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61

Para rechazar una relación de este tipo, Caso aduce entre otras la variante 114.89 (la primera cifra remite a la página; la segunda a la nota donde se incluyen y en su caso discuten las lecciones divergentes): «nadie te lo / B verá / A vea / C vee / hacer»; pero él mismo nota (49) que las tres lecturas pueden proceder de un solo texto (con «vea», claro está).

 

62

Contra tal estema no sé hasta qué punto es eficaz la variante 68.42 (cfr. más abajo); las restantes sí lo son, en tanto se admita la independencia de Plantin, Milán y Velasco respecto de C.

 

63

Las mayúsculas latinas representan «los arquetipos que teóricamente han podido ser manuscritos»; las letras griegas, «los que teóricamente han sido impresos». «Los arquetipos, salvo X, están colocados, no en vértices, sino cortando la línea de tramo seguido, para indicar que cada una de las letras puede representar, y es lo más probable, varios manuscritos o ediciones» (54). Nótese que para Caso X no es el original -aunque entiendo que sí puede considerárselo así-.

 

64

En el aparato crítico (dispuesto en forma de notas, con numeración seguida para cada tratado) recoge variantes de Simón, Sánchez, Bidelo y los editores modernos -entre otras- que pudieran haberse suprimido; pero me apresuro a suscribir el criterio histórico e informativo (56) que lo ha movido a hacerlo. En cuanto a las fluctuaciones vocálicas y consonánticas (de tipo más arcaico en B), adopta la variante mayoritaria, con un par o tres de excepciones. Por otro lado, moderniza y regulariza la ortografía sobre la base de C, «el más cuidado y el menos desordenado» (57) de los textos, pero conserva las oposiciones -s-/-ss-, -x-/-j-, -g-, etc., y otras grafías de segura pertinencia.

 

65

Caso muestra que Bidelo divide el tratado inicial en dos capitulillos, según Velasco, cuyas variantes sigue en el primero (47); pero no se trata propiamente de una contaminación: más bien parece como si, en las manipulaciones para adaptar la dedicatoria de Milán, se hubiera inutilizado (en parte al menos) el primer pliego y se hubiera suplido con el de Velasco, o se hubiera obrado así por razones de censura (vid. también A. Rumeau, en Bulletin Hispanique, LXVI [1966], 291-292).

 

66

Son bien conocidas palabras de Fr. José de Sigüenza, en NBAE, XII, pág. 45.

 

67

Vid. M. Menéndez Pelayo, en NBAE, XIV, pág. CXXIX; y comp. K. Whinnom, «The Relationship of the Early Editions of the Celestina», Zeitschrift für Romanische Philologie, LXXXII (1966), págs. 24-25.

 

68

Cfr. D. W. McPheeters, en Hispanic Review, XXIV (1956), pág. 21, y El humanista español Alonso de Proaza (Valencia, 1961), pág. 192.

 

69

Cfr. La novela picaresca española, I, págs. LXXX-LXXVI; y «Problemas del Lazarillo», Boletín de la Real Academia Española, XLVI (1966), págs. 284-285 [arriba, 20-21] y n. 23.

 

70

Cfr. J. E. Gillet, Propalladia and Other Works of Bartolomé de Torres Naharro, I (Bryn Mawr, Pennsylvania, 1943), págs. 69-71.

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