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ArribaAbajoSeguidillas

Satisfaciendo a una Dama que preguntó a otra amiga suya qué concepto hacía de los inconstantes



ArribaAbajo   Que concepto me deben
los inconstantes
me pregunta, Dorinda,
y si he de hablarte
—288→
   lo que siento, te digo,  5
que el más infame.
Es de espíritus febles
   el ser variables,
porque un animo entero,
   siempre constante,  10
se le ve y manifiesta
   en todo trance.
El que a mudar de afectos
   se encuentra fácil,
es de todos los entes,  15
   por su carácter,
el más malo, más débil,
   y despreciable.
Porque la inconsecuencia
   y variedades,  20
en pasiones y afectos,
   Dorinda, nacen,
cuasi siempre de cortas
   capacidades.
Así que los volubles  25
   de voluntades,
poca cosa, Dorinda,
   fútil y frágil,
es preciso que sean,
   y aun botarates.  30
Pues inconsiderados
   es fuerza anden,
o en la elección que han hecho,
   o en la que hacen,
para que tan frecuente  35
   muden semblante.
—289→
Probado y demostrado
   queda que tales
mudanzas de aficiones,
   Dorinda, nacen,  40
siempre de malos fondos,
   o corto alcance.
Y por cualquiera de estos
   dos manantiales
que sus inconsecuencias  45
   y veleidades
nazcan y se originen,
   son semejantes
entes aborrecibles,
   y detestables.  50




ArribaAbajoRomance

A un amante que después de haberle costado mucho tiempo de solicitud el que una Dama admitiese sus obsequios, dejó repentinamente de continuar en ellos por un frívolo motivo



ArribaAbajo   Que mal te sientan, Lisardo,
después de haber tan rendido
solicitado favores
de un hermoso ceño esquivo,
   afectar ahora despegos,  5
indiferencia y desvíos,
porque no son conciliables
sumisión y señorío:
   y en tales inconsecuencias,
tanto, Lisardo, a sí mismo  10
—290→
se desaira un noble aliento,
tan fútil se hace y tan nimio,
   que en vez de hombres barbados,
a cualquiera buen juicio
anómalos semejantes  15
se le representan niños:
   por quienes con tanto chiste
y acierto siempre se dijo,
que su amor y sus quereres
era agua puesta en cestillos.  20
   ¿Pues quién si no estos pudiera
sin razón y sin motivo
ahogar en un instante
porfías y ansias de un siglo,
   como las que te han costado  25
y cuestan llegar al fino
extremo de amor y agrado
que a tu amada has merecido?
   Esto es perder en un punto
y un momento, inadvertidos,  30
todo lo que se trabaja
por tiempo y modo exquisito,
   y esto es lo que propiamente
se llama ser loco o nimios;
pues sólo en estos dos entes  35
han lugar tales caprichos.
   Y si es que acaso, Lisardo,
tienes tan extraño estilo
por afectar fortaleza
solo, y varoniles bríos,  40
   la proposición primera
vuelvo a repetir, y digo,
—291→
que sientan muy mal, y fuera
de tiempos, Lisardo mío,
   son ya esas afectaciones  45
de fuerte, habiendo rendido
con tantas muestras de débil
las armas al enemigo.
   Guarden, tú, y tus semejantes
ese esfuerzo y valentísimo,  50
para antes de sujetarse
al cruel yugo de Cupido:
   porque una vez a él sujetos,
y a su fiero carro uncidos,
cuanto contra él se hace  55
es flaqueza y desvarío,
   es arrogancia y demencia,
y es abusar atrevidos
de la bondad generosa,
del vencedor que es benigno:  60
   que el valor que es verdadero
es siempre muy comedido,
y observa aquella entereza
noble, que es su distintivo;
   tanto al triunfar glorioso,  65
como al mirarse vencido,
porque en uno y otro caso
su carácter es el mismo:
    pero nunca es insolente,
nunca es fiero ni ofensivo,  70
ni para romper las paces,
ni para guerrear invicto:
   al contrario del cobarde,
cuya flaqueza sin tino,
—292→
en baladronadas siempre  75
resuelve todos sus tiros:
   tanto antes que el combate
la suerte haya decidido,
como después de él, si acaso
es trofeo de su enemigo:  80
   porque con ellas pretende
o cree neciamente altivo,
borrar la ignominia que halla
en contemplarse vencido.
   Pero todas sus bravatas,  85
sus fieros y desafíos,
son debilidad, flaqueza
de ánimo, y puerilismo.
   Porque tal inconsecuencia,
tal estar consigo mismo  90
en contradicción continua
de los hechos con los dichos,
   es muy impropio y ajena
del hombre adulto y cumplido,
y tolerable y pasable  95
sólo en mujeres o niños:
   que a las Damas solamente
por singular privativo
privilegio, a su decoro
justamente concedido,  100
   les corresponde y compete
en el rendimiento mismo,
guardar y observar ileso,
y entero siempre el dominio.
   Mas los hombres, si no quieren  105
hacerse ya unos Don Lindos,
—293→
con mofa, risa. y escarnio
de todo intelecto fino,
   en las amorosas guerras
del tierno amante Cupido,  110
la misma victoria y triunfo
los ha de hacer más rendidos
   más atentos y corteses,
más urbanos y expresivos,
y con nuevos rendimientos  115
de nuevas victorias dignos.
   Y si es que acaso, Lisardo,
tu mudanza y nuevo estilo
nace de ser, con infamia
tuya, desagradecido,  120
   y que del vulgo de amantes
compones el infinito
número, tan despreciable
y execrable, como inicuo:
   los cuales basta que lleguen  125
a verse favorecidos,
para mostrar al instante
que de serlo son indignos:
   nada sobre una dolencia
tan vergonzosa te digo,  130
tan impropia y tan ajena
de todo noble principio,
   para que de él la ignominia
conozcas, y lo abatido,
sino que en iguales lances  135
lo mismo hace cualquier pillo,
   cualquier necio pisaverde,
cualquiera que sin principios
—294→
nobles y honrados se cría,
y en conclusión todo indigno.  140




ArribaAbajoEndechas

Respondiendo a una Dama que hizo la pregunta que en ellas se expresa



ArribaAbajo   Me preguntas Isbella,
que es lo que más se siente
en una mal pagada
fe, de un amante aleve;
   y aunque de estos pesares  5
sé poco por el temple
que me dieron benignos
los influjos celestes,
   con el que feliz logro
evitar cuerdamente,  10
de tales sentimientos
los síntomas crueles,
   te diré sin embargo
que lo que me parece,
será lo más sensible  15
a quien pensar supiere:
   es mirar al amante,
o contemplarle y verle,
sin aquellas virtudes
y prendas eminentes,  20
   que por hecho tan feo
dice que ya no tiene,
y que apreciado antes
le hicieron felizmente:
   esta perdida, Isbella,  25
—295→
será pues, la que siente
hacer un pecho noble
que alienta como debe;
   y no la del amante
o amador solamente,  30
que de la virtud bella
y su atracción carece;
   porque aquéllos, sin ésta,
la que los ama, puede
decir que necia y loca  35
cuerpos sin alma quiere:
   así que, Isbella noble,
te digo ingenuamente,
que lo que creo que en tales
casos aflige y duele,  40
   no es la pérdida sólo
del amador aleve,
que siendo tal, se gana
muchísimo en perderle:
   sino la total falta  45
de objetos, que procede
de la de las virtudes
que el amor alimenten;
   porque faltando éstas
que es su móvil, sucede  50
lo que a aquel, que lo que ama
se le ausenta, o se muere:
   que sin consuelo se halla
porque desaparece
de su vista el objeto  55
que amaba tiernamente,
   y sin pábulo digno
—296→
se encuentra en que se cebe,
la llama en que su pecho
ardía heroicamente,  60
   o lo que a aquel que en sueños
que goza le parece
de algún gran bien y se halla
contento mientras duerme.
   Mas luego en despertando,  65
que ve que nada tiene,
de lo que había creído
poseer tan alegre;
   en pesar y tristeza
su gozo se convierte,  70
y el sentimiento y pena
a su gusto suceden:
   bien que del tiempo el curso
Isbella, como suele,
rápido o tardo cura  75
siempre esos accidentes;
   porque como la humana
criatura es un ente,
que para amar al sumo
bien, se quiso naciese,  80
   tanto, a esta pasión noble,
por su genio propende,
que si a aquel no dirige
sus fuegos sabiamente,
   con las puertas bien presto  85
abiertas y patentes,
del corazón incauto
se hallará infelizmente,
   para que entrar por ellas
—297→
pueda aquel que aparente,  90
o tenga las virtudes
que amado hacerle pueden:
   y así el amador falso
que por su inconsecuente
proceder, da motivo  95
a tales incidentes,
   no tiene porque darse
ufano parabienes
de su hazaña infelice,
pues persuadirse puede,  100
   que con su mismo agravio
las armas da al que hiere,
para que de sus necias
veleidades se vengue:
   por todo lo que, Isbella,  105
te digo francamente,
que a tales amadores,
de tales procederes,
   y al amor que hayas visto
les han tenido o tienen,  110
si dan con quien discurso
y raciocinio hubiere,
   con quien discernir sepa,
y de razón se precie
luego que así los veas  115
puedes cantar un réquiem.



  —298→  

ArribaAbajoEndechas

Dedicadas a una Monja Profesa, que solicitaba la dispensación de sus votos para casarse con el pretexto de haber sido forzada para tomar el velo



ArribaAbajo   Zagala, hermosa y bella,
del coro noble y sacro,
que con el del Impíreo
melodía alternando,
   al de los Serafines  5
y Cherubs abrasados
en el amor divino
compite sacro y santo:
   cordera venturosa
del dichoso rebaño  10
de aquel Pastor Divino,
de aquel Pastor Sagrado,
   que la ovejuela enferma,
ejemplo de amor dando,
en sus divinos hombros,  15
y en sus sagrados brazos;
   por librarla de muerte
y aliviarla el cansancio,
lleva tierno y amante
hasta ponerla en salvo.  20
   Y saliendo valiente,
del lobo hambriento al paso,
despreciando peligros,
penas atropellando,
—299→
   su misma vida (¡ay cielos!)  25
¡qué admiración! ¡qué pasmo
pone fino en defensa
de su redil amado!
   ¿Qué aprehensión? ¿qué desdicha?
¿qué locura? ¿qué engaño?  30
¿qué necia fantasía?
¿qué ansia?¿qué error? ¿qué encanto
   te fuerza a que te apartes,
tan fiel Pastor dejando,
de aprisco tan seguro,  35
de tan constante amparo?
   ¿Has mirado, Zagala,
has visto, has contemplado
los bienes que renuncias,
los indecibles lauros;  40
   la gloria, la corona,
los contentos y aplausos
que dejas, por los viles,
engañosos y amargos,
   que en este valle triste,  45
fiera mansión del llanto,
y estancia de la pena
se encuentran? ¿y engañado,
   sin saber lo que quiere,
el mal por bien tomando,  50
y la pena por gloria,
busca tu pecho incauto?
   ¿Sabes que en esta tierra,
en este airado campo,
cubierto de malezas,  55
de simas y barrancos;
—300→
   de arpías a todas horas
combatido y cercado,
no hay camino sin riesgo,
no hay sin peligro paso?  60
   ¿Qué comparación tiene
el sosiego, el descanso,
la quietud, el reposo,
el gusto, los regalos,
   con que el esposo amante,  65
de las almas amado,
colma incesantemente
esos coros sagrados?
   Con el mar proceloso,
tempestuoso, alterado,  70
en que míseramente
los que en él navegamos,
   con el Bajel a pique,
y la muerte esperando
en cada cruel ola  75
que el viento mueve airado,
   en continuas tormentas,
sin cesar zozobrando,
a cualquiera borrasca
míseros naufragamos;  80
   y fuéramos sin duda
infeliz triste pasto
de las focas crueles,
si para libertarnos,
   sosegando las aguas,  85
y los vientos calmando,
con su poder y auxilio
benigno amartelado,
—301→
   como otra vez a Pedro,
en el mar fluctuando,  90
el Divino Piloto
no nos diera la mano.
   ¿Piensas hallar contentos
y delicias, dejando
a tan amante Esposo,  95
las ansias olvidando,
   las penas, los tormentos,
oprobrios y trabajos,
que por ti, y por hacerte
venturosa ha pasado?  100
   Y las continuadas
finezas y conatos
con que siempre procura,
(tu gracia aventajando),
   hacerte más hermosa,  105
y que lo seas tanto,
que elevarte merezcas
a sus solios Sagrados.
   ¡Qué mal, y qué engañada,
Zagala, lo has pensado!  110
y más si te persuades,
si es que has creído acaso,
   que el mayor, el más grande
de los tristes halagos
del mundo, compararse  115
pueda jamás en algo,
   con los que en el Impíreo,
en sus sacros Palacios
tiene comprometidos
el Esposo Sagrado,  120
—302→
   a los que en sus obsequios
fieles perseverando,
a pura fe y constancia
sean dignos de tal lauro.
   De eso te desengañe,  125
si es que así lo has pensado,
lo que de los placeres
y contentos humanos,
   de su liviano gozo,
de su falacia, engaño  130
y vanidad, nos dice
el mayor de los Sabios.
   Rita te abra los ojos
con los suyos, milagro
de honestidad paciencia,  135
de obediencia y recato:
   quien queriendo dar gusto
a sus padres amados,
que deseaban darla
de casada el estado;  140
   contra lo que en su pecho
desde sus tiernos años
tenía prometido
a su Esposo Sagrado,
   que era emplear su vida,  145
su alma y su cuerpo intacto,
sentidos y potencias
encerrada en un claustro;
   por obediencia sólo
la cerviz sujetando,  150
como cordera al yugo
del matrimonio santo;
—303→
   como ya estaba hecha
a gustar de más altos
y seguros contentos,  155
no halló en los de su estado;
    sino penas, disgustos,
sinsabores, amargos
acíbares e hieles,
que el alma atormentando,  160
   la dieron solamente
los motivos doblados
de hacer más sacrificios
a su esposo adorado:
   hasta que condolido  165
su amado en fin de tanto
padecer por amarle
de su piedad usando,
   la otorgó lo que siempre
había fina anhelado,  170
entrándola por medio
del triunvirato santo.
   Nicolás, Agustino,
y el Precursor cristiano,
a pesar de imposibles,  175
en los claustros sagrados:
   en donde fue y ha sido,
y será siempre el pasmo
del amor, y de esposas
de Jesús, fiel dechado:  180
   la Seráfica Madre
Teresa, en aquel rapto
que su divino Esposo,
que su Jesús amado,
—304→
   la otorgó amante en premio  185
de aquel incendio raro
en que su pecho ardía
en su amor abrasado;
   transportando su alma,
su espíritu llevando  190
a la mansión excelsa,
a los regios Palacios,
   de aquel Rey de los Reyes,
de aquel gran Soberano,
de aquel Señor inmenso  195
Altísimo, increado;
   para que conociera,
para que viera algo
de los muchos contentos,
delicias y regalos,  200
   que a su amor, sus virtudes,
a sus servicios gratos,
y a su perseverancia,
le estaban preparados;
   cuando volvió dichosa  205
del misterioso rapto,
de lo que allí había visto
su espíritu pasmado:
   todo cuanto notaba
y miraba aquí abajo,  210
las piedras más preciosas,
lo hermoso y estimado,
   la tersa plata, el oro
más fino y acendrado,
las regias vestiduras,  215
los soberbios ornatos,
—305→
   los contentos, fortunas
y gustos, comparados
a los inexplicables,
inefables y altos,  220
   que en aquel sacro solio
había contemplado,
le parecía todo
miseria, cieno y asco.
   Dígalo con Teresa,  225
con su amor inflamado,
el Sacro coro todo
de los Héroes Sagrados,
   que en la feliz, celeste
Jerusalén, gozando  230
las eternas delicias,
los premios y descansos
   que a la virtud heroica
tiene el Juez Soberano,
y a los perseverantes  235
en ella destinados,
   sin cesar sus contentos,
sus gozos, sus aplausos,
están con alabanzas
al hacedor cantando.  240
   Dígalo sobre todos
el Santo de los Santos,
de las fieles esposas,
Esposo sacrosanto,
   en su fiel infalible  245
palabra asegurando,
que en medio de las penas,
aflicciones, trabajos,
—306→
   persecución, injurias,
si por él las pasamos,  250
por su amor, por servirle
en el mayor quebranto,
   en las penas más duras,
los trances más amargos,
sus fieles servidores  255
no sentirán el daño:
   y que sus escogidos,
sus amantes y amados,
en los fieros tormentos,
en los crueles estragos,  260
   si la fe no les falta,
haciendo risa el llanto
estarán de contentos,
y delicias colmados.
   Juan el Evangelista,  265
el discípulo amado,
entre otros infinitos,
si fueran necesarios,
   lo confirme en la Tina
donde hierve cantando  270
los himnos y alabanzas
al Maestro sagrado:
   los Mártires dichosos,
heroicos holocaustos
de su amor, lo publiquen  275
entre hierros y garfios,
   cadenas y prisiones,
crueldades y tiranos,
hogueras y cuchillos,
de delicias gozando:  280
—307→
   tu esposo, Filotea,
es hermoso, es bizarro,
es noble, es rico, es cuerdo,
es poderoso, es sabio:
   es constante, seguro,  285
valiente y esforzado;
pues para defenderte
del monstruoso contrario,
   que atada por la culpa
te tenía en un peñasco,  290
condenada a ser triste,
de la fiera cruel, pasto,
   bajando presuroso
en el pegaso alado
de su amor y deseo,  295
Perseo divino y sacro.
   Dando muerte a la fiera
que le había usurpado
la Andrómeda preciosa
de tu alma gallardo,  300
   por la que mucho tiempo
había que con tanto
amor y fino anhelo
andaba suspirando.
   Felices Desposorios  305
en el Madero Santo,
por hacerte dichosa
contigo ha celebrado.
   Es joven siempre, es dueño
de cuanto ofrece el campo,  310
de cuanto da la tierra,
las fuentes y los prados,
—308→
   del cielo, del infierno,
del impíreo, los astros
del oro, de la plata,  315
y es fino enamorado:
   es el Señor supremo
de todo lo criado,
a quien se rinde y postra
aun lo más soberano.  320
   Quien dispone de cetros,
coronas y cayados,
de púrpuras pellicos,
de dominios y estados:
   quien millares de mundos,  325
si quisiera, a su agrado
pudiera en un instante
reproducir ufanos,
   con sólo un querer suyo,
con un solo mandato,  330
con un hágase sólo
de sus Divinos labios.
   Quien, si por tu desdicha,
a tu deber faltando,
cayeres como frágil  335
en algún triste caso,
   en vez de vengativo
ir luego a castigarlo,
de tu misma miseria
dolido y lastimado,  340
   para que salir puedas
del pantanoso paso,
en que inconsiderada
te has puesto y atascado;
—309→
   y que te restituyas  345
a aquel feliz estado,
en que su amor te puso
a costa de tan arduo,
   de tan imponderable,
de tan terrible amargo  350
padecer, amoroso
te alargará los brazos:
   con estas perfecciones,
con méritos tan altos,
¿con quién piensas cambiarte?  355
¿por quién quieres trocarlo?
   ¿Sabes por quien le deja
tu necio y ciego engaño,
por quien todo es miseria,
pobreza, tierra, barro,  360
   inconstancia, locura,
inconsecuencia, enfado,
veleidad, ignorancia,
soberbia desacato;
   falacia, alevosía,  365
perversidad, engaño,
mentiras, asechanzas,
traición y doble trato?
   Por quien mañana fiero,
desconocido, ingrato,  370
en pago de los gustos
que en gozarte ha logrado;
   de tu fineza, esmeros,
y tu caricia en pago;
de tu amor y terneza,  375
de tu anhelo y cuidado,
—310→
   A la menor ofensa,
al más ligero agravio
que los celos le finjan
furibundos e insanos,  380
   a una leve sospecha
de ofendido, vengarlo
a costa de tu fama
y vida quiera airado:
   como si él, Filotea,  385
fuese impecable acaso,
y en lo mismo no fuera
quizá más que tú, flaco:
   pretendiendo atrevido,
necio, ignorante, avaro,  390
con injusto juicio,
inicuo y temerario,
   que el sexo que más débil
él mismo ha declarado,
el que más frágil llama,  395
el que apellida vario
   tenga más fortaleza,
resista a los asaltos
a que él se rinde torpe,
de miseria abrumado;  400
   con harta más infamia,
más ignominia, y harto
más vilipendio, puesto
que el fuerte es decantado.
   Deja, hermosa Zagala,  405
pensamientos tan vanos;
de tu ser tan ajenos,
a tu bien tan contrarios,
—311→
   y a las felicidades
opuestos, y descanso  410
eterno, que desea
darte el que te ha criado:
   que sólo por hacerte
dichosa, te ha sacado
de la nada, y te ha hecho  415
de él un vivo retrato,
   para que un día puedas,
a la sombra, al amparo
de sus merecimientos,
de su amor extremado,  420
   gozar las altas dichas,
los contentos colmados,
los gozos y deleites
inefables y altos:
   que ofrecido a sus fieles  425
amadores y amados
tiene quien engañarse
no puede, ni engañarnos:
   huye de los del mundo
los mentidos halagos,  430
las falsas apariencias
de contento y regalo;
   mira que todo es burla,
juego, mentira, engaño,
y brindar el veneno  435
en los vasos dorados:
   evita de los hombres
el dominio tirano,
con que de lo debido
los límites pasando,  440
—312→
   avasallar pretenden
a la que el cielo santo,
por noble compañera,
no por esclava ha dado:
   advierte que son muchas  445
las que gimen debajo
de las inicuas leyes
del hombre y de su mando:
   y las que por librarse
de su yugo pesado  450
están continuamente
ansiando y suspirando.
   Son más que las que en esos
preciosos relicarios
se dicen disgustados,  455
por no saber acaso,
   por no reflejar cuerdas,
sus dichas ignorando,
lo que en lo acervo y duro
se sufre de sus lazos:  460
   no quieras ser de aquéllos
por quienes lastimado,
viéndolos sensuales
gustos tan entregados,
   por los caducos bienes  465
los eternos dejando,
tan lamentosamente
dice tu Esposo amado,
   infelices y tristes
los que por un puñado  470
de días en un gozo
falso y falaz pasados,
—313→
   eternidad de penas,
eternidad de daños,
y eternidad de males  475
esperan luego en cambio.
   A padecer te animen
esos pocos trabajos,
que ofrecérsete puedan
en tu feliz estado:  480
   lo que aquel Santo Padre,
de Alcántara milagro,
y de la penitencia
admiración y espanto,
   dijo a la gran Teresa,  485
su espíritu volando
por la región etérea
al eterno descanso;
    del Padre de familias
al dichoso regazo,  490
sus gozos, alegrías,
y glorias contemplando;
   y viendo los contentos
que le estaban guardados,
gozoso, a grandes voces  495
por el aire declamando,
   ¡Dichosa penitencia!
¡oh felices trabajos,
los que tantas delicias,
me han adquirido en pago!  500
   Y perdona, Zagala,
si me he excedido acaso,
y en lo que tú no ignoras
he hablado demasiado,
—314→
   que un fraternal sincero  505
afecto lo ha causado,
con el que ansiosa anhelo
que todos conozcamos,
   que sólo Dios es grande,
es justo, es bueno, es sabio,  510
es generoso, es digno
de ser fielmente amado.
   ¡Oh! y su amor nos haga
un día ciudadanos
de la ciudad dichosa  515
de aquel gran Santuario,
   y en ella, de las crueles
fatigas descansando,
con que incesantemente
en la tierra luchamos,  520
   las sumas perfecciones
mirando y contemplando,
de aquel Piélago inmenso
de virtudes, podamos,
   uniendo nuestros himnos  525
y felices aplausos,
al de las jerarquías
y bienaventurados,
   entonar amorosos
aquel Tu solus Sanctus, &c.  530



  —315→  

ArribaAbajoRomance

A los avarientos, reprehendiendo la codicia excesiva de bienes temporales, y la necedad de los que aguardan a la hora de la muerte para hacer bien al prójimo; y aunque abunden en caudales, y tengan intención de hacer de ellos obras pías, no quieren se pongan en ejecución hasta después de su fallecimiento



ArribaAbajo   Necio, ¿para quién adquieres?
¿Para qué, loco, atesoras,
si en llegándote la muerte
hasta lo inútil te sobra?
   Acaudala pira el Cielo,  5
en donde eternos se logran
los bienes, y se disfrutan
sin cuidado y sin zozobra:
   y no en la mísera tierra,
en esta mansión tan corta,  10
donde ha de acabar con todo
el tiempo, por ley forzosa,
   donde el herrumbre lo gasta,
donde los ladrones roban,
donde el tirano lo usurpa,  15
y lo pudre la carcoma:
   y cuando lograr pudieras
poner al abrigo todas
tus riquezas, de esos riesgos
y contingencias notorias,  20
—316→
   ¿de qué aprovecharte pueden,
si para ir a la dichosa
región, y andar su camino,
más que te sirven, te estorban?
   Pues mejor y más apriesa  25
por esta tierra fragosa
andará el que va ligero,
que el que se carga de ropa:
   y el cargarse, ¿de qué puede
servirnos, si al fin de toda  30
la inevitable cruel muerte
a lo mejor nos despoja?
   Acuérdate de aquel grande
cosechero, que la historia
Sagrada, para enseñarnos,  35
nos refiere misteriosa,
   que aunque con anchos graneros
y cámaras espaciosas,
para coger sus cosechas
abundantes y copiosas;  40
   haciéndosele aun pequeños
aquéllos, y éstas angostas
para la que aquel verano
esperaba portentosa,
   a dar las disposiciones  45
empezó un día, y la forma,
para que se los ensanchen
y alarguen a toda costa:
   a dar de que en ellos pueda
caber, no sólo la copia  50
de frutos que se promete,
más también su ansia ambiciosa;
—317→
   la interminable codicia
con que necia unas sobre otras
su insaciable sed del oro  55
las riquezas amontona,
   sin saber a qué, ni menos
por qué; pues si le interrogan
sobre la duración breve
de la vida, no lo ignora:  60
   y lo poco que ésta exige,
si lo superfluo no abona,
para poder sostenerse,
lo ve, lo palpa, y lo toca:
   pero aquella misma noche  65
del día que tan gozosas
cuentas se hacía de lo mucho
que había de lograr y logra;
   cortando el hilo delgado
la inexorable hiladora  70
de su vida, y sus ideas
con ella, vanas y locas;
   a que vea el desengaño,
la justicia vengadora,
y a que abra allí, en fin, los ojos,  75
le envía a las eternas sombras:
   a donde de sus riquezas
vanas, y de aquella pompa
necia, de tanto tesoro
y abundancia perniciosa,  80
   no llevó si no la dura,
la fiera y cruel memoria
de lo inútil que habían sido
para él, y lo infructuosas.
—318→
   Sabe, pues, ser rico haciendo  85
mientras peregrinas, obras
de piedad, en esta vida,
de amor, de misericordia:
   no sea, que por no hacerlo
así, te haga tu ansia tonta,  90
rico temporal en esta,
y pobre eterno en la otra:
   pon los ojos y la mira
en la triste y espantosa
suerte del rico avariento,  95
en su lamentable historia:
   que por no haber inhumano
querido dar, de las sobras
de su mesa, unas migajas
al que le pedía unas pocas;  100
   se vio después de esta vida,
en aquella en que las cosas
se igualan, y en que a cada uno
lo que merece le otorgan:
   en un lago de miserias,  105
en una playa horrorosa
de tormentos y fatigas,
de ansias y fieras congojas:
   desde donde viendo el triste
al mismo que en las pomposas  110
abundancias de su mesa
negó duro hasta las sobras,
   de satisfacción colmado,
lleno de gozo y de gloria,
entre sabrosos manjares  115
y bebidas deliciosas;
—319→
   ardiendo él en sed, forzado
de esta, y la hambre que le acosa,
del bien, en que ve que abunda,
le clama por una gota.  120
   Mas en vano, pues ya dada
la sentencia rigurosa
una vez por el juez recto,
nunca jamás se revoca.
   Haga, pues, mientras que vive,  125
el que puede, las limosnas,
las obras pías, los hospicios,
las fundaciones piadosas,
   socorra viudas, ampare
huérfanos, cuyas personas,  130
la providencia divina
le encomienda cuidadosa.
   Auxilie doncellas pobres
para que puedan gozosas
tomar estado; al mancebo  135
bueno, ayude; dote Monjas:
   y no a que su muerte llegue
aguarde para que obras
tan grandes, tan aceptadas,
tan plausibles, tan heroicas,  140
   tan dignas de eterna vida,
tan justas, tan meritorias
se hagan; que la fuerza entonces
las hace muy sospechosas.
   Pues si todo ha de dejarlo  145
por fuerza, y ninguna cosa
de cuantas en esta vida
posee, llevar puede a la otra,
—320→
   ¿qué gracia tendrá dejarlo,
en esta o aquella forma,  150
si por fin ha de dejarlas
de cualquier manera todas?
   Y como dicen los Santos,
¿de dónde, en aquella hora,
al que duro con el pobre  155
ha sido en su vida toda,
   le viene tan de repente
caridad tan fervorosa,
devoción tanta y cumplida,
compasión tan nueva y pronta?  160
   ¿De dónde? de un mal principio,
como su codicia boba,
pues ya que llevar no puede
consigo lo que atesora,
   (que, si llevarlo pudiera,  165
seguro estaba que cosa
ninguna le consintiera
soltar su ambición furiosa),
    dejar en el mundo quiere
hipócrita la engañosa  170
opinión de sí, que ha amado
la virtud, que más le enoja.
   Con que viene a estribar todo
cuanto hace entonces, en loca
vanidad, en injusticia,  175
y en iniquidad odiosa.
   Goce, pues, el que es discreto,
del gusto, de la sabrosa
dilección de ver en vida
hechas sus obras piadosas,  180
—321→
   su establecimiento pío,
su manda y pía memoria,
los Colegios, Hospitales,
el Templo y Aras devotas,
   y en contemplar se deleite  185
lo excelentes, lo gloriosas
de obras tan grandes, y en gozos
el debido fruto coja:
   (que la noble complacencia
y satisfacción gozosa  190
que dimana y se origina
del bien obrar no es viciosa):
   viendo refugiado al pobre,
la honesta doncella, a honra
del Señor, en el estado  195
en que le sirva dichosa:
   socorrida y amparada
la desamparada y sola
viuda, el huérfano pobre,
quieto y seguro a su sombra;  200
   que para los corazones
grandes, y almas generosas,
ofrecérseles no puede
expectación más gustosa:
   y no a otro ninguno fíe  205
el cumplimiento de cosas
tan dignas, ni ceda a nadie
de ellas el lauro y la gloria.
   Firmemente persuadido
y cierto, que en ninguna otra  210
más que en esa, se asemeja
al que le crió y adora:
—322→
   pues el redimir de males,
el remediar las penosas
miserias de los humanos,  215
su desventura y congojas;
   y con benignos influjos,
como esa brillante antorcha
del Sol, dar la vida a todo,
de un Dios sólo es virtud propia:  220
   que el aguardar a la muerte
para que sean provechosas
al prójimo nuestra hacienda,
nuestras riquezas y sobras,
   es ser parecido al cerdo,  225
cuya inmunda y asquerosa
especie, hasta que le matan,
no es útil, ni de él se goza.
   Y por eso con su muerte
toda la casa alboroza  230
donde se ejecuta, y sólo
para ese efecto le engordan.
   Mira, pues, la diferencia
que hay de una manera a otra
de proceder y advertida  235
tu discreción de ella escoja:
   pues si aguardas a la muerte
para que la trabajosa
vida del pobre se alivie,
y su urgencia se socorra,  240
   a los pobres de tu tiempo
vendrá a ser dura y gravosa
tu vida, mientras tu muerte
será al de otros oficiosa.
—323→
   Y podrá por ti decirse,  245
sin injusticia, y sin nota,
feliz la edad que te pierde,
e infeliz la que te logra.




ArribaAbajoVillancicos

Que se encargaron a la Aurora para cantarlos la noche buena de Navidad &c




VOZ

ArribaAbajo   Venid, pastores, venid,
veréis el mayor prodigio
que se ha visto en las edades,
ni verán jamás los siglos.
   Venid, veréis un Dios hombre,  5
y un hombre Dios, que aunque niño,
es grande, y de grande, inmenso,
hacerse niño ha querido.
   Venid a ver una Madre
Virgen, del más puro y limpio  10
claustro, que sin daño alguno
de su limpieza, ha parido.
   Venid a ver la riqueza,
la abundancia, el poderío,
y la preciosidad misma  15
metida en un portalito.
   Al Señor del mundo todo
en traje de pobrecito,
y en las pajas y en el heno,
abrigado el fuego mismo.  20
   Venid a ver lo inefable,
lo incomprehensible, infinito,
—324→
y lo inmensurable, a un corto
breve espacio reducido.
   Y de la filosofía  25
humana, vanos principios
deshaciendo, el continente
ser menor que el contenido.
   Venid Reyes, venid Reinas,
venid grandes, venid chicos,  30
que a todos generalmente
alumbra este sol Divino.
    Y de cerros, de cayados,
de púrpuras y pellicos,
ser quiere indistintamente  35
amado y reconocido.
   ¡Oh, qué portento! ¡oh, qué asombro!
¡oh, qué gracia! ¡oh, qué prodigio!
   Venid a pedir favores,
a recibir beneficios,  40
venid los pobres, los tristes,
los cansados y afligidos,
   los que padecéis trabajos,
hambre, sed y desabrigo;
pues a todos generoso  45
os tiene avisado y dicho,
   venid a mí los dolientes,
los flacos, los enfermizos,
los de las tribulaciones,
los penados y oprimidos:  50
   los de las desconfianzas,
sequedades, desvaríos,
los perplejos y dudosos,
los desalentados, tibios;
—325→
   que de todos soy remedio,  55
soy consuelo, soy alivio,
soy Médico y medicina,
soy amparo, soy asilo,
   soy refrigerio y descanso,
soy aliento, soy auxilio,  60
soy esperanza, soy vida,
soy salud, guía y camino.
 

GIL y PASCUALA.

 

PASCUALA

Gil despierta, ¿no escuchaste?

GIL

¡Ay Pascuala! ¿lo has oído?

PASCUALA

¿Qué nos dicen esas voces?  65

GIL

Escucha y habla quedito.

VOZ

    Venid Reyes, venid Reinas,
venid Grandes, venid chicos,
que a todos generalmente
alumbra este sol divino,  70
   y de cetros, de cayados,
de púrpuras y pellicos,
ser quiere indistintamente
amado y reconocido.
 

VOZ y ELLOS.

 
   ¡Oh, qué portento! ¡Oh, qué asombro!  75
¡oh, qué gracia! ¡oh, qué prodigio!

GIL

Vamos, pues, Pascuala.

PASCUALA

¿A dónde?

GIL

Donde dicen esos gritos.

PASCUALA

Si no nos dicen a dónde.  80

GIL

Ya nos lo dirán los mismos,
¡mas, ay Pascuala! ¿qué veo?
ya aquella luz nos lo ha dicho:
¿no ves, Pascuala, no miras
—326→
allí, hacia aquel portalito,  85
tantas luces, tanta gloria,
tanto aplauso, y regocijo?

PASCUALA

¡Ay Gil si lo veo! ¡qué asombro!
¡qué será aquello!

GIL

Ten brío;  90
que el que alumbrarnos pretende
no quiere nuestro peligro:
vamos hacia allí, Pascuala.

PASCUALA

Acerquémonos pasito.

LOS DOS

¡Ay qué gloria! ¡ay qué contento!  95
¡ay qué asombro! ¡ay qué prodigio!

PASCUALA

¡Ay Gil, mira que hermosura!
¡mira qué encanto! ¡qué hechizo!
¡qué dulzura! ¡qué armonía!
¡qué concierto! ¡qué sonido!  100
¡qué gala y qué gentileza!
¡qué de Señores rendidos!
¡qué de Ángeles postrados!
¡qué oro! ¡qué incienso20! ¡qué mirra!
¡qué Señora tan hermosa!  105
¡mira qué precioso niño!
¡qué anciano tan venerable!
¡mira qué Madre! ¡qué hijo!
míralo, Gil, que parece
que estás tonto, o aturdido.  110

GIL

¡Ay Pascuala, déjame,
que me pasma cuanto miro!
¡válgame el cielo! ¡qué trono
¡qué majestad! ¡qué dominio!
¡qué soberanía tan suma!  115
¡qué poder! ¡qué señorío!
—327→
¡y qué grandeza se encierra
en este breve recinto!
yo no sé lo que me pasa:

PASCUALA

¿Sabes, mi Gil, lo que digo?  120

GIL

¿Qué dices, Pascuala mía?

PASCUALA

¿Lo digo?...

GIL

Sí, dilo, dilo,

PASCUALA

Que éste sí que es Señor grande,
éste sí que es noble y rico;  125
y que todos los señores
que hasta ahora aquí habemos visto,
de este Grande de los Grandes
quieren ser un remedito.
¿Pero no sabrás decidme  130
a qué a este mundo ha venido
este niño tan hermoso,
y este grande Señorito?
GIL Sí, Pascuala, que en el pecho
me lo dicen con suspiros  135
unas interiores luces,
y unos secretos avisos,
que llenándome de susto,
de temor, y de rendidos
afectos, me están diciendo  140
que este asombro, este prodigio,
viene solamente al mundo...
(no sé si sabré decirlo)
viene solo... ¡ay de mí triste!

PASCUALA

¿A qué viene? acaba, dilo.  145

GIL

A que buena mujer seas.

PASCUALA

Y a que tu seas buen marido.

GIL

¡Ay Pascuala, qué bien dices!
—328→
¡Bien discurres: bien has dicho!
Que este benéfico influjo,  150
este Astro, este Sol Divino,
viene a mejorarlo todo,
a quitarle armas al vicio,
a que el bueno sea más bueno,
y a que el malo, con su auxilio,  155
pueda ser bueno, si quiere:
y que limpio entre los limpios
se cuente, si lavar sabe
sus manchas con aquel fino
licor que de las sagradas  160
venas de aquel bello Niño,
en raudales algún día...
(de pena, apenas decirlo
puedo) correrá (¡qué asombro!)
con un amor nunca visto:  165
a que el padre sea buen padre,
a que el hijo sea buen hijo,
la esposa sea fiel esposa,
y esposo amante el marido:
el Rey buen Rey, el vasallo  170
buen vasallo; y asimismo
a todos generalmente
en sus estados y oficios,
de la Jerusalén Santa
enseñarles el camino.  175
Que el pastor buen pastor sea,
y a su oveja en el aprisco
sepa tener y guardarla,
con celo prudente y vivo;
apartada de malezas,  180
—329→
tropiezos y basiliscos,
y libertarla animoso
del lobo astuto, y sus tiros:
amenazando su enojo
con rigores y castigos,  185
a los que obligación tanta
echaren en el olvido:
¡ay de mí, qué ovejas guardo!
¡ay de mí, qué ovejas guío!

PASCUALA

Déjate ahora de llantos,  190
déjate, Gil, de gemidos,
que en día de tal contento,
de tal gozo, y tan festivo,
no sientan bien los clamores,
y alégrate ya conmigo,  195
contemplando la belleza
de ese niño de los niños.
¡Mira qué cara, qué aspecto,
y qué ojos tan divinos!
¡mira que pecho, qué brazos,  200
qué manos, que piececitos!

GIL

¡Ay, Pascuala, no prosigas,
suspende al discurso el hilo,
que con lo que alegrar piensas,
más se aflige el pecho mío,  205
considerando, (¡qué pena!)
contemplando, (¡qué martirio!)
que esos pies, y que esas manos,
y ese cuerpo tan Divino,
por mí se ha de ver un día,  210
por mi rebeldía y delito,
afeado, maltratado,
—330→
injuriado, escarnecido;
de hombres necios hecho burla,
y en sagrado sacrificio  215
de pies y manos clavado
en dura cruz suspendido!

PASCUALA

¿Pues por qué, Gil, se han de hacer
con el tan crueles martirios?

GIL

Porque habiendo Dios al hombre  220
criado para el Impíreo,
y habiendo él por su flaqueza
o su malicia perdido
tanto bien; de su miseria
su inmenso amor condolido,  225
y deseando y queriendo
volverle a ver en el mismo
dichoso y feliz estado,
y aun en mejor paraíso
del que él, por su inobediencia,  230
perdió incauto, e inadvertido,
viendo que el hombre no puede
por su pobreza adquirirlo,
ni satisfacer tan grande
deuda, frágil y abatido.  235
Una víctima sagrada
se ha suscitado a sí mismo,
con la que completamente
los atributos distintos
pueda dejar satisfecho;  240
de justiciero y benigno:
pues habiendo sido sólo,
en aquel grave conflicto,
uno el que pecó por todos
—331→
y en quien todos delinquimos,  245
por ser él solo cabeza,
origen, tronco y principio
de todo el linaje humano,
y en quien todos resumidos
nos hallábamos, sea uno  250
solo, el que habiendo querido,
por una bondad inmensa,
amoroso y compasivo,
de nuestra deuda encargarse;
hallándose en él unidos  255
los dos opuestos extremos
de lo humano y lo divino,
con las dos naturalezas,
para eso revestido
de nuestra mísera carne  260
que fue la que delinquido
había; dando a lo humano
fuerza y valor lo divino,
con sus penas y su muerte
pudiese holocausto digno  265
ser, de Majestad tan suma;
paga de tanto delito,
y satisfacción cumplida
de tanto ser ofendido:
que por eso, al ver lo corto,  270
lo imperfecto y desvalido
de todas nuestras ofrendas,
para que desvanecidos
no creamos que podemos
solos por nosotros mismos  275
satisfacerle, nos tiene
—332→
muchas veces repetido:
No quiero vuestras ofrendas,
llenas de vileza y vicio:
no vuestras expiaciones  280
holocaustos desvalidos,
ni vuestros insuficientes
y débiles sacrificios;
no son los hombres capaces
de contentarme ofendido,  285
yo, una víctima completa
me suscitaré infinito,
capaz de satisfacerme
ella sola en sacrificio.

PASCUALA

Pues démosle, Gil, mil gracias  290
porque tanto bien nos hizo:
y siendo un Señor tan grande,
y nosotros tan chiquitos,
tan rico y tan poderoso,
compadecerse ha querido  295
de nuestra suma miseria,
y damos noble y benigno
con que pagarle podamos:
que a fe, mi Gil, que los ricos
de este mundo, no lo hacen  300
así; porque al pobrecito
que debajo a coger llegan,
desapiadados e impíos,
no cesan, para cobrarse,
hasta dejarle perdido:  305
y volviendo nuestra vista
toda hacia aquel portalito,
pues yo de mirar no me harto
—333→
esta Madre, y este Hijo:
¿has visto en toda tu vida  310
más gracioso y bello niño?
¿No ves que agrado que tiene?
¡Qué dulzura! ¡qué atractivo!
¡qué afabilidad! ¡qué gracia!
¡qué agasajo! ¡qué cariño!  315

GIL

Sí veo, mas también, Pascuala,
si lo que advierto te digo,
en el hermoso semblante
de ese tan precioso niño;
en medio de tantas gracias,  320
también, ¡ay de mí! diviso
de un Juez las severidades
entre caricias de niño:
y sé que tiene, Pascuala,
de antemano a todos dicho,  325
hay de aquellos, que de tantos
bienes como yo benigno
en mis obras y finezas
les franqueo y comunico;
desconocidos, e ingratos,  330
echándolas al olvido,
y no queriendo estimarlas
hagan de ellos desperdicio:

PASCUALA

Para eso está allí su Madre,
y aquel noble viejecito,  335
cuyas heroicas virtudes
tanto al Cielo han merecido,
que han logrado, que deprendas
tan grandes, de tan divinos
sujetos, guarda y custodio  340
—334→
haya dignamente sido:
de los cuales, si constantes,
y con el fervor debido,
humildemente imploramos
el amparo y patrocinio,  345
nos darán favor y ayuda
para que de este camino
lo fragoso, andar podamos,
salvando los precipicios:
y que aunque sea mal parados,  350
cansados, poco lucidos,
del fiero ladrón robados,
sin fuerzas cuasi y sin bríos,
al seguro y feliz puerto
lleguemos siquiera vivos:  355
que yo ahora también me acuerdo,
(mas que digas que deliro)
y siendo mujer me meto
en hablar loca y sin tino
en las cosas que no entiendo,  360
(pues el Señor Infinito
cuando le aplace y le agrada,
a quien quiere hace sabidos)
de haber oído muchas veces
a sus órganos Divinos,  365
a aquellos Santos varones
por su bondad escogidos
para enseñarnos y darnos
de sus decretos aviso,
que su divina palabra  370
nos tiene comprometido,
que la voluntad sencilla,
—335→
y el corazón fiel contrito,
nunca le desechará,
ni habitará con el impío:  375
y pues tan grandes consuelos,
tan colmados y excesivos,
esta divina palabra
nos dispensa, los gemidos
dejemos ya, y los lamentos,  380
los llantos y los suspiros,
y de una santa alegría
llevados, agradecidos
a tal cúmulo de gracias,
uniendo nuestros festivos  385
aplausos al de los nobles
pastores, que del ejido
van viniendo ya, llamados
de aquel celestial aviso
que a nosotros igualmente  390
nos ha aquí también traído,
y como al alba los dulces
y halagüeños pajarillos
saludan, ellos alegres
también a aquel Sol Divino,  395
que benéfico hoy al mundo,
a todos ha amanecido:
al contemplar tal portento,
al ver tan grande prodigio,
tanto bien, tantos favores,  400
tanta gracia y beneficio,
digamos todos con ellos,
bendito sea el que vino
en el nombre del Señor,
—336→
mil veces sea bendito,  405
bendita sea su Madre,
bendito el Padre y el hijo,
bendito con ellos sea
el Espíritu Divino,
bendito el que ab-eterno  410
era antes de haber nacido,
bendita su esencia sea,
bendito el que es uno y trino,
benditas sean las virtudes
de su padre presuntivo,  415
que al cielo tan singulares
mercedes ha merecido.
Y que todos consigamos
por su amparo y patrocinio,
bendecirlos y alabarlos,  420
como aquí los bendecimos,
en las moradas eternas
por los siglos de los siglos.

TODOS

Bendito sea el que vino, &c.

PASCUALA

Mas dime, Gil, ¿no le haremos  425
a este Niño tan bonito,
en demostración humilde
de nuestro afecto y cariño,
en medio de nuestra suma
pobreza, unos regalitos?  430
¿no le agradan los presentes?
¿no gusta de donativos?

GIL

Sí gusta, Pascuala, sí,
si le agradan, si de un fino
amor son originados,  435
y no de intereses nacidos:
—337→
mas los dones y regalos
que a este soberano Niño
le complacen, no es la plata,
el oro, ni los aliños  440
preciosos, que de estos todos
como hacedor primitivo
de ellos, es dueño absoluto,
con los que liberal quiso
regalarnos; aunque es justo  445
que como al mar van los ríos,
porque de él dimanan todos,
nosotros así, en debido
y fiel reconocimiento
de que de él todo lo hubimos,  450
de lo mucho que nos presta,
de tanto como él continuo
nos da y franquea, con algo
le tributemos rendidos:
pero lo que más le aplace  455
es el alma, el albedrío,
la voluntad, los afectos,
las potencias y sentidos;
de la pasión dominante
un voluntario y sumiso  460
sacrificio; que a esto solo
viene al mundo ese gran niño;
por ser el hombre, de todas
las criaturas, distinguido
de sus soberanas manos  465
por su noble y libre arbitrio,
y por eso necesario
que él concurra por sí mismo
—338→
también a su fin, si quiere
no malograrlo advertido:  470

PASCUALA

Pues ese, yo, por mi parte
muy gustosa se le rindo.

OTRO PASTOR

Yo y todo.

OTRO

También yo.

OTRO

Y yo.  475

PASCUALA

Mas con todo eso, Gil mío,
una ovejita quisiera
de mi redil más querido
traerle; y que fuese aquella
de todo el hato pulido  480
más sobresaliente y bella:
la de los ojos dormíos;
aquella que es tan hermosa,
tan blanca como el armiño,
que, como él, querrá dejarse  485
matar, antes que su limpio
vellón coja mancha alguna:
que ésta será, a lo que miro,
la más agradable ofrenda
y el más grato donativo  490
para un Señor tan amante
de lo terso y cristalino.

OTRO PASTOR

Y yo de mi hato pintado,
le he de traer un corderito
tan manso y tan obediente,  495
tan humilde y tan sencillo,
que en todos estos rediles
no le han de hallar más mansito.

OTRO PASTOR

Pues yo, para que le amanse,
—339→
otro traeré tan bravío,  500
que no le hay, ni puede haberle,
mas fiero en todo el ejido:
con quien no hay averiguarse,
con él estoy aborrío:
con su soberbia me tiene  505
todo el hato revolvido,

GIL

Pues, pastores, a esas fieras
traedlas aquí, que el Divino
sol, que allí miráis patente,
a lo más endurecido  510
deshacer y ablandar sabe;
convirtiendo en corderitos
los leones; y de mansos
corderos, cuando es preciso,
también sabe hacer leones,  515
que generosos con brío
sepan defender los casos
en sus decretos prescritos:
y pues ya por esta noche
lo que hay que ver habéis visto,  520
pues después de ésta, ninguna
maravilla ni prodigio
por grande y suma que sea
puede asombrar el oído
ni la vista; vamos todos  525
con los Ángeles unidos,
pues Ángeles y Pastores
coinciden en el oficio,
entonando el amoroso
canto, el dulce y tierno himno,  530
que llena los corazones
—340→
de amor, respeto, y de vivos
deseos de agradecerle
al Señor bien tan subido.
Y repitamos con ellos...  535

ÉL Y TODOS

Bendito sea el que vino
en el nombre del Señor;
mil veces sea bendito,
bendita sea su Madre,
bendito el Padre y el Hijo,  540
bendito con ellos sea
el Espíritu Divino:
bendito el que de ab-eterno
era antes de haber nacido,
bendita su esencia sea,  545
bendito el que es uno y trino,
benditas sean las virtudes
de su Padre presuntivo,
que al Cielo tan singulares
mercedes han merecido;  550
y que todos consigamos
por su intercesión, ¡oh amigos!
bendecirle y alabarle,
como aquí le bendecimos,
en las eternas moradas  555
por los siglos de los siglos.

REPETICIÓN

Bendito sea el que vino, &c.
 

Este himno se podrá repetir todo lo que se quiera.

 

  —341→  

NOTA

A la composición de estos Villancicos dio motivo el haberse suscitado en cierta parte la conversación sobre la trivialidad de conceptos que comúnmente se hallan en este género de composiciones, aun en aquellas hechas y dispuestas por buenos y excelentes ingenios; a cuyo propósito se citó lo que el erudito Feijoo dice en un discurso que tiene sobre este particular, en el que se lamenta de lo mismo; añadiendo este Reverendísimo que no lo extraña en parte por la razón, dice, de que a la verdad, ¿qué conceptos grandes se podían poner en boca de Gil y Pascuala, &c.? Y no habiéndole parecido a la que ha hecho éstos que el asunto era tan dificultoso, ni imposible de conciliar la humildad de las personas que han de hablar en ellos, con la elevación de ideas y pensamientos que deben incluir semejantes composiciones (siempre que se les dé a éstas el aire y fundamentos que deben tener para que sin impropiedad puedan expresarse), dispuso y compuso éstos, en los que haciendo hablar a Gil como un pastor bueno, iluminado interiormente de las luces divinas, e instruido suficientemente en los principios de su religión, instruye igualmente con ellas a su mujer Pascuala en las respuestas que da a las preguntas que ésta le hace sobre sus principales dogmas: el juicioso Lector dirá (leyéndolos con alguna reflexión ) si se ha desempeñado o no en ellos el intento; pues a quien los ha hecho sólo le toca y corresponde dar razón de los motivos que ha tenido para haberlos dispuesto en la forma que lleva expresada, como lo ejecuta esta nota, &c.



  —342→  

ArribaAbajoEndechas endecasílabas

Afectos del alma al amor Divino, y desengaño y reconocimiento de la fealdad del amor profano



ArribaAbajo   Divino Jesús mío
quien a conocer llega
lo que vuestro amor vale,
¿como hay otro ninguno que apetezca?
   ¿Qué finezas igualan  5
vuestras grandes finezas,
ni dónde hay en el mundo
ternura y voluntad como la vuestra?
   Por libertarme amante
de la justa sentencia,  10
que por mi grave culpa
fulminó contra mí la ley suprema,
   os miró amartelado
con una cruz a cuestas,
cargado de baldones,  15
de oprobios, de calumnias y de afrentas:
   llevando amante y tierno
por mí las duras penas,
que yo por mi delito
padecer y sufrir debería acerbas:  20
   tres veces el cruel peso
de mis graves ofensas,
en cruz simbolizadas,
os abatió hasta el suelo de flaqueza;
   por mí dejasteis fino  25
—343→
las moradas excelsas,
donde todo es contento,
felicidad, regalo, y gloria eterna.
   Y bajando amoroso
por mí a la árida tierra,  30
a padecer vinisteis
de este valle del llanto las miserias.
   Porque yo rica fuese,
y señora me viera
con vos vuestros Reinos,  35
y en vuestra preeminente mansión regia,
   sufrir os resolvisteis
la abatida pobreza,
y el odio y vilipendio
con que el mundo altanero la desprecia.  40
   Vos hermosa me hicisteis,
vos me criasteis bella,
porque del amor vuestro
amada tiernamente ser pudiera,
   y porque mi desdicha,  45
mi extremada miseria,
con manchas y lunares,
la beldad que me disteis, necia afea:
   vos, amante esmerado
de excesiva fineza,  50
porque dejar de amarme
vuestro amor por mis faltas nunca pueda,
    con vuestra Sacrosanta
sangre preciosa, llena
de virtudes, de gracia,  55
de dones, de eficacia y de excelencias:
   una agua tan divina
—344→
vuestra piedad inmensa
me ha dado y ha compuesto,
con que quitarlas y lavarme pueda;  60
   que con ella lavada,
como debo dispuesta,
me deja más hermosa,
más brillante mi tez, más limpia y tersa.
   Vos, no solo, no airado  65
prontamente la ofensa
que os hago necia y loca
vengáis como yo osada mereciera,
   sino que compasiva
vuestra suma clemencia  70
de mis debilidades,
mi ceguedad, mi engaño, y mi torpeza,
   me da lugar y tiempo,
con amante paciencia,
para que repararlas  75
con mi llanto y dolor, si quiero, pueda.
   Los amantes del mundo,
por más que amen y quieran,
de ingratitud colmados,
llenos de perversión, y de soberbia,  80
   a la que más estiman,
a aquella que más ciertas
finezas y conatos
su impuro amor, y detestable deba,
   no sólo como graves  85
las faltas más ligeras
les castigan, y a costa
de su honor y su fama fieros vengan,
   sino que muchas veces,
—345→
para que aquéllas puedan  90
disculpar su inconstancia,
con horrible maldad se las inventan.
   Vos disminuís las culpas,
compadecéis flaquezas,
y perdonáis errores,  95
siendo suma beldad, suma inocencia,
   y ellos siendo malicia,
siendo oprobio y vileza,
su propia enorme falta
desconocen, y abultan las ajenas:  100
   vos aumentáis las gracias,
vos añadís belleza,
y ellos y cual fieras brutas,
destruyen y aniquilan las que encuentran:
   vos sanáis al enfermo,  105
ellos lo sano infectan,
vos dais vida, ellos matan,
vos sois consolación, y ellos son pena:
   vos sois ricos, ellos pobres,
escasez y miseria;  110
vos la misma abundancia,
el poder, señorío y la opulencia:
   y ellos urgencia suma,
necesidad extrema,
mendiguez continuada,  115
poquedad, sujeción, y dependencia:
   vos al alma dichosa
que en serviros se esmera,
la colmáis de contentos,
de gozos, de alegría, y complacencias,  120
   y ellos con su profano
—346→
amor, todo torpezas,
a la que pensar sabe,
de fastidio y de horror la dejan llena:
   vos sois firme, invariable,  125
ellos voluble rueda,
veleidad y mudanza,
vos inmutable ser, deidad perpetua:
   ellos aliento breve,
caduquez, decadencia,  130
vos, sin principio, eterno,
constancia, duración, y permanencia:
   ellos bajeza suma,
vos la suma grandeza,
vos noble, ellos plebeyos,  135
vos Majestad, y celsitud inmensa,
   vos quietud y descanso,
vos la paz, ellos guerra,
vos suavidad, dulzura,
vos todo amenidad, ellos malezas:  140
   vos ventura colmada,
vos hartura completa,
felicidad continua,
finalmente, vos cielo, y ellos tierra.
   Con tan distantes puntos,  145
tan desiguales prendas,
¿cómo hay, ¡oh, Jesús mío!
dulce camino, guía y vida nuestra,
   quien a saber alcanza,
quien a conocer llega  150
lo que vuestro amor vale,
que otro ninguno necio y loco quiera?
   ¡Oh! iluminad piadoso
—347→
nuestra torpe ceguera,
para que conozcamos  155
la infalible verdad, la gran certeza,
   de que no hay en el mundo
ni habrá jamás fineza,
beneficios, favores,
ternura y voluntad como la vuestra.  160

NOTA

A la composición del Romance heroico endecasílabo que sigue, ha dado ocasión el vario modo de opinar que no ignoran los doctos e instruidos ha habido en el mundo sobre los varios puntos que en él se tocan, tanto por antiguos como por modernos; y el deseo plausible de que los jóvenes que quieran emprender la gloriosa carrera del saber, no se extravíen de ella por seguirlos ligera e inconsideradamente; si no que por medio del norte fijo que en el dicho se señala e indica, sepan y puedan ser sabios sólida y verdaderamente, y no superficiales, como lo son muchos.



  —348→