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Hay una primera edición -1916- que consta solamente de dos tomos -Los hermes y Las escuelas-; la segunda, por la que he venido y seguiré citando, comprende los de la anterior -que reaparecen ahora en 1925- y otros dos más -1927-, nuevos en parte ya que en ellos se refunde casi todo el material que integraba el libro de 1919, Poetas y prosistas del Novecientos.
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En los pasajes que seguidamente ofrezco se echa de ver que Cansinos identifica «900» y «Modernismo». Llama a Rubén Darío (La nueva literatura, t. III, p. 11) «padre y maestro de la generación novecentista»; o alude a «1898, el movimiento ideológico al que sigue como su reflejo estético [subrayo por mí cuenta] el renacimiento literario de 1900» (Ídem., t. I, p. 52); o afirma (Ídem., t. II, p. 357) que «lo que distingue sobre todo a la generación de 900 es no ser intelectual. Como si hubiese recogido el resultado negativo del criticismo del 98 y quisiese empezar a vivir desde el grito ¡Viva la bagatela!, ha resuelto adoptar una actitud de inhibición absoluta para las ideas. Lo que esta generación quiere no son verdades intelectuales, sino sinceridad sentimental, rosas y música», palabras éstas que, ciertamente, no convienen al novecentismo de Ortega, D'Ors, Pérez de Ayala, etc.
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Guillermo de la Torre, ob. cit., p. 123.
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Así dice hablando de las novelas históricas de Manuel Gálvez (Verde y dorado..., p. 346).