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Flores Panegíricas de varias Loas, Sagradas y Humanas

     Y aquestas flores panegíricas, y exornativas se componen de las sagradas, y heroicas, parecerá excusada la prelución, cuando se ha tratado tan copiosamente de uno, y otro argumento: con todo, por no faltar al dictamen, en que cada asunto de poemas lleve su introducción, habré de volver a tocar uno y otro. Y las flores que entonces se dividieron en partes, y por singularse escaparon de la pluma, aquí deseo, que se vean, aunque brevemente unidas.
Plin. lib. 21, ca. 8.

Gent. Hervet. Comen. in l. I. Ped. Clement. Alex. nu. 10.

Artem. l. I, cap. 79. I, Pet. ca. I, v. 4.

Græc.

     Quien no conoce la gracia especial de la flor, Amaranto; negará la similitud con el divinísimo Sacramento del Altar, es una espiga carmesí, como dice Plinio: Est autem spica purpurea. De tan rara y exquisita virtud, que cuando acaba la belleza de esotras flores, ella descuella, y se desabrocha más hermosa, aun entre las duras escarchas del invierno: Cum defecere cuncti flores (dijo Genciano Herveto) madefactus aqua reviviscit, et collectus, fumique tempore ficcatus recondite ad coronarios usus hiemis, nec nitorem gratiamque colores amittit. Y se huelga, afirma Plinio, que la corten para renacer, y florecer con más vistosa gala: Mirum in eo, gaudere decerpi, et lætius renasci. De tan permanente, y constante felicidad, y tan perdurable hermosura, que en su propio nombre dijo Artemidoro (22), trae las calidades de su naturaleza: Etiam colorem iuxta nomen suum suum immarcessibikem penitus servat. Nunca se marchita, es como si dijéramos una flor eterna. La herencia, y corona (dice San Pedro) que nos prometió Dios en el cielo es eterna, es inmarcesible: In hæred ita tem incorruptam, immarcessibilem, en lugar de incorruptam, leyó el griego: Amarantinam, como si más claramente [120] dijera que no hay cosa que declare mejor la eternidad de la gloria, que la flor inmarcesible del Amaranto. �Qué circunstancias tan propias, y ajustadas con ese Divino Dios Sacramentado! Espiga soberana de trigo, que se da en comida a los fieles; mas como amarantina flor de su naturaleza purpúrea se tiñó con su misma sangre, preservándonos con su incorruptibilidad de nuestra corrupción, y previniéndonos la corona de nuestra inmortalidad.



Hug. Cart.

D. Pasc. l. de corpor. et sang. Dominic. 12.

     No solamente en la celestial patria nos asegura aquel ameno, y florido Paraíso, mas en esta vida es flor que recrea a todos los sentidos, de los que descarnados del siglo saben percibir su hermosura, fragrancia, y dulzura: Flos omni suavitate odoriferus, aspectu decorus, gustu dulcis, tactu suavis, aspectu delectabilis. Que dijo Hugo Cardenal, no una flor, mas un campo coronado de flores, es Cristo en aqueste sacramento, adonde convida a los afligidos mortales, para que se recreen con su belleza, y suaves aromas, mejor que con las que cultivan los más fragrantes mayos, y más hermosos jardines: In agro Corporis Christi (dijo Pascasio) Thesaurus absconditus vernat floribus: de quo sane agro, plane vitæ, id est, carnis, et potus sanguinis sumentibus quotidie exuberat.





D. Bern.
     Que MARÍA sea una rosa, ya lo hemos ponderado en otra parte; pero oigámoselo segunda vez a la dulzura de Bernardo, donde contraponiéndola con Eva, dice: MARÍA sólo es la rosa, ella la espina, MARÍA la que nos halaga Madre, ella nos punza madrastra; MARÍA nos aseguró la vida, ella nos acarreó la muerte; MARÍA nos trajo las felicidades, ella las desdichas: Eva quidem spina fuit, MARIA Rosa: Eva spina vulnerando; MARIA omniun afectus Rosa mulcendo; Eva spina infigens omnibus mortem: MARIA Rosa reddens salutiferam omnibus fortem. Y si la rosa arrancada, mustia, y aun seca conserva la vida de su fragrancia, como decía en otra parte con Anacreón, y lo cantó don Luis de Góngora, con la suavidad, y cultura tan propia suya, hablando en la muerte de una belleza con la metáfora de la rosa. [121]
                
Pálida restituye a su elemento,
     su ya esplendor purpúreo casta rosa,
     que en planta dulce un tiempo, si espinosa,
     gloria del Sol, lisonja fue del viento
El mismo que expiró suave aliento
     fresca, expira marchita, y siempre hermosa,
     no yace, no, en la tierra, mas reposa,
     negándole aun al hado lo violento.
 




Loa de la Asunción.
     En quien se verifica mejor esto, que en María en su santísima muerte; aún alientos de vida respiraba aquel sagrado cadáver, y reunida a su cuerpo, se transplantó al empíreo, para exhalar por una eternidad fragrancias de rosa, como bien en metáfora desta flor, ponderó mi maestro su muerte, su resurrección, y su asunción a la gloria. Pero quien mejor expresa a mi ver este triunfo, esta festividad sagrada, esta flor Amaranto, de quien ponderaba antes con Plinio, que se holgaba que la desuniesen y apartasen de la tierra, para renacer con mayor gala, con más vistosa pompa: Nimirum in eo gaudere decerpi, et lætius renasci. Viose desunida aquella alma con tantos visos de divina, pero con qué belleza y majestad volvió a renacer de esa tierra de su cuerpo. Porque como tan parecidos madre y hijo, una misma flor simboliza a entrambos.


Anacr. de Rosa.
     No sólo la madre y el hijo se aclaman rosas de este vergel de la Iglesia; pero también su más querido precursor Juan; no ya porque tiñó la toga de su grandeza del carmín de su sangre, sino porque esta flor de los cariños del eterno verbo, respiración y aliento, por donde rastrearon su grandeza y conocieron su fragrancia. También por ser la rosa la hermosura, y ornato de todas las gracias, como lo celebró Anacreón.
 
Rosa flos, odorque Divum
Decus illa gratiarum.
 
Que eso significa Juan, y atestiguó Guarrico: Denique si alia cesarent omnia, si cuncta de eo silerent Prophetarum præconia, solius gratia nominis eius, quod vocatum est ab Angelo, priusquam in utero conciperetur, satis abunde singularem in eo futuram Dei gratiam testabatur. [122]


Plin. lib. 21, cap. 4.

Amb. lib. 7, in Luc. c. 12, � 4.

     Las espinas no le quitan a la rosa, ni su hermosura, ni su fragrancia, antes bien estas ayudan a que una, y otra sobresalgan mejor. Advirtiolo a mi ver Plinio: Rosa nascitur spina verius, qui frutice, in rubo quoque proveniens; illic etiam iucundi odoris. Con quien simboliza mejor esta flor cercada de espinas, oprimida de abrojos, es con los mártires, porque las agudas, y penetrantes puntas de sus tormentos, y penas tiñeron en color rojo, lo que fue antes blanco de sus odios. Oigamos al divino Ambrosio: Ubi Martyrum sanguis ibi Chius, qui est flos sublimis, immaculatus, innexius, in quo non spinarum offendat asperitas, sed gratia circumfulsa clarescat. Sunt enim spinæ rosarum, quia tormenta sunt Martyrum. Non habet spinas in offensa divinitas, quæ tormenta non sentit. Con singularidad figura la rosa al ínclito mártir y Obispo San Blas. No sólo, porque purpúreo la estola de su martirio a fuerza de las espinas, y abrojos de sus tormentos; pero con especial gloria suya, porque las espinas fueron las que mejor ilustraron sus prodigios. Pues nadie ignora, que cuantos se valen de su intercesión, y patrocinio, se ven libres de las espinas, cuando más les oprime en la garganta el aliento; esparciendo ellas por todo el mundo el olor de tan sagrada rosa con tan divinos portentos: illic etiam iucundi odoris.



Chrysost. Hom. 8, in Genes.
     Quién, dice el Crisóstomo, contemplando en una apacible y serena noche esos cielos con tanta variedad de luces, no confesará admirado, que los esmaltan tantas flores, cuantos astros y planetas adornan su belleza. Animad verte (obsecro) dilecte, an non omnibus pratis, et hortis iucundius sit spectare in media nocte firmamentum Cæli, et Stellarum varietatem, quasi floribus quibusdam variegatum, et ornatum, multum lucis super terram effundere. Y quién, pregunto yo, considerando en la Primavera un ameno campo, adornado y vestido de toda la hermosura y variedad de flores, de que le pulen los abriles y adornan los mayos: no dirá que se ha bajado el firmamento al suelo, y �cuántos planetas y astros le esmaltan, cuántas rosas, lilios, claveles, jacintos, mosquetas y jazmines le adornan? Hablando de Santa Úrsula, y sus valerosas compañeras, hice contraposición de los Astros y flores, a mi ver ajustado al intento.
 
Florido y galante Sol
     del Prado en la bella Esfera [123]
     Úrsula luce, si esotras
     son aromantes estrellas.
Al jardín del firmamento
     trasladada su belleza,
     flores desabrochan rayos,
     si acá estrellas hojas tiernas.
 
A cada paso los poetas latinos y españoles, se valen de esta contraposición con galantísimas metáforas; oigamos por todos a Virgilio, que pone esta competencia del lucero y la rosa; pues al uno por la púrpura que le adorna, le aclama la rosa del cielo, y a la otra por los rayos purpúreos en que se deshoja, lucero de la tierra, recambiándose gustosamente los colores.
 
Virg. lib. Aus. de Rosa. Ros unus, color unus, et unum mane duorum
     Syderis, et floris, nam Domina una Venus.
Forsan, et unus odor, sed celsior ille per auras
     Difflatur: spirat præximus iste magis.
 
Y el otro elegante poeta, trocando los rayos por la púrpura, le aclamó sol del prado.
 
Francisco Zárate en el Soneto de la Rosa. Y venciendo en la pompa su elemento,
Bien caduca luz fue Sol del prado.
 








Lucret. lib. I.
     Quién llegando a contemplar las estrellas, que adornaron la gloriosa Urna y dichoso sepulcro de San Ignacio de Loyola, fundador ilustre de la sapientísima religión de la Compañía de Jesús, no dirá que fueron flores que esparció el cielo para adornar su sepulcro, para mejor perpetuar su memoria; más gloriosas e ilustres que aquellas que esparcían, y con que adornaban los antiguos las fúnebres las fúnebres losas de sus más caros amigos, y más sentidas prendas; pues también se llegan a cambiar los colores y rayos los astros de el cielo, y las flores de la tierra; sino es que digamos, que eran flores de luz, que retoñecían del mesmo cadáver, para declarar mejor el fuego de Ignacio que las fomentaba; que no es novedad, que de el fuego nazcan flores, como decía Lucrecio: Donec flammas fulxerunt flore coorto. Ningunas otras puede producir estas flores que las llamas de Ignacio. [124]






S. Nil. in paren.
     Que sea la rosa un vivo simulacro de Ignacio, no lo dudo, no sólo, porque aquella preside a las demás flores; y este glorioso patriarca fue cabeza de su Sagrada familia; pero principalmente, por las innumerables espinas y abrojos, que le acercaron de persecuciones, de trabajos en su conversión, por el discurso de su vida, y después de su muerte; pero de ellas brotaron mejor la púrpura de sus virtudes, que le ilustraron tanto, y hicieron tan admirable mundo. Parece que le estaba mirando San Nilo, cuando prorrumpió en estas palabras, y razonó estas rosas: Tolera tribulationes inter ipsas enim virtutes, quem ad modum inter spinas rosæ rascuntur, et germinant. Esta es la herencia que ha dejado a sus hijos, estas espinas, digo, de trabajos y persecuciones; pero que rosas tan admirables han producido de varones ilustres para honrarle como a Padre, para coronarle a vencedor.




Num. 17, v. 8.



D. Ambr. ad verba 1. Num. v. 8.

Corn. a lapide, in c. 17, 8. Num.

     Y si atendemos al argumento, en que más se dilatan estas flores panegíricas de obispos, pontífices sagrados, que rigen con su celo tan dilatadas provincias, reconoceremos que a ninguna otra dignidad quiso Dios que declarasen si expresasen más vivamente las flores, que a la pontífica. Pues en aquella competencia entre las tribus de Israel, sobre la antelación del Sumo Sacerdocio, dispuso el Señor que las flores de una vara fuesen el hábito que decidiesen por Aarón: Invenit germinasse virgam Aaron, et turgentibus gemmis eruperant flores, porque se entendiese, dice Ambrosio, que la flor de tan suprema dignidad, nunca pierde la gracia de su verdor y lozanía, siendo la raíz de la humildad la que mejor da vida a los esmaltes de sus flores: Virga quid aliud ostendit, nisi quod numquam Sacerdotalis marce fuit gratia, et in summa humilitate habeat in suo munere commisu sibi potestatis florem. Fueron estas flores de almendro, árbol que florece primero entre las demás plantas, y con el mesmo madrugar, y anticiparse a las otras, adquiere y retiene, según el hebreo, el nombre de vigilante. Oigamos al sapientísimo padre Cornelio, a lapide: Quia amigdalus prima inter arboles floret, primaque suas boccas, et flores producit unde Hæb,vocatur sca Ked, id est, vigilans, quod prima inter arbores post hyemem e vigilet, et floreat. Hinc illud Ierem. 1, 10, virgam vigilantem ego video, alii vertunt virgam amigdalinam ego video. Símbolo expreso adelanta el mesmo Cornelio de la vigilancia que debe tener un obispo: Hæc virga significat qualis debet [125] esse Pontifex, scilicet, cum debere esse vigilantem.



Cic. 5 in Ver. de Vere.
     No sólo el almendro; pero también la rosa es jeroglífico de la vigilancia, y declara muy bien la que deben temer los obispos sobre la grey que rigen; pues se anticipa a las demás flores, y es la que madruga a traer, como dice Cicerón, las alegres nuevas de la florida primavera: Cuius initium non a Favonio, vel ab aliquo astro notabat; sed eum rosam videret, tunc incipere ver arbitrabatur. Madrugan las rosas, y a los primeros crepúsculos del día, a los primeros desperezos de la aurora, despliegan los labios de sus hojas por concebir las perlas, que en rocío las franquea el cielo. Así exhorta Venus allá en Claudiano a las ninfas que la siguen, que se levanten con la Aurora a coger las flores, que tanto antes previenen a sus rayos, mientras ella se entretiene en coger las rosas, que como lucero de los vergeles preceden al Sol y a su deseada venida.
 
Huc elapsa cohors gaudet per florea rura,
Clau. lib. 2, de rap. Prof. Hortatur Cytherea legant, nunc ite forores,
Dum matutinis præsudat solibus a er,
Dum meus humectat flaventes lucifer agros
Rotanti provectus equo, sic fata doloris
Carpit signa fui.
 


Ad Hab. 13, 17.
     Esa atenta vigilancia sobre sus ovejas, es el principal oficio de los obispos, y de tanto cuidado, y monta, que el eterno y supremo juez, no les ha de pasar por alto el más mínimo descuido en tan soberano empleo, como decía Pablo: Obedite Præpositis, vestris, ipsi enim pervigilant, quasi rationem pro animabus vertris reddituri. No sólo tan atento desvelo expresa la rosa; pero también otras calidades de tan supremos prelados; o si no, que quiere decir aquel desabrochar los senos para recibir el rocío de el cielo; no otra cosa, que dar ensanchas a los mayores retiros del corazón, para recibir la sabiduría de lo alto, que después se ha de comunicar a los fieles, que le reconocen pastor. Lo rojo del color significa la caridad abrasada para con Dios y sus prójimos. Aquel desnudarse de sus hojas para cubrir la tierra, ejecuta a la piedad para derramarse en limosnas, amparar y vestir a los desnudos (23), que solicitan su abrigo. [126]






Basil. Epistol. 149.
    Estos son los más de los asuntos destas flores panegíricas; por ellas reconocerás, que así en lo sagrado, como en lo humano, no simbolizan mal con lo que en ellas se discurre, principalmente las rosas, que con la púrpura de sus hojas y agudo de sus espinas, singularmente expresan los más de los asuntos. No temas el cogerlas, que no te lastimarán desapacibles, antes bien te solicitarán amorosas, que ya en otra ocasión el gran Basilio desarmó de este recelo, advirtiendo a un amigo, que más le picarían el gusto, que le retirarían la mano al cogerlas: Natura tenues illas spinas, velut amatorias quosdam stimulos eius amatoribus ad florem produxit, ad maius desiderium per male ferientes aculeos tactum irritans. [127]
                                                                                                                                                       
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Loas a varias festividades y asuntos

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En festejo de Nuestra Señora de Loreto, en la Comedia del valiente Cananeo

Personas que hablan.
Dafne.                          Apolo.
Sale Dafne sola toda admirada.
                   

Daf.   

ArribaAbajoTan suspensa he discurrido           
     por esos sombríos bosques,
     que entre las dudas fluctúo,
     y no hallo pie en confusiones.
Antes vegetable tronco 5
     viví entre el vulgo disforme
     de aquel monte, y de la selva
     planta fui de las más nobles.
Laurel fui, que al alto risco
     su cima adorné en verdores, 10
     también las altivas sienes
     del más vitorioso Héroe.
Racional forma ya alienta,
     todos mis miembros conformes,
     y la razón de un punto 15
     sólo informa admiraciones.
Dafne fui, que en mi belleza
     apostaron perfecciones
     las gracias, y en competencia
     estudiaron las mejores. 20
En mejilla, en boca y labios
     no compiten los colores, [128]
     que en sí perfecto cada uno
     desprecian emulaciones.
Sin duda mi rostro un Cielo 25
     fue, que animaron dos soles,
     pues deslumbró al mesmo Sol
     al mirar mis resplandores.
Mi beldad vio Apolo un día,
     y al contemplarla cegose, 30
     �que de violencia en los rayos
     de una hermosura se esconde!
Al amor rindió el esfuerzo,
     peligró entre sus ardores;
     que a las llamas de Cupido, 35
     las del Sol fueron menores.
La albura de mi pureza
     pretendió lascivo entonces,
     como es nieve y él es Sol,
     tiernos temí sus candores. 40
Y aunque es de cristal de roca,
     no hay que blasonar rigores,
     que castidad presumida
     peligra en las ocasiones.
Las espadas di al peligro, 45
     invoqué a los altos Dioses,
     oyéronme; �a quién no escucha
     un pecho cortés, y noble?
En laurel me transformaron,
     toda mi beldad se encoge 50
     entre las hojas, y ramos,
     y en la corteza se esconde.
Muchos siglos repetidos
     viví planta, selva y bosques,
     y los que me vieron antes, 55
     hoy mujer me desconocen.
De aquella mi forma antigua
     gozo ya nuevos primores,
     que en la virtud nunca pierde,
     quien por la virtud se esconde. 60
Pero �qué Deidad, oh selvas
     este prodigio dispone? [129]
     decidlo, porque yo pueda
     hoy rendirla adoraciones.
Algún poder más que humano 65
     esta soledad acoge;
     decidlo, que si la debo
     la razón, ella la adore.
 
 
ArribaAbajo

A esta cuartilla doble va preguntando Dafne, y la van respondiendo dentro

Daf.   

     ArribaAbajo�Ea, decidla Deidad?

Apol.   

     Castidad.

Daf.   

     �Esta la razón me dio?

Apol.   

     Te dio.

Daf.   

     Y la forma, �qué me informa? 5

Apo.   

     Ella forma.

Daf.   

     Ya mi duda se conforma
        con esta voz, �que me aflijo!
        pues claramente me dijo:
        Castidad te dio esa forma. 10
 
 
ArribaAbajo

Al decir esta copla última, va saliendo Apolo, y mirándole Dafne, prosigue alborotada

Daf.   

     ArribaAbajoPero �qué enemigo? �Ay Cielos!
          ya con el peligro toco:
          �no es este Apolo, quien quiso
          atreverse a mi decoro?
     Deidad, o espíritu seas, 5
          a furor ya me provoco, a par.
          hombre, o furia, o quien quisieres,
          di, �qué pretendes tan loco?
     Que si atrevido otra vez
          te opones al blanco copo 10
          de mi pureza, no dudes
          me vuelva a la selva tronco.
     Y lo racional, que animo
          trocaré en el verde soto,
          con lo insensible de planta, 15
          por excusar tus arrojos. [130]
 
 
ArribaAbajo

Al decir esto querrá irse, y detendrala Apolo diciendo

Apo.   

     ArribaAbajoEspera Dafne, no pienses
          (Aunque soy el mismo Apolo)
          que pretendo que se ultraje
          esta castidad que adoro.
     Por sacarte de cuidados, 5
          (escucha este rato solo,
          y a tu discreción hoy deba,
          lo que no debo a tu enojo).
     Por descifrarte las dudas
          hoy bajé de ese alto Polo; 10
          que bien sé, que en confusiones
          vive tu espíritu heroico.
 
 
ArribaAbajo

A todo esto ha de estar vueltas las espaldas Dafne, y como caminando, y a esta última palabra se vuelve a Apolo

Daf.   

     ArribaAbajoPues cortés a mi pureza
          la respetas generoso,
          y más atento a tu honor,
          menos ciego ya te noto.
     Te escucharé, con que digas, 5
          si lo sabes, �quién ya pronto
          antes respondió a mi voz,
          que aquí te viesen mis ojos?

Apo.   

     Satisfaré a tus cuidados,
          aliviaré a tus ahogos, 10
          alentaré tu esperanza,
          cumpliré conmigo propio.
     Aquesta voz, pues, que oíste,
          yo la articulé, yo solo,
          mas no sabes su misterio, 15
          escucha, y sabraslo todo.
     Árbol te viste en la selva,
          yo la causa no la ignoro,
          tú la sabes, repetirla,
          es arrebolarme el rostro. 20
     Porque al conocer su culpa [131]
          el noble le deja airoso,
          como su memoria al bajo
          es procurarle más loco.
     Por ser casta, y por mujer 25
          Dioses te dieron socorro,
          que mostraron ser Divinos,
          pues te ayudaron piadosos.
     Muy conforme a tu valor,
          laurel viviste en el soto, 30
          porque de esa tu vitoria
          ganaste lauro glorioso.
     Hoy, pues, se ha llegado el día,
          Dafne del mayor asombro,
          del misterio más crecido 35
          que vieron los siglos todos.
     Pues el Verbo Soberano
          trueca su eminente Solio
          por la bajeza del hombre,
          de su amor empleo heroico. 40
     De luces bañando un joven,
          del aire el seno espacioso,
          que en ondas de sus cabellos
          sulca sus dorados golfos.
     Reverente, pues, y humilde, 45
          con prodigio misterioso,
          a una Virgen se aparece,
          della, y dél con harto asombro.
     Ya la voz Gabriel desata,
          y en Cortés y humilde tono 50
          la mayor oferta le hace,
          que oyó el uno, y otro polo.
     Un Hijo de Dios, le dice,
          por tan tuyo le propongo,
          que ya te respeta Madre, 55
          el que es del Padre Hijo solo.
     Duda, mas se informa cuerda,
          cuidadosa inquiere el modo,
          que no en todas obediencias
          quiere Dios sentidos sordos. 60
     Como si Virgen, replica, [132]
          �puedo ver de Madre el logro?
          porque es nema la pureza,
          que se relaja al esposo.
     Todo lo serás, responde, 65
          que para lograr el colmo
          de Madre de Dios, importa
          que Virgen te aclamen todos.
     Ves aquí dice María
          la esclava de Dios, y él pronto 70
          a este fiat capaz la hizo
          de su Eterno ser hermoso.
     Congelose en Virgen de nácar,
          de Dios rocío precioso,
          y siendo inmensa su Esfera, 75
          se redujo a breve Globo.
     Y pues que tanto MARÍA
          la pureza, y el decoro
          precia, que por ella quiso
          dejar a Dios por Dios propio. 80
     Tu castidad tanto estima,
          tanto, que bastó esto sólo
          para darte esa razón,
          que antes te navega el soto.
     Y acumulándote dichas, 85
          gozas privilegio honroso,
          pues del laurel de tu nombre
          tomó su más alto apodo.
     Porque Laureto llamó
          aquel albergue dichoso, 90
          en que el Verbo carne humana,
          en honor vistió de todos.

Daf.   

     El alma con tal prodigio
          ha alentado tan absorta,
          que aunque se niega a ñas dudas, 95
          de admirada aún no se cobra.
     Hoy el ingenio por corto,
          a tal misterio se encoja,
          mas dilate el corazón
          gozos que el alma atesora. 100
     Agradecida a este empeño [133]
          quisiera pagala pronta;
          pero �qué paga a MARÍA
          no se retira aquí corta!
     Y si la deuda es crecida, 105
          baste que se reconozca,
          ya en las voces de un festejo
          la mía confieso agora.
     Una comedia od ofrezco,
          (�qué recompensa tan corta!) 110
          el valiente Cananeo,
          título es que más la honora.

Apo.   

     Y pues que Dafne festiva
          se anticipa tan gustosa
          a festejarnos, pagalde 115
          en la atención en que os cobra.
     Con el discreto no habla,
          tampoco el noble esto ignora,
          solo el maldiciente calle,
          porque aquí no le conozcan. 120
 
 
ArribaAbajo

Al festejo que hicieron los pasajeros a nuestra Señora de Payta

en reconocimiento del buen viaje que les había dado.
Loa
 
        ArribaAbajoLlegose el dichoso día,
             en que en la arena escamosa
             saludamos los cristales,
             nos fiamos de las ondas.
        De Panamá despedidos 5
             (Salamandra de si propia,
             que eternamente revive,
             ya entre incendios, ya en congojas)
        Alegres dimos al Sur
             de la nao pujante proa, 10
             siendo el Perú el norte amado
             de la voluntad gozosa.
        Despegose el lino al viento
             y apenas los aires corta,
             cuando rémora a su vuelo 15
             Isla del mar fue Taboga. [134]
        Hija hermosa de Neptuno,
             en cuyo sitio Pomona
             logró más fecundidades,
             que en las Perides todas. 20
        Aquí el Mayo, y el Otubre,
             en admiración gustosa,
             este sitio habitan siempre,
             ya en fruto, ya en flor, ya en hoja.
        Siendo de Tetis al rostro 25
             verde lunar, que le adorna,
             a quien de cristal los cercos
             desvanecen más su pompa.
        En breves días dejamos
             a las espaldas, y a popa 30
             la amenidad deste sitio,
             la tierra dejamos toda.
        Golfos sulca ya la nave,
             abismos de tanta monta,
             que profundidades mide 35
             a distancias de las Zonas.
        Busca la vista, si puede
             descubrí en su derrota
             alguna orilla a tus aguas,
             algún término a sus ondas. 40
        A breves lances un monte,
             atalaya de la costa,
             registraron nuestros ojos,
             no sin la atención dudosa.
        Pero despejado el aire, 45
             conocimos la Gorgona,
             que a violentas de las aguas
             que vigilancia no dobla.
        No desmayó el corazón,
             que en peligros más de monta 50
             halla asilos en MARÍA,
             amparos en ella logra.
        De Monserrate la Imagen
             todos humildes invocan,
             obedeció el mar, y el viento, 55
             este, y aquel la lisonja. [135]
        Agradecidos rendimos,
             en la que vive Custodia,
             si los labios a sus aras,
             de amor fuego a sus antorchas. 60
        No se estrecha en un lugar,
             ni su amparo, ni su gloria,
             en muchas se multiplica,
             porque la hallemos en todas.
        Entre las toscas arenas 65
             deste mar, y desta costa
             de Payta, Panteón erige;
             tosca funda a tanta joya.
        Levanta farol en ellas,
             que el navegante entre sombras, 70
             conducido de su luz,
             ni peligra, ni zozobra.
        Norte es hermoso a quien mira
             el Piloto en su derrota,
             ninguno acertó en el rumbo, 75
             que desviase su proa.
        Es la aguja, que los vientos
             tan iguales los conforma,
             que el timón él no delira,
             si la atiende, y mira sola. 80
        Es la Luna hermosa, y bella,
             que aunque de Payta se nombra,
             no ha burlado los deseos
             del que confiado la invoca.
        Rige mejor que Neptuno 85
             al tridente de su boca
             el mar, cuando más furioso,
             o se revela, o se azora.
        El freno tiene a los vientos,
             sin que desbocados corran, 90
             y al impulso de sus labios
             sus altiveces reportan.
        �Quién rendido a aquesas plantas,
             Oh Soberana Señora,
             no pregona estos prodigios, 95
             no vocea estas victorias? [136]
        Con propiedad de Mercedes
             te ajusta el título, y honra;
             porque cualquier beneficio,
             por merced decretas propia. 100
        Reconocidos a aquesta
             (no se tenga por lisonja)
             una comedia ofrecemos,
             corto festejo a tu gloria.
        Cifra es de un crecido amor 105
             lo trágico de la historia;
             que llegar a dar la vida,
             es lo que más se remonta.
        Desta verdad que publico,
             el Conde de Fez es norma, 110
             pues el amor, y el secreto
             lo redime a tanta costa.
        �Si del Padre Eterno Hija,
             si del Espíritu Esposa,
             si del Hijo Amado Madre, 115
             MARÍA, todos te invocan?
        Si a la Trinidad Sagrada
             eres Templo, eres Custodia,
             la Trinidad en los suyos
             bien es conozca estas glorias. 120
        Recibe, pues, el servicio,
             y a la Nao, que así se nombra,
             del Callao al puerto amado
             conducela generosa.
        Al Auditorio que escucha 125
             en tan discretas personas,
             no pido audiencia, que ofendo
             sólo con la duda sola.
        Porque siempre el entendido
             se ha anticipado a las honras, 130
             no aguardan que se les rueguen,
             que diera de necio nota.
        Si hemos tenido buen gusto,
             hable ya por si la obra,
             las faltas serán nuestras, 135
             que la comedia es famosa. [137]
 
 
ArribaAbajo

A nuestra Señora de Guapulo, el día de la Festividad de las Nieves

Loa
 
        ArribaAbajoVistoso Sol hoy MARÍA
             luce en nevados zafiros,
             Cielo, que de dos amantes
             le consagro afecto pío.
        (Sabias Togas, do se acata 5
             el regio esmalte de Tiro,
             que en Alteza tan suprema
             se emboza todo un Filipo).
        (Pastor Sacro, a quien el Docto
             sólo os conoce en el silbo, 10
             que es tan sutil vuestro aliento,
             que le ignora el tardo oído).
        Y aunque es el Agosto ardiente
             gira en congelados vidrios;
             prodigio, que ya los rayos 15
             vivan helados peligros.
        Su rojo esplendor abriga
             de viriles cristalinos,
             quizás, porque con esfuerzos,
             abrase por más activo. 20
        Mas �parece, que la vista
             busca el riesgo sin aviso?
             cual la incauta mariposa,
             que se ronda el precipicio.
        Que examinar en la nieve 25
             del Sol los lucidos visos,
             mas es buscar escarmientos,
             que créditos del sentido.
        Desvanézcase el temor,
             no se recele el peligro, 30
             temer nociva influencia
             en MARÍA, es ya delito.
        Sus virgíneos esplendores
             acreditan ojos limpios; [138]
             pues águilas rayo a rayo 35
             peinan su candor activo.
        Crédito sean dos almas,
             dos corazones unidos,
             que de Himeneo (24) a las aras
             fueron casto sacrificio. 40
        Que si franca la fortuna
             de Osir les dio el metal fino,
             con mano avara les niega
             el mejor colmo en los hijos.
        Mas �cuándo dio por entero 45
             el bien? �cuándo dio el alivio?
             y con tales escaseces
             la idolatra más de un rico
        Destinan por heredera
             a MARÍA, �cuerdo aviso! 50
             logrado mejor en ella
             sus haberes, que en los hijos.
        Y porque el blanco no yerren,
             donde asestaron sus tiros,
             en yermo suelo les siembra 55
             en copos nevados lilios.
        (Que no por yerma una tierra
             debe gozar los desvíos
             penando, porque en la usura
             no trata su estéril sitio). 60
        Inspírales que le erijan
             sagrado a su culto asilo;
             mejor le dijera Cielo,
             pues al Sol contiene mismo.
        En hombros de blancos polos 65
             fían sus lucientes giros;
             pero si son de una Virgen,
             cándidos serán sus quicios.
        Esta es copia mal formada
             con colores de mi estilo, 70
             de aquel prodigio, que en pasmos
             veneró el pasado siglo.
        Es idea de la pompa,
             que oculta aqueste retiro, [139]
             y en gustosa emulación 75
             hoy aplaude nuestro Quinto.
        Sacra custodia de un Ángel,
             de milagros un abismo,
             que Guapulo en corto espacio
             golfo abrevió de prodigios. 80
        Original deste Alcázar,
             que compite con los signos.
             y tal vez sus artesones
             imán les fueron benigno.
        De aqueste erguido Panteón, 85
             deste glorioso Obelisco,
             tan vecino de la Aurora,
             que es del Sol primer registro.
        Atalaya destos montes,
             corazón de aquestos riscos, 90
             nave, que a impulsos del aire
             el campo navega a silbos.
        Prototipo en fin del Cielo
             de un Sol, que en canoros nichos
             de Querubes soberanos 95
             tienen su asiento lucido.
        Sobre afectuosos polos
             estriba este Sacro Olimpo
             de dos consortes, que un alma
             unió con lazo indistinto. 100
        Dos basas son de su culto;
             portento, que en este siglo,
             para el bien se ayuden dos,
             �cuando lo calumnia el vicio!
        Mas hombros tiene Bilan 105
             de un Alcides, que en Olimpos,
             y en esferas de piedad
             un punto no ha desistido.
        Sostituye al peso excelso,
             que fió de su alto brío 110
             un Atlante, o un Cristóbal,
             Martín generoso, y pío
        Argos atiende a su honor,
             mejor que aquese zafiro, [140]
             cuando en piélagos de sombras 115
             cuelga faroles lucidos.
        Y si entonces a MARÍA,
             y a su culto le fue asilo
             un yermo, esta soledad
             para su honor elegido. 120
        Mas hoy tan poblada toda
             de Dianas, de Narcisos,
             que aún dudo tanta beldad
             agote todo el guarismo.
        No sólo en airosas galas, 125
             no sólo en lustroso aliño,
             cada galán es un Mayo,
             cada dama un paraíso:
        Pero más de su piedad
             en los jazmines, y lirios, 130
             quizás, porque ni aún la nieve
             le faltase a aqueste sitio.
        En este albergue dichoso,
             en este Cielo, o Zafiro,
             un Sol Virgíneo sus rayos 135
             difunde siempre benignos.
        Tan a colmo de las plantas,
             y de la mies el arbitrio,
             que sus macollas gozaron (25)
             su ardor en frutos opimos. 140
        Y si su verdor fomentos
             pide en partos cristalinos,
             fluctuar se mira la tierra
             en improvisos abismos.
        Desatando sus incendios 145
             tanto Cristal desunido
             de las nubes, que a sus rayos
             sostituyeron sus vidrios.
        Cambia su amor tantas formas,
             y estudia tantos estilos, 150
             que ya la contemplo nube,
             ya Sol, ya claro rocío.
        Semejante de Israel
             a aquel pasmo del Egipcio, [141]
             que si astro mayor de noche 155
             acaudilla su destino.
        En sombra trueca su día
             al ardor del Sol nocivo,
             que sabe Dios de la luz
             sombras tejer al amigo. 160
        Ya en grata lluvia deshace
             su aparato tan lucido;
             �piedad ajar lucimiento
             propio en ajenos conflictos!
        Del pueblo a la mendiguez 165
             vierte pródigo rocío,
             que dar (sino puede) en llanto,
             nobleza es de un pecho pío.
        Mejor que este, su poder
             muestra a su piedad asido 170
             MARÍA, porque su amor
             es un Prometeo Divino.
        �Cuántos tocaron sus puertos?
             �cuántos hallaron asilo?
             que en el mar de sus dolencias 175
             fueron fábula al conflicto.
        �Cuántas procelosas ondas
             bebieron de sus delitos?
             que al abrigo de su arena
             reconocieron rendidos. 180
        A esta verdad, cuantos votos
             ornan aqueste edificio,
             son apoyo cuantas ansias
             son a su amparo testigos.
        A todos su amor alcanza, 185
             su pecho a todos benigno,
             y si a todos, todos juntos
             nos mostremos soy testigos.
        Que sino somos los cisnes
             deste teatro, o calistro; 190
             porque mucho desazona
             quien se aplaude presumido.
        Seremos de Apolo al coro
             el bajo en humilde estilo, [142]
             que esta voz en consonancias 195
             el punto fue más subido.
        Sea el asunto, o materia
             el de un ingenio Divino,
             que supo hermanar agravios,
             sin queja a un sujeto mismo. 200
        Dos agravios sin ofensa
             admiraréis con avisos,
             que no siempre las comedias
             se ordenan a precipicios.
        Que entre los ascos del cieno 205
             brilla tal vez el jacinto,
             pues aqueste el cuerdo estime,
             que es acreditar su juicio.
        Esto a nuestro amor, si al vuestro
             no escatimar los oídos, 210
             que esta mal gusto el alma,
             cuando niego este sentido.
        En tal siesta aqueste aplauso
             sólo corteses pedimos;
             nobles sois, y casi entiendo 215
             era escusado el aviso.
 
 
ArribaAbajo

A la Asunción de María Santísima

Loa
 
        ArribaAbajoEn este vergel humano
             yace mustia la más bella
             rosa, que en purpúreos rayos
             mereció noble diadema.
        (Sabia toga, en quien se admira 5
             del gran Filipo la Alteza,
             donde la piedad, y el cielo
             próvidamente se alternan.
        De cuyo Regio esplendor
             hoy le ciñe su cabeza, 10
             cuando le preside atento
             de un Don Martín la nobleza).
        Pues entre las otras flores [143]
             es MARÍA la que alienta
             esmeros de su hermosura, 15
             beldad duplicando en ellos.
        De la parca el impío hielo
             su nieve, y púrpura altera,
             porque de un fatal ocaso
             no la redimió su Alteza. 20
        Mustio vieron su candor,
             ajada tanta belleza,
             que muchos siglos hermosos
             un sepulcro los abrevia.
        Sintió el Orbe doloroso 25
             al ver sin vida a su Reina,
             y aquellos bellos esmaltes
             sin la hermosura primera.
        Pero, �oh qué cambio tan alto!
             de aquella mortal pavesa, 30
             de aquellas leves cenizas
             mejorada vida hereda.
        Pues si deste humano Cielo
             flor la festejaron bella,
             ya del vergel del Empíreo 35
             por Sol florido se ostenta.
        Un rayo, siendo cada hoja,
             un esplendor cada hebra,
             y cada purpúreo esmalte
             de luz hermosa huella. 40
        Con que en el Zafir vistoso
             Sol, y rosa así se apuestan,
             que claros florece rayos,
             y brilla púrpuras tiernas.
        �Oh qué Alteza de MARÍA! 45
             pues goza sin competencia
             con duplicado esplendor,
             por Sol, y por flor la Esfera.
        Del Rosario sus devotos,
             si por Sol su ardor remedan, 50
             si aclamarla por Madre,
             las rosas brotan sus lenguas.
        Y aunque sin cuenta a los gastos, [144]
             la devoción muchas cuenta,
             que son ceros sin sustancia, 55
             si esta falta en las expensas.
        Para festejar sus dichas,
             y las glorias de su Reina,
             hoy os presentan sus hijos
             una famosa comedia. 60
        Aun de noche alumbra el Sol
             es el mote de su idea;
             �oh qué nacido a MARÍA,
             y de su muerte a la empresa!
        Que si la muerte en sus sombras 65
             florida luz la funesta,
             aun de sus negros horrores
             Sol de sus rayos más aumenta.
        Pues en lobreguez fatal
             luce tan claro Planeta, 70
             que si en noche alumbra el Sol,
             vence su luz las tinieblas.
        Y pues a pares los Soles
             sus claros rayos franquean;
             cuando veneréis al uno, 75
             el otro atención merezca.
        No mal ceñís, no su luz,
             que esas son muy bajas nieblas,
             que se fraguan de vapores,
             que exhala un injusta lengua. 80
        Pero para que me canso,
             que el sabio es fuerza agradezca
             este empeño, y a su ejemplo
             �quién habrá que no me atienda?
 
 
ArribaAbajo

A San Blas Obispo

Loa
 
        ArribaAbajoPrimeros, apenas
             de la justicia ilustraron
             a Adán, cuando tristes sombras
             anticiparon su ocaso, [145]
        Relámpago fue de luz 5
             el Sol de su día claro;
             duda siendo al pensamiento,
             si certeza al desengaño.
        Este breve resplandor,
             aun los brutos veneraron; 10
             �respeto siendo su nombre,
             cuando su ciencia admiraron!,
        Anocheciose a su vista,
             y la obediencia le alzaron.
             que es falta de entendimiento 15
             no respetar al postrado.
        A lo agreste de los montes
             bandidos se retiraron,
             feroces por sólo dar
             al hombre continuo asalto. 20
        Sirvieron aquesos riscos,
             castillos, quizá por altos,
             que al pecho cobarde aspira
             siempre a lo más resguardado.
        Esta altivez, este orgullo, 25
             por siglos bien dilatados,
             al menos osado bruto
             estimuló desacatos.
        Pero, �oh prodigio! �oh portento!
             no sé qué divinos rayos 30
             reconocieron en Blas,
             que obedientes le acataron.
        El asombro de los bosques,
             el León, y el Tigre hircano
             se le rinden, y privilegio 35
             que Adán obtuvo por raro.
        De la gracia aquel candor
             en él sin duda admiraron,
             que menos rayos sus ojos
             no respetaran postrados. 40
        Y si en los feroces brutos
             logró nobles agasajos,
             no menos el mar soberbio
             le hospedó en sus ondas grato. [146]
        La cerviz, que en inconstancias 45
             deshizo el yugo a pedazos,
             que le pone grave nave
             impelida de los austros.
        Él la huella tan glorioso,
             que me temo, que se helaron 50
             sus cristales, porque vieron
             del poder de Dios un rasgo.
        Más generoso trofeo,
             que esotro, sino me engaño,
             que hacer lo mudable firme 55
             es hoy del sentido pasmo.
        Si os admira aqueste asombro,
             no es menor el que hallo
             en ingeniosa comedia
             para festejo del Santo. 60
        Celos, amor y cordura,
             es un asombroso espanto,
             que se bisagren opuestas,
             y amigas se den las manos.
        �Hay mar que más se aventaje 65
             en inconstancias al mar bravo,
             que unos celos? �y se humillan
             de la cordura al pie casto?
        �Hay Mongibel más fogoso,
             que desvanezca en penachos 70
             de fuego su erguida cumbre,
             cuando a la esfera da asaltos?
        �Hay pira, que en rojas llamas
             más se avecine a los Astros
             como el amor? �cuándo ardiente 75
             se fomenta con halagos?
        Pues este fuego, este mar
             deste aquel monstruoso parto,
             (�a quién no admira, que el fuego
             conciba cristal tan raro?) 80
        Solicita la cordura,
             que así se entregan los brazos,
             que la las aguas encienden,
             y el fuego baña más claro. [147]
        Celos serán del saber, 85
             noble amor, dulce agasajo,
             y cordura, todo junto
             el darnos oídos gratos.
        Festejaremos a un tiempo
             todos a tan raro Santo, 90
             si os ayudáis al silencio,
             y nosotros de los labios.
 
 
ArribaAbajo

Al Ilustrísimo señor Don Fray Pedro de Oviedo

Arzobispo, Obispo de Quito, en el día de San Luis Rey de Francia, Patrón del Colegio Seminario.

Loa
 
          ArribaAbajoDespreciado el valle humilde
               de aqueste terreno globo,
               Águila caudal hoy Luis
               vive del Empíreo escollos.
          (Norma recta de lo justo, 5
               timbre excelso de lo docto,
               erario de la virtud,
               y de la prudencia colmo).
          De cuya eminente suma,
               de cuyo sublime solio, 10
               sin bastardear en la vista
               todo un Sol contempla absorto.
          Tan descubierto le mira,
               tanto le atienden sus ojos,
               que pudieran rayo a rayo 15
               distinguirle sin estorbos.
          Y aunque sulca de su luz
               aquellos inmensos golfos,
               vaivén no teme en sus ondas,
               que es mar que vive en reposo. 20
          Y si del Amor Divino
               aspira el ardiente soplo,
               gloriosa impele su nave
               a descréditos del noto. [148]
          Gozando a un tiempo en el mesmo 25
               Favonio, el golfo, el piloto,
               y con logro de sus ansias
               el puerto, el norte, o el polo.
          Y si el Águila Real,
               Galeón viviente, que en hombros 30
               del aire navega ufana
               a impulso de aliento propio.
          Expone a los rojos rayos
               de aqueste luciente globo,
               por distinguir al bastardo, 35
               del que expolió (26) generoso.
          Así nuestro Luis invicto,
               Águila en el ser heroico,
               ya que no examina arroyos
               de aquel ser eterno, y solo. 40
          De un Vice-Dios en su Iglesia,
               de un Oviedo generoso,
               al Sol sagrado sus hijos
               quiere examinar por propios.
          Y si muchos a sus luces 45
               ejecutoriaron doctos,
               lo sublime de su ingenio,
               y de sus letras lo honroso.
          Hoy el examen me toca,
               �casi me falto al asombro! 50
               que es mucho mar el que emprendo,
               y barco el discurso poco.
          Y en confusión tan crecida,
               sólo me embaraza corto
               tu culto, que en ignorarte, 55
               tu majestad más abono.
          Que le ofende lo supremo,
               que se llega a hojar lo heroico
               de nuestras noticias, cuando
               más le acredita el embozo. 60
          Mas �qué temo? �qué recelo?
               sin duda, sin duda, ignoro
               tu magnánima excelencia,
               y tu pecho generoso. [149]
          Porque estudias las piedades, 65
               no te niegas a socorros,
               que tal vez el humanarse,
               hecho fue de un Dios glorioso.
          Que al Sol entonces le aclaman
               Rey las aves en sus coros, 70
               cuando se muestra al Oriente
               roto el dosel tenebroso.
          Rayo a rayo, pues, ya admiro,
               de puesto lo temeroso,
               en lo capaz de tu esfera 75
               lo inmenso de tus tesoros.
          Lo prudente de tu celo,
               huyendo lo escandaloso;
               si corriges sin estruendos,
               castigas sin alborotos. 80
          De tu justicia lo igual
               pesa los méritos solos,
               que en tu Tribunal no abogan
               los cautelosos sobornos.
          Calidad de rayo anima 85
               tu fortaleza en lo brioso,
               que si perdona al humilde,
               escarmienta al poderoso.
          La templanza en tus acciones
               los hechos regula de otros, 90
               que al que este freno no ajusta,
               es muy desbocado, o loco.
          Tu soberana largueza,
               dejando extremos odiosos,
               ni a Alejandro le acompaño, 95
               ni con Midas la compongo.
          La piedad, que en ti venero,
               aunque le gozan hoy todos,
               de ti huyen sus noticias,
               que te culparás por corto. 100
          Que hay dádivas, que a las voces
               deben sus crecidos colmos,
               tan vanas, que su substancia
               fundan en débiles soplos. [150]
          Como truenos, que espeluzan 105
               los más elevados olmos,
               amagos, siendo sus bríos,
               aire siendo sus asombros.
          Tu humanidad es el Sol,
               que con imperio amoroso, 110
               si los solicitas Clicies,
               rayos te rondan absortos.
          Si a Oceanos de tu ciencia
               buzo me arrojo curioso
               bellas se ostentan las perlas, 115
               ricos brillan los tesoros.
          De un Tomás luce lo agudo,
               y lo moral de un Gregorio,
               de un Crisólogo el concepto,
               de Bernardo lo piadoso. 120
          Esmaltes logra Agustino,
               Niseno glorioso apoyo,
               y Jerónimo respetos,
               si luz erudita Arnoldo.
          Siendo tan francas sus venas, 125
               y tu raudal tan undoso,
               que le ha gustado el que sabe,
               no se ha negado el indocto.
          Lucidos rayos son estos,
               que abonan más tu decoro, 130
               y bello esplendor, en quien
               más te acreditas Apolo.
          A cuya luz mi ignorancia
               ha examinado sus ojos,
               no presumo, que tus rayos 135
               los ha numerado todos.
          Que vanidad tan activa
               es precipitado arrojo,
               que a su número crecido
               es todo el guarismo corto. 140
          Si Sol si galante Febo
               luces con candor lustroso,
               el plantel deste Colegio
               sus dichas merezca a colmos. [151]
          A cuyo abrigo, y fomento 145
               logren sus tiernos pimpollos,
               si nuevo esmalte a sus ramas,
               grato verdor a sus troncos.
          Consiguiendo nuestro Luis
               con rico y crecido logro, 150
               a empeños de tu saber,
               a sus gozos nuevos gozos.
          Que tanto tu ciencia ilustre,
               acredita sus elogios,
               que al contraste de tus labios, 155
               los suyos apura el docto.
          Tanto inundan tus corrientes,
               y se extienden tan a golfos,
               que cualquier otro discurso
               ha de ser del tuyo arroyo. 160
          Conocemos el empeño,
               el beneficio es notorio,
               galantear la confusión
               es estudiar el retorno.
          Valgan por satisfacción 165
               divertimientos de mozos,
               desempeño de las Musas
               de un coloquio en lo ingenioso
          Muy corta es la recompensa;
               pero un pecho generoso 170
               hidalgamente recibe
               de un pobre cualquier retorno.
          Malsabidilla se aclama
               el festejo que os propongo,
               más aseguro al discreto, 175
               que es alma, que ingenio es todo.
          No demando, no silencio,
               porque si el que escucha es docto
               como lo estudia lo enseña.
               ciencia es que la saben pocos. 180
          Al necio no se lo pido,
               ni al que fiscaliza momo,
               que fuera darles la gloria,
               de que no eran uno, ni otro. [152]
 
 
ArribaAbajo

Al Ilustrísimo señor Don Agustín Ugarte Sarabia

dignísimo Obispo de la Ciudad de Quito.
Loa
 
          ArribaAbajoMucho debo a mi osadía,
               (Oh Areopago generoso,
               donde ese Cielo de Astrea
               tiene sus dos firmes polos).
          Mucho empeño a mi osadía 5
               hoy debo (Príncipe heroico,
               Pastor, cuyo silbo alienta,
               y al lobo sirve de asombro).
          Mucho debo a mi osadía
               en estos riesgos forzosos, 10
               que si el temor consultara,
               me negara a los elogios.
          Pues son asunto a la fama
               los hechos de nuestro Apolo,
               que el no caber en un mundo, 15
               buscan desahogo en otro.
          Gozole el Orbe Español,
               y por excusarse ocioso,
               rayó en mejoradas luces
               de América el nuevo globo. 20
          Saludáronle corteses
               aquellos salados golfos,
               que a la Cartagena ilustre,
               sirven cristalinos fosos.
          Aquí le temieron Argos 25
               de la herejía los monstruos,
               que vigilante su Fe
               multiplicó muchos ojos.
          Sus atezadas tinieblas,
               �cuántos fomentaron odios! 30
               mas �cuándo la obscura sombra
               vio con paz al Sol hermoso? [153]
          Atento a su vigilancia
               de Roma el Pastor glorioso
               mayor esfera le busca; 35
               que a su esplendor todo es corto.
          Ciñe, pues, la Mitra ilustre
               a sus méritos dichosos,
               que embarga una suficiencia
               los más sublimes retornos. 40
          Guatemala afortunada
               le goza Príncipe heroico;
               y el humilde, y desvalido
               Padre en repetidos logros.
          Mucho ciñera sus rayos 45
               en hemisferio tan corto,
               adelantó su carrera
               de Arequipa al alto solio.
          Benefició muchos días
               sus dilatados contornos; 50
               �oh qué envidias de sus glorias
               tuvieron climas remotos!
          Este Obispado lo diga,
               que con crecidos ahogos,
               temió cariños de aquél 55
               no le tuviesen gustoso.
          Con qué repetidas ansias
               batalló con los estorbos;
               que es dogal la detención
               al que espera ser dichoso. 60
          Casi en dos años de ausencia
               vacilara aún un escollo,
               nuestro amor sólo ha podido
               ser Atlante de sí propio.
          No desesperen deseos, 65
               que un bien grande es muy costoso;
               y si lo dilata el tiempo,
               el tiempo también da el colmo.
          Nuestras dichas hoy lo digan,
               publíquelo nuestro gozo, 70
               que si al Sol lloró en ausencia,
               a su luz ríe gustoso. [154] (27)
          Ya le tiene nuestro Quito,
               y aquestos montes famosos,
               cuyas plantas hoy coronan 75
               sus más erguidos escollos.
          Bien puede de su virtud
               temer el escandaloso;
               que es muy cobarde el delito
               de una piedad a los ojos. 80
          Ya en su redil los corderos
               abriga en vivientes copos;
               �qué de nieve a su pureza
               debemos sus hijos todos!
          Lo entendido en su enseñanza 85
               conseguiste Clero docto,
               que aumentos goza el saber
               a rayos de tal Apolo.
          Esta extendida Provincia,
               que en sus esforzados hombros 90
               tanta Nobleza sustenta,
               tanto timbre generoso,
          Logra en ti, corona ilustre,
               oh Agustín, eco de esotro,
               del África fue aquel gloria, 95
               tú de Quito el mayor colmo.
          Ya la tiara a tus sienes
               se te debe con decoro;
               si la ciñen tres coronas,
               tres te coronan en torno. 100
          Albricias pido, Señores,
               de otro Sol, con que dichosos
               hoy con duplicadas luces
               arden más nuestros contornos.
          Mas qué mucho si Arriola 105
               nos ilustra generoso;
               que Príncipes luminares
               luce más uno con otro.
          Dos montes son el blasón
               de nuestro Quito lustroso; 110
               y si duplican tus cumbres,
               es porque sirvan de Polos; [155]
          Donde el Cielo del gobierno
               a un arbitrio gira solo;
               que un Laso a dos voluntades 115
               pudo estrechar amoroso.
          Las dos balanzas de Astrea
               de Arriola sustenta heroico
               el brazo, porque se admire,
               que es justiciero, y es docto. 120
          Porque si carga en la una
               de la espada el justo pomo,
               en esotra de las ciencias
               el volumen judicioso.
          La sabia Jurisprudencia, 125
               aunque goza en él su colmo,
               de las demás lo más alto
               alcanzó su ingenio pronto.
 
Mas �qué altiva ambición el pecho altera?
     Pues Príncipes tan altos a mi acento 130
     reduzco incauto, que su corta esfera
     aun lo menos no alcanza a este argumento.
     Sólo diré de un pecho, que se esmera
     por serviros en noble rendimiento,
     Zúñiga y Mera es Nombre y Ascendencia, 135
     colegid ya de aquesto su eminencia.
Un coloquio os ofrece su cuidado,
     que es de su amor esmero generoso,
     su asistencia es quien digno le ha ilustrado,
     es su ingenio quien te ha hecho más lustroso: 140
     De ti sólo, oh Gran Príncipe, el agrado,
     si te sirve pretende cuidadoso,
     y del discreto un víctor repetido,
     no del labio, mas sea del oído.

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