21
Ibid., pp. 63-64. (N. del A.)
22
Ibid., p. 70. (N. del A.)
23
Tocante a la enfermedad del protagonista, Roa Bastos ha manifestado lo siguiente al autor de este análisis: «Supongo que sería algo así como un síndrome epiléptico, pero no creo que eso sea importante en el cuadro "clínico" fetichista o monomaníaco del personaje y, si se trata de epilepsia, pienso que es más de carácter sicológico o moral, como la de esos paralíticos en los que la causa de su baldamiento es alguna represión síquica no conciencializada». (De una carta fechada en Buenos Aires, el 17 de noviembre de 1966). (N. del A.)
24
No parece muy verosímil la hábil trampa en que el protagonista hace caer a su víctima. Acaso Roa no se haya dado cuenta cabal de la inverosimilitud en que incurre. Roa «ve» lo que relata y lo que «ve» con su poderosa fantasía, le parece rigurosamente «histórico». (N. del A.)
25
Ibid., p. 64. (N. del A.)
26
Ibid., pp. 64-65. (N. del A.)
27
Ibid., p.65. (N. del A.)
28
Ibid. (N. del A.)
29
Ibid., p. 66. (N. del A.)
30
Ibid., p. 66. (N. del A.)