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Además de la vida de San Francisco de Sena, tiene Moreto otras obras dramáticas del mismo género como las de las vidas de San Bernardo, San Pío V, las vírgenes de La Aurora y del Pilar, San Luis Beltrán, Santa Rosa del Perú, San Alejo y San Cayetano. Considéranse como correspondientes al mismo grupo de dramas religiosos (comedias sagradas o de santos) los titulados: La adúltera penitente, Antes morir que pecar, El bruto de Babilonia, La cena del Rey Baltasar, Caer para levantar, El esclavo de su hijo, y El más ilustre francés.

 

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Schlegel.

 

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Don Juan de Vera Tasis y Villarroel en su Fama, vida y escritos de Calderón, publicada en la verdadera quinta parte de Comedias de éste, impresa en Madrid, año 1682. -Es la biografía de Calderón que todos siguen y a la que nosotros nos atenemos teniendo presente además lo que han dicho, el Sr. Hartzenbusch en su Prólogo al tomo VII de la Biblioteca de Autores españoles, que es el primero de los cuatro que contienen las comedias de Calderón coleccionadas e ilustradas por dicho señor, y D. Patricio de la Escosura en su Ensayo crítico sobre la vida y teatro de D. Pedro Calderón de la Barca que precede al tomo VII (primero del teatro escogido de Calderón) de la Biblioteca clásica española que publica la Academia de la lengua. Ambos documentos, el del Sr. Hartzenbusch y el del Sr. Escosura, contienen gran copia de datos y noticias interesantes y de afirmaciones y juicios muy estimables acerca del teatro de Calderón, por lo que deben consultarse.

 

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Escosura, en el Ensayo crítico citado en la nota primera de esta lección.

 

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En el apéndice 2º. al tomo IV de las obras de Calderón (tomo 14 de la Biblioteca de Autores españoles) se insertan 14 poesías líricas de Calderón, entre las que figuran algunos sonetos, unos romances y otras de poca importancia. Es de advertir que en 1620, cuando contaba 20 años de edad, Calderón se distinguió por sus poesías que fueron premiadas en las fiestas de la beatificación de San Isidro, mereciendo los elogios de Lope de Vega: lo mismo sucedió en las de la canonización de dicho Santo. Su obra más importante, aparte de las dramáticas, es la descripción de las fiestas del matrimonio de Felipe IV con Doña Ana de Austria, libro «de tan elegantes cláusulas, dice D. Agustín de Lara, que D. Lorenzo Ramírez de Prado, del Consejo Supremo y Cámara de Castilla, que fue superintendente de aquella celebridad, permitió que se imprimiese en su nombre», lo cual indica que el libro no apareció con el de Calderón, de quien quedaron algunas obras inéditas como el Discurso de los cuatro Novísimos, el Tratado defendiendo la nobleza de la pintura, otro Tratado en defensa de la comedia y otro Sobre el diluvio general.

 

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Esto sin contar los autos sacramentales y los entremeses, loas, jácaras y mojigangas.

 

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De las comedias de Calderón se han hecho multitud de ediciones: solo la enumeración de éstas formaría una lista demasiado pesada de que hacemos gracia a nuestros lectores, porque en los cuatro tomos de la Biblioteca de Rivadeneyra que antes hemos citado (7º., 9º., 12 y 14) hallarán todas las comedias y dramas de Calderón, y en el 58 los autos sacramentales, con cuantas noticias bibliográficas puedan apetecer. Pueden consultar además la edición de la Academia Española que hemos mencionado y la obra de Ticknor que trae (t. III) un buen estudio acerca de nuestro gran dramático.

 

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El Sr. Hartzenbusch en el tomo IV de su colección hace tres diferentes clasificaciones de las comedias de Calderón: una en piezas de argumento no inventado y piezas inventadas por el autor, otra en comedias bíblicas y devotas, y comedias profanas, y otra en dramas, comedias, zarzuelas y óperas: las comedias las subdivide en estas clases: de capa y espada, palaciegas, de tramoya, de figurón y burlescas o parodias. El Sr. Escosura en la edición de la Academia española acepta esta otra división, siguiendo a Lista: comedias de capa y espada, palaciegas, heroicas, trágicas, tragicomedias, de teatro y mitológicas, místicas y de santos, y filosóficas.

 

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Asombra lo que se ha escrito acerca de Calderón, así como la diversidad de juicios que ha merecido a los críticos; veinte artículos biográficos y críticos contiene solo el primer tomo de la colección hecha en la Biblioteca de Autores españoles, por el Sr. Hartzenbusch. A los nombres de los señores Luzán, Nasarre, Moratín (D. Nicolás), Huerta, Martínez de la Rosa, Javier de Burgos, Mesonero Romanos, Gil de Zárate, Alcalá Galiano, Quintana y otros muchos de nuestra nación que mas o menos extensamente han tratado del teatro de Calderón, hay que añadir los de extranjeros de tanta autoridad como Schack, Schlegel, Ticknor, Puibusque, Philarete Chasles y otros de no menor valía, que también le han estudiado.

 

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Aun tratándose de las comedias de capa y espada, en que pudiera tener más visos de fundamento la acusación, hay ligereza evidente y falta de verdad era crítica en hacerla, pues esa monotonía, más aparente que real, es debida a la índole misma de las expresadas comedias, cuyos personajes, tomados generalmente de la clase media de la sociedad, tenían por fuerza que parecerse, en la vida exterior al menos, toda vez que los individuos de dicha clase se ajustan más que los de ninguna otra a reglas convencionales. Aun así y todo, dentro del género de comedias de que tratamos se notan caracteres muy diferentes entre sí, como sucede por ejemplo con el D. Alonso de No hay burlas con el amor y el D. Manuel de La Dama duende y con la Margarita de Para vencer a amor querer vencerle y la Doña Clara de Mañanas de Abril y Mayo. En la comedia titulada: ¿Cuál es mayor perfección? nos presenta el poeta tres caracteres distintos: la necia, la discreta y la indiferente. Por supuesto que respecto de los demás dramas la acusación que nos ocupa ni remotamente tiene visos de fundamento. En el titulado No hay cosa como callar, presenta otros tres caracteres también diferentes: el hijo calavera, el padre recto y la dama libre. No hay para qué recordar los grandes y distintos caracteres que pinta en sus obras magistrales, como el Segismundo de La vida es sueño, el Herodes y la Marienne de El Tetrarca, el D. Lope y el Crespo de El Alcalde de Zalamea, el Cipriano y la Justina de El Mágico prodigioso y otros muchos por el estilo.