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Este trabajo es una Investigación llevada a cabo dentro del proyecto «Análisis de la literatura ilustrada del XIX» (Ref.: FFI2008-00035) financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (2009-2011).

 

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Arturo Carretero y Sánchez (1852-1903) fue un dibujante y grabador nacido en Santiago de Compostela, que colaboró en las más prestigiosas publicaciones periódicas de su época y en la ilustración de algunas obras, como Vida del Escudero Marcos de Obregón, de Vicente Espinel, editado por la Biblioteca Arte y Letras, la citada obra de Ochoa y un Quijote publicado en 1900 por Saturnino Calleja (Casado, 2006: 49-50).

 

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Como nota curiosa podemos indicar que Altamira y otros ilustres personajes de lo que se denominó «el grupo de Oviedo» fueron los encargados de introducir el fútbol en la ciudad.

 

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Citamos por la edición digital de este texto, del año 2003, y aportamos la referencia bibliográfica de la edición anterior de este texto crítico y de la edición digital en la bibliografía.

 

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No parece haberse recuperado Clarín de la pérdida del amigo, pues había confesado en su necrológica de Ochoa publicada en Los Lunes de El Imparcial, que dejaba para este volumen la valoración crítica del avilesino, que no realiza tampoco con denuedo en esta ocasión.

 

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En la Biblioteca de Menéndez Pelayo se conserva un ejemplar de la obra de Ochoa dedicada a don Marcelino con el siguiente texto: «Al ilustre literato D. Marcelino Menéndez Pelayo. Pobre testimonio de la admiración que siempre le rindió. Juan Ochoa». Clarín escribe debajo de esta dedicatoria: «Le recomiendo con mucho interés que lea esta novelita, y que si cree, como yo creo, que el autor promete de veras, me lo escribe. Suyo siempre Leopoldo Alas».

 

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Así lo indica Clarín en su necrológica de Ochoa publicada en El Imparcial a la que me he referido anteriormente.

 

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Este cuento fue publicado en Barcelona Cómica el 27 de marzo de 1897 y han destacado sus valores literarios Baquero Goyanes, Martínez Cachero, Avello o José Antonio Mases (Mases, 2008: XIX).

 

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El propio Ochoa a través de Clarín le habla enviado a don Marcelino, como se dijo, Un alma de Dios. Menéndez Pelayo en carta a Clarín le responde tiempo más tarde: «Hizo Vd. muy bien en llamarme la atención sobre la novelita de Juan de Ochoa Un alma de Dios. La he leído con placer. Es una narración delicada, sana, sin refinamientos psicológicos de mal gusto, pero con toda la conveniente psicología. Y hay en el libro no sólo talento de observación y de estilo, sino jugo de alma buena y honrada, que es lo que más echo de menos en la literatura moderna. En fin, que su autor me parece no sólo de los que prometen sino de los que cumplen» (Fernández Rodríguez-Avello, 1955: 187-190).

 

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En carta a Clarín fechada el 2 de abril de 1898 indica Pereda sobre esta novela, que le ha regalado el propio Ochoa: «Me gusta el libro de punta a cabo, así como suena, porque está escrito con talento, con gracia y con arte». Continúa aconsejando al joven Ochoa, a través de esta carta a Alas, que no se deje llevar de «malas compañías ni de tentaciones del demonio», aludiendo sin duda a los excesos del naturalismo y concluye aplaudiendo la novela y agradeciendo su envío por parte del autor (Pereda, 2009: 535). Clarín incluirá esta carta en un Palique, para subrayar los méritos de la obra.