Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

1

Véanse, por ejemplo, las odas Cuán descansada vida, casi traducida de Horacio, y la A Felipe Ruiz; que es paráfrasis de unos cuantos versos de las Geórgicas. ¿Cabe más originalidad, esto es, más juego, y de clase más intensa que el que anima ambas composiciones? No así la Profecía del Tajo, la cual, a pesar de grandes primores de ejecución y de la hermosa y sencillísima imagen de él pecho sacó afuera el río, es en lo demás inferior al Pastor cum traheret de que es copia. La noche serena no es imitación; es un vuelo de la fantasía, una expresión verdadera de una interna y fuerte conmoción del poeta, muy superior a cuanto en su género hay en castellano.

 

2

La Circe, de Lope de Vega, es una paráfrasis poco feliz de parte de la Odisea: hasta el Fanctonte de Villamediana, abunda en traducciones de Ovidio. El comentario al Polifemo de Góngora, por García Coronel, demuestra que la imitación de los latinos era cosa recomendada por los críticos de aquel tiempo; y los sermones ridículos, y las extravagantes aprobaciones de los libros de aquella época, están empedrados de imitaciones y de citas de los clásicos antiguos.

 

3

Hernani, tragedia de Víctor Hugo.

 

4

Habiéndole preguntado un académico al célebre Beranger, que bajo el humilde título de coplero (chansonnier) es uno de los mayores poetas de Europa, cómo nombraría al mar cuando le ocurriese hacerlo en sus composiciones, contestó que lo nombraría el mar. Admirado el académico, insistió en que sería más poético nombrarlo Neptuno, Anfitrite, Tetis, Nereo, etc.; y volvió a responder modestamente el poeta: Yo al mar lo llamaré siempre el mar.