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Reinar después de morir

Luis Vélez de Guevara


[Nota preliminar: Edición a cargo de C. George Peale. Grupo de investigación ROJAS ZORRILLA II. Proyecto TC/12.]



PERSONAS
 

 
EL REY DON ALONSO DE PORTUGAL.
EL PRÍNCIPE DON PEDRO.
DOÑA BLANCA,    infanta de Navarra.
DOÑA INÉS DE CASTRO,    dama.
EL CONDESTABLE DE PORTUGAL.
NUÑO DE ALMEIDA.
EGAS COELLO.
ALVAR GONZÁLEZ.
BRITO,   gracioso.
VIOLANTE,   criada.
ELVIRA,   criada.
ALFONSO,    niño.
DIONÍS,    niño.
MÚSICOS.
CAZADORES.
ACOMPAÑAMIENTO.





ArribaAbajoActo I

 

Salen los MÚSICOS cantando, y el PRÍNCIPE vistiéndose.

 
MÚSICOS
    Soles, pues sois tan hermosos,
no arrojéis rayos soberbios
a quien vive en vuestra luz
contento en tan alto empleo.
PRÍNCIPE
La capa.
MÚSICO
El Príncipe sale.
5
OTRO
Prosigamos.
PRÍNCIPE
El sombrero.
 

(Los MÚSICOS cantan otra copla.)

 
Vuestra benigna influencia
mitigue airados incendios,
pues el raudal de mi llanto
es poca agua a tanto fuego.10
PRÍNCIPE
¡Ay, Inés, alma de cuanto
peno y lloro, vivo y siento!
Proseguid, cantad.
MÚSICO
Digamos
otra letra y tono nuevo.
MÚSICOS
    Pastores de Manzanares,15
yo me muero por Inés,
cortesana en el aseo,
labradora en guardar fe.
PRÍNCIPE
Parece que a mi cuidado
esta letra quiso hacer,20
lisonjeándome el alma,
eterna en mi esposa, a Inés.
Volved, volved, por mi vida,
a repetir otra vez
aquesa letra. Cantad,25
que me ha parecido bien.
MÚSICOS
Pastores de Manzanares,
yo me muero por Inés,
cortesana en el aseo,
labradora en guardar fe.30
PRÍNCIPE
Pues los pastores publican
que tanta hermosura ven
en la deidad de mi amante,
con justa causa diré
que en perderme fui dichoso35
en tan soberano bien.
Siempre que llego al Mondego,
parece que solo al ver
a mi Inés bella, las aves
quisieran besar su pie.40
Las plantas de su deidad
reciben fruto. No hay mes
que, en viéndola, no sea mayo.
No hay flor que a su rosicler
no tribute vasallaje.45
Si aquesto es verdad, si es
dueño de aves y plantas
y de todo cuanto ve
el cielo en la tierra hermosa,
no la lisonjeo en ser50
también yo su esclavo, Amor,
pues a mi Inés me humillé,
pues me rendí a su hermosura,
a voces confesaré
diciendo con toda el alma55
a los que amante me ven,
Pastores de Manzanares,
yo me muero por Inés,
cortesana en el aseo,
labradora en guardar fe.60
 

(Sale BRITO, de camino.)

 
BRITO
Dele vuestra Alteza a Brito,
Príncipe, a besar sus pies.
PRÍNCIPE
Brito, seas bienvenido.
¿Cómo dejas a mi bien?
BRITO
Déjame alentar un poco,65
y luego te lo diré,
que aún no pienso que he llegado,
que un rocín de Lucifer,
que el portugués llama posta,
que jebao llama el francés,70
bridón el napolitano,
y algunas veces corsier,
de tan altos pensamientos,
que en subiendo encima de él,
anda a coces con el sol75
y a cabezadas después
me trae sin tripas, que todas
se me han subido a la nuez
a hacer gárgaras con ellas,
sin lo que toca al borrén,80
que viene haciéndose ruedas
de salmón.
PRÍNCIPE
¡Calla! No des
suspensión a mi cuidado,
sino dime, ¿cómo fue
tu viaje? Cuéntame, Brito,85
que ya deseo saber
nuevas de mi hermosa prenda.
¡Habla, Brito!
BRITO
Bueno, a fe,
para contarlo quedemos
solos los dos.
PRÍNCIPE
Dices bien.
90
Condestable, despejad,
y a estos músicos les den,
cuando no por forasteros,
porque han celebrado a Inés,
mil escudos.
CONDESTABLE
Despejad.
95
PRÍNCIPE
Id con Dios.
MÚSICO
¡El Cielo dé
a vuestra Alteza, señor,
un siglo de vida, amén!
PRÍNCIPE
Id con Dios.
MÚSICO
¡Qué gran valor!
2.º
¡Qué cordura!
3.º
Octavio, ven.
100
No es señor quien señor nace,
sino quien lo sabe ser.
 

(Vanse los MÚSICOS y el CONDESTABLE.)

 
PRÍNCIPE
Ya, Brito, quedamos solos.
Dime, ¿cómo queda Inés?
¿Cómo la dejaste, Brito?105
Responde presto.
BRITO
A perder
el sentido cada instante
que entre tus brazos no esté.
PRÍNCIPE
¿Y Alonso y Dionís?
BRITO
El uno
es jazmín, otro clavel,110
y cada cual es retrato
de los dos.
PRÍNCIPE
Has dicho bien.
¡Prosigue, prosigue, Brito!
BRITO
Oye, y te la pintaré,
si de tanta beldad puede115
ser una lengua pincel:
    Llegué a Coímbra apenas
ayer, cuando al blasón de sus almenas
a un tiempo hicieron salva
los músicos de cámara del alba,120
el sol y luego el día,
y primero que todos, mi alegría.
Guié los pasos luego
a la quinta, Narciso del Mondego,
que guarda en dulce empeño125
la beldad soberana de tu dueño
cuando, dando a la Aurora
celos al Sol, parece que enamora
el oriente divino
de Inés, sol para el sol más peregrino,130
que, aún no he llegado, creo,
piso el umbral, y en el zaguán me apeo.

 (Aparte.) 

(Que gustan los amantes
que les vayan contando por instantes,
por puntos, por momentos,135
las dichas de sus altos pensamientos,
que, brevemente dichas,
no les parece que parecen dichas.)
Al fin al cuarto llego
alborozado, sin aliento, y luego140
a las cerradas puertas,
solo a tu amor eternamente abiertas.
Dos veces toco en vano,
que en este oriente aún era muy temprano,
si bien tu hermoso dueño,145
rendida a su cuidado más que al sueño,
voces dio a las crïadas,
menos de mi venida alborozadas.
Perdóneme, Vïolante,
a quien más debe el sueño que su amante,150
mas yo, como es mi vida,
la quiero bien dormida y bien vestida,
esté ausente o presente,
porque mi amor es menos penitente.
PRÍNCIPE
Pasa, Brito, adelante,155
y con mi amor no mezcles a Violante,
ni burles con mis veras,
que espero nuevas de mi bien.
BRITO
Esperas
las que siempre procuro
traerte, ¡vive Dios! Al fin, el muro,160
el oriente dorado
de aquel sol, de aquel cielo franqueado,
sin reparo ninguno
corro los aposentos uno a uno,
y no paro hasta donde165
está la esfera que tu sol esconde.
Su amor me desalumbra,
y sin la permisión que se acostumbra,
verla y hablarla trato,
que el alborozo precedió al recato.170
Entro, al fin, sin sentido,
y en el dorado tálamo que ha sido
teatro venturoso
más de tu amor que del común reposo,
amaneciendo entonces,175
y enamorando mármoles y bronces,
los ojos en estrellas,
en nieve y nácar las mejillas bellas,
en claveles la boca,
la frente y manos en cristal de roca,180
en rayos los cabellos,
entre Alfonso y Dionís, tus hijos bellos,
asidos a porfía,
por maternal terneza, o compañía,
al cuello de alabastro,185
deidad admiro a doña Inés de Castro,
Aurora en carne humana,
taraceado abril con la mañana,
todo un cielo abrevïado,
y al sol de dos luceros abrazado190
quedé tierno y dudoso,
que, como de aquel árbol generoso
tan hermosos pendían,
racimos de diamantes parecían.
Ella, amor ostentando,195
aunque de honestidad indicios dando
a la nieve divina,
de púrpura corriendo otra cortina,
que de tales mujeres
siempre son los recatos sumilleres,200
más encendida aurora,
sobre las almohadas se incorpora,
y ya, como embarazos,
deja a Dionís y a Alfonso de los brazos,
que, de sentido ajenos,205
favores y ternezas no echan menos,
tanto en tan dulce empeño
pueden los pocos años con el sueño.
Y con ansia infinita,
antes que una palabra le permita210
ni besarla una mano,
recato portugués, o castellano,
me dijo: «¿Cómo dejas
a Pedro, Brito?» Y con celosas quejas,
prosiguió, más hermosa215
que lo está una mujer que está celosa,
porque han dado los celos
hasta el color que visten a los cielos,
tu tardanza culpando
en Santarén con doña Blanca, cuando220
tu padre la ha traído
para tu esposa.
PRÍNCIPE
Perderé el sentido,
Brito, si Inés no fía
todo su amor a toda el alma mía.
Primero verá el cielo225
su vecindad de estrellas en el suelo,
verá la noche fría
que puede competir al claro día,
que falte la firmeza
con que adoro a mi Inés.
BRITO
Oiga tu Alteza,
230
basta, basta. No ofusques
mi relación ni de imposibles busques
más guisados ni modos,
que yo los doy por recibidos todos,
y lo mismo hará el dueño235
por quien te has puesto en semejante empeño.
Al fin, escucha atento.
PRÍNCIPE
Prosigue.
BRITO
Como digo de mi cuento...
PRÍNCIPE
¡Acaba!
BRITO
Ven conmigo.
La tal Inés, en la ocasión que digo,240
finezas y ansias junta,
y entre falsa y celosa me pregunta:
«Dime, Brito, ¿es bizarra
doña Blanca, la infanta de Navarra,
de Pedro nueva empresa,245
que viene a ser de Portugal princesa?»
Yo la respondo entonces,
haciéndome de pencas y de gonces:
«Aunque Blanca no es fea,
es contigo muy poca taracea,250
moneda mal segura,
que no puede correr con tu hermosura,
y si intenta igualarse
contigo, muy de noche ha de pasarse».
En esto despertaron255
Dionís y Alfonso, y juntos preguntaron
a una voz por su padre.
Enterneciose, oyéndoles, la madre,
o fuese amor o celos,
tocó a anegar en lágrimas dos cielos,260
y en lluvias tan estrañas,
sartas de perlas hizo las pestañas
que en sus luces hermosas
de perlas se volvían mariposas,
y abrasándose en ellas,265
granizaron los párpados estrellas,
y viendo contra el día
que abajo tanto cielo se venía,
calmando sus recelos,
dile tu carta, y serenó sus cielos.270
Cedióse a su alegría,
convaleció de su tristeza el día,
quedó el sol sin nublado,
porque del desperdicio aljofarado
al último suspiro275
mucho cristal sobró para zafiro.
Tomó el pliego y besóle,
y tres o cuatro veces repasóle
con señas diferentes,
que es costumbre de espías y de ausentes.280
Pidió la escribanía,
volvió otra vez a perturbarse el día,
los cielos se cubrieron,
a la tinta las lágrimas suplieron,
y mientras escribía,285
un alma en cada lágrima cabía,
siendo en tantos renglones
las almas muchas más que las razones.
Cerró, llorando, el pliego,
sellóle, despachóme, y parto luego290
otra vez por la posta,
pareciéndome el mundo senda angosta,
y con el «Fuera, aparta»,
entré por Santarén, y esta es su carta.
PRÍNCIPE
    Levanta, Brito, del suelo,295
que solo tú puedes dar
tal alivio a mi pesar,
tal fin a mi desconsuelo.
    Toma esta cadena, Brito,
en tanto que a besar llego300
las letras de aqueste pliego
que Inés con el llanto ha escrito.
BRITO
    Besa muy enhorabuena,
mientras que, tomada a peso,
primero yo también beso305
las letras de esta cadena.
    ¡El Rey!
PRÍNCIPE
¿Mi padre?
BRITO
Señor,
él mismo.
PRÍNCIPE
Guardaré el pliego
de Inés.
BRITO
Y yo a guardar llevo
mi cadena, que es mejor.310
 

(Sale el REY DON ALFONSO.)

 
REY
    ¡Príncipe!
PRÍNCIPE
¡Señor!
REY
¿Qué hacéis?
PRÍNCIPE
¿Vos aquí?
REY
No hay que admiraros
de que venga yo a buscaros,
Pedro, pues vos no lo hacéis.
    Yo os quisiera hablar de espacio.315
PRÍNCIPE

 (Aparte.) 

(Hoy corre mi amor fortuna.)
REY
¿Quién sois vos?
BRITO
Señor, soy una
sabandija de palacio.
REY
    ¿De qué al Príncipe servís?
BRITO
De mozo fidalgo.
REY
Bien.
320
¿De camino estáis también?
BRITO
Soy su maza.
REY
¿Qué decís?
BRITO
    Que voy siempre con su Alteza
a dondequiera que va.
REY
Y aun donde no va.
BRITO
Esa es ya
325
maliciosa sutileza.
REY
    Algo desembarazado
sois.
BRITO
Sí, señor poderoso,
que en palacio al vergonzoso
siempre el refrán ha culpado.330
REY
    ¿Cómo os llamáis?
BRITO
Brito.
REY
¿Vos
sois Brito? Ya quién sois sé.
Sois hombre de mucha fe.
BRITO
Eso sí, señor, ¡par Dios!,
    porque con ella he servido335
a su Alteza, como ya
de mí satisfecho está.
PRÍNCIPE
Es Brito muy entendido.
    Con razón le estimo y quiero.
Téngole notable amor.340
REY
Para que le hagáis favor
no habrá menester tercero,
    que en esto debe tener
gran maña y agilidad.
BRITO
Mintió a vuestra Majestad345
quien fue de ese parecer,
    que a su Alteza no le han dado
tan pocas partes los cielos
que haya menester anzuelos
en el ardid del crïado. 350
    No me ha menester a mí
para ninguna facción,
porque los méritos son
siempre terceros de sí,
    y cuando en alguna se halle355
dificultosa de obrar,
no ha de ir, ni es justo, a buscar
alcahuetes a la calle,
    porque el Príncipe es humano,
y alguna vez se enamora,360
aunque a esta plaza hasta agora
no le he tomado una mano.
    Vuestra Majestad Real
perdone estas baratijas,
porque hasta en las sabandijas365
la defensa es natural.
    Y adiós, que contra cautelas
de palacio asisto en mí,
que estoy indecente así
con botas y con espuelas.370

 (Vase.) 

REY
    Pedro, los que hemos nacido
padres y reyes también
hemos de mirar el bien
común más que el nuestro.
PRÍNCIPE
Ha sido,
    padre y señor, atención375
debida a esa majestad.
¿Qué me mandáis?
REY
Escuchad,
veréis que tengo razón.
    Yo os he casado en Navarra
con la Infanta, que Dios guarde,380
y en Lisboa, a vuestras bodas
se han hecho fiestas, y tales,
que todos nuestros fidalgos
procuraron señalarse,
dando muestras con su afeto,385
de ser nobles y leales.
Después que llegó la Infanta,
he reparado que sale
a vuestro rostro un disgusto
que os divierte de lo afable,390
os retira de lo alegre,
y solo pueden llevarse
aquestos estremos, Pedro,
con el mucho amor de padre.
Doña Blanca disimula,395
y aunque la causa no sabe,
piensa que sin duda es ella
causa de vuestros pesares.
Hacedme gusto de verla
con amoroso semblante.400
Príncipe, desenojadla,
que es vuestra esposa. No halle,
cuando con vos tanto gana,
el perderse en el ganarse.
Yo os lo ruego como amigo,405
os lo pido como padre,
os lo mando como Rey,
no deis lugar a enojarme.
Ella viene. Aquí os quedad.
Prudente sois, esto baste.410

 (Vase.) 

PRÍNCIPE
¡Ay, Inés, cómo por ti,
loco, rendido y amante,
ni admito la corrección,
no hay ventura que me cuadre!
 

(Sale la INFANTA.)

 
INFANTA
Guarde Dios a vuestra Alteza.415
PRÍNCIPE
¡Señora!
INFANTA
¡Príncipe!
PRÍNCIPE
Dadme
la mano a besar.
INFANTA
Señor,
deteneos, que no es galante
acción que beséis mi mano
cuando advierto que no sale420
ese cortesano afeto
de marido ni de amante.
Yo, señor, soy vuestra esposa,
y debéis considerarme
reina ya de Portugal,425
si fui de Navarra infante.
PRÍNCIPE

 (Aparte.) 

(¡Eso no, viviendo Inés!)
Señora, solo un instante
os suplico que me deis
audiencia. Sentaos, y hable430
el alma que muda ha estado
hasta poder declararse.
INFANTA
Decid.
PRÍNCIPE
Atended.
INFANTA
Ya oigo.
Pasad, Príncipe, adelante.
PRÍNCIPE
Casé, señora, en Castilla,435
obedeciendo a mi padre,
primera vez con su Infanta,
que en globos de estrellas yace.
Tuve de esta dulce unión
un hijo, y puesto que sabe440
vuestra Alteza estos principios,
paso a lo más importante.
Cuando mi difunta esposa
vino conmigo a casarse,
pasó a Portugal con ella445
una dama suya, un ángel,
una deidad, todo un cielo.
Perdóneme que la alabe
vuestra Alteza en su presencia,
que informada de sus partes450
importa porque disculpe
osadas temeridades
cuando, advertida, conozca
la causa de efetos tales.
Era, al fin, por acabar455
la pintura de esta imagen,
el retrato de este sol,
este archivo de deidades,
doña Inés de Castro Coello
de Garza, que con su padre460
pasó a servir a la Reina,
mejor dijera a matarme,
y aunque siempre su hermosura
fue una misma, ni un instante
me atreví, señora, a verla465
con pensamientos de amante,
que a sola mi esposa entonces
rendí de amor vasallaje,
hasta que, crüel, la Parca
le cortó el vital estambre.470
Muerta mi esposa, trató
casarme otra vez mi padre
con vuestra Alteza, señora,
-que el Cielo mil siglos guarde-,
sin que este segundo intento475
conmigo comunicase,
yerro que es fuerza que agora
vuestro decoro le pague,
y le sienta yo, por ser
vuestra Alteza a quien se hace480
la ofensa, que el sentimiento
no será bien que me falte
a tiempo que por mi causa
padecéis tantos desaires,

 (Aparte.) 

(Confusa hasta ver el fin485
será fuerza que se halle.)
Mas, supuesto que es forzoso
el decirlo y declararme,
rompa el silencio la voz,
pues que no puedo escusarme.490
    Muerta, señora, ya mi esposa amada,
querida tanto como fue llorada,
pasados muchos días de tormento,
difunto el gusto y vivo el sentimiento,
en un jardín, al declinar el día,495
mis imaginaciones divertía
mirando cuadros y admirando flores,
archivos de hermosuras y de olores.
Al doblar una punta de claveles
de esta hermosa pintura los pinceles,500
al pasar por un monte de azucenas,
que mirar su blancura pude apenas,
porque la candidez de su hermosura
la vista me robó con la blancura,
y en una fuente hermosa505
que tenía el remate de una rosa
para su adorno, un Fénix de alabastro,
vi a doña Inés de Castro,
que al margen de la fuente
se miraba en el agua atentamente,510
y olvidado de mí, viendo mi muerte
en su deidad, la dije de esta suerte:
    «Nunca pensé que pudiera,
muerta mi esposa, querer
en mi vida otra mujer515
ni que otro cuidado hubiera
con que el dolor divirtiera
de mi pena y mi dolor.
Pero ya he visto en rigor,
advirtiendo tu deidad,520
que aquello fue voluntad,
y aqueste solo es amor.
    ¿Cómo puede ser -¡ay, Cielo!-
que en mi casa haya tenido
el mismo amor escondido,525
sin que remontase el vuelo
a su atención mi desvelo?
¿Cómo este bien ignoré?
¿Cómo, ciego, no miré?
¿Cómo en esta luz hermosa530
no fui incauta mariposa,
y cómo no te adoré?»
    Hice este discurso apenas
cuando a mirarme volvió
el rostro, y entonces yo535
puse silencio a mis penas.
Heladas todas las venas,
quedé, mirándola, helado.
Ella, el aliento turbado,
quiso hablar, hablar no pudo.540
Quedó suspensa, y yo mudo,
en su imagen transformado.
    El alma a verla salió
por la puerta de los ojos,
y a sus plantas, por despojos,545
las potencias le ofreció.
El corazón se rindió
solo con llegar a ver
esta divina mujer,
y ella, viéndome rendido550
y en su hermosura perdido,
pagó con agradecer.
    Desde este instante, señora,
desde aqueste punto, Infanta,
hicimos tan dulce unión,555
reciprocando las almas,
que, girasol de su luz,
atento a sus muchas gracias,
vivo en ella tan unido
debajo de la palabra560
y fe de esposo, que Amor,
cuando perdido se halla,
para poderse cobrar
se busca entre nuestras ansias.
En una quinta que está565
cerca del Mondego pasa
ausencias inescusables,
solamente acompañada
a ratos de mi firmeza,
y siempre de su esperanza.570
Tenemos de aqueste logro
de Cupido, de esta llama
del ciego dios, dos infantes,
dos pimpollos, y dos ramas,
tan bellos, que es ver dos soles575
mirar sus hermosas caras.
Querémonos tan conformes,
son tan unas nuestras almas,
que a un arroyo, o fuentecilla,
adonde algunas mañanas580
sale a recibirme Inés
todos los de la comarca
llaman, por lisonjearnos,
el Penedo de las ansias.
En fin, señora, mi amor585
es tan grande, que no hay planta
que para amar no me imite,
no hay árbol que con las ramas
esté tan unido como
lo estoy con mi esposa amada.590
Y aunque parece desaire
a vuestra Alteza contarla
aqueste empleo, he advertido,
que es mejor, para obligarla,
cuando engañada se advierte,595
decirlo y desengañarla,
pues cuando de Portugal
no sea reina, en Alemania,
en Castilla y Aragón
hay príncipes que estimaran600
saber aquesta ventura
que habéis juzgado a desgracia.
Y porque me espera Inés,
y culpará mi tardanza,
dadme licencia, señora,605
que a verme en su cielo vaya,
pues es bien que asista el cuerpo
allá donde tengo el alma.

 (Vase.) 

INFANTA
    ¿Han sucedido a mujer
como yo tales desaires?610
¿Cómo es posible que viva
quien ha oído semejante
injuria? ¡Al arma, venganza!
¡Despida el pecho volcanes
hasta quedar satisfecha!615
¡Muera conmigo quien hace
que a una infanta de Navarra
el decoro le profanen!
    ¡Que una mujer celosa y agraviada,
solo consigo misma es comparada,620
que si la aflige amor y acosan celos,
aun seguros no están los altos cielos!
 

(Vase, y sale DOÑA INÉS, con una escopeta, y VIOLANTE, criada.)

 
VIOLANTE
    ¿No estás cansada, señora?
INÉS
Sí, Violante, y triste estoy.
Hacia el Mondego me voy,625
que el sol el ocaso dora,
    y antes que sea más tarde,
pues Pedro no viene, quiero
retirarme.
VIOLANTE
Siempre espero
que hagas de tu gusto alarde,630
    sin cuidados amorosos.
INÉS
Violante, no puede ser,
que en la que llega a querer
no hay instantes más gustosos
    que los que da a su cuidado.635
¿Qué será no haber venido
mi Pedro?
VIOLANTE
Le habrá tenido
el Rey, su padre, ocupado.
    Desecha ya la tristeza
que te aflige.
INÉS
No te asombre,
640
que, aunque Pedro es rey, es hombre,
y temo olvidos.
VIOLANTE
Su Alteza
    solo en ti vive, señora,
solo tu amor le desvela.
INÉS
Como el pensamiento vuela,645
hizo este discurso agora.
    Violante, advierte mi pena,
que no temo sin razón,
ni esta profunda pasión
es bien que la juzgue ajena.650
    El Príncipe, mi señor,
aunque amante le he advertido,
se ve, Violante, querido,
y esto aumenta mi temor.
    Advierto que está delante,655
contrastando mi fortuna,
una hermosa Venus, una
Blanca, de Navarra infante.
    Su padre quiere casarle,
aunque casado se ve,660
y puede ser que mi fe
llegue, Violante, a cansarle.
    Mira tú si mi fortuna
infelice puede ser,
que a la más cuerda mujer665
se la doy de dos la una.
    Toma esa escopeta allá
que aquesta la quinta es.
VIOLANTE
Descansa, señora, pues.
INÉS
Todo disgusto me da.670
VIOLANTE
    ¿Quieres, señora, que cante,
para divertir tu pena,
una letra nueva y buena
que te alegre?
INÉS
Sí, Violante,
    canta, y no por alegrar675
mi pena te lo consiento,
sino porque a mi tormento
quisiera un rato aliviar.
 

(Canta VIOLANTE.)

 
VIOLANTE
    Saudade miña,
¿cuándo vos vería?680
INÉS

 (Canta:) 

   Diga el pensamiento,
pues solo él lo siente,
adorado ausente,
lo que de vos siento.
Mi pena y tormento685
se trueque en contento
con dulce porfía.
    Saudade minha,
¿cuándo vos vería?
VIOLANTE

 (Canta:) 

   Miña saudade,690
caro senhor meu,
¿a quem direi eu
tamanha verdade?
A miña vontade
de noite y de día,695
siempre vos vería.
Saudade miña,
¿cuándo vos vería?
    Parece que se ha dormido,
y con paso diligente700
vuelve atrás la hermosa fuente
todo el curso suspendido.
    Dejarla quiero al beleño
de este descanso entretanto
que da treguas a su llanto.705
Árboles, guardadla el sueño.
 

(Vase, y sale el PRÍNCIPE DON PEDRO, y BRITO.)

 
PRÍNCIPE
    ¡Gracias a Dios, Brito amigo,
que he salido a ver mi bien!
¿Quién fue más dichoso? ¿Quién
pudo igualarse conmigo?710
    ¿Posible es, Brito, que estoy
donde pueda ver mi esposa,
entre cuya llama hermosa
simple mariposa soy?
BRITO
    Tan posible, que llegamos715
a la quinta que está enfrente
del Mondego.
PRÍNCIPE
¡Aguarda, tente!
BRITO
¿Has visto algo entre los ramos?
PRÍNCIPE
    ¿No ves a Inés celestial,
que aquí a la vista se ofrece?720
BRITO
Que está dormida parece
al margen de aquel cristal
    que la fuente vierte. Calla,
no la despiertes, señor.
PRÍNCIPE
Díselo, Brito, a mi amor.725
BRITO
Luego ¿quieres despertalla?
PRÍNCIPE
    Quiero, Brito, y no quisiera
impedirla el descansar.
BRITO
Será lástima inquietar
su sosiego.
 

[Soñando INÉS.]

 
INÉS
¡Tente, espera!
730
PRÍNCIPE
    Parece que habla.
BRITO
Estará,
señor, entre sueño hablando.
PRÍNCIPE
¿Qué estará mi bien soñando?
BRITO
Contigo el sueño será.
 

[Soñando.]

 
INÉS
    ¡Que me mata! ¡Tente, aguarda!735
¡Alfonso, Dionís, Violante!
PRÍNCIPE
Dila, Brito, que adelante
pase, porque ya se tarda
    mi deseo en ver despierto
mi hermoso sol.
BRITO
Llega, pues,
740
pero despertar a Inés
será grande desacierto.
INÉS
    ¡No me maten tus rigores!
¿Por qué me quitas la vida?
¡Pedro, Pedro de mi vida,745
esposo, mi bien!
PRÍNCIPE
Amores,
    mucho he debido al pesar
que en ti ha ocasionado el sueño,
pues te trajo, hermoso dueño,
en mi pecho a descansar.750
INÉS
    ¡Pedro, señor, dueño amado!
 

[Despierta.]

 
PRÍNCIPE
¿Qué tienes, Inés?
INÉS
Soñaba
que la vida me quitaba...
PRÍNCIPE
¿Quién?
INÉS
...un león coronado,
    y a mis dos hijos -¡Ay, Cielo!-755
de mis brazos ajenaba
y, airado, los entregaba
-¡Aún no cesa mi recelo!-
    a dos brutos que, inhumanos,
los apartaron de mí.760
PRÍNCIPE
¿Eso, Inés, soñaste?
INÉS
Sí.
PRÍNCIPE
Fueron tus recelos vanos.
    Desecha, Inés, el dolor.
Cóbrate más valerosa,
si bien estás más hermosa765
con el susto y el temor.
INÉS
    ¿Eres mío?
PRÍNCIPE
Tuyo soy.
INÉS
Y tuya mi fe será.
BRITO
¿Adónde Violante está?
¡A pedirla celos voy!770

 (Vase.) 

INÉS
    Nunca como hoy, dueño mío,
temí de mi amor mudanzas,
no porque de ti no fío,
sino por ser desdichada.
Apenas de nuestra quinta775
salí a caza esta mañana,
cuando vi una tortolilla
que entre los chopos lloraba
su amante esposo perdido.
Yo, de verla lastimada,780
llegué a temer que mi suerte
no me trujese a imitarla.
Vi luego que de una vid
un olmo galán se enlaza,
y envidiosa de sus dichas,785
también se me turbó el alma,
pues un tronco bruto goza
posesión más bien lograda,
y yo apenas gozo el bien,
cuando todo el bien me falta.790
Y como en la tortolilla
he visto más declaradas
mis sospechas temerosas,
siendo yo tan desdichada,
¿no es mucho, Pedro, que tema795
llegar a imitar sus ansias?
PRÍNCIPE
Inés, si el sol en la tierra,
como produce las plantas,
infundiera en cada flor
una deidad, y llegara800
a reducir las bellezas
con las de tu hermosa cara,
que es la mayor, dueño mío,
en otra mujer, palabra
te doy que, siendo yo tuyo,805
en mi corazón no hallara
ni un cortesano cariño,
ni una amorosa palabra,
ni un pequeño ofrecimiento,
ni un afeto en que mostrara810
átomos de la afición
con que te adoro, que tanta
fuerza tiene tu hermosura
desde que está retratada
en mi pecho, que tu nombre815
tiene por objeto el alma.
Alfonso y Dionís, ¿adónde
están?
 

(Sale ALFONSO NIÑO.)

 
ALFONSO
¡Padre!
PRÍNCIPE
¡Prenda amada!
¿Y vuestro hermano?
ALFONSO
Señor,
agora merendando estaba.820
¿Quieres que vaya a llamarle?
PRÍNCIPE
Sí, mi vida.
INÉS
¡Espera, aguarda!
 

(Sale BRITO y VIOLANTE, alborotados.)

 
BRITO
    ¡Señor, señor, oye!
PRÍNCIPE
Brito,
¿qué dices?
VIOLANTE
¡Señora!
INÉS
¡Cielos!,
¿qué es esto? Dilo, Violante.825
VIOLANTE
Dilo, Brito, que no puedo.
PRÍNCIPE
¿De qué os turbáis? ¡Hablad ya!
BRITO
Por la orilla del Mondego
y el camino de la quinta
tres coches se han descubierto,830
y del Rey parecen.
INÉS
¿Hay
más desdichas?
PRÍNCIPE
¡Ve en un vuelo,
y reconoce quién es!
BRITO
Ya yo he visto, aunque de lejos,
que el Rey y la Infanta vienen,835
y Alvar González con ellos,
y Egas Coello.
PRÍNCIPE
Ambos son
dos traidores encubiertos.
VIOLANTE
Ya llegan.
INÉS
Pues yo me voy
a retirar.
PRÍNCIPE
Deteneos,
840
señora, que estando yo
con vos, no hay que temer riesgos.
 

(Salen el REY DON ALONSO, la INFANTA, y ALVAR GONZÁLEZ, EGAS COELLO, y ACOMPAÑAMIENTO.)

 
REY
Aquesta es la quinta. Entrad.
¡Pedro!
PRÍNCIPE
Señor, ¿qué es aquesto?
INFANTA

 (Aparte.) 

(¡Agora empieza mi venganza!)845
INÉS

 (Aparte.) 

(¡Agora empiezan mis celos!)
REY

 (Aparte.) 

(¡Agora empieza mi castigo!)
PRÍNCIPE

 (Aparte.) 

(¡Agora empieza mi tormento!)
ALVAR

 (Aparte.) 

(¡Agora se enoja el Rey!)
EGAS

 (Aparte.) 

(¡Agora se quieta el reino!)850
VIOLANTE
¡Agora te echan a galeras!
BRITO
¡Agora te dan docientos
por alcahueta, Violante!
VIOLANTE
¡Miente, y calla!
BRITO
¡Callo, y miento!
REY
No sé cómo reportarme.855
En fin, Príncipe don Pedro,
¿ocasion dais a que haga
vuestro padre estos excesos
de salir para buscaros
fuera de la corte?
INÉS

 (Aparte.) 

(¡Cielos,
860
temiendo estoy su rigor,
pero, con todo, yo llego.)
Déme vuestra Majestad
a besar su mano.
REY

 (Aparte.) 

(¿El Cielo
mayor belleza ha formado?865
¡De mirarla me enternezco!)
¿Cómo os llamáis?
INÉS
Doña Inés
de Castro.
REY
Alzaos del suelo.
INÉS
Quien a vuestros pies se ve
goza, señor, de su centro,870
pues en ellos...
REY
Levantad.
INÉS
...toda mi ventura tengo.
REY

 (Aparte.) 

(¡Qué honestidad! ¡Qué cordura!)
¿Quién es este caballero?
PRÍNCIPE
Un deudo cercano mío.875
REY
También debe ser mi deudo.
Lindo es. ¿Cómo os llamáis?
ALFONSO
Alfonso, al servicio vuestro.
REY
Por vuestro abuelo será.
INÉS
Tiene muy honrado abuelo.880
REY
Y muy hermosa y muy noble
madre.
INFANTA

 (Aparte.) 

(¿Qué es esto, Cielos?)
REY
Vamos.
INFANTA

 (Aparte.) 

(¿A esto el Rey me trujo?
¡Perderé el entendimiento!)
REY
Venid, Infanta.
EGAS
Señor,
885
ved que para vuestro reino
este inconveniente es grande.
ALVAR
Y con este impedimento
de doña Inés, doña Blanca
no logrará su deseo890
de casar en Portugal.
REY
Yo lo he mirado, Egas Coello,
mas no es ocasión agora
de salir de tanto empeño.
ALFONSO
Dadme la mano, señor,895
y la bendición.
REY
¡Qué bueno!
¿Hay más gracioso muchacho?
INFANTA

 (Aparte.) 

(¡Mis desdichas voy sintiendo!)
REY
¡Adiós, doña Inés!
INÉS
Señor,
guarde mil años el Cielo900
a vuestra Real Majestad
para mi señor y dueño
de mi albedrío.
REY
¡Ay, Inés,
cuánto con el alma siento
no poder aquí, aunque quiera,905
mostrar lo mucho que os quiero!
BRITO
¡Violante, adiós, que me voy!
VIOLANTE
¡Brito, adiós, que lo deseo!
PRÍNCIPE
¡Adiós, Inés de mi vida!
INÉS
¡Adiós, adorado dueño!910
INFANTA

 (Aparte.) 

(¡Muerta estoy!)
INÉS

 (Aparte.) 

(¡Yo voy sin alma!)
INFANTA

 (Aparte.) 

(¡Qué desdicha!)
INÉS

 (Aparte.) 

(¡Qué tormento!)
 

(Vanse TODOS.)

 

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