiles ya dentro del corro.


XIV

    Y si a la sociedad es tan nocivo  105
Solo un hombre protervo y petulante,
¿Qué será ¡oh Dios! un cuerpo colectivo.
Hecho con levadura semejante?
Menos terrible el escuadrón argivo
Fue a las hijas de Príamo expirante;  110
Menos estragos hace la langosta
En la campiña de Écija o de Amposta.


XV

   Una vez instalada la pandilla,
¡Ay del que no le rinda vasallaje!
Ella es la flor y nata de Castilla:  115
Negar su omnipotencia es un ultraje;
Si a Juan ensalza, es Dios; si a Pedro humilla,
Apenas goza honores de bagaje;
De honra y de prez se arroga el monopolio
Y a su orgullo es mezquino el Capitolio.  120
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XVI

   Ninguno hace su propio panegírico
(Torpeza en que no incurre un escolástico),
Mas de otro socio al entusiasmo lírico
Es deudor de un capítulo encomiástico,
Que de paso, dogmático y empírico,  125
Al odiado rival hiere sarcástico;
Que tienen mucho aquel, muchas camándulas
Los que viven de intrigas y farándulas.


XVII

   Para quien viste de su club la túnica
Todos los medios de medrar son lícitos;  130
Ellos, aunque su fe sea la púnica,
Diz que el público bien buscan solícitos;
Ellos son la nación genuina y única,
O a lo menos sus órganos explícitos
(¡Y no merecen ser ni aun los de Móstoles!);  135
Ellos de la verdad son los apóstoles.


XVIII

   Mas no hay humana industria, no hay oficio
Que esté exento de quiebras y percances;
No hay pescador tan diestro en su ejercicio
Que siempre sea próspero en sus lances.  140
Cuando es sabroso y pingüe un beneficio,
Todos van ¡puto el postre! a sus alcances.
Si una pandilla su pendón tremola
Otro en opuesto campo se enarbola.


XIX

    ¡Allí es verlos lidiar con saña inmensa  145
Como un tiempo cristianos contra moros;
Allí en crujientes tórculos la prensa
Sudar la hiel de sus tiznados poros;
Allí para el ataque y la defensa
Apurar de su astucia los tesoros!  150
Y todo con el fin santo y honesto
De mejorar al hombre... Por supuesto.
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XX

   Mas si dura la lid encarnizada,
El pájaro de cuenta ducho y cauto
Se prepara a probar la coartada  155
Con tretas de Aristófanes y Plauto;
O vendiendo a su propio camarada
Absuelto sale porque compra el auto;
O contrito, después del vapuleo,
Clama: «Señor, ¡pequé! Me espontaneo  160


XXI

   Otros suelen garlar en dos corrillos,
A la vez capeletes y montescos,
Comiendo sin vergüenza a dos carrillos,
Y así gordos están como tudescos;
Mas si ambos los desechan como a pillos,  165
Tan tranquilos se quedan y tan frescos,
Y como odian la sierra y el escoplo,
De la trápala viven y del soplo.


XXII

   Que en hombres de tal laya y tal estofa
Es condición ingénita y precisa  170
No dárseles de nada una alcachofa,
Mudarse la opinión con la camisa,
Hacer del qué dirán escarnio y mofa,
La palabra de honor tomar a risa,
Jurar, ya por Jesús, ya por Mercurio,  175
Y después hacer gala del perjurio.


XXIII

   No falta quien en público a su jefe.
Prodiga a manos llenas el incienso,
Y dice sotto voce: «¡Mequetrefe!
No es digno del bastón; ¡bah! ni por pienso;  180
Mucho orgullo, y no sabe ni la efe»;
Y a la baja lisonja tan propenso
Como a la vil traición, hoy le levanta,
Y mañana si puede le suplanta.
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XXIV

   Que el que es dado a esta vida motilona,  185
Ya beba agua del Tajo, ya del Po,
Nunca la inicua máxima abandona
Yo primero y yo luego y siempre yo.
Por ende, toda mísera persona
Que tope en su camino, amiga o no,  190
O ha de ser instrumento de su fausto
O víctima inmolada en su holocausto.


XXV

   ¡Oh! Por más que se encomie el alto ejemplo
Que al orbe dieron Pílades y Orestes,
Pocos son ¡oh amistad! los que en tu templo  195
Materia dan al canto de los prestes;
Los más, aunque por fuera los contemplo
Unánimes, conformes y contestes,
O se engañan aleves de consuno,
O mártir ha de ser del otro el uno.  200


XXVI

   Más apretados que hojas de repollo,
Vivirán como Cástor y el mancebo
Que fruto fue con él de cierto embrollo
Y gemelo nació del mismo huevo.
(Y por eso de Pólux viene pollo,  205
Y por eso hacía el Bóreas, cuando Febo
Se aleja de los últimos collados,
Entrambos aparecen estrellados.)


XXVII

   Digo que unidos como carne y uña
Muchos amigos vivirán, en tanto  210
Que el demonio no saque la pezuña
Y rompa de su alianza el nudo santo.
Nombra a Cosme virrey de Cataluña;
Cubra a Gil, su alter ego, pobre manto;
Y cuando Gil a Cosme pida audiencia,  215
Le dirán: «No recibe Su Excelencia».33
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XXVIII

   Volviendo al pandillaje susodicho
(Para que no se diga que mi musa
Salta y brinca y divaga a su capricho,
Y ni aun respeta gárrula y difusa  220
De Orestes y de Pílades el nicho),
Pido al pío lector venia y excusa
Para añadir (el Diablo sea sordo)
Al bosquejo tal cual brochazo gordo.


XXIX

   Tal vez de dos facciones enemigas  225
Se suspende el feroz antagonismo;
Tal vez juntando glorias y fatigas
De su discordia salvan el abismo;34
Tal vez suelen hacer muy buenas migas,
Si lo exige recíproco cinismo,  230
Para explotar, no el plomo y el azufre,
Sino al pueblo infeliz que paga y sufre.


XXX

   Así cuando tu imperio, insigne Roma,
Obra de valerosos capitanes,
Enervó de los vicios la carcoma,  235
Y extinguida tu raza de titanes
Todo degeneraba, hasta el idioma,
Y emulando en bajezas y desmanes
El Príncipe, la Plebe y el Senado,
La ruina apresuraban del Estado;  240


XXXI

   Común pasto a un enjambre y otro enjambre
Fuiste de aquellos nómadas del Norte
Que del Vístula y Don al Mosa y Sambre
Sin otro Dios vagaban que Mavorte;
Y si antes entre sí reñían de hambre,  245
Volaron al festín, francos de porte,
Gritando: «¡Gula y paz! Vivamos todos;
Hunos, hérulos, vándalos y godos.»
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XXXII

   ¡Gran Dios, cuánto consorcio horrendo, absurdo
El interés impúdico celebra!  250
¡Cuántos, Gran Dios, que miente ánimo zurdo
Lazos de amante vid, son de culebra!
¡Cuántas veces atónito el palurdo
Ve que a la zorra el gavilán requiebra,
Y no que él es el ganso que in utroque  255
Pagará de su alianza el alboroque!


XXXIII

   Mas rara vez se funden dos pandillas,
Con liga más o menos duradera,
Sin que a sus intereses y rencillas
Sea infausta hecatombe otra tercera.  260
Para esta y otras grandes maravillas
No hay como la política casera...
Pero es señora que por más de un título
Tiene derecho a su especial capítulo.


XXXIV

   Cuanto he ya dicho y lo que tengo en cierne  265
Al pandillaje en general se aplica,
Mi pluma por ahora no discierne
Quién es quién, qué procura y significa.
Basta que signo tan fatal gobierne
A España desde Lepe hasta Guernica,  270
Para que sea o pérfido o salvaje
Quien no diga: ¡Anatema al pandillaje!


XXXV

   Mosaica, heterogénea es la amalgama
De tales gentes, cual pintado jaspe.
Uno aspira a un empleo, otro a una dama;  275
Este es de Extremadura, aquel de Caspe;
Diego es curial; Antón escribe un drama
De la historia de Apeles y Campaspe;
Juan es bolsista, Lucas boticario,
Luis brigadier, Tiburcio proletario.  280
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XXXVI

   Así, bien que el poder de todos juntos
Escudo a cada cual y andamio sea,
Cada cual sólo mira a sus asuntos
Cuando muestra servir a la asamblea;
Ni faltan envidiosos cejijuntos  285
Al que más que los otros merodea,
Ni alguno a quien la lengua se le escape
Y arme allí a lo mejor un zipizape.


XXXVII

   Descrita ya la Desvergüenza en globo,
Tratémosla también a la menuda.  290
Mas ya a Talía di tan fuerte sobo,
Que jadea la pobre y gime y suda.
Dame, Juan, mientras duerme, aquel adobo;
Que, si tengo salud y ella me ayuda,
Para todos habrá su sepan cuántos  295
En el siguiente y en los otros cantos.

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ArribaAbajoCanto cuarto


La diplomacia



I

ArribaAbajo   No es de la desvergüenza, como alguno
Presumirá tal vez, único tipo
El misto de filósofo y de tuno
Que a Diógenes distingue y Aristipo:
No es fuerza que despida olor chotuno  5
Ni ajos denuncie y puerros en el hipo
El que se aliste en su ominoso bando
Y ofrezca incienso al ídolo nefando.


II

   No es ley que ha de escupir por el colmillo,
Y mirar de través, y puesto en jarras  10
Acariciar el mango de un cuchillo,
Y en voces prorrumpir sucias y charras
Como suelen los héroes del Barquillo,
Y que al son de bandurrias y guitarras,
Alternando el cigarro con la bota,  15
Ladre, ya las manchegas, ya la jota.


III

   No es fuerza que en violar ponga su ahínco
Lo que suelen llamar buena crianza,
Y diga al mismo Rey cuántas son cinco,
Y desprecie de Temis la balanza;  20
O si es mujer, con estudiado brinco
Arremangue el percal y la cotanza
Hasta mostrar con brío varonil
Si es encarnado o verde el cenojil.
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IV

   También sabe latente la osadía  25
Simular los remilgos de una monja;
Que el negocio es chupar, y la falsía
Hace a todo lo mismo que la esponja;
También raya en procaz la cortesía;
También hay desvergüenza en la lisonja;  30
También clava el puñal con suma gracia
Afectando candor la Diplomacia.


V

   Y ¿qué es la diplomacia? Astuta sierpe
Que doquier en sus lazos nos enreda;
Si otras silbido atroz, ésta de Euterpe  35
La melodiosa cítara remeda;
De su escamosa piel acaso el herpe
Con el brocado cubre y con la seda,
Y en vaso de oro pérfida y gazmoña
Tal vez ministra su letal ponzoña.  40


VI

   Tiene su jerga y su liturgia ad hoc,
Y aunque lleva un vía-crucis en el frac,
Rinde culto a Mahoma y a Moloc;
Que elástico fue siempre su almanac;
Mas, diga lo que quiera Paul de Koc,  45
Ya se llame un ministro Polignac,
Palmerston, Nesselrode o Meternich,
Faro es del mundo desde Chile a Vich.


VII

   Del arte diplomático en el aula
Aprende a ser humilde el más soberbio.  50
Ya a Albión represente, ya a la Gaula;
Sea belga o sajón, búlgaro o servio,
Cada frase en su boca es una maula,
Y acreditando el español proverbio,
Besa, aunque el mundo de falaz le note,  55
Manos que ver quisiera hechas jigote.
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VIII

   Fastuoso tren un día a sus adeptos
Enaltecía y estudiada pompa,
Y exordio a sus heráldicos conceptos
Era el agudo son de hueca trompa.  60
¡Fueron nuestros mayores tan ineptos!...
Hoy, sin tubo marcial que el aire rompa
Ni vana ostentación, los más novicios
Zurcen alianzas, guerras y armisticios.


IX

   Sin decir aquí estoy, todo lo invaden.  65
Más ágiles no son las lagartijas
(Y del pedestre símil no se enfaden)
Prensándose en angostas rehendijas.
Ora en las termas célebres de Baden
De Polonia se acuerdan las partijas;  70
Ora en un viaje artístico al Vesubio
Se hace al Po tributario del Danubio.


X

   Mas ¡qué de estudios ímprobos demanda
Esa ciencia y de ingenio cuánta dosis!
Hoy clamar: « La república es vitanda»,  75
Y mañana cantar su apoteosis;
Hoy paz, mañana guerra y propaganda:
¡Qué peripecias, qué metamorfosis!
No es tan alta misión para un cualquiera.-
¡Oh! sí tal. -¿Cómo pues...? -De esta manera.  80


XI

   Maldita la aprensión y mucha audacia,
Y tendrás para todo ciencia infusa.
Aunque ignores qué es bósforo de Tracia
Y dónde está Aquisgrán, dónde Ragusa,
Para iniciarte en la alta diplomacia  85
Te soplará de sopetón la musa,
Sin que versado estés ni pares mientes
En el derecho patrio y el de gentes.
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XII

   ¿Quién ya para servir una embajada
Al Oriente, al Ocaso, al Sur y al Norte,  90
No es apto en esta patria afortunada,
Si priva, ora en el club, ora en la Corte?
¿Quién niega ya a un pariente, a un camarada
Correo, credencial y pasaporte?
¿Quién un sueldo no acepta en sus apuros  95
De ocho, diez, quince mil, veinte mil duros?


XIII

   Si a Galia en nuestras luchas emigró,
¿Quién no sabe un poquito de francés?;
Y que abraza la hégira entiendo yo
De cada cinco prójimos a tres;  100
Y puesto que la lengua de Boileau
La usual entre los áulicos ya es,
Taboada te excusa un trujamán,
Ora griego, ora ruso, ora alemán.


XIV

   Y con la Guía suplirás el mapa  105
Para saber qué estados cuenta Europa,
Y cuántos años ha que el Papa es Papa,
Y nombrarás a la infinita tropa
De príncipes que mandan una etapa
(Que apenas pan les da para la sopa  110
Por mucho que se estire el suministro)
Cabe el Rin, cabe el Elba, cabe el Istro.


XV

   Si agregas cuatro frases de rutina
(Y eso en cualquier periódico se aprende)
Que a la cancilleresca la latina  115
Lengua ha prestado aquende como allende,
Ni práctica te falta ni doctrina
Que a ti y a tu nación os recomiende.
¡No es nada! ¡Statu quo, Desideratum,
Casus belli, Post scriptum, Ultimatum!...  120
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XVI

   Lo que no entiendas tú del expediente
Lo entenderá tal vez el secretario;
Y si no el secretario, el escribiente;
Que hoy día rara vez es corolario
Del alto cargo el mérito eminente,  125
Y ya buscar aquí no es lo ordinario
Para el empleo al hombre de buen nombre,
Sino buscar empleo para el hombre.


XVII

   Como hábil escultor, de áspero leño
(Que banco pudo ser o rinconera  130
O a carbón reducirlo un alcarreño)
Así de san Jerónimo la austera
Efigie forma cual de Amor risueño
La hermosa madre lúbrica esculpiera,
Aquí ya basta un fíat del que mande  135
Para hacer de un zoquete un hombre grande.


XVIII

   ¿Qué ministerio vaca? ¿El de Marina?
¿El de Estado? ¿El de Hacienda? ¿El de Comercio?
Es igual. Nunca ha visto una oficina;
Mas de los sabios él con quinto y tercio  140
A la cohorte excederá divina
Que nos encomia Diógenes Laercio,
Bien le den en Justicia la prebenda,
Bien en Gobernación, bien en Hacienda.


XIX

   Y hombre hay o tan omniscio o tan osado,  145
Que (por amor a la infeliz Castilla)
De un negociado en otro negociado
Salta si es menester como una ardilla.
Ya alguno probó ser hombre de estado
De cuatro ministerios en la silla,  150
Y aún se atreve a cobrar emolumentos
En otros cinco o seis departamentos.
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XX

   Ni triunfa en diplomáticas cuestiones
El profundo saber, sino la astucia;
Y a ser burlado donde quier te expones  155
Si es tu divisa patriarcal fiducia.
Opón de tu adversario a las razones
De rodeos sofísticos la argucia;
O el silencio, y dirán entre mil glosas:
«¡Qué grande hombre! ¡Se calla grandes cosas!»  160


XXI

   Sólo a los pusilánimes deslumbra
De la alta diplomacia el aparato;
Que no a acordar sus fallos acostumbra
De la espléndida corte en el boato;
Y cuando el vulgo menos lo columbra,  165
Quizá entre copa y copa, y plato y plato
El viento que soplaba por el Cierzo
Se hace que bufe al Sur en un almuerzo.


XXII

   O el tratado, que en vano solicita
Docto negociador, sagaz y experto,  170
Por un bufón tal vez se facilita;
Que en la oportunidad está el acierto.
¡Y cuántas veces de mujer bonita
A la risa o al llanto se han abierto,
Para vergüenza del linaje humano,  175
Las férreas puertas del bifronte Jano!


XXIII

   No es oro todo, no, lo que reluce.
A pesar de la cháchara melosa
Con que estadista fácil nos seduce,
Con la piel del cordero la raposa  180
En el redil incauto se introduce;
Y en suma, aunque prediquen otra cosa
Frailes descalzos, o siquier jerónimos,
Intriga y diplomacia son sinónimos.
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XXIV

   Y es sofístico lujo redundante  185
Ese que a tanto sabio quita el sueño.
Sea en el mar de Azof, o en el de Atlante,
Siempre el pez grande tragará al pequeño:
Del Czar lo diga el trono exorbitante;
De Albión lo diga el insaciable isleño.  190
¡Ay del que al más potente no se tuerza,
Que última ratio regum es la fuerza!


XXV

   Mas del contrario débil la derrota
Ya no basta del fuerte a la ambición.
Cual dómine feroz que al niño azota  195
Y dice luego: «Pídeme perdón»,
Prueba a probar en estudiada nota
Que estaba de su parte la razón,
Aunque con tales quías la sustenta
Como los del león que Fedro cuenta.  200


XXVI

    A lo menos, Nabuco el babilonio
(Nabucodonosor apocopado)
Cuando quiso ensanchar su patrimonio
Lo hizo sin discusión; a lo soldado;
Y aunque instigado fue por el demonio,  205
Embustero solemne y redomado,
No instruyó, que yo sepa, un expediente
Para domar los pueblos del Oriente.


XXVII

   Ni Mahoma y los hijos de Mahoma
Usaron protocolos, sino alfanjes,  210
Cuando su imperio, que eclipsó al de Roma,
Del Betis extendieron hasta el Ganges.
No de cancillería, el sesgo idioma
Abrió el itinerario a sus falanges;
Que es breve sa política y concreta:  215
«Dios solo es Dios; Mahoma su profeta.»
—390→


XXVIII

    No empero del alarbe furibundo
El fanatismo destructor profeso,
Ni recuerdo del tártaro errabundo
El crudo instinto y el marcial exceso  220
Porque pretenda desterrar del mundo
La pulcra diplomacia. ¡Nada de eso!
Antes que uno la píldora devore,
Bueno es que el farmacéutico la dore.


XXIX

   Gracias a la política moderna,  225
La tiranía es ya de mejor tono.
Con blanda risa urbanidad alterna
De las almas disfraza el fiero encono;
Llanezas de Lausana o de Lucerna
Ya no desdeña impopular el trono;  230
Y hasta el vicio, si bien no menos grave,
Es ya más decentito, en lo que cabe.


XXX

    Mantienen en vigor los estadistas
El dogma si vis pacem, bellum para;
Mas ya el afán de lauros y conquistas,  235
Muerto Napoleón, es avis rara,
Y en fastuosos alardes y revistas
O en ocupar, ya el Hesse, ya Ferrara
Se resuelven los bélicos amagos
Que Romas prometían y Cartagos.  240


XXXI

   Pero no es menos cierto (y yo prescindo
De si con ella el mundo gana o pierde)
Que el arte diplomática es un lindo
Modo de disfrazar lo negro en verde
Y en azúcar y miel el tamarindo,  245
Y que ancha la conciencia no remuerde
Al que iniciado en tan gentil maraña
Más fama cobra cuanto más engaña.
—391→


XXXII

   Diré, no obstante, en justo desagravio
De muchos que han brillado en la carrera,  250
Que ella ha dado a la historia más de un sabio
Prez de su patria, de su edad lumbrera;
Y por el pro común tal en su labio
Culto rehúsa a la verdad severa,
Que no lo haría de su cuenta propia  255
Por todo el oro que el Ofir acopia.


XXXIII

   Diré que en esa lid de curia a curia,
Como aquí en la de un toro con un alias,
O en las de Marte, cuya horrenda furia
Ya ensangrienta los Alpes, ya las Galias,  260
La estrategia se ejerce sin injuria,
Y permitidas son las represalias,
Y para herir al que enemigo fuere
Justo es el arma usar con que él nos hiere.


XXXIV

   Todo esto y más concedo sin violencia.  265
No yo a los diplomáticos desprecio
Ni escarnecer es mi ánimo esa ciencia;
Que no soy tan maligno ni tan necio;
Sus vicios sí, que en Dios y en mi conciencia
Vapuleo merecen y muy recio;  270
Y si a alguno le escuece este capricho,
Él se sabrá por qué. Lo dicho dicho.

  —392→  


ArribaAbajoCanto quinto


La política



I

ArribaAbajo   Ya en tribus bajo el mando de un patriarca;
Ya constitucional y tripartito
Entre el pueblo, el senado y el monarca;
Ya autocrático, omnímodo, infinito;
Ya con diversa ley cada comarca;  5
Ya de estola y misal y pan bendito;
Ya lo instaure un tambor, ya una taberna,
Todo gobierno es bueno... si gobierna.


II

   Que si leemos sin pasión la historia,
En todos hay sus haches y sus erres.  10
Si de Tito y Catón suma es la gloria,
Suma es la infamia de Nerón y Verres;
Si Washington dejó grata memoria,
Horrible los Marats y Robespierres;
Lauros hubo y baldón para Venecia;  15
Héroes y monstruos engendró la Grecia.


III

   El quid está en si son malos o buenos
Los hombres que manejan el tinglado,
Lo mismo entre califas sarracenos
Que donde dan la ley pueblo o senado:  20
Cabe abuso en el más como en el menos;
Que achacoso es el cuerpo del Estado,
Y hoy la tisis le postra y le maltrata
Y mañana la plétora le mata.
—393→


IV

   En tesis general esto se entienda  25
Y reducido a práctica el gobierno;
No porque en teoría yo defienda
Que lo antiguo es mejor o lo moderno.
Allá cada varón siga la senda
Que a preferir le incline el fuero interno.  30
Yo tengo mi opinión y no la escondo,
Aunque no escribo artículos de fondo.


V

   Respetar me propongo las ajenas,
Pues, pido gracia igual para la mía.
A fuerza de mordazas y cadenas  35
Al hombre hará callar la tiranía,
O su charla pagar con las setenas;
Mas de Dios la eternal sabiduría
Le formó racional, es cosa llana,
Para pensar como le dé la gana.  40


VI

   Obrar, ya es otra cosa. Si traduzco
A vías de hecho mi criterio abstracto;
Si promuevo un motín y en él me luzco,
Incurriré en las penas, ipso facto,
Impuestas tanto aquí como en el Cuzco  45
Al súbdito rebelde: esto es exacto.
Juego un albur cuando la lid comienzo:
Si sucumbo, traidor; héroe si venzo.


VII

   Piense a su gusto pues cada viviente
Sin que nadie le ultraje, aunque le arguya;  50
Mas la que escrita o de palabra ostente
Buena o mala opinión, sea la suya,
Y no clave socapa agudo diente
En quien le oye gritar: «¡Gloria, aleluya!»
Del mundo haga un papel en el teatro:  55
Mas no dos a la par, o tres, o cuatro.
—394→


VIII

   Aún llevo más allá mi tolerancia.
No exijo que inflexible el ciudadano
Piense hoy lo mismo que pensó en la infancia.
No el tiempo, gran maestro, corre en vano;  60
El error, la flaqueza, la ignorancia,
Son inherentes al linaje humano;
Con la firmeza, que tan poco abunda.
La ciega obstinación no se confunda.


IX

   Libre no puede ser el pensamiento  65
Mientras el que obedece y el que manda
Ora sean de bronce al escarmiento,
Ora a la persuasión sincera y blanda.
La católica fe de Roma y Trento
Acate la ortodoxa propaganda;  70
La política fe sin controversia,
Sólo se admite en el Mogol y en Persia.


X

   No hay por qué un ciudadano se avergüence
Si la razón con su luciente faro
Lo que ayer en caldeo y en vascuence  75
Hoy le muestra en romance neto y claro.
¿Por qué si mi adversario me convence,
En confesarlo así tendré reparo?
¿Por qué a mi convicción, pronta o tardía,
Con el nombre infamar de apostasía?  80


XI

   Mas si me mueve el cálculo mezquino,
Aunque otra cosa diga en mis ambages,
De echar la ansiosa zarpa a un buen destino
Que mis trampas redima con sus gajes,
Y, por ejemplo, al campo isabelino  85
Hoy me paso con armas y bagajes,
Yo que ayer defendí lo de Coblenza;
Esto no es convicción, que es desvergüenza.
—395→


XII

   Y políticos hay camaleones
Que más que años de edad cuentan deslices,  90
Y sustentaron ya más opiniones
Que Mayo en el vergel pinta matices.
¿Quién alguno no vio de esos histriones
Que bajo toda ley viven felices,
Ya sirviendo a un sultán como jenízaros,  95
Ya al que mejor les pague como esguízaros?


XIII

   El que trono y altar tiene por lema
Y el divinal derecho invoca pío,
Como el que a reyes lanza su anatema
Cual trabas del libérrimo albedrío,  100
Y el que erige en político sistema
De unos y otros obviar el extravío,
Dividiendo el poder en tres poderes
Cada cual con sus justos menesteres;


XIV

   Pospuesto el de su bando (claro está),  105
Todos suspiran por el pro común:
Cada cual su razón te probará
Y que su antagonista es un atún;
Todos aman al prójimo (¡pues ya!)
Y sin más diferencia que el según,  110
Dicen a voz en grito (¡no que no!):
«El evangelio es el que canto yo.»


XV

   Y te dirá el tenaz absolutista
Que el solio debe ser omnipotente,
Sin que ningún cristiano le resista,  115
Y a lo sumo obedezca y represente;
Salva de clero innúmero la lista,
Que si no es suyo el rey, no lo consiente,
Y ya en la blanda institución se goza
Del aspa, el sambenito y la coroza.  120
—396→


XVI

   Y te hablará el demócrata de Atenas,
Y de aquella feliz Lacedemonia,
Y de fraguarle grillos y cadenas
Quien coche gasta y agua de Colonia,
Y dejar querrá iluso las faenas  125
Que dan pan a sus hijos y a su Antonia,
Para ensalzar en su delirio insano
Con capa de patriota a algún tirano.


XVII

   Y el tercero en discordia, que pretende
A todos contentar y no lo alcanza;  130
Que por fas o por nefas siempre un duende
Desnivela de Temis la balanza;
Elogia lo que él mismo no comprende.
Ayer retrocedía y hoy avanza,
Y en perdurable lucha, ora le encuentro  135
En la circunferencia, ora en el centro.


XVIII

   Y cada grupo de estos que describo
En otros ocho o nueve se fracciona;
Y cada fraccioncita es un archivo
De ciencia y de virtud, que si ambiciona  140
Escalar el poder ejecutivo,
Es sólo porque aspira a la corona
De extirpar la maléfica cizaña
Y en otra Jauja convertir la España.


XIX

   Y el programa de todos es magnífico,  145
Aunque distinta sea su gimnástica.
Cada cual nos receta un específico
(Nuestra salud sin duda es muy elástica)
Ora lo estampe en párrafo científico,
Ya en gacetilla díscola y sarcástica,  150
Ya en la tribuna donde busca el pábulo,
Ya en algún tenebroso conciliábulo.
—397→


XX

   Que nunca falta gente a quien aturda
De algún embaucador la artera prosa,
Aunque hambre, no civismo, en su zahúrda  155
Dicte el libelo atroz que hiel rebosa;
Y tal vez la doctrina más absurda
Clientela recluta más copiosa.
De esta triste verdad sobran ejemplos
En campos, en alcázares y templos.  160


XXI

   Mas como suelen bajo lucia cáscara
Las nueces ocultar su podredumbre,
De falaz patriotismo así la máscara
Cubre al que en oprobiosa servidumbre
De Irún a Cádiz y de Vigo a Báscara  165
Ver quisiera a la hispana muchedumbre,
Si con pasar del uno al otro bando
De una provincia consiguiese el mando.


XXII

   Tal proclamando paz, orden, justicia,
Sierpe escondida entre lozana yerba,  170
Conservadora llama a su milicia
Porque el botín sabroso le conserva;
Tal, anhelando en ocasión propicia
De oro y sangre saciar la sed proterva,
Clama (¡y le dan asenso muchos zotes!):  175
«Mi gloria son, mi amor los sanculotes


XXIII

   Tal, que republicano se intitula,
Si en tribuna o café, no sin violencia,
Sus hipos nobiliarios disimula,
Ni a sus hijos apea la excelencia,  180
Y títulos y cruces acumula,
Y al pobre hace llorar su dependencia.
Tal, que humilde se postra al Rey y a Dios,
En secreto se mofa de los dos.
—398→


XXIV

   Y es de ver cuál se afana aquel Proteo,  185
Cuando cambia el político cariz,
Para que no le birlen el empleo,
Que es su dogma y su lábaro. ¡Infeliz!
No hay pachón amaestrado en el ojeo
De vista igual y de mejor nariz.  190
Tal barrunta una crisis y otra y otra
Cual de la lluvia es présaga la potra.


XXV

   Y es de ver en los públicos comicios
Bullir acá y allá los candidatos,
Y cómo la echan todos de patricios,  195
Aunque no pocos sean Mauregatos,
Y a espuertas ofrecer los beneficios
Al cuerpo electoral un pelagatos,
Y la fe enumerar entre sus dotes
Los Julianes, los Judas Iscariotes.  200


XXVI

   ¡Qué fatigas diurnas y nocturnas,
Fabio! ¡Qué de explorar valles ignotos!
¡Qué de papel solícito embadurnas
Sumando votos y restando votos!
¿Y saldrá la verdad de aquellas urnas  205
Que a rellenar acuden tus devotos,
O habrá algún vice versa por ensalmo
Y tus narices crecerán un palmo?


XXVII

   ¡Oh sublime intención, oh bien inmenso
Ser padre por el público sufragio,  210
Si de elegible y de elector el censo
Del fraude se libraran y del agio!...
Mas ¡chitón!, que si digo lo que pienso,
Sin fruto pecaré contra el adagio
Que sentencioso, aunque en palabras toscas,  215
Dice: «En boca cerrada no entran moscas.»
—399→


XXVIII

   Otro, no yo, registre, inquiera, indague
Las faltas de las listas y las sobras,
Y si es justo que vote el que no pague,
Y si hay escamoteos y maniobras,  220
Y si, en vez de que a un muerto se sufrague
Con lo que su alma pide entre zozobras,
Vienen a dar, dejando sus asuntos,
Sufragios a los vivos los difuntos.


XXIX

   Otro, no yo, averigüe si en justicia  225
Se aprueban y reprueban actas y actas,
Y cómo, ora en la Alcarria, ora en Galicia,
A mayorías vencen muy compactas
De los menos la audacia y la pericia,
Y exclama el derrotado: «¡Triste Chactas!...  230
Diez eran contra mí; lo sé, los cuento;
¡Y al fíat de un alcalde suman ciento!»


XXX

   Mas de esto nada arguyan los contrarios
Del sistema feliz que rige y campa;
Porque, admita o no admita comentarios  235
Y haya trampa en el juez o no haya trampa,
La ley es siempre ley; y a sus falsarios,
En virtud de otra ley, puede la estampa
Denunciar, con fortuna o sin fortuna,
Y a falta de la estampa la tribuna.  240


XXXI

   No es el metro mejor la octava rima
Para explicar el sabio mecanismo
Que a los de antiguo régimen da grima.
Yo desconfío mucho de mí mismo,
(¡Qué verso!) y sin que Apolo me suprima  245
Por reo de nefando prosaísmo,
¿Cómo hablar (el que sigue es garrafal)
Sobre derecho constitucional?
—400→


XXXII

   Mas, siquier mal glosadas e imperfectas,
Las leyes (es verdad clara, inconcusa)  250
Valen más (inclusive las Pandectas)
Que la anarquía bárbara y confusa,
Y más las elecciones, ya directas
O no, ya si se abusa o no se abusa,
Que sujetar de un déspota al antojo  255
Todo un pueblo... ¡No es nada lo del ojo!


XXXIII

   Ni culpo a candidatos o a mandones
Si más de un quid pro quo, más de una errata
Vician acá o allá las elecciones.
Si a un firman o a una hueca perorata  260
Sacrificas tus propias convicciones
¡Oh elector! y eres voto de reata
Siguiendo a Pedro o Juan por esas lomas,
Con tu pan, ciudadano, te lo comas.


XXXIV

   Y no gruñas, ya tarde, no te quejes  265
Si el que por ortodoxo se vendía
Fraterniza después con los herejes;
Y no extrañes si haciendo granjería
De su alta investidura ciertos pejes,
De una en otra central secretaría  270
Saltan, quitando el pan en dulces ocios
A los pobres agentes de negocios.


XXXV

   Por tu bobada sólo y tu indolencia,
Electo siempre y siempre Desiderio,
Alguno hasta encontrar su conveniencia  275
Mueve todas las cuerdas del salterio
Para ser, con conciencia o sin conciencia,
Ministerial de todo ministerio,
Y así pudiera estar empadronado:
Don Tal de Tal, de oficio, diputado.  280
—401→


XXXVI

   Por ti, si huele a muerto el Gabinete
A quien de su misión debe la ganga,
Cogiendo la ocasión por el copete
Algún padre conscripto de ancha manga.
Vuelve en un santiamén el cubilete  285
Y a otra parte se va con la charanga;
¡Y premian su perfidia, santo cielo,
Nombrándole intendente o covachuelo!


XXXVII

   ¿Se impone sin piedad la nota fea
De perjuro y felón en el presente  290
Siglo a quien de esa suerte pastelea?
No; que ya una política indulgente
Bulas de absolución no regatea,
Y siempre queda el cómodo expediente
De decir: «En mi cambio no hay desdoro.  295
Me convenció el ministro. ¡Pico de oro!»


XXXVIII

   Si de soberbia y de ambición el humo
No se condensa en tu caliente cholla;
Si no sabes hacer largo consumo
De hinchadas frases con audaz bambolla,  300
Resígnate a ser cero, o a lo sumo
Ciudadano vulgar de misa y olla.
No ya para ser cónsul de provecho
Se busca a Cincinato en el barbecho.


XXXIX

   Y pues ya dejo dicho lo bastante  305
Para probar con métrica eficacia
Que donde quiera un cínico farsante
Suplanta a la verdad con la falacia,
Y también en política es constante
Lo de audacia y audacia y siempre audacia.  310
Quede así consignado, hagamos punto,
Fumemos un cigarro y a otro asunto.