Ramillete de Flores
Pedro Flores
Cuarta, Quinta, y Sexta parte de Flor de Romances nuevos, nunca hasta agora impresos, llamado Ramillete de Flores: De muchos, graves y diversos Autores. Recopilado no con poco trabajo: Por Pedro Flores Librero: Y a su costa impreso. Y demás desto, va al cabo la tercera parte de el Araucana, en nueve Romances, excepto la entrada de este Reino de Portugal, que por ser tan notoria a todos no se pone
Con licencia, y Privilegio. En Lisboa, Por Antonio Álvarez Impresor. Año de 1593. Véndese en casa de el mismo Flores, al Pelorinho Velho.
Cual el furioso león | |||
contra tigre de la Hircania, | |||
o cual la ligera onza | |||
contra pantera de la Asia, | |||
están Tucapel y Rengo | |||
en medio de empalizada. | |||
para acabar la contienda | |||
de mucho tiempo aplazada. | |||
Ya después que mucha sangre | |||
por el campo se derrama, | |||
y que a los membrudo cuerpos | |||
vigor y fuerza les falta, | |||
y después que los escudos | |||
las lorigas y corazas | |||
ni sirven para amparar | |||
a quien los viste y embraza, | |||
alzó al fuerte Tucapel | |||
el brazo, y con él la espada, | |||
con la cual a Rengo abrió | |||
en la cabeza una llaga, | |||
no siendo parte el escudo | |||
de que Rengo se amparaba | |||
pues con la embrazadura | |||
el crestón y la celada | |||
quedó un rato suspendido | |||
en pies, sin saber do estaba, | |||
y cuando en su acuerdo estuvo | |||
de Tucapel se abraza. | |||
Tucapel le arrojó lejos, | |||
de si la sangrienta espada, | |||
porque no quiere victoria | |||
con armas aventajadas. | |||
Comienzan los dos la lucha | |||
y tan furiosos andaban, | |||
que como niños se arrojan | |||
puños de arena a las caras: | |||
al fin los dos vacilando | |||
la tierra miden sin vara, | |||
siendo de ambos la caída | |||
y de ambos la desgracia, | |||
estando los dos en tierra | |||
sin conocerse ventaja, | |||
salvo el pie y brazo derecho | |||
que Tucapel encabalga, | |||
por lo cual los de su parte | |||
la victoria le aplicaban; | |||
y viendo el Caupolicán | |||
el rumor que se levanta, | |||
como juez que era del caso | |||
se metió en la empalizada, | |||
alzó a los dos de la tierra | |||
y dijo: «rendid las armas, | |||
que yo tomo sobre mí | |||
el cargo de esta batalla, | |||
y ninguno sea osado, | |||
so pena de mi desgracia, | |||
de atravesarse con otro | |||
en obras, ni con palabras». | |||
A todos pareció bien | |||
lo que el Caupolicán manda | |||
y en sanando los heridos | |||
hicieron juegos y danzas. |
FIN
Deseoso el Caupolicán | |||
de liberar a su patria | |||
y de abatir por el suelo | |||
la fuerza y valor de España, | |||
quiso usar de una industria | |||
principio de su desgracia, | |||
pronóstico de su muerte, | |||
desventura y mala andanza; | |||
para lo cual llamó un indio | |||
hombre astuto en toda traza, | |||
sagaz, discreto, atrevido, | |||
mañero y de mucha audacia | |||
al cual le dice: «amigo | |||
a mi me importa que vayas | |||
como indio forajido | |||
do esta la gente de España, | |||
y que como dentro estés | |||
notes el asiento y plaza, | |||
la gente, la munición | |||
los, caballos, gentes, y armas». | |||
No quiso Pran más oír | |||
pensando que en su tardanza | |||
estaba el bien y remedio | |||
de sus amigos y patria. | |||
Con un guanacona habló | |||
para saber lo que pasa, | |||
informarse por entero | |||
de lo que a su cargo estaba. | |||
El guanacona responde | |||
con intención falsa y mala: | |||
«Haré, Pran, lo que me dices | |||
sin faltar un punto en nada». | |||
Pran le dijo: «si te place | |||
y al parecer no te tardas, | |||
vamos que cerca de aquí | |||
Caupolicán te aguarda». | |||
Caminan los dos apriesa | |||
cuanto el aliento les basta, | |||
recíbelos el Chilcano | |||
con gentil denuedo y gracia | |||
y dice: «joven dichoso, | |||
hoy la nación araucana | |||
pone en tus manos su honra | |||
y yo mi ejército y fama; | |||
a ti se dará el loor | |||
y el premio de la jornada, | |||
conque mediante tu industria | |||
nos des la orden y traza | |||
para entrar dentro en el fuerte | |||
y asaltar la gente y plaza». | |||
Andresillo le responde: | |||
«Pláceme de buena gana, | |||
con más cautela que tuvo | |||
Simón en Troya y su entrada, | |||
y mañana a medio día | |||
cuando la gente cristiana, | |||
se entregue al quieto sueño, | |||
porque la noche haré guarda, | |||
yo daré a Pran cierta seña | |||
y entonces con mano armada | |||
puedes entrar victorioso | |||
y asaltar el fuerte y plaza». | |||
Con esto dél se despide | |||
y luego con faz doblada | |||
a Reinoso cuenta el caso, | |||
siendo traidor a su patria. | |||
Reinoso se lo agradece | |||
con cariciosas palabras, | |||
pero que en saliendo el sol | |||
dé la seña concertada, | |||
y el astuto capitán | |||
con gran cuidado repara, | |||
lo necesario y forzoso, | |||
la munición y las armas, | |||
y a don Alonso de Arcila | |||
le da a una puerta la estancia | |||
y a todos dice: «señores, | |||
el silencio no haga falta, | |||
todos dormidos, despiertos | |||
estén con solas las caras, | |||
pero los ojos de suerte | |||
que no junten las pestañas». | |||
Pran se llegó a Andresillo | |||
dos horas después del alba, | |||
y como vio que la gente | |||
estaba al sueño entregada, | |||
salta cual diestro grumete | |||
sube por la negra jarcia, | |||
y avisa al Caupolicán | |||
para que marchando vaya | |||
tendido el pecho por tierra | |||
y encubertadas las armas. | |||
Pero el traidor de Andresillo, | |||
ingrato a su propia patria, | |||
da luego la contraseña | |||
diciendo «gente de España, | |||
velad, aunque estéis dormidos, | |||
que hoy os da el cielo la palma». | |||
A la voz que dio el indio | |||
la gente se puso en arma, | |||
y en otra falsa reseña | |||
los indios entran la plaza. |
FIN
Juntos el mucho valor | |||
de la gente castellana | |||
y la engañada cautela | |||
de la nación araucana. | |||
que piensa de aqueste asalto | |||
llevar el lauro y la palma, | |||
fundados en su valor | |||
y una torpe confianza; | |||
pero la varia fortuna | |||
se le mostró tan voltaria | |||
que dio miserable fin | |||
a sus vanas esperanzas. | |||
Llegan pues los escuadrones | |||
por dos partes de la plaza, | |||
a donde el artillería | |||
furiosamente dispara: | |||
allí se vio en breve espacio | |||
mucho del cuerpo sin alma, | |||
muchas cabezas sin cuerpos | |||
y cuerpos que brazos faltan; | |||
otros llevados las piernas, | |||
otros rotas las espaldas, | |||
otros que por muchas partes | |||
asoman vidas y entrañas; | |||
otros que vertiendo sangre | |||
atónitos procuraban | |||
remediar su corta vida; | |||
otros que en balde trabajan | |||
rompiendo el silencio junto | |||
del artillería y armas. | |||
Sale el famoso de Arcila | |||
con treinta de camarada, | |||
y aguijando los caballos | |||
fuera de la palizada, | |||
atropellando y hiriendo | |||
dan sobre la retaguardia | |||
de los indios que ya viendo | |||
el grande estrago que pasa | |||
se procuran retirar | |||
haciendo del temor alas. | |||
El mísero Pran que vido | |||
el destrozo y mala andanza | |||
de sus amigos, volvió | |||
a meterse entre las armas, | |||
porque no quiere escapar | |||
la vida que ya desama: | |||
y otros que en tiempo tuvieron | |||
opinión de hombres de fama | |||
vuelven a los que los siguen | |||
los pechos, manos y armas, | |||
diciendo: «abrid, españoles, | |||
camino hasta las entrañas | |||
por los invencibles pechos | |||
que guardan bien sus espaldas; | |||
pero entre estos de opinión | |||
Rengo y Tucapel no estaban | |||
ni Orompello y sus amigos, | |||
que quedaron en sus patrias | |||
por no querer consentir | |||
que se hiciese esta jornada | |||
con tal cautela y engaño, | |||
diciendo ser reprobada | |||
en milicia la victoria | |||
cuando por traición se alcanza | |||
y que con gente dormida | |||
no pelean sus espadas. | |||
El Caupolicán confuso | |||
su ejército desampara, | |||
y con sólo diez soldados | |||
se metió en una emboscada | |||
para esperar el suceso | |||
que tiene su mala andanza. |
FIN
Siguiendo de la fortuna | |||
el viento en popa y bonanza | |||
y de los Chilcanos tristes | |||
su fortuna y su desgracia, | |||
y procurando saber | |||
el Caupolicán do estaba, | |||
halló en una ranchería | |||
el de Arcila una chilcana, | |||
moza, hermosa y de quince año, | |||
de gentil donaire y gracia, | |||
dama ilustre al parecer, | |||
afligida y mal llagada. | |||
Don Alonso le pregunta | |||
quién es y cómo se llama; | |||
a quién la india responde: | |||
«es mi propio nombre Lauca | |||
soy hija de Millarauco, | |||
y es mi madre la desgracia: | |||
diome mi padre marido | |||
mancebo y de buena gracia, | |||
bien abundante en nobleza, | |||
habrá un mes, ¡oh suerte avara! | |||
que se publicó esta guerra | |||
y fuelo contra mi alma: | |||
mi dulce esposo seguí | |||
porque el amor me incitaba | |||
a morir y no dejarle, | |||
por ser la prenda de el alma; | |||
contrastome la fortuna | |||
siendo en todo mi contraria, | |||
pues con una bala abrió | |||
un pecho y llevó dos almas; | |||
y viendo estar ya nublado | |||
aquel sol que me alumbraba, | |||
hacíale los obsequios | |||
con lágrimas de mi cara, | |||
cuando llegó un español | |||
entre el tropel que pasaba, | |||
el cual con brazo cobarde, | |||
cual de una mujer flaca, | |||
me abrió en la cabeza | |||
una pequeñuela llaga, | |||
desigual de la que rompe | |||
pecho, corazón y entrañas; | |||
dile voces que volviese | |||
a emplear en mi su espada, | |||
teniendo por mejor suerte | |||
morir que vivir penada; | |||
y ya que no hubo clemencia | |||
en aquella mano flaca | |||
suplícote que la tuya | |||
dé fin a esta desdichada. | |||
Don Alonso enternecido | |||
de lo que la india habla, | |||
por haber pagado amor | |||
un tiempo tributo y paria, | |||
le dijo: «no soy tan cruel | |||
ni de nación tan villana. | |||
que he de procurar dar muerte | |||
a quien remedio le falta». | |||
Alimpiole la herida | |||
y limpiándole la cara, | |||
con yerbas se la curó, | |||
medicina en Chile usada, | |||
y a un guanacona le entrega | |||
para que con ella vaya | |||
y que en su casa la ponga | |||
libre sin peligro y salva; | |||
y con toda su cuadrilla | |||
se vuelve para la plaza, | |||
tratando en la desventura | |||
de la india y su constancia: | |||
y queriendo don Alonso | |||
loar a Dido por casta, | |||
le respondió un soldado | |||
ser de opinión bien contraria, | |||
y en competencia de aquesto | |||
de Dido la historia aclara. |
FIN
En favor de la reina Dido
Ya cuando el dorado Febo | |||
se muestra en el mar de España | |||
dejando en tiniebla oscura | |||
el Mar del Sur y sus playas, | |||
y cuando los afligidos | |||
araucanos lamentaban | |||
su perdición y ruina | |||
y los de España triunfaban, | |||
va don Alonso de Arcila | |||
recogiendose a la playa | |||
tratando por pasatiempo | |||
de Dido la historia larga, | |||
recogiendo la memoria | |||
por ver que a las veces falta | |||
a los que el bélico son | |||
siguen de trompas y cajas. | |||
Habréis de saber, les dice, | |||
que injustamente infamada | |||
fue la casta Elisa Dido | |||
por reina en Tirio aceptada, | |||
y que si Virgilio quiso | |||
en su Eneida deshonrarla, | |||
fue porque Augusto Octaviano | |||
de troyano se jactaba; | |||
y de que esto sea verdad | |||
la edad misma lo declara | |||
que Eneas cien años antes | |||
fue, que no Dido reinara, | |||
Cartago setenta al justo | |||
después de Roma fundada. | |||
Fue hija del rey Belo Dido | |||
y con Sicheo casada, | |||
gran sacerdote del templo | |||
de Alcides, que en Tirio estaba, | |||
y a su grande dignidad | |||
sólo el rey se aventajaba. | |||
Dejó el rey solos dos hijos: | |||
Pimaleón, que heredaba, | |||
y el otro la casta Dido, | |||
sin ventura y desdichada, | |||
pues que mató a su marido | |||
la ciega codicia avara, | |||
de Pimaleón su hermano | |||
por tomarle el oro y plata: | |||
hízole suntuoso entierro | |||
la Elisa Dido casta, | |||
no tan suntuoso en riqueza | |||
cuanto cubierto de agua | |||
de la que sus castos ojos | |||
por su Sicheo derraman. | |||
Indignada y afligida | |||
por la traición ya pasada, | |||
a Pimaleón escribe | |||
una bien fingida carta, | |||
que porque se quería ir | |||
al reino donde él estaba | |||
le envíe una grande flota | |||
de naves bien aprestada, | |||
en la cual metió de arena | |||
un gran número de cajas, | |||
y su tesoro metió | |||
solo en la nao capitana, | |||
y porque notorio fuese | |||
a los que su hermano enviaba | |||
hizo en el profundo mar | |||
lanzar las fingidas cajas: | |||
todos quedaron suspensos | |||
de ver cuán determinada | |||
quiso perder su tesoro | |||
aquella reina indiana: | |||
por otra temen la vuelta | |||
a donde su rey estaba | |||
por el rigor y castigo | |||
que aguardándoles estaba, | |||
y así todos determinan | |||
seguir a la Dido sabia | |||
y servirla por su reina | |||
y no volver a su patria; | |||
por lo cual la astuta Dido | |||
manda que la flota vaya, | |||
la vuelta de Cipro, tierra | |||
amiga y bien deseada. |
FIN
Segundo en favor de Dido
No el sedicioso cosario | |||
que sulcando el mar de España | |||
buscando la nueva presa | |||
la tiene más deseada, | |||
que los soldados quedaron | |||
con la historia comenzada, | |||
por lo que todos suplican | |||
le dé fin en lo que falta. | |||
Navegando, pues, la flota | |||
llegó con viento en bonanza | |||
al fértil reino de Túnez, | |||
a donde pidió entrada, | |||
y pareciéndole tierra | |||
propia para su morada, | |||
pidió a los naturales | |||
que cuanto un cuero de vaca | |||
le vendan por su dinero, | |||
la cual venta fue otorgada. | |||
Hizo buscar un gran toro, | |||
y su piel bien adobada, | |||
hizo en delicadas tiras | |||
un gran número de varas, | |||
y porque la invención | |||
del papel no era hallada, | |||
y en papel se escribía | |||
llamaban al cuero carta, | |||
y así se llamo Cartago | |||
la ciudad edificada: | |||
levantola de alto muro | |||
anchos fosos, hondas cavas, | |||
y puso en ella gobierno | |||
de gente sabia y anciana, | |||
que mantuviesen justicia | |||
sin faltar un punto en nada: | |||
y fue tanto el buen gobierno | |||
de Dido, la industria y maña, | |||
que de muy remotas tierras | |||
vienen gentes a buscarla: | |||
y el que por mujer la quiso | |||
fue el potente rey Yarbas, | |||
el cual, vencido de amor, | |||
sus mensajeros despacha, | |||
a pedirla por señora | |||
de su reino, hacienda y casa; | |||
y como fueron llegados | |||
dentro en Cartago, declaran | |||
a los senadores juntos | |||
lo que su rey les demanda. | |||
Estando suspensos todos | |||
usaron de astucia y maña, | |||
haciendo la relación | |||
a Dido bien encontrada. | |||
«Habéis de saber, le dicen, | |||
que nos llama el rey Yarbas | |||
para gobernar su tierra, | |||
de que nos pesa en el alma, | |||
porque ya que en mocedad | |||
te seguimos, reina amada, | |||
querríamos en la vejez | |||
reposar en nuestras casas». | |||
Alegre Dido responde, | |||
maliciosa aunque engañada: | |||
«amigos, si yo pudiera, | |||
por vuestra quietud y holganza | |||
digo que fuera a servir | |||
por vosotros al rey Yarbas». | |||
Todos juntos respondieron: | |||
«tú fuiste juez de tu causa | |||
presuponiendo que el rey | |||
por su mujer te demanda». | |||
La reina quedó suspensa | |||
y aunque confusa y turbada, | |||
respondió: «tres meses quiero | |||
de tiempo, en el cual sin falta | |||
daré respuesta del caso | |||
como la razón lo manda». | |||
Pasose, pues, este tiempo | |||
con muchos juegos y danzas | |||
y el postrer y último día | |||
en una anchurosa plaza, | |||
todo el pueblo congregado, | |||
les dio la respuesta amarga, | |||
diciendo: «leales amigos, | |||
bien veo la grande falta | |||
que os haré con mi ausencia, | |||
pero del honor guiada | |||
y por no faltar un punto | |||
a la honra que me llama | |||
del ya difunto Sicheo, | |||
daré una muy buena traza | |||
con que vosotros quedéis | |||
libres, y yo quede salva | |||
a la demanda injusta | |||
del poderoso rey Yarbas, | |||
que será darme la muerte | |||
con esta luciente espada; | |||
y aun no lo hubo bien dicho | |||
cuando la vida remata, | |||
y abriéndose el blanco pecho | |||
dentre en la lumbre se lanza, | |||
dándose muerte cruel | |||
por morir honrada y casta. | |||
Esta es; dice don Alonso | |||
de Arcila, la historia clara | |||
de la casta Elisa Dido | |||
que murió por el rey Yarbas. | |||
Todos quedan admirados | |||
de ver con cuanta infamia | |||
se atrevió el Mantuano | |||
escribir cosa tan falsa; | |||
y como al fuerte llegaron | |||
procuran dar nuevas trazas, | |||
para poder descubrir | |||
do el Caupolicán estaba. |
FIN
Y prisión del Caupolicán
En un encubierto valle | |||
de obscura selva cercado, | |||
riberas de un hondo río | |||
que riega el valle de Arauco, | |||
lugar defendido y fuerte, | |||
de una gran peña amparado, | |||
rota y perdida su gente | |||
está el gran Caupolicán | |||
temerario y vergonzoso | |||
de volver ante el senado. | |||
Se recogió con diez solos | |||
diestros, pláticos soldados, | |||
a los cuales dice: «amigos, | |||
entretanto que descanso | |||
y doy remedio a mis males, | |||
recogeos a vuestro rancho | |||
y ninguno se descuide | |||
de lo que le está encargado: | |||
mirad que la confianza | |||
siempre acarrea gran daño». | |||
Considerando el suceso | |||
de el ejército araucano, | |||
en su tienda recogido | |||
sobre el codo reclinando, | |||
lleno de imaginaciones, | |||
honor, temor y cuidado | |||
está, y al romper del día, | |||
junto al alba el postrer cuarto | |||
de súbito le rodea | |||
un escuadrón castellano | |||
que vinieron por la sierra, | |||
de un guanacona guiados: | |||
unos llegan por arriba. | |||
otros entran por lo bajo: | |||
procúranse defender | |||
los araucanos soldados | |||
y los que más se defienden | |||
quedaban peor llagados. | |||
Preso el gran Caupolicán | |||
y los demás que han hallado, | |||
entre los cuales se finge | |||
ser ordinario soldado. | |||
Ya que llevaban la presa | |||
de gente, ropa y ganado, | |||
y caminan para el fuerte | |||
todo el castellano bando | |||
llegó una india furiosa | |||
por el monte en lo más bajo, | |||
al parecer de valor, | |||
de gentil donaire y trato, | |||
y viendo al Caupolicán | |||
dice: «hombre afeminado, | |||
do está aquel valor y esfuerzo | |||
¿que tenías tan sobrado? | |||
¿qués de tu ánimo invencible? | |||
¿qués de aquel terror y espanto | |||
que tenías y mostrabas | |||
contra el bando castellano? | |||
Dime por qué me trujiste | |||
con tan disfrazado engaño | |||
a la muerte y que padezca | |||
el hijo que has engendrado, | |||
el cual engendrar no hubiera | |||
padre tan acobardado; | |||
y pues tus crecidos miembros | |||
tan mal los has empleado, | |||
cría tu hijo, cobarde, | |||
como mujer al regazo, | |||
que hoy tomaré de hoy más | |||
el nombre que tú has dejado, | |||
de hombre para morir | |||
no como mujer temblando. |
FIN
De la prisión y muerte de Caupolicán
Herido el Caupolicán | |||
escapó de la batalla, | |||
y preso, que es lo peor | |||
y lo que más le pesaba: | |||
preso va en medio de todos | |||
los que le llevan en guarda | |||
con el rostro ceniciento | |||
y la cabeza inclinada; | |||
suspira de rato en rato | |||
y aún entre sí se quejaba: | |||
¿en qué te ofendí, Fortuna, | |||
que así te muestras contraria? | |||
acaba ya de seguirme | |||
mira que no ganas nada, | |||
que es honra en el rendido | |||
(como dicen) dar lanzada. | |||
¡Oh luz del ardiente sol, | |||
para mi tan deseada, | |||
cuán bien que habías comenzado | |||
si tu curso así acabara. | |||
Noble Senado de Arauco, | |||
¿qué diréis de mi tardanza, | |||
pues perdéis la libertad, | |||
yo libertad, honra y fama? | |||
Así estaba razonando | |||
cuando le avisó la guarda | |||
que ya no había remedio | |||
por ser la sentencia dada; | |||
pide digan a Reinoso, | |||
capitán del Rey de España, | |||
que le conceda licencia | |||
para hablarle una palabra, | |||
y habiéndosela otorgado | |||
así comenzó su habla. |
FIN
Yo soy Caupolicán a quien Fortuna | |||
puso en lo más alto de su rueda: | |||
jamás se me negó cosa alguna | |||
que un rey o gran monarca alcanzar pueda; | |||
fui del valle de Arauco la coluna, | |||
tuve de Chile el mando, en paz muy leda, | |||
y agora soy un triste que a la muerte | |||
me trajo la Fortuna y triste suerte. | |||
Hice por mi valor temblar a Marte, | |||
diome de mil naciones la pujanza, | |||
hice con mi saber, industria y arte | |||
temblar al español, y su pujanza | |||
la puse por el suelo en toda parte, | |||
hasta agora que hizo tal mudanza | |||
el tiempo en mis victorias, que estoy puesto | |||
a pagar con mi muerte todo el resto. | |||
Por tanto, si clemencia en ti se halla, | |||
ilustre capitán, humilde pido | |||
revoques la sentencia que está dada, | |||
considerando el tiempo a que he venido. | |||
Y porque en acabar esta jornada | |||
no acabas mas de un cuerpo ya rendido | |||
y habrá en mi lugar que me sucedan | |||
Caupolicanes mil que en Chile quedan, | |||
mira que evitarás guerras y daños | |||
que pueden suceder por mi venganza: | |||
harás con darme vida a los chilcanos, | |||
que sirvan a tu rey y sin mudanza | |||
darán la sujeción a los hispanos | |||
perlas, plata y fino oro en abundancia: | |||
y por me conceder lo que te pido | |||
no dejará tu rey de ser servido. | |||
El capitán español | |||
a nada oído le daba, | |||
y así mandó se ejecute | |||
la sentencia que está dada; | |||
el verdugo se allegó | |||
desnudo y de mala cara, | |||
al cual furioso arrojó | |||
bien lejos de donde estaba, | |||
diciendo, «corte mi cuello | |||
alguna honrada espada | |||
de tanto noble español | |||
como mira mi desgracia». | |||
Su atrevimiento reprimen | |||
y presto a un poste le atan | |||
a donde los ballesteros, | |||
aunque con temor tiraban, | |||
porque, aunque muerto le ven, | |||
por vivo le figuraban | |||
respecto del gran temor | |||
que su vista les causaba. |
FIN
De la nueva elección de general en Chile, después
de la muerte del Caupolicán
Después que pasó el pregón | |||
de la voladora fama, | |||
y ya que en Chile se supo | |||
el suceso y mala andanza | |||
del Caupolicán famoso | |||
y su muerte desastrada, | |||
el Consulado procura | |||
que nueva elección se haga, | |||
para que haya un caudillo | |||
amparador de la patria; | |||
para lo cual se ajuntaron | |||
los caciques de más fama, | |||
Tucapel, Ongolmo, Angol, | |||
Cayocupil, Mareguano, | |||
Mirapuc y Lebopía, | |||
y Lincoya, de gran fama. | |||
Puren llega y Lemolemo | |||
con lucida gente armada; | |||
Elicura, y Colocolo, | |||
hombre que su edad anciana, | |||
valor y saber en guerras | |||
más que todos se adelanta, | |||
el cual alzando la voz | |||
les dijo: «porque la Patria | |||
veis el peligro en que está, | |||
diré muy pocas palabras. | |||
Bien sé que estáis deseosos | |||
del nuevo cargo que os llama, | |||
y que cada cual pretende | |||
le es debido el lauro y palma: | |||
a lo que responderé | |||
que pues la gente de España | |||
nos tiene tan oprimidos | |||
y mucha gente nos falta, | |||
es bien que con gran silencio | |||
la nueva elección se haga, | |||
y sea hecha en el varón | |||
que aquella viga pesada | |||
tuvo más sobre sus hombros | |||
fuera del muerto que falta». | |||
Lincoya dijo: «yo soy | |||
aquel que más se aventaja, | |||
y el que más valor mostré | |||
en la elección pasada, | |||
pues sólo el Caupolicán | |||
con seis horas de ventaja | |||
me ganó, después que treinta | |||
sufrí en mi hombro la carga». | |||
Colocolo dijo: «pues | |||
con tanta ventaja gana, | |||
doblándole el tiempo a todos, | |||
si os parece, séale dada | |||
la silla de general, | |||
sin ser voluntad forzada». | |||
Viendo la mucha razón | |||
con que el viejo anciano habla, | |||
dicen todos muy contentos: | |||
«Lincoya lleve la palma». | |||
El cual respondió «señores | |||
pues que me encargáis tal caiga, | |||
de que estoy agradecido, | |||
escuchadme una palabra, | |||
y es, que si acaso me viereis | |||
en los convites y plazas, | |||
no me hagáis la cortesía | |||
que mi gran cargo os encarga, | |||
antes como a un ordinario | |||
soldado, me haced la salva; | |||
pero si mi mandamiento | |||
viereis por seña o en carta, | |||
habeislo de obedecer, | |||
so pena de mi desgracia». | |||
El viejo anciano replica: | |||
«justo es que así se haga, | |||
y en nombre de todos doy | |||
de obediencia la palabra». |
FIN
Octava
Era Lincoya discreto y elocuente, | |||
sabio, tratable, franco, valeroso, | |||
Gentil hombre, astutísimo, prudente, | |||
Gallardo, cortesano, manso, hermoso. | |||
Sagaz, humano, próvido, valiente, | |||
Fuerte, guerrero, diestro, belicoso, | |||
Ágil, membrudo, recio, corpulento, | |||
De noble condición y entendimiento. |
En que se declaran las partes y calidades de Colocolo,
gran consejero en el estado de Arauco