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Son dignas de citarse, además de las nombradas, la siguientes comedias del popular Tirso: Por el sótano y el torno, La Villana de la Sagra, El Amor médico, Amar por razón de estado, Desde Toledo a Madrid, Amar por señas, El castigo del penseque, Celos con celos se curan, Amar por arte mayor, No hay peor sordo que el que no quiere oír, El pretendiente al revés, La celosa de sí misma, y otras que le dieron no menos popularidad que estas.
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Como tragedia puede considerarse, en efecto, este terrible drama, que también participa del carácter religioso y se funda en una tradición legendaria.
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Algunos creen que los primeros elementos del carácter de don Juan Tenorio fueron presentados por Lope de Vega en los actos segundo y tercero de su comedia: El dinero es quien hace hombre; pero Tirso de Molina es quien lo ha llevado al teatro con toda su originalidad. Después ha sido puesto en escena en todos los teatros de Europa, particularmente en los de Italia, Francia y Alemania, pues en todos se ha traducido e imitado. Molière, Shadwell y Mozart han contribuido a este resultado. En nuestra escena ha sido presentado después de Tirso, por Zamora y D. José Zorrilla. Ha inspirado, además, esta leyenda multitud de trabajos no dramáticos, como el D. Juan, de Byron, El estudiante de Salamanca, de Espronceda, y otras producciones más o menos relacionadas con la primitiva concepción de Tirso de Molina.
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El Sr. D. Luis Fernández-Guerra y Orbe en su interesante libro titulado D. Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza emite la opinión de que El Condenado por desconfiado sea de este poeta y no de Tirso de Molina, acerca de lo cual dice que tiene vehementísima sospecha, que se funda en la lectura misma de dicho drama, que parece hermano gemelo de El Anticristo de Alarcón y se asemeja poco a los demás de Tirso; pero de semejante aserto no alega pruebas el Sr. Guerra, si bien es lo cierto que tampoco las hay de que esta joya de nuestro teatro sea de Tirso.
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Entre estas producciones religiosas pueden citarse: El árbol del mejor fruto, El mayor desengaño, La reina de los reyes, Santo y sastre, y alguna otra de menos importancia.
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Los que deseen ver las obras escogidas de Tirso de Molina, las hallarán coleccionadas por el Sr. Hartzenbusch en el tomo V de la Biblioteca de Autores españoles, tantas veces citada por nosotros. En el mismo tomo y después del prólogo del colector, van seis Artículos biográficos y críticos acerca de Fray Gabriel Téllez, escritos por los señores Durán, Mesonero Romanos, Lista, Burgos, Martínez de la Rosa y Gil de Zárate, a los cuales nos hemos referido más de una vez en esta lección. También contiene dicho tomo un Catálogo razonado de las obras dramáticas de Tirso, y dos juicios críticos escritos por Durán sobre los dramas La prudencia en la mujer y El condenado por desconfiado.
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Estas noticias biográficas las hemos estampado con presencia del interesante y excelente libro que con el título de D. Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, ha publicado (1871) el distinguido literato don Luis Fernández-Guerra y Orbe: esta obra, premiada en público certamen por la Academia Española, a cuyas expensas ha sido publicada, contiene un rico caudal de erudición acerca de la vida y obras de dicho ingenio y de algunos contemporáneos suyos.
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La Hechicera que se ha atribuido a Alarcón, es de D. Andrés Alarcón y Rojas; Dejar dicha por más dicha y Por mejoría, son títulos con que en diferentes ediciones se ha designado la mencionada por nosotros Mudarse por mejorarse; Los engaños es la misma Los empeños de un engaño; Ganar perdiendo, es la titulada Los favores del mundo; El Mentiroso, la conocida con el título de La Verdad sospechosa; Nunca mucho costó poco es la misma que conocemos con el título de Los pechos privilegiados; D. Domingo de D. Blas y No hay mal que por bien no venga, son una misma; Dar con la misma flor, más conocida con el título de Quién engaña más a quién, es una refundición de El desdichado en fingir. Es dudoso que sea de Alarcón la titulada Siempre ayuda la verdad, no habiendo duda en que no lo es la primera parte de El Tejedor de Segovia: recuérdese que hemos dicho al tratar de Tirso que hay quien cree que es de Alarcón El condenado por desconfiado.
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Gil de Zárate en la obra varias veces citada por nosotros.
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D. Manuel Bernardino García Suelto, en la Colección general de comedias escogidas que principió a publicarse en Madrid el año 1826.