Jornada II
|
|
Salen RAQUEL y
RUBÉN.
|
RUBÉN |
¿Cómo en
inútil llanto el tiempo pierdes, |
|
engañada Raquel?
¿Así remedias |
|
la ruina y eversión del
Pueblo Hebreo? |
|
¿Así, Raquel, redimes
las miserias |
|
de tu infeliz Nación?
¿Así el injusto |
5 |
bando revocas? ¿De esta
suerte piensas |
|
volver a tu perdido
valimiento? |
|
¿De tantos infelices las
querellas, |
|
que cifran en tu influjo sus
alivios, |
|
atiendes de este modo? El llanto
deja; |
10 |
deja inútiles quejas y
sollozos |
|
a mejor ocasión, y
considera |
|
que el general destierro que
esperamos |
|
atemoriza a todos y consterna. |
|
El pacífico hogar, el quieto
albergue |
15 |
edificados por las manos
nuestras, |
|
quedarán de su dueño
abandonados |
|
a injusto poseedor; y las
riquezas, |
|
que acumuló la industria y
la fatiga, |
|
apagarán su avara sed
apenas. |
20 |
Considéranos ya, que
fugitivos |
|
peregrinamos apartadas
tierras, |
|
y entre bárbaros
dueños arrastramos |
|
del cuello esclavo la servil
cadena. |
|
Ancianos, niños,
jóvenes, mujeres, |
25 |
de la suerte que aguardan se
lamentan, |
|
y el triste sollozar del
Idumeo |
|
música es que al Castellano
alegra. |
|
Reprime, pues, el llanto; y si
pretendes |
|
templar con él lo acerbo de
tus penas, |
30 |
resérvale a ocasión
más oportuna. |
|
Del indignado Alfonso en la
presencia |
|
las perlas, que aquí viertes
sin provecho, |
|
de nuestra libertad rescate
sean. |
|
|
|
RAQUEL |
No, Rubén, con tan
frívola esperanza |
35 |
aumentes mi dolor; deja a mi
pena |
|
que goce del alivio que la
suerte |
|
por único recurso la
reserva. |
|
Nuevos tiempos, Rubén,
nuevas fortunas |
|
corren ya aquí. Mis
lágrimas, que fueran |
40 |
bastantes otro tiempo a dar al
mundo |
|
sentimiento y dolor, ya se
desprecian; |
|
ya en vez de compasión iras
concitan. |
|
Cuando Alfonso otra vez sólo
por ellas |
|
la guerra declarara al
Universo, |
45 |
del Tajo undoso la dorada vena |
|
retroceder hiciera hacia su
origen, |
|
la noche en claro día
convirtiera, |
|
tanto en tan breve tiempo se ha
mudado, |
|
tan otro está, que juzgo se
deleita |
50 |
en verlas derramar. Prueba
costosa, |
|
¡ay memoria infeliz!, cruda
experiencia |
|
vienen de hacer, Rubén, las
ansias mías |
|
de lo poco que puedo y valen
ellas. |
|
En medio de mis lágrimas
amargas, |
55 |
Alfonso, el mismo Alfonso, me
condena; |
|
de su boca, Rubén, sé
mi destierro, |
|
he escuchado yo misma la
sentencia: |
|
de sí Alfonso me aparta
riguroso. |
|
Mira si es bien que de su mal se
duela, |
60 |
o que admita esperanzas de
consuelo, |
|
quien tan contraria suerte
experimenta. |
|
|
|
RUBÉN |
No tan contraria es como
imaginas. |
|
Los males, cuando a ser extremos
llegan, |
|
como pasar no pueden de aquel
punto, |
65 |
que empiecen a ceder, Raquel, es
fuerza. |
|
Ya el desaire mayor has
tolerado: |
|
ya no hay (créeme, Raquel),
cosa que temas; |
|
ya Alfonso arrepentido por
ventura, |
|
medios inquiere de templar tus
quejas. |
70 |
Sólo de Rey respetos le
contienen; |
|
y si éstos le obligaron a
que hiciera |
|
contra tu amor esfuerzos tan
violentos, |
|
no dudes que en su pecho las
centellas |
|
que apagar pretendió un
temor en vano, |
75 |
libre ya de él, con
más furor se enciendan. |
|
Hondas raíces el amor ha
echado |
|
en el alma de Alfonso; no se
quiebran |
|
cadenas que labraron tantos
días, |
|
Raquel, tan fácilmente como
piensas; |
80 |
no se puede borrar tan
brevemente |
|
la estampa que en el pecho
dejó impresa |
|
pasión tan generosa; pues no
bastan |
|
sustos, temores, sobresaltos,
penas, |
|
disgustos, amenazas,
desventuras, |
85 |
ni cuantos males la naturaleza |
|
por mayorazgo repartió a los
hombres, |
|
a retraer a quien amó de
veras. |
|
En ti la prueba tienes. Si del
mundo |
|
el dominio absoluto te
ofrecieran; |
90 |
si cuantas perlas el Oriente
envía, |
|
cuanto oro Arabia tiene, el Catay
sedas, |
|
púrpuras Tiro, olores el
Sabeo, |
|
el turco alfombras, el Persiano
telas, |
|
cuanto tesoro encierra en sus
abismos |
95 |
el hondo mar, y cuanta plata
cuentan |
|
sudaron los famosos Pirineos, |
|
cuando Vulcano liquidó sus
venas; |
|
si todo esto, Raquel, porque de
Alfonso |
|
el amor desdeñases, te
ofrecieran, |
100 |
¿te movería acaso?
¿le dejaras?, |
|
¿pudieras olvidarle? Pues si
encuentras |
|
ese imposible en ti,
¿cómo presumes |
|
que Alfonso, cuya amante
pasión ciega |
|
ejemplo singular ha sido al
orbe, |
105 |
olvidarse de sí tan breve
pueda? |
|
Delirio es de tu amor tal
pensamiento; |
|
recobra la esperanza, y
aprovecha, |
|
si quieres remediar el mal
presente, |
|
Raquel, el corto tiempo que te
queda. |
110 |
|
|
RAQUEL |
Pues ¿puedo prometerme
algún remedio |
|
a tan extremo mal? |
|
|
RUBÉN |
La diligencia
|
|
madre es de la ventura. |
|
|
RAQUEL |
¿Y la que tiene
|
|
del rigor de su suerte tantas
pruebas, |
|
no será necia en esperar
venturas? |
115 |
|
|
RUBÉN |
Necedad es mayor creer que
deba |
|
favorecer la suerte al
negligente. |
|
|
|
RAQUEL |
Cuando remedio ya ninguno
queda, |
|
¿no es prudencia ceder a la
desgracia? |
|
|
|
RUBÉN |
Pero ninguno llamará
prudencia, |
120 |
persuadirse que son
irremediables |
|
los males de la vida. No hay
adversa |
|
fortuna que la industria no
deshaga, |
|
o modere a lo menos. |
|
|
RAQUEL |
¿Pues se encuentra
|
|
alguna que remedie tan gran
daño? |
125 |
|
|
RUBÉN |
Sí, Raquel, si a mi arbitrio
te sujetas. |
|
|
|
RAQUEL |
¡Ay, Rubén!, mi
esperanza a nueva vida |
|
con tu discurso has vuelto. Ya se
ahuyentan |
|
con tus consejos sabios mis
recelos, |
|
mi temor con tus graves
advertencias. |
130 |
Dispón, Rubén: Raquel
obedecerte |
|
sólo sabrá. |
|
|
RUBÉN |
Pues si a mi arbitrio dejas
|
|
de esta acción el gobierno,
nada dudes; |
|
cuenta como lograda ya la
empresa. |
|
Alfonso, compelido del respeto |
135 |
de sus Vasallos, hace
resistencia |
|
a su amor, y en su cuarto
retirado, |
|
finge desvíos, desamor
afecta. |
|
Pero yo sé, Raquel, que
interiormente |
|
por verte muere, por hablarte
anhela, |
140 |
y que hasta conseguir
desenojarte, |
|
juzga las breves horas por
eternas. |
|
Batalla con afectos diferentes |
|
el corazón del hombre; mas
si llega |
|
a tomar el amor en él
partido, |
145 |
por él el campo y la
victoria quedan. |
|
Esto supuesto, Alfonso ha de
buscarte; |
|
y si hiciere a su amor tan grave
fuerza |
|
que el impulso quebrante de su
afecto, |
|
supla esta falta nuestra
diligencia. |
150 |
Necesario es que a Alfonso te
presentes, |
|
antes que se efectúe nuestra
ausencia; |
|
que de esto sólo pende la
esperanza, |
|
y en esto el logro de ella se
interesa; |
|
pues si vuelve otra vez a verte
Alfonso, |
155 |
difícil es que a abandonarte
vuelva. |
|
Resuélvete; y en tanto tus
pesares |
|
a cuantos de ellos informarle
puedan |
|
ostenta y exagera astutamente. |
|
Haz, Raquel, aparato de tus
penas; |
160 |
lean todos tu enojo en tu
semblante; |
|
tu dolor en tus ojos todos
vean. |
|
Esto conviene. |
|
|
RAQUEL |
Pues si así conviene,
|
|
y ves, Rubén, dispuesta mi
obediencia, |
|
hasta que llegue el lance que
meditas, |
165 |
los aires henchiré con mis
querellas, |
|
molestaré la tierra con mis
voces, |
|
y aun sembraré en los cielos
mis endechas. |
|
(Vase.)
|
|
|
RUBÉN |
Sí, Raquel; que si ayuda la
fortuna |
|
mis prevenciones, o he de hacer que
vuelvas |
170 |
a ser segunda vez dueña de
Alfonso, |
|
o he de perder la vida en esta
empresa. |
|
Mas ¡ay de mí! que
aunque me aliento en vano, |
|
lucho con mil recelos y
sospechas, |
|
y de un trágico fin o
desventura |
175 |
el justo horror de confusión
me llena. |
|
Que lidiar contra un vulgo
alborotado, |
|
oponerse al poder de la
Nobleza |
|
y mantener una privanza
injusta, |
|
¿quién sino un
despechado lo emprendiera? |
180 |
¿Pero qué importa
aventurar la vida? |
|
Aventúrese todo, Raquel
tenga |
|
segunda vez de Alfonso el
albedrío; |
|
que si esto se consigue, ya te
queda, |
|
Rubén, abierto campo a tus
venganzas. |
185 |
Muera Hernando, Alvar
Fáñez también muera |
|
y cuantos Ricos Hombres en
Castilla |
|
contraponerse a mis intentos
puedan. |
|
Yo haré que en recompensa de
su agravio |
|
pida Raquel a Alfonso sus
cabezas, |
190 |
y que reos de estado por mi
industria, |
|
les dé amor vengativo la
sentencia. |
|
¿Mas dónde
Garcerán apresurado |
|
así corre? Perpetuas
compañeras |
|
son de la iniquidad las
inquietudes; |
195 |
siempre el malvado lidia con
sospechas. |
|
|
|
|
(Sale MANRIQUE.)
|
MANRIQUE |
Rubén, ¿has visto al
Rey? |
|
|
RUBÉN |
En su retrete,
|
|
según acabo de informarme,
queda. |
|
Mas ¿qué motivo
así te precipita? |
|
|
|
MANRIQUE |
El ganar las albricias de la
nueva |
200 |
de que ya está Toledo
sosegada; |
|
y el que antes era todo
turbulencias, |
|
ya es teatro de aplausos. |
|
|
RUBÉN |
Pues ¿qué
causa
|
|
pudo mover pasiones tan
opuestas? |
|
|
|
MANRIQUE |
El haber ofrecido Hernán
García |
205 |
de Raquel el destierro, y tu
cabeza. |
|
|
|
|
|
|
MANRIQUE |
Que a ti el Pueblo te
condena.
|
|
|
|
|
MANRIQUE |
Porque a tu influjo
|
|
de Raquel atribuyen las
violencias; |
210 |
su rigor, su codicia, sus
audacias, |
|
obras de tu enseñanza
consideran, |
|
y el encanto y prisión de
Alfonso Octavo, |
|
lecciones aprendidas en tu
escuela. |
|
|
|
RUBÉN |
¡Yo, Manrique...! Si el
Cielo... |
|
|
MANRIQUE |
Esas disculpas
|
215 |
con quien pueda estimarlas
aprovecha. |
|
Duéleme tu desgracia; mas no
alcanzo |
|
a remediarla; así no me
detengas, |
|
pues yo sirvo a mi Rey. Sólo
un consejo |
|
darte podré de mi amistad
por prueba; |
220 |
y es que en las desventuras
declaradas, |
|
oponerse a la suerte es
imprudencia. |
|
(Vase.)
|
|
|
RUBÉN |
¡Oh Cortes, oh Palacios,
centro infame |
|
de engaños, falsedades y
cautelas!, |
|
¡cuán a mi costa llego
a conoceros! |
225 |
Si éste, que debe toda su
opulencia, |
|
su valimiento y auge a mis
influjos, |
|
así me corresponde,
¡cuánto yerra |
|
quien de áulicos
confía en esperanzas, |
|
quien cree cortesanas
apariencias! |
230 |
Mas ¿cómo en
reflexiones importunas |
|
malogro el tiempo? El Pueblo mi
cabeza |
|
está pidiendo; yo la causa
he dado; |
|
el riesgo es conocido y está
cerca. |
|
¿Qué arbitrio me
darás, ingenio mío, |
235 |
para librarme de ocasión tan
recia? |
|
Mas ¡ay de mí!, que el
Cielo acaso quiere |
|
dar a mi iniquidad la justa
pena, |
|
y cansado tal vez de
tolerarla, |
|
pretende hacer de su justicia
muestra. |
240 |
Escarmienten los malos en mi
daño, |
|
y en mi desdicha la impiedad
aprenda |
|
que no siempre se peca
impunemente, |
|
y que si acaso el Santo Cielo
deja |
|
correr tras de sus vicios los
mortales, |
245 |
es por darles lugar para la
enmienda, |
|
y que su tolerancia justifique |
|
en medio de las iras su
clemencia. |
|
Pero del Rey las guardias se
descubren. |
|
¿Qué es esto? Triste
corazón, alienta; |
250 |
que pues Alfonso al público
se ofrece, |
|
aún queda a mis astucias
franca puerta. |
|
Venga Raquel; renueve su
hermosura |
|
la antigua llaga que a cerrarse
empieza, |
|
y Fénix hoy amor entre
cenizas |
255 |
nuevo ser, nueva vida a cobrar
vuelva. |
|
|
|
|
(Sale la GUARDIA.)
|
|
RUBÉN |
Ya en el campo de batalla
|
|
tienes al enemigo. Última
prueba |
|
ésta es de tu poder, astucia
mía. |
|
Refuerza, amor, tus vencedoras
flechas |
260 |
a favor de Raquel, porque en
Toledo |
|
se tremole hoy triunfante tu
bandera. |
|
(Vase.)
|
|
|
|
(Salen ALFONSO y
MANRIQUE.)
|
ALFONSO |
(A la GUARDIA.)
|
Retiraos. |
(A MANRIQUE.)
|
¿Qué, en fin, ya se
ha aplacado
|
|
el furor de la Plebe? |
|
|
MANRIQUE |
La presencia
|
|
de Hernando refrenó sus
osadías; |
265 |
que sólo su valor las
contuviera. |
|
Y porque más afianzada
quede |
|
la pública quietud, las cien
banderas |
|
y los dos mil Jinetes
destinados |
|
y prontos a marchar ya sobre
Cuenca, |
270 |
del Campo de la Sagra en que se
alojan, |
|
sobre Toledo vuelven; y la
fuerza |
|
ocupada, señor, de San
Cervantes |
|
con el nuevo presidio, ya no
queda |
|
motivo de temer, por más que
intente |
275 |
segunda novedad la Plebe
inquieta. |
|
|
|
ALFONSO |
¡Oh suerte miserable de los
Reyes, |
|
cuán vanamente el fausto os
lisonjea, |
|
si juzgáis os exime de
cuidados |
|
el poder, la corona y la
opulencia! |
280 |
¡Oh nombre ciegamente
apetecido! |
|
¡Oh títulos pomposos
de grandeza, |
|
sólo sonido, vanidad y
viento! |
|
¿Quién, que os
conozca, habrá que os apetezca? |
|
¿Pues qué sirve el
poder en los Monarcas, |
285 |
si siempre el Rey en sus acciones
queda |
|
sujeto a la censura del
vasallo, |
|
que injusto las abona o las
reprueba? |
|
¿Qué sirve la Corona,
si su engaste |
|
es de la voluntad fuerte
cadena, |
290 |
prisión equivocada con
imperio, |
|
y esclavitud llamada
independencia? |
|
¿Para qué es la
opulencia, si los graves |
|
cuidados que a los Reyes nos
rodean, |
|
tiranizan el gusto de gozarla, |
295 |
ocupándole siempre en
extenderla? |
|
¡Oh fortuna envidiable del
villano, |
|
contento en la humildad de su
bajeza, |
|
y libre de los sustos y
desvelos |
|
que de continuo al poderoso
cercan! |
300 |
¡Oh mesa venturosa, que
guarnece |
|
grosero plato de paterna
herencia, |
|
que convierte en sabroso y
delicado |
|
aquel placer que a tu contorno
vuela! |
|
Pajiza habitación de la
alegría, |
305 |
a cuyo umbral humilde nunca
llega |
|
ni de la envidia el tiro
venenoso, |
|
ni el ímpetu crüel de
la soberbia. |
|
¡Cuánta ventaja
hacéis a los altivos |
|
Alcázares Reales, que
aposentan |
310 |
por huéspedes perpetuos de
sus techos |
|
desvelos, sinsabores y
sospechas! |
|
¡Cuán libremente sus
deseos goza |
|
el simple Labrador, cuya
pobreza |
|
ni excita emulación en sus
iguales, |
315 |
ni en los más poderosos
competencia! |
|
Si al pellico y cayado el Cetro de
oro |
|
la Púrpura Real trocar
pudiera, |
|
¡cuán ventajoso el
cambio juzgaría!, |
|
¡con cuánta libertad
en las florestas |
320 |
del amor solamente
frecuentadas |
|
gozara tu hermosura, Raquel
bella! |
|
Nunca de estado la razón
tirana |
|
tanto bien, tanta gloria me
impidiera. |
|
¡Oh suerte! ¡Oh
condición! ¡Oh Reino, cuánto |
325 |
me debéis, si a Raquel por
causa vuestra |
|
de mí separo! Pero
¿qué pronuncio? |
|
¿Podrás, Alfonso,
tú, vivir sin ella? |
|
No; que mi vida pende de sus
ojos. |
|
No; que en su pecho mi alma se
aposenta. |
330 |
Mas la razón, el reino, mis
vasallos, |
|
mi honor, su misma vida, las
estrellas, |
|
todo influye en su ausencia,
¡Oh suerte injusta! |
|
¡Oh cruel dolor! ¡Oh
bárbara violencia! |
|
|
|
MANRIQUE |
No deis lugar, Señor, a
reflexiones |
335 |
que aumentan vuestro mal y vuestra
pena. |
|
|
|
ALFONSO |
Deja, Manrique, que mi mal me
aflija; |
|
deja que mis dolores cobren
fuerzas; |
|
deja que mi pasión me
martirice. |
|
|
|
MANRIQUE |
Mirad, Señor, que vuestra
vida... |
|
|
ALFONSO |
Deja
|
340 |
que avivando el dolor y
sentimiento, |
|
el fuego que en mi pecho se
alimenta, |
|
en las aras de amor mi triste
vida |
|
ofrenda noble y holocausto
sea. |
|
Porque vea Raquel que si ha
podido |
345 |
el cuerpo separar la suerte
adversa, |
|
el alma, no; que libre de
embarazos |
|
a Raquel volará como a su
esfera. |
|
¡Oh días miserables,
de horror llenos, |
|
llenos de luto, llenos de
tristezas, |
350 |
los que sin ti, Raquel, ya me
amenazan! |
|
¡Oh eternas noches de dolores
llenas, |
|
aquéllas que, tu ausencia
lamentando, |
|
pasaré en largo llanto y
mudas quejas! |
|
Garcerán, si el amor que me
has debido |
355 |
quieres pagar, con sola una
fineza |
|
saldrás de obligaciones. Con
tu acero |
|
abre este pecho, rómpeme las
venas; |
|
mi espíritu desata de estos
lazos; |
|
dame, dame la muerte; no
suspendan |
360 |
la ejecución respetos de
vasallo; |
|
piedad será esta vez, lo que
otra fuera |
|
el delito mayor, pues se
redimen |
|
con sólo un mal inmensidad
de penas. |
|
|
|
MANRIQUE |
No así ofendáis,
Señor, mi amor y celo |
365 |
con proponerme acciones tan
violentas, |
|
tan fuera de razón, y
desusadas. |
|
Volved en vos; desvaneced
ideas |
|
que os turban la razón y los
sentidos: |
|
conservad vuestra vida; ved que en
ella |
370 |
se cifra el bien de todo vuestro
Reino. |
|
Y si el amor, si la pasión
os ciega |
|
tanto, que a riesgo ponga vuestra
vida, |
|
porque ésta se conserve,
todo ceda; |
|
todo ceda, señor, a vuestro
gusto. |
375 |
¿Pensáis que puede
haber quien no prefiera |
|
tanto bien a cualquier otro
respeto? |
|
Yo os lo afirmo, Señor:
todos desean |
|
que viváis a Castilla largos
siglos. |
|
Además de que ya las tropas
cerca |
380 |
de Toledo, y la plebe
sorprendida, |
|
no queda que temer. Y antes
debiera |
|
de Raquel el destierro
revocarse |
|
en obsequio, Señor, de
vuestra regia |
|
autoridad, que queda desairada |
385 |
de otro modo. |
|
|
|
ALFONSO |
¡Qué en vano me
aconsejas! |
|
En vano tu lealtad, tu amor y
celo, |
|
quiere templar lo acerbo de mis
penas. |
|
¡Cómo!,
¿podré olvidar de mis vasallos |
390 |
la justa pretensión?
¿Bien visto fuera |
|
que cuando ellos por mí se
sacrifican, |
|
de lealtad siendo ejemplo, y de
fineza, |
|
como tú dices, yo
correspondiese |
|
a tan notable fe, abusando de
ella? |
395 |
No, Garcerán, los cielos no
permitan |
|
que yo amancille con acción
tan fea |
|
la historia de mi vida
desdichada. |
|
Y pues remedio ya ninguno
queda, |
|
acábame, ¡oh dolor!
Dame la muerte, |
400 |
serás piadoso aquesta vez
siquiera. |
|
|
|
MANRIQUE |
Apartad ya, Señor, el
pensamiento |
|
de tan tristes objetos. |
|
|
ALFONSO |
Mal penetras,
|
|
del mal que me fatiga y
acongoja |
|
el rigor, la crüel
naturaleza. |
405 |
Si el enfermo, que siente
lastimada |
|
una parte del cuerpo, aunque no
sea |
|
de las más principales, no
es posible |
|
que el pensamiento de su mal
divierta, |
|
quien tiene como yo llagada el
alma |
410 |
de herida tan antigua y tan
acerba, |
|
¿cómo podrá,
Manrique, distraerse |
|
insensible al dolor que le
atormenta? |
|
|
|
|
|
(Sale un GUARDIA.)
|
GUARDIA |
Para hablaros,
|
|
espera que la deis, Señor,
licencia |
415 |
Raquel. |
|
|
ALFONSO |
¿Qué es lo que
escucho? Fuerte lance
|
|
me preparas, fortuna; cruda
guerra |
|
vas a moverme, amor, en este
encuentro. |
|
¿Pero qué riesgo hay
ya, cuando no queda |
|
a la revocación arbitrio
alguno? |
420 |
¿Y no será crueldad
que cuando llega |
|
Raquel a suplicar a Alfonso
Octavo, |
|
ni aun admitirla a su presencia
quiera? |
|
¿Qué dudo, pues?
Decid que Raquel llegue. |
|
|
|
|
(Vase el GUARDIA.)
|
MANRIQUE |
Ya con Rubén, Señor,
aquí se acerca. |
425 |
(Vase.)
|
|
|
|
(Salen RAQUEL,
RUBÉN y
acompañamiento de judías.)
|
RAQUEL |
(De rodillas.)
|
Si presumís, Señor,
que a vuestras plantas |
|
segunda vez me trae aquel
designio |
|
de que anuléis el
rígido decreto |
|
de mi ausencia, o mi muerte, que es
lo mismo... |
|
|
|
ALFONSO |
(Alzando a RAQUEL.)
|
¡Ay de mí! Alzad del
suelo. (¡Raquel llora! |
430 |
Mucho de ti recelo, valor
mío.) |
|
Proseguid, pues. ¿Qué
es esto, duros astros? |
|
¿Qué os
detenéis? |
|
|
RAQUEL |
Oíd, que ya prosigo.
|
|
Si presumís, Alfonso, que
este llanto, |
|
si pensáis que estos
débiles suspiros, |
435 |
prendas en otro tiempo
inestimables, |
|
cuando suerte mejor y el cielo
quiso, |
|
vienen acaso a ser
intercesores |
|
entre vuestro rigor y mi
delito |
|
(sin haber correspondido a vuestro
afecto |
440 |
merecer puede nombre tan
indigno), |
|
no lo temáis. Mi llanto y
mis sollozos |
|
sólo son expresión de
mi martirio, |
|
vapores que a los ojos ha
exhalado |
|
la amante llama que en mi pecho
abrigo. |
445 |
Con muy contrario intento a vuestra
vista |
|
vuelvo, Señor; pues si antes
he pedido |
|
suspendierais el orden de mi
ausencia, |
|
llevada de mi amante
desvarío, |
|
ya con mejor acuerdo sólo
trato |
450 |
de cumplir vuestro gusto, y
sólo aspiro |
|
a dar la última prueba en mi
obediencia |
|
del amor con que siempre os he
servido. |
|
Bien sé que obedecer vuestro
mandato |
|
la vida ha de costarme, cuando
miro |
455 |
que no pueden cortarse a menos
riesgo |
|
lazos que tanto amor y tiempo ha
unido. |
|
Mas si en esto, Señor, de mi
fineza |
|
los subidos quilates acredito, |
|
dulces serán los
últimos tormentos, |
460 |
si han de manifestar cuánto
os estimo. |
|
Males no habrá de cuantos me
propone |
|
la triste idea del destierro
mío, |
|
que no les dé accidentes de
deleite |
|
al ser por vuestra causa
padecidos. |
465 |
La dura soledad, que me
amenaza |
|
en la mortal ausencia que
medito, |
|
será recreación del
pensamiento |
|
al contemplar sois vos quien la ha
querido. |
|
El cansancio, Señor, la
grave angustia |
470 |
de mi espíritu vago y
peregrino, |
|
trocará las congojas en
descanso |
|
y hará de la fatiga misma
alivio; |
|
y los insultos a que quedo
expuesta |
|
del feroz vulgo, adularán mi
oído, |
475 |
viendo que aborrecerme así
les mueve |
|
de su Rey el afecto y el
cariño. |
|
Esto supuesto, y que es
inexcusable |
|
ausentarme de vos, pues mi
peligro, |
|
la voz del Pueblo, su quietud, los
Cielos |
480 |
lo tienen decretado y
convenido; |
|
si algún mérito
tiene, amado Alfonso, |
|
tan constante pasión, amor
tan fino, |
|
de tantos años la
correspondencia, |
|
la noble emulación con que
habéis visto |
485 |
mi ternura y la vuestra
competirse, |
|
votos con tal desgracia
repetidos, |
|
tantas promesas por mi mal
frustradas, |
|
con que no pienso ya
reconveniros, |
|
pues me tiene tomados mi
desdicha |
490 |
de cualquiera esperanza los
caminos; |
|
en recompensa sólo una
fineza |
|
me atrevo a suplicaros y
pediros, |
|
cuyo derecho no podrá
usurparme |
|
el rigor de esta ausencia o
exterminio. |
495 |
Esta es, Alfonso, que, pues no es
posible |
|
apagar esta llama que respiro, |
|
de mi pecho arrancar vuestro
retrato, |
|
ni de mi pensamiento este
delirio, |
|
os deba esta infeliz, que
así os adora, |
500 |
un recuerdo tal vez, que fuisteis
mío, |
|
que en los años dichosos que
me amasteis |
|
y yo fui vuestra, pudo el amor
mismo |
|
ternezas aprender de mis
afectos, |
|
que siempre el mío fue
vuestro albedrío, |
505 |
y finalmente que por adoraros, |
|
ausente, triste y desterrada
vivo. |
|
Esto, Señor, mis
lágrimas pretenden: |
|
éste el intento es que me ha
traído |
|
a causaros molestias con mi
vista, |
510 |
y esto lo que por último os
suplico. |
|
Esto hará mis tormentos
menos graves, |
|
mis males menos duros y
prolijos, |
|
y aborrecible menos este
aliento, |
|
mientras la Parca tuerza el vital
hilo. |
515 |
Y pues instan, Señor,
inconvenientes, |
|
temores, sobresaltos y
peligros |
|
a que me ausente, ¡ay, Dios,
cuántos ahogos |
|
el espíritu siente al
proferirlo!, |
|
dadme, Señor, Licencia; y
este llanto, |
520 |
(Arrodíllase.)
|
última ofrenda que a mi amor
dedico, |
|
os quede por seguro que ni el
tiempo, |
|
destierro, ausencia, penas ni
martirios, |
|
recelos, amenazas ni
desastres, |
|
ni de la muerte el riguroso
filo |
525 |
serán bastantes a borrar del
pecho, |
|
de tanta fe depósito y
archivo, |
|
la imagen vuestra que por tantos
años |
|
labró el amor, el trato y el
destino. |
|
|
|
ALFONSO |
¿Qué es esto, Sacros
Cielos? ¿Qué centella, |
530 |
qué extraordinario ardor no
conocido |
|
a mi pecho ha inspirado, Raquel
mía, |
|
tu llanto y tu dolor?
¿Cuándo se ha visto |
|
sino en mi daño tan
extraño exemplo, |
|
fenómeno tan raro y
peregrino? |
535 |
Alza, Raquel, del suelo; de tu
llanto |
|
suspende los raudales: no
abatido |
|
tengas el cielo, de quien eres
copia. |
|
No desperdicies los tesoros
ricos |
|
de tus preciosas lágrimas;
recoge |
540 |
al lastimado pecho los
suspiros. |
|
Deja el llanto y dolor, deja la
pena |
|
a este infeliz, a quien el hado
impío |
|
maltrata con rigor tan
importuno. |
|
A mí, a quien el perderte es
ya preciso, |
545 |
y muriendo vivir en esta
ausencia, |
|
corresponde, Raquel, este
ejercicio. |
|
Segura partir puedes de que en
cuanto |
|
este espíritu rija el
condolido |
|
cuerpo, que tantos males
debilitan, |
550 |
su alimento será y manjar
continuo |
|
llanto y dolor, pesar y
sentimiento. |
|
¡Mas ay de mí,
infeliz! ¿Qué he proferido? |
|
¿Yo, que Raquel se ausente
pensar puedo? |
|
¿Yo puedo proponerlo y
consentirlo? |
555 |
¿Yo, que aliento al influjo
de su vista? |
|
¿Yo, que en fe de que me ama
sólo animo? |
|
No es posible, ni el Cielo lo
consienta. |
|
Raquel, no has de partir; antes el
hilo |
|
se corte de mi vida. |
|
|
RAQUEL |
¿Qué he
escuchado?
|
560 |
¿Qué
pronunciáis, Señor? ¿No sois vos mismo |
|
quien ha determinado mi
destierro? |
|
|
|
ALFONSO |
Fue atentando, fue error, fue
desvarío. |
|
|
|
RAQUEL |
¿Pues vos no me intimasteis
la sentencia? |
|
|
|
ALFONSO |
No lo puedo negar; temor lo
hizo. |
565 |
|
|
RAQUEL |
¿No os mostrasteis de piedra
a mis razones? |
|
|
|
ALFONSO |
O no era yo, o estaba sin
sentido. |
|
|
|
RAQUEL |
¿No sois vos mismo quien me
aconsejaba? |
|
¿No sois aquel que
astutamente fino |
|
me pintaba los riesgos? |
|
|
ALFONSO |
Verdad dices;
|
570 |
tenlo por sueño, tenlo por
delirio. |
|
|
|
RAQUEL |
¿No despreciasteis mis
reconvenciones? |
|
¿No os vi sordo a mis
llantos y gemidos? |
|
¿Por fin de mí no
huisteis? |
|
|
ALFONSO |
¿Qué más
quieres,
|
|
Raquel, si te confieso mi
delito? |
575 |
Sírvame este rubor, esta
vergüenza |
|
que paso al confesarlo, de
castigo. |
|
Errores son que debes
disculparlos, |
|
pues tuvieron de amarte su
principio. |
|
Yo te amaba, Raquel; yo te
apartaba |
580 |
de mis ojos; contempla mi
martirio. |
|
|
|
RAQUEL |
¡Con qué facilidad un
pecho amante, |
|
si está tan empeñado
como el mío, |
|
admite las disculpas que
desea, |
|
y aun tal vez disimula su
artificio! |
585 |
Mas cuando yo os conceda que
forzado |
|
obrasteis, y que sólo mi
peligro |
|
os turbó la razón,
¿es por ventura |
|
menor el riesgo ya?, ¿los
conmovidos |
|
corazones están más
aquietados?, |
590 |
¿se han disipado ya mis
enemigos? |
|
¿clama menos el Pueblo?,
¿la Nobleza |
|
pondrá a sus quejas
término? ¿Vos mismo, |
|
a quien ya los temores vencer
saben, |
|
me dais seguridad de
reprimirlos? |
595 |
¿Queréis que expuesta
quede a una violencia?, |
|
¿del vulgo fiero al
bárbaro capricho?, |
|
¿de un soberbio al insulto?
Quien me ama, |
|
¿podrá esto tolerar?
¿Qué poderío, |
|
qué autoridad, qué
auxilio me asegura |
600 |
de tantos riesgos? Si es que os he
debido |
|
algún amor, Alfonso, no mi
vida |
|
expongáis de esta suerte; y
pues preciso |
|
es que me ausente, adiós,
amado Alfonso, |
|
(Llorando y en ademán de
irse.)
|
adiós, y el Cielo... |
|
|
ALFONSO |
(Deteniéndola.)
|
El Cielo que ha querido
|
605 |
a tan graves desdichas
conducirme, |
|
y es de mi puro amor y fe
testigo, |
|
no permita que Alfonso sin ti
viva. |
|
Raquel amada, hermoso dueño
mío, |
|
¿así a Alfonso
abandonas? |
|
|
RAQUEL |
Las estrellas,
|
610 |
el Cielo así lo manda, y mi
destino. |
|
|
|
ALFONSO |
¿Que en fin estás
resuelta a abandonarme? |
|
|
|
RAQUEL |
Cuánto me pesa en este
llanto explico. |
|
|
|
ALFONSO |
Pues si mi desventura es tan
notoria, |
|
esta vida, este espíritu
mezquino |
615 |
como inútiles prendas
considero; |
|
(Sacando la espada.)
|
acero noble, rayo que
esgrimido |
|
de mi diestra, blasones
duplicasteis |
|
a Marte poderoso, yo os dedico |
|
a mejor ministerio: sed
piadoso |
620 |
instrumento de amantes
sacrificios. |
|
Y tú, Raquel, si quieres
testimonios |
|
de mi constante amor ciertos y
fijos, |
|
pues no oyes mi razón, estas
alfombras |
|
te los ofrezcan con mi sangre
escritos. |
625 |
(En ademán de echarse sobre
la espada.)
|
|
|
RAQUEL |
(Conteniéndole.)
|
Deteneos; ¿qué
hacéis? ¿Qué furia es ésta? |
|
Mirad que de la espada el duro
filo, |
|
cuando amenaza estragos a ese
pecho, |
|
los obra y ejecuta ya en el
mío. |
|
¿No advertís que ese
golpe riguroso |
630 |
será fin de mi vida?
¿Quién ha dicho |
|
que muerto Alfonso Octavo Raquel
puede |
|
vivir un solo punto?
¿Habéis creído |
|
que a vuestra costa pueden
redimirse |
|
mis desdichas? Vivid, Alfonso
mío, |
635 |
vivid, que Raquel sólo para
amaros |
|
la vida quiere. Ya, Señor,
me rindo |
|
a cuanto dispusiereis; ya
Toledo |
|
será otra vez mi centro; no
hay peligro |
|
que a trueque de agradaros me
dé asombro, |
640 |
que me dé susto a trueque de
serviros. |
|
|
|
ALFONSO |
¡Oh portento de amor! Sea la
eterna |
|
gratitud que te ofrezco y
sacrifico, |
|
paga a tanto favor. |
|
|
RAQUEL |
¿Y los Hebreos
|
|
que no tienen, Señor, otro
delito |
645 |
que depender de mí?... |
|
|
ALFONSO |
Ya los indulto.
|
|
Y porque tu temor desvanecido |
|
del todo quede; porque no
receles |
|
de un vulgo osado los infieles
tiros, |
|
desde hoy de mi Cetro y mi
Corona |
650 |
serás dueño absoluto.
Mis dominios |
|
a tu arbitrio se rijan y
gobiernen; |
|
de todos mis vasallos los
destinos |
|
de ti dependerán
públicamente, |
|
porque todos así te
estén sumisos. |
655 |
¡Ah de mi guardia! |
(Ocupando el solio.)
|
|
|
|
(Salen MANRIQUE,
la GUARDIA y
acompañamiento de CASTELLANOS.)
|
MANRIQUE |
(Y los
demás.)
|
¿Qué
ordenáis?
|
|
|
ALFONSO |
Atentos
|
|
escuchad lo que mando y
determino. |
|
¿Soy vuestro Rey? |
|
|
|
|
MANRIQUE |
Este distintivo
|
|
nos honra. |
|
|
ALFONSO |
Y lo que yo sobre mi Trono
|
660 |
mandare y dispusiere, ¿no es
preciso |
|
que todos lo obedezcan? |
|
|
MANRIQUE |
¿Quién lo
duda?
|
|
Nadie debe excusarse de
serviros. |
|
|
|
ALFONSO |
Está bien; y el vasallo que
se opone |
|
al gusto de su Rey, ¿no es,
decid, digno |
665 |
de la pena mayor, y por
rebelde |
|
no se hace reo del mayor
delito? |
|
|
|
|
ALFONSO |
Pues supuesto que no hay
duda,
|
|
y supuesto también que es
gusto mío, |
|
sabed que hoy en mi Trono
sustituyo |
670 |
a Raquel; mi poder y mi
dominio |
|
la transfiero, y yo mismo la
coloco |
|
en mi Solio Real; esto
entendido, |
|
pues confesáis debéis
obedecedme, |
|
(Colocándola en el
trono.)
|
sabed que ya Raquel reina
conmigo. |
675 |
|
|
|
MANRIQUE |
Si es vuestro gusto,
|
|
ya os obedezco y el primero
rindo |
|
a Raquel mi respeto. |
|
|
|
(Van los demás besando la mano a RAQUEL como MANRIQUE.)
|
RUBÉN |
Bien se logra
|
|
el fin de mis astucias y
designios. |
|
Ya de nuevo respiro. |
|
|
RAQUEL |
¡Qué gustoso
|
680 |
es el mando aun en medio de
peligros! |
|
|
|
ALFONSO |
Ya estás, Raquel, en el
lugar sagrado, |
|
donde nunca alcanzar podrán
los tiros |
|
de tus contrarios; ya mi imperio
todo |
|
está en tu mano; ya de tu
albedrío |
685 |
dependen los que quieran
ofenderte. |
|
Los doce mil Soldados que
destino |
|
para asediar a Cuenca, ya en
Toledo |
|
entrando van; fiada en tal
presidio, |
|
tu gusto ley de mis Vasallos
sea. |
690 |
|
|
RAQUEL |
Por testimonio de tu amor lo
estimo. |
|
|
|
ALFONSO |
Y porque mi presencia no
embarace |
|
que obres con libertad, yo me
retiro. |
|
Adiós, bella Raquel. |
(Vase con la GUARDIA.)
|
|
|
RAQUEL |
El Cielo os guarde.
|
|
¿Qué es aquesto,
fortuna? ¿Quién ha visto |
695 |
tan extrañas mudanzas en su
suerte? |
|
¿Qué afectos hasta
aquí no conocidos |
|
el corazón combaten? La
venganza |
|
me inspira indignaciones y
castigos; |
|
y este asiento, que es centro de
justicia, |
700 |
contiene mi furor cuando me
irrito. |
|
¿Mas podré conservar
mi vida acaso, |
|
cuando me cercan tantos
enemigos, |
|
por más que este lugar me
privilegie |
|
del insulto del Pueblo? ¿El
atrevido |
705 |
infame Vulgo contendrá su
furia, |
|
porque yo disimule su delito? |
|
No por cierto; que el vil nunca
conoce |
|
estas obligaciones, y al
maligno |
|
a quien se disimula un
desafuero, |
710 |
licencia se le da de
repetirlo. |
|
Prueben, pues, mi rigor. |
|
|
|
(Sale la GUARDIA.)
|
GUARDIA |
Hernán García
|
|
y Alvar Fáñez,
creyendo en este sitio |
|
hallar al Rey, entrada
solicitan. |
|
|
|
|
|
(Vase la GUARDIA.)
|
|
|
(Sale ALVAR
FÁÑEZ por un lado, con un
pliego.)
|
ALVAR FÁÑEZ |
Éste es, Alfonso, el
bando... Mas ¿qué veo? |
|
|
|
|
(Sale GARCÍA por el lado
opuesto.)
|
GARCÍA |
El obsequioso Pueblo... Mas
¿qué digo? |
|
|
|
|
|
RAQUEL |
¿Qué os
suspende?
|
|
Alvar Fáñez, llegad.
¿No me habéis visto? |
|
¿Qué os admira,
Fernando? ¿Qué reparos |
720 |
os detienen?
¿Habéisme conocido? |
|
(Levantándose.)
|
Yo soy Raquel; Raquel, la que no ha
mucho |
|
insultasteis soberbios y
atrevidos. |
|
Raquel soy, ¿qué
dudáis?, a quien Alfonso |
|
sustituye en su mando, a quien
él mismo |
725 |
en su Solio Real ha colocado, |
|
con quien todo el poder ha
dividido, |
|
a quien ya sus vasallos más
leales |
|
tributan los obsequios más
rendidos. |
|
Soy quien traidores castigar
pretenden; |
730 |
quien del rigor esgrimirá
los filos |
|
en cuellos alevosos; quien
alfombras |
|
hará a sus pies de
espíritus altivos |
|
y será con asombros y
rigores, |
|
de audacias escarmiento y
exterminio. |
735 |
(Tomando el pliego a ALVAR FÁÑEZ y
rompiéndole.)
|
Mas tú, que de leal haciendo
alarde, |
|
solicitas mi daño y
precipicio, |
|
advierte que así apruebo
iniquidades, |
|
que así injusticias
corroboro y firmo. |
|
Y Tú, que Diputado de
alevosos |
740 |
viles Plebeyos el enjambre
indigno |
|
tan oficiosamente representas, |
|
les dirás de mi parte
cuánto estimo |
|
su fineza, y que ya para
pagarla |
|
prevengo hierros, lazos y
suplicios. |
745 |
|
|
|
(Vase con RUBÉN y los demás
judíos.)
|
ALVAR FÁÑEZ |
¿Es posible que a tanto haya
llegado |
|
la ceguera de Alfonso? |
|
|
GARCÍA |
Estoy corrido.
|
|
No sé cómo he sufrido
tal ultraje. |
|
Manrique, ¿es esto
cierto? |
|
|
|
|
|
MANRIQUE |
El que lo pudo hacer es quien lo
hizo. |
|
El Rey así, Alvar
Fáñez, lo ha mandado; |
|
así, García, Alfonso
lo ha querido. |
|
Cuando su voluntad tan
declarada |
|
está, como notáis
vosotros mismos, |
755 |
ni debe replicar ningún
vasallo, |
|
ni puede resistirla sin
delito. |
|
Yo por lo menos sólo
sé que debo |
|
servir y obedecer al dueño
mío. |
|
(Vase.)
|
|
|
GARCÍA |
Vive Dios, que es deshonra. Es
ignominia |
760 |
tal modo de pensar. ¿Pues
quién te ha dicho, |
|
infame adulador, que a su Rey
sirve |
|
quien, como tú, sus ciegos
desvaríos |
|
obedece sin réplica,
debiendo |
|
conducirle a un desdoro y
precipicio? |
765 |
Mas ya no es tiempo de esto; ya,
Alvar Fáñez, |
|
de Alfonso ves la ceguedad; ya
vimos |
|
de esa altiva Judía la
arrogancia. |
|
¿Quién seguro
estará de sus caprichos? |
|
¿Quién no debe temer
sus osadías? |
770 |
¿Será razón
que el Castellano brío |
|
obedezca las leyes de una
Hebrea? |
|
¿Será justo que
aquellos que nacimos |
|
los primeros del Reino, para
darle |
|
grandes ejemplos, mudos y
abatidos |
775 |
una beldad tirana respetemos? |
|
Y el Pueblo, que en los dos ha
transigido |
|
sus acciones y fueros,
¿será justo |
|
quede sujeto al abandono
antiguo? |
|
No, Alvar Fáñez:
remedio pide el daño. |
780 |
|
|
ALVAR FÁÑEZ |
A cuanto quieras ya me
determino. |
|
|
|
GARCÍA |
Redimamos el pueblo miserable. |
|
|
|
ALVAR FÁÑEZ |
Cuanto pienses y digas, te
confirmo. |
|
|
|
GARCÍA |
Libertemos a Alfonso de este
encanto. |
|
|
|
ALVAR FÁÑEZ |
Mi vida ofrezco para
conseguirlo. |
785 |
|
|
GARCÍA |
Mas se debe excusar todo
alboroto |
|
no parezca motín el que es
oficio. |
|
|
|
ALVAR FÁÑEZ |
A cuanto dispusieres me
resuelvo. |
|
|
|
GARCÍA |
Pues si tú me
acompañas, hoy consigo |
|
eternizar el nombre Castellano |
790 |
con la violenta empresa que
medito; |
|
y verá el mundo en
mí, cuando contemple |
|
los efectos que ya me
pronostico, |
|
la mayor lealtad en la
osadía; |
|
pues hay casos tan raros y
exquisitos |
795 |
en que es más fiel el menos
obediente, |
|
y más leal el que es menos
sumiso. |
|
|
|