Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice


10

No todos tenían tantas ganas de volver a España. El redentor Jorge del Olivar estaba preocupado con «el riesgo de que apostatassen» (Tirso 2: 64), «Gastado, pues, todo el dinero, supo el riesgo en que estaban de apostatar diez y ocho muchachos fieles, edad poco segura entre deleytes y promesas moras» (Tirso 1: 256). «Hecha ya la compra [carísima, de cuatro cautivas catalanas], instigó el demonio y la torpeza a la vna de ellas, asta hacer que apostatasse, renegando, y se cassó con vno de sus solicitantes... [Pero] la propusso tales amenazas, la representó de parte de la justicia de Dios tales castigos, que asombrada la muger y anegándose en su llanto, pidió, postrándosse en el suelo, la sacasse de el piélago en que su incontinencia la engolfaba» (Tirso 1: 352). «Comenzó en ella [Túnez] a rescatar cristianos. Compadecíasse entrañablemente de tanto número de ciegos, como se precipitaban por los despeñaderos de Mahoma. No podía sufrir los desatinos y barbaridades que aquellos desdichados tenían por indubitables medios para gozar el paraísso» (Tirso 1: 297-98).

Sobre las conversiones de cristianos al Islam, véase Bartolomé y Lucile Bennassar; Bennassar; Rosenberg; y García Figueras. (N. del A.)



 

11

Canavaggio (100-01): «En relisant la longue scène de La Vie à Alger ou le soldat Saavedra persuade un de ses compagnons, tenté de devenir turc, qu'il ne doit pas renier, on souscrit volontiers à la fine remarque d'un critique qui voit dans la discussion qui les met aux prises la projection d'un authentique débat intérieur». Canavaggio no identifica al aludido crítico.

Algunos cautivos incluso utilizaban la amenaza de renegar como presión para conseguir su rescate (Ortiz Bordallo 474). (N. del A.)



 

12

McGaha («Arabesque») sugiere que otros atractivos de Argel para Cervantes serían la religión y el pensamiento musulmanes. Menciona la importancia del amor en el misticismo sufí, la figura del loco santo, la idea del libro como realidad última y finalmente la ambigüedad que Don Quijote comparte con el pensamiento musulmán. (N. del A.)



 

13

Teóricamente pudo haberse quedado como cristiano, pero si no volviera le faltarían los fondos para conseguir la libertad. Los cristianos libres en Argel, pobres y sin influjo, constituían una clase inferior. (N. del A.)



 

14

«¿No veen aquel moro que callandico y pasito a paso, puesto el dedo en la boca llega por las espaldas de Melisendra? Pues miren cómo la da un beso en mitad de los labios, y la priesa que ella se da a escupir y a limpiárselos con la blanca manga de su camisa, y cómo se lamenta y se arranca de pesar sus hermosos cabellos» (Don Quijote, II: 26). A continuación el rey Marsilio de Sansueña le manda dar doscientos azotes al ofensor. Debería de haber habido una gran distancia entre el rey Marsilio y los reyes de Argel. (N. del A.)



 

15

Para la bibliografía, véase mi «Repaso» (485, n. 26); de la versión retocada en mi Estudios cervantinos, 93 n. 25. En la tercera jornada de Los baños de Argel, los cautivos están a punto de representar un «coloquio ... del gran Lope de Rueda, impreso por Timoneda, que en vejez el tiempo vence». (N. del A.)



 

16

Únicamente en el caso del primer rey Rabadán Bajá, a quien como queda dicho supra Cervantes curiosamente no menciona, encontramos que era «muy aficionado a la lición de libros Arabescos y turquescos, y de su ley. En los cuales de continuo ocupaba el tiempo que de los negocios le vacaba» («Haedo», Epítome de los reyes de Argel, en Topografía I: 374). (N. del A.)



 

17

«Les parece tan mal la estampa de los libros, que [dicen] que pecamos los cristianos gravísimamente porque estampamos los libros y no los escribimos de manos» («Haedo», Diálogo de los morabutos, en Topografía, III, 237). (N. del A.)



 

18

Para otra perspectiva en cuanto a la fecha de composición de La Galatea, consúltese Geoffrey L. Stagg, «The Composition and Revision of La Galatea», Cervantes 14.2 (1994): 9-16. (N. del E.)



 

19

Sobre el tema, Cull.19.1 (N. del A.)



 

19.1

Consúltese también el artículo de López Estrada del presente tomo. (N. del E.)



 
Indice