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241

Véase el tomo I de esta obra, Principios generales de literatura, lección XXXI, pág. 227.

 

242

El Libro de los tres Reys d'Orient y la Vida de Santa María Egipeciaqua se han hallado, juntamente con el Libro de Apollonio (de que en la lección X hablamos), en un códice de la Biblioteca del Escorial, y han sido publicados por el Sr. Pidal. La circunstancia de ser en el códice escurialense el Libro de Apollonio el primero que se enumera, ha inducido a algunos a considerar este poema anterior a los otros, siendo así que a todas luces es posterior, como su mismo lenguaje lo revela.

 

243

Este poema ha sido descubierto por el Sr. Amador de los Ríos en la Biblioteca toledana.

 

244

El Arzobispo D. Felipe Fernández Vallejo sostiene en sus Memorias y Disertaciones que esta obra es una Representación de la fiesta de la Epifanía, opinión que confirma el Sr. Amador de los Ríos.

 

245

Consta este poema de 1.400 versos.

 

246

Ticknor trata con una severidad que raya en desdén a ese poema, sin duda porque no lo ha estudiado con el detenimiento que merece. También afirma que, como los otros dos, es posterior al Libro de Apollonio, dando por razón de su aserto el que en aquéllos son más frecuentes las faltas de ortografía y de estilo, lo que es un argumento contraproducente. Mr. Dozy apunta que la leyenda de Santa María pudiera ser anterior al Poema del Cid, que es la opinión del Sr. Amador de los Ríos.

 

247

Cuando la perfección fue mayor en orden a las rimas, quedó el asonante como forma propia de la poesía vulgar y el consonante como casi exclusiva de la erudita, que por raro caso admite la asonancia. -Las rimas aparecen unas veces pareadas, otras agrupadas en grupos de cuatro en cuatro versos (quaderna vía de Berceo), de seis o de ocho en ocho cuaternarios, o cuatro octonarios que es lo más general.

 

248

El nombre de Vivar se le dio por ser el de la aldea que fue su patria o al menos solar de su familia; el de Castellano lo usó él en algunas escrituras, sin duda para distinguirse de su cuñado Rodrigo Díaz de Asturias; el de Campeador lo adquirió, según la Gesta latina, en los tiempos en que asistía a D. Sancho, y por una carta de Beranger se ve que se le aplicaba ya en vida: Dozy sostiene que este nombre significa sostenedor de lides personales; el nombre más famoso de Cid, proviene de la palabra seíd (señor), con que le reconocieron cinco reyes moros que fueron vencidos por él en singular combate: este nombre, que no parece fuese exclusivo de Rodrigo Díaz, o Ruy Díaz (como por una contracción muy común en aquella época se le designaba también), no consta que se le aplicase en vida. -Rodrigo nació en Burgos o en la próxima aldea de Vivar por los años de 1040 a 1050, siendo sus padres Diego Laínez, descendiente de Laín Calvo, y Teresa Rodríguez, hija de Rodrigo Álvarez, Conde y gobernador de Asturias: murió de muerte natural en 1099 en Valencia.

 

249

Nos referimos aquí al Romancero del Cid, cuya compilación forma la historia completa del héroe, y ha inspirado la musa dramática de Juan de la Cueva, Diamante y Guillén de Castro, como también la de algunos escritores extranjeros como Corneille, Voltaire, Desfontaines, Chevreau, Chillac, Delavigne y otros. Herder hace popular en Alemania dicho Romancero, traduciéndolo, mientras que Huber reproduce la Crónica del Cid.

 

250

La circunstancia de no nombrarse apenas al Cid en las crónicas del siglo XII y de haber puesto en duda Mariana alguna de las cualidades que le adorna, ha sido causa de que algunos, entre ellos Masdeu hayan negado su existencia. Como se verá, no es este el sentido en que nosotros hablamos de su carácter mítico.