161
P. Larivalle, Pietro Aretino fra Rinascimento e Manierismo, Roma, 1980, pág. 313, y G. Petrocchi, Pietro Aretino tra Rinascimento e Controriforma, Milán, 1948, pág. 323.
162
En especial, los Tre libri di lettere del Doni, Venecia, 1552, multiplican esos elementos, al par que los desarrollos autobiográficos.
163
Sintomáticamente, el cuarto libro de Calmo (1556) cambia de personajes y temas, dedicándose a las cartas de amor: la lettera faceta, en 1556, empieza a perder terreno. Véase la aún insustituible edición de Vittorio Rossi, Turín, 1888.
164
Por ejemplo, fols. 149 vo. y 150, en la edición de Venecia, 1549 (Lettere di molte valorose donne, etc.), que manejo en la fotocopia que gentilmente me ha procurado Antonio Gargano.
165
L'argute et facette lettere di M. Cesare Rao, ed. Venecia, 1598, fols. 62 vo.-65.
166
De la obra de Yciar hay también ediciones de 1547, 1569 y 1571; de la de Texeda (que Alberto Blecua, ed. cit., págs. 19-20, 25, 150, ha sido el primero en aducir para anotar el Lazarillo), reimpresión en 1553 (y, al parecer, otras ediciones) [vid., mejor, mi nueva edición, pág. 73*]. Es curioso que los manuales españoles se adelanten a los italianos (excepto al de G. A. Tagliente, Formulario novo che insegna dittar lettere missive, de 1538): aquí el «nuevo estilo» llegó más de improviso, y hubo que ponerse al día quemando etapas.
167
M. Fernández Álvarez, ed., Corpus documental de Carlos V,
vol. 4: Apéndice. Las
memorias del Emperador, Salamanca, 1979, pág. 485. Cuenta el padre
Ribadeneyra: «No sé cuál
de las veces que estuvo el padre Francisco [de Borja] en Yuste con
el Emperador, le preguntó Su Majestad si le parecía
que había algún rastro de vanidad en escribir el
hombre sus propias hazañas, porque le hacía saber que
él había escrito todas las jornadas que había
hecho y las causas y motivos que había tenido para
emprenderlas, y que no le había movido apetito de gloria ni
de vanidad a escribirlas, sino de que se supiese la
verdad»
(Historias de la Contrarreforma,
ed. E.
Rey, Madrid, 1945, pág.
739).
168
«Idem
Aristoteles [véase Ética a
Nicómaco, 1125 a 5] de semetipso in
neutram partem loqui debere praedicabat: quoniam laudare se vani,
vituperare stulti esset»
(Valerio
Máximo, Facta
et dicta memorabilia, VII, II, ext.
11). Compárese H. Friedrich,
Montaigne, París, 1968, págs. 238-239; F. Rico, Vida u obra de Petrarca, I:
Lectura del «Secretum», Padua (y Chapel Hill),
1974, págs. 501-502.
169
Dante Alighieri, Convivio, I, II, ed. G. Busnelli-G. Vandelli, apénd. de A. E. Quaglio, I (Florencia, 1968), págs. 12-17. Cito el pasaje de Dante por su exactitud y concisión; pero sería interesante examinar el Lazarillo en la minuciosa perspectiva -por ejemplo- de Plutarco, De se ipsum citra invidiam laudando (Moralia, 539-547), cuya versión latina por Giulio Gabrielli se había publicado en Roma en 1552.
170
El locus classicus está en
Tácito, Agricola, I, 1-3: «Clarorum virorum
facta moresque posteris tradere... usitatum... quotiens magna
aliqua ac nobilis virtus vicit ac supergressa est vitium... Ac
plerique suam ipsi vitam narrare fiduciam potius morum quam
adrogantiam arbitrati sunt»
.