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ArribaAbajoMadrigales




ArribaAbajoA B.


   Relámpago es el genio; a su destello,
lo triste causa horror, lo bello es bello;
cuando luce ante el sol, el día alegra,
la noche ante su luz se hace más negra.-
   Esto tu madre te contaba un día,
y al contártelo, así, decir quería
que, si en un alma, cual la tuya, encanta,
en un mal corazón el genio espanta.




ArribaAbajoA N.


   Me asomé cierto día,
y apenas me asomé, Natalia mía,
vi atmósferas más anchas y más bellas
que esos campos cerrados por estrellas;
caos de irresistible devaneo,
de miedo, de inocencia y de deseo,
donde el término a ver jamás se alcanza
de la dicha el placer y la esperanza.
   Abismo que me atrae fascinado,
como atrae la muerte a un desgraciado,
allí mi alma aspiró, de encanto llena,
un néctar delicioso que envenena;
y allá dentro miré tímidamente,
como mira el que tiene el sol enfrente
mil sombras, que dejaron por despojos
almas que en lo hondo asesinó tu encanto...
   ¿Qué adónde me asomé para ver tanto?
Me asomé... a las ventanas de tus ojos.




ArribaAbajoA M. L.


   Cantar quise tus ojos, Luisa mía,
mas fue gentil quimera:
¿cómo su lumbre retratar podría,
si de esos ojos, que cantar quisiera,
nadie el color ha visto todavía?




ArribaAbajoA M. B.


   Tanta virtud tu corazón inspira,
que piensa el vulgo de entusiasmo lleno,
que, al mirarlo tan bueno,
el mismo Dios que lo crió lo admira.




ArribaAbajoA L.


   No sé por qué alaban tanto
tu hermosura y gentileza,
pues yo, Luz, en tu belleza
veo tu menor encanto.
   Te juran por lo más santo
que tu hermosura enamora;
mi fe, que tanto te adora,
por lo más santo te jura
que aparte de la hermosura,
eres, Luz, encantadora.




ArribaAbajoA Natalia y a Gonzalo Segovia en sus bodas


   No vi más gentil doncella,
ni más apuesto doncel,
ni más envidiosas de ella,
ni más envidiosos de él.