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VI Seminario/Taller de Archivos

Recomendaciones de la FIAT / IFTA para la selección de materiales de preservación

                                                                Alicia Conesa Santamaría
TELEVISIÓ DE CATALUNYA - TV3 / Canal33


Hola, buenos días. Soy Alicia Conesa, responsable de Documentación y Archivo de Televisión de Cataluña, en Barcelona, TV3 y Canal 33.

     Pero hoy no os voy a hablar en tanto jefe de Documentación y de Archivo de Televisión de Cataluña, sino en cuanto a miembro de una de las comisiones de FIAT-IFTA, la Federación Internacional de Archivos de Televisión. Y el objetivo de la presentación será comentaros uno de los documentos de FIAT-IFTA, «Recomendaciones para la selección y preservación de material de televisión».

De todas maneras, si os hablara desde Televisión de Cataluña presentaría un panorama bastante parecido al que ha presentado mi compañera, Mª Ángeles Martín, en Canal Sur. Un archivo en televisión, en una jungla de distintos formatos, y con una necesidad de establecer unos criterios de selección y preservación muy claros para que cumplan la doble finalidad, con que nos encontramos las televisiones públicas: preservar un archivo por necesidades operativas, para que sea útil, para que sea patrimonialmente útil a nuestra empresa, la empresa propiamente de televisión, pero también con la conciencia de que, puesto que no hay otras entidades alternativas que tengan como misión la preservación de este material de televisión, también estamos cumpliendo, en cierta manera, la función de Archivo Nacional, y estamos preservando, no solo por razones operativas sino también por razones culturales. Creo que esto es común a todas las televisiones de este país.

Para hablar de FIAT / IFTA., dejadme primero que os la presente.

FIAT / IFTA, la Federación Internacional de Archivos de Televisión, fue constituida en el año 1977 por los principales operadores de televisión europeos de aquel momento, la BBC, la RAI, el Instituto Nacional Audiovisual de París, y también tuvo una participación importante, en aquellos momentos, Televisión Española.

     Nació con la idea de crear un foro internacional donde nos pudiéramos encontrar los archivos de televisión y cumplir una serie de objetivos, entre ellos: promover el estudio de todos los temas relacionados con el desarrollo y el mejoramiento de los archivos audiovisuales; establecer normas estándar, recomendaciones en las áreas de selección, preservación y documentación, fomentar el desarrollo de los archivos de televisión y promover la cooperación regional e interregional.

     Actualmente hay en FIAT unas 150 organizaciones, de unos sesenta países. Es una organización con voluntad internacional, si bien, hay que decir que la mayoría de sus miembros son actualmente miembros europeos.

     En Estados Unidos hay la organización AMIA, en la que se encuentran tanto los archivos de televisión como los archivos fílmicos, los archivos de cine, y que también tiene una voluntad internacional. Por tanto son, de hecho, dos organizaciones similares. A FIAT le pasa un poco como pasa con FIAF, que AMIA es una organización hermana, pero, en cierta manera, un competidor, porque estamos en el mismo entorno.

¿Cómo está organizada FIAT? Además de los órganos rectores de la organización, la FIAT se articula en unas comisiones de trabajo. Estas comisiones de trabajo hasta hace poco eran cuatro: Técnica, Documentación, Formación y la de Programación & Producción. Pero recientemente las comisiones de Técnica y Documentación se han unido en una sola comisión, que, de momento se llama «Media Management», puesto que en el nuevo entorno digital los aspectos técnicos y documentales cada vez están más unidos, se ha considerado que era útil trabajar en una sola comisión.

     La Comisión de Programación y Producción, de la cual soy miembro, y que fue creada en 1996, tiene como objetivo promocionar el uso de los archivos de televisión y dedicarse a todos los aspectos relacionados con el uso de los archivos de televisión, en los distintos entornos.

     Estas comisiones han producido una serie de documentos, que son los documentos de trabajo de la FIAT. La Comisión de Documentación produjo ya en el año 92, después de muchas amplias discusiones, el minimun data list, que fue un primer intento, que no tuvo todo el éxito necesario, de intentar homogeneizar el tipo de descripción que se estaba haciendo en los distintos archivos de televisión. Evidentemente, esta era un objetivo muy difícil. Y a lo que se llegó es a una lista de mínima de los datos de identificación de un programa o del material de los archivos de televisión, que esta sí fue aceptada y acordada por todos los miembros.

     Como una evolución de esta idea, del minimun data list, este año FIAT acaba de publicar, en inglés, un trabajo de Annemieke de Jong, del Archivo Nacional Holandés, que se titula «Metadata in the Audiovisual Production Environment», y que es una introducción al tema de los metadatos, de cómo hay que definir y utilizar los metadatos en el entorno audiovisual, pero que, de hecho, se puede considerar una evolución, adaptada a la tecnología digital de hoy de aquella original minimun data list, del año 92. Es un documento interesante, y que pienso que puede ser de gran utilidad.

La comisión de Programación & Producción ha producido dos recomendaciones, una, la que vamos a comentar hoy, «Recomendaciones para la selección y preservación del material de televisión», que fue publicada en el año 97. Este se considera que es un documento de trabajo que tiene que ir evolucionando con las aportaciones y que, como fue redactado en el año 97, antes de la aparición de los sistemas digitales de producción, realmente va a necesitar una actualización, puesto que todas las operaciones de producción y, por tanto, de selección y preservación, en el entorno digital, van a requerir un cambio de metodología de trabajo. Por tanto, es un documento, que es vigente, pero que tiene que irse actualizando con el tiempo.

     Este documento ha estado traducido al catalán, y publicado, en manual de documentación audiovisual en radio y televisión, publicado por la Universidad de Valencia, en el 99, del cual es editor Enric Bellvesser, y creo que ahora están preparando también una edición en castellano, donde también van a incluir estas recomendaciones.

Posteriormente a estas, que son las que comentaremos, esta misma comisión también ha generado unas recomendaciones para el uso correcto del material de archivo en televisión, que están más dirigidas a los productores, a los que utilizan el material de televisión, dando recomendaciones de cómo hay que reutilizar ese material de archivo en televisión.

     Querría resaltar que las recomendaciones que voy a comentar, son fruto de un trabajo de una comisión, en la que han participado miembros de diferentes países, y, por tanto, a veces, quizás, no son todo lo claras y concisas que hubiéramos querido, pero es el resultado de cómo han sido creadas, por un equipo transnacional, con distintas formas de enfocar el tema y como resultado de la unificación de diversas contribuciones. Quizás las recomendaciones puedan ser, en algún punto, un poco vagas, puesto que es difícil dar unas normas muy estrictas, pero creemos que es útil, sobre todo para los archivos en países de desarrollo, tener unos estándares, unas recomendaciones, a las cuales poder acogerse.

     Entro, pues, entonces, a comentar las Recomendaciones para la selección y la preservación del material de televisión.

El texto empieza expresando un deseo, un deseo que dice esto: «En un mundo ideal, todo el material creado para la televisión, debería poder ser preservado en las mejores condiciones técnicas y convenientemente documentado».

     Este deseo, que quizás sería posible en un mundo ideal, en la realidad no es un deseo alcanzable, incluso, quizás, ni deseable. Hoy en día ya es prácticamente imposible pretender preservar todo lo que las televisiones producen o emiten. ¿Por qué? Porque hay una serie de limitaciones. Limitaciones económicas, evidentemente, porque preservar es costoso, limitaciones técnicas, porque es imposible copiar en algún formato perenne todo lo que se emite, y limitaciones operativas. Es decir, que es prácticamente imposible pensar que va a poderse preservar todo, porque hay una serie de limitaciones.

     Por tanto, si aceptamos que hemos de seleccionar, lo importante y fundamental es establecer una política de selección. Es decir, cada archivo debe tener una política de selección claramente establecida.

¿Qué es una política de selección? Una política de selección es un conjunto de criterios de selección, que deberán estar claramente definidos, en función de la naturaleza, de la misión y de los objetivos de cada archivo.

     Es importante que la política de selección sea conocida y aceptada por toda la organización, no ha de ser únicamente una política del archivo. En el caso del archivo de una empresa de televisión, no es la política del archivo sino que es la política de la empresa de televisión, que el archivo lleva a cabo, pero que debe ser aceptada por la organización. Además, toda política de selección debe ser adecuada a la realidad. Adecuada a los recursos técnicos, humanos, económicos disponibles. Si definimos una política de selección muy amplia y generosa, pero luego no tenemos los recursos para llevarla a cabo, esta política de selección no nos sirve para nada. Por tanto debe ser realista.

     Evidentemente, esta política dependerá mucho de la naturaleza del archivo. No son lo mismo los objetivos de los archivos de las empresas productoras o emisoras de televisión, que los planteamientos que se pueda hacer un archivo publico o académico. Como ha comentado María Ángeles Martín, en nuestro país no existe ese archivo, publico o académico, que se encargue de la preservación de las emisiones de televisión, pero en muchos otros entornos sí. Cada uno con sus objetivos. Y lo fundamental es que, en función de estos objetivos, se haya establecido una política de selección que esté acorde con ellos.

     Ahora bien, estos criterios de selección pueden responder a dos aspectos: a aspectos puramente operacionales, este sería el caso de una empresa de televisión, una empresa de producción que sólo va a preservar aquello que piense que realmente le es útil para su operatividad, para su reutilización. Y el otro aspecto, que es tanto o más importante, el aspecto cultural. El aspecto que debe considerar las emisiones de televisión, como parte de un patrimonio cultural, y que, por tanto, cuando se debe aplicar una política de selección, se debe tener en cuenta este valor de patrimonio cultural de las emisiones de televisión.

Como he dicho antes, en el caso de las emisoras de televisión, en general la política de selección es una unión de esos dos criterios. En cambio si hablamos de un archivo, nacional o público, evidentemente los aspectos culturales, de patrimonio cultural, debe ser los más importantes.

     Pasemos a concretar qué tipo de criterios utilizan estas recomendaciones. Primero vemos que se hace una distinción clara de tipos de material.

Por una parte está lo que llamamos material emitido, «transmited material», que es el material tal y como ha sido emitido, tal y como ha sido percibido por la audiencia. El programa acabado. Ese sería el «transmited material».

     Pero luego en las emisoras de televisión nos enfrentamos a todo otro magma de material, que es el «not transmited material», el material no emitido. Que son los materiales previos a la producción del programa final. Son los originales de rodaje, de los cuales ha hablado hace un momento María Ángeles, y las copias previas, no definitivas, que pueden existir de los programas.

     Entonces, cuando hablamos de política de selección aplicaremos unos criterios distintos a unos y a otro material. Pero es importante hacer primero esta distinción muy clara de lo que es el material emitido, o acabado, se podía llamar también, y lo que es el material no emitido.

Y desde otro punto de vista, también se pueden hacer una separación muy clara entre dos tipos de material:

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el material de producción propia, que sería el material, en el caso de una productora o empresa de televisión, el material producido por la propia empresa. En este caso, generalmente, la empresa dispone todos o la mayoría de los derechos de explotación de este material, y por tanto los derechos para reutilizar el material. Por tanto, este material puede ser explotado y tiene un importante valor económico para la empresa. Pero, además, es posible que se posea una copia única de este material. Por tanto, tanto por razones operacionales como por razones patrimoniales, el material de producción propia debería ser preservado.
- el material adquirido, el material que no es propio, pero que ha adquirido a terceros, el material ajeno, que llamamos en las televisiones, y del cual el archivo no detenta los derechos de explotación. Este podría ser un criterio para no preservar este material. Si no tenemos los derechos de explotación no tiene interés económico preservarlo. Y si es material ajeno, producido por alguna otra empresa de producción, se debe suponer que esta otra empresa de producción habrá preservado este material. De todas maneras, las recomendaciones de la FIAT recomiendan que, en caso de este material, que no tiene interés económico para la empresa de televisión preservarlo, antes de descartarlo se debería hacer algún tipo de gestión para saber si realmente este material está preservado en su empresa de origen, o, como mínimo, ofrecerlo al Archivo Nacional, o al archivo de referencia, que debería haberlo preservado, antes de decidir eliminar este material del archivo.

Si pasamos a ver cuál es el momento de la selección del material, encontramos que tenemos dos momentos críticos, a los cuales deberemos aplicar criterios de selección.

     El primero es cuando el material está acabado, el momento inmediatamente después de su producción o emisión, que es el momento en que producción deja de interesarse por este material, porque ya está emitido, ya ha tenido una explotación, y es en ese momento ya que hay que decidir si va a preservarse o no. Aquí pueden tomarse dos tipos de decisiones:

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Tomar la decisión inmediatamente después de la emisión, y decidir si esta material va a ser preservado o no.
- Y otra opción, un poco más conservadora, sería establecer criterios temporales, es decir, nunca tomar la decisión de eliminar un material, inmediatamente después de su emisión, sino marcarse un plazo, un término, de cinco, tres años, a partir del cual podamos tener una visión con más perspectiva, y en ese momento tomar la decisión de si se preserva o no.

De todas maneras esta segunda opción es una opción más costosa, en cuanto a recursos humanos, porque requiere dos veces tomar la misma decisión. Tiene ese problema de coste, pero aporta la ventaja de la perspectiva después de un tiempo que permite decidir mejor sobre el archivo.

Y el otro momento complicado, el otro momento donde habrá que aplicar criterios de selección, es cuando sea necesario un transfer a un nuevo soporte. Es lo que han estado comentando, tanto el compañero de Televisión Española como de Canal Sur, el problema de los soportes, se quedan obsoletos y que obligan a los archivos, si quieren mantener este material, a transferirlo a un nuevo soporte, que en ese momento sea el soporte hegemónico. Sabiendo que lo que es hoy el soporte hegemónico, posiblemente sea un soporte obsoleto de aquí a cinco años. Por tanto, los archivos de televisión estamos condenados, por cómo evoluciona la tecnología, a un continuo transfer del material, de un soporte antiguo a un soporte actual.

     Y aquí sí que hay una cosa, que no está explícita en las recomendaciones, pero yo, sobre todo hablando en un entorno de gente de cine, quería resaltar. No está explícito, pero si implícito, que en el caso del material audiovisual electrónico, el objetivo no es nunca preservar el soporte. El objetivo es preservar el contenido, preservar las imágenes. Puesto que al pasar de un soporte a otro (estoy hablando solamente de vídeo, de material eléctrico o digital) no hay ningún cambio en lo que es el contenido de las imágenes. Pienso que esto es distinto en el cine, es decir, en el cine sí que tienen interés, aunque transfiramos un material a vídeo, preservar y poder reproducir el original en 35 mm, 16 mm, en el formato que haya sido producido originalmente. Pero esto en vídeo no es así. Es decir, una vez que hemos transferido, como hizo Televisión Española, todas las cintas de dos pulgadas a un formato más moderno, esta cinta original de dos pulgadas ya no tiene ningún valor para nosotros. Para nosotros lo que tiene valor es el contenido, no el soporte. Por tanto, quizás, un poco, contestando a la intervención de antes, yo diría que desde el punto de vista del soporte electrónico, no hay que abogar tanto por preservar la maquinaria para poder leer el material, sino para tener recursos suficientes para traspasar el material antiguo a un formato nuevo, y, en este caso, una vez traspasado, descartar el formato antiguo.

A partir de aquí, de estos prolegómenos, las recomendaciones establecen los criterios según la tipología del material.

     Primero, dan unas normas de lo que podrían ser los criterios a utilizar para la selección del material emitido, es decir, los criterios que nos hacen decidir que ese material tiene que ser preservado, ya no sólo por criterios operacionales sino por criterios culturales. En eso distinguen lo que sería el material documental o informativo, en inglés actuallity, o sea, el material grabado de la realidad, por decirlo de alguna manera, el material documental o informativo. Evidentemente, las razones de su preservación serán el interés histórico de ese material, que nos muestra cualquier tema en un momento del tiempo, el registro de un lugar, un objeto o un fenómeno, es decir una realidad registrada y, por tanto, con valor para ser conservada.

     Las entrevistas y debates, también tendrían su interés, un interés histórico, pero también porque pueden ser indicativos de las opiniones o las actitudes de una época. Es decir, un tipo de entrevista o debate que nos podría parecer efímero porque está tocando un tema que podríamos considerar trivial, tiene su interés porque nos está mostrando, en esa época en que fue este hecho este debate o entrevista o este magazine, cuales eran las opiniones o las actitudes.

     Si pasamos a lo que es ficción y entretenimiento, es decir, no realidad, evidentemente la razón de preservarlo sería por su interés artístico, es decir, porque ha sido la ficción de una época, cómo se hacía la ficción en esa época, pero también porque puede ser ilustrativo de la historia social. Es decir, todos los culebrones que se están haciendo hoy tienen un interés artístico, pero también tienen un interés social, porque nos está mostrando cuáles son los temas que están preocupando hoy a la sociedad.

     Evidentemente, cualquier tipo de producción de televisión, incluido lo que sería la publicidad, las presentaciones, las cortinitas, cualquier cosa puede tener su interés como ilustrativo de lo que es la evolución de la propia televisión. Y debe ser preservado, aunque no sea de forma exhaustiva, pero sí de forma selectiva, para poder mostrar cómo ha sido la evolución de la televisión.

     Estos serían los criterios o elementos a tener en cuenta para la selección del material emitido, del transmited.

Para el material no emitido podemos ser mas restrictivos, porque es un material no comunicado y primarán sobre todo los aspectos operacionales, de posibilidad de explotación, de reutilización del material. Pero también hay elementos culturales que nos pueden tomar la decisión de si este material debe ser preservado o no:

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el valor histórico del material, la unicidad de ciertas imágenes que son irremplazables y que, aunque hayan estado utilizadas en programas, tienen el valor de ser preservadas en su forma original.
- la unicidad del material no emitido, porque no se emitió, por razones de censura, a gusto. Por tanto, es un material no emitido que tiene mucho valor de ser preservado porque representa lo que ha sido censurado.
- la excepcional cualidad de ciertas imágenes, que le dan un valor también único e irrepetible.

Y esto ya sería la razón operativa para la que guardar el material no emitido, sería la posibilidad de la reutilización del material en nuevas producciones. Y esa es la razón básica por la que los archivos de las televisiones guardan este material no emitido por su valor de reutilización, como stock-shots, como imágenes de archivo.

A continuación (no me extenderé más, sólo lo comento un poco), las recomendaciones van pasando por los distintos géneros, y dan unas recomendaciones específicas para cada tipo de género televisivo. Es decir que en los criterios de selección serán en función del género televisivo del que se trate, es decir, no vamos a aplicar el mismo criterio a un informativo que a un concurso, que es meramente repetitivo. Por tanto, los criterios de selección pueden variar, o se pueden detallar, en función del género.

     Aquí sencillamente os doy una idea de los distintos géneros para los que se detallan unas recomendaciones específicas.

     Sólo entraré un poco en detalle en el género de informativos (que puede ser bastante similar en deportes), porque es el tipo de producción de televisión que genera más distintas formas de materiales, y entraré, puesto que os interesaba el tema de los materiales, a ver qué diferentes tipos de materiales se identifican, en lo que es en el material de informativos.

Como material emitido podemos encontrar tres tipos distintos de material:

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uno sería el master de emisión, o la copia de emisión. Si es un programa no directo será el master de emisión, si es un programa en directo, como un Telenoticias, será la copia de emisión de ese Telenoticias, en todo caso, el programa tal y como se ha producido y se ha emitido.
- luego tenemos otro producto, cada una de las noticias que se han editado para producir ese informativo, que genera otro material que puede tener otros criterios distintos de selección: las noticias independientes, que suelen editarse previamente a la emisión, en un formato que no incluye las sobreimpresiones, ni la mezcla de sonido.
- luego, la tercera, sería la copia para visionado, lo que María Ángeles llama copia judicial, es decir, una copia en paralelo de antena en formato de baja calidad, que es la que se utiliza para los visionados.

     O sea, que como material emitido podíamos tener estos tres tipos de materiales.

     Evidentemente, para informativos, la recomendación es preservar íntegramente los tres formatos; el master de emisión o la copia de emisión, como archivo del programa en sí mismo; las noticias editadas para facilitar la reutilización de las imágenes; y la copia de emisión para visionados.

Y como material no emitido, tenemos lo los originales de cámara, o brutos, según les llamaba María Ángeles, rushes en inglés. Es decir todo lo que se ha grabado para hacer el programa, todo lo que se ha grabado de cámara y que después se utiliza fragmentariamente para la edición de las noticias.

     Y luego el material de agencias o intercambios, que llega a la televisión y que también se utiliza fragmentariamente. El material de agencias o intercambios, sí se preserva en el archivo, es por razones meramente operativas, para poderlo reutilizar, pero se entiende, como pasaba con el material ajeno, que será el productor original quien lo habrá preservado.

     Pero lo que plantea un problema importante de selección, sobre lo que hay que tomar decisiones en cada archivo, es qué hacer con todos los originales de cámara. Es evidente que, por su volumen, se debe aplicar algún criterio de selección, y en cada archivo delimitar qué proporción y en función de que criterios este material debe ser o no preservado.

     Esto sería en cuanto a informativos.

En cuanto a lo que son los programas seriados o muy repetitivos, que afecta a distintos géneros de programa, los programas infantiles, los concursos, algún tipo de magazine o tertulia, las recomendaciones hablan de una selección, es decir, de preservación en forma de selección. Y esta selección puede ser temática, en el caso de magazines o programas tipo tertulia, en función del tipo de tema que se haya tocado en cada uno de los programas que parezca significativo. O puede ser sencillamente por muestreo, es decir, para toda esta tipología de programas, no tiene sentido gastar esfuerzos para preservar a largo tiempo toda la colección, pero que sí se debe aplicar, como mínimo, una preservación después de una selección por muestreo, guardando, por ejemplo, el primero y el último, y uno de cada tantos. O sea, establecer, para ese tipo de programas, un muestreo que permita como mínimo mostrar al futuro cómo ha sido este programa.

     En todo caso, y ya para resumir, hay que tener muy claro cuál es el objetivo de la selección de materiales y formatos: seleccionar para preservar mejor. Seleccionar para asegurar la preservación del material más adecuado y en las mejores condiciones técnicas y documentadas posible. Ese ha de ser siempre el objetivo de la selección en cualquier tipo de archivo audiovisual.

Muchas gracias por vuestra atención.

 

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