21
He analizado el pasaje más extensamente, comparando algunos aspectos con diversos episodios de la Celestina, en el artículo citado, «Las "bodas sordas" en Tirant lo Blanc y la Celestina», al que remito para una mayor información bibliográfica.
22
Ypólito (Hipòlit) es un doncel que, aspirando a mayores alturas, mantendrá una apasionante y divertida historia de amour fou nada menos que con la Emperatriz de Constantinopla. Cuando mueran el Emperador y Tirant, será sucesor de éstos en el trono. La complicidad de la tercera, Plaerdemavida, en los asuntos de la pareja, es tratada como comportamiento «celestinesco» en «Las "bodas sordas"...». Igualmente sostengo que existe una estrecha relación entre ese comportamiento y los de Eliseu, doncella de la Emperatriz, y Lucrecia, doncella de Melibea, en «Eliseu (Tirant lo Blanc) a l'espill de Lucrecia (la Celestina)...».
23
Castro GUISASOLA, Observaciones sobre las fuentes de la «Celestina», Madrid: Anejo V de la Revista de Filología Española, 1924, y M.ª Rosa LIRA DE MALKIEL, La originalidad artística de «La Celestina», Buenos Aires: Eudeba, 19702.
24
Las primeras «bodas sordas» tenían lugar en el cap. 163 de la obra, si seguimos la capitulación del original catalán. Como hemos dicho, Carmesina salía virgen y victoriosa de su encuentro con Tirant. Pues bien, Tirant no logrará sus comprensibles propósitos más que doscientos setenta capítulos más tarde (cap. 436), es decir sólo cuando haya concluido su campaña africana. El autor mantiene sin consumarse, por tanto, las relaciones entre Tirant y Carmesina, ni siquiera en matrimonio secreto. La todavía no plenamente esclarecida intervención de Martí Joan de Galba, coautor de la obra, pudo coadyuvar a que la separación entre un matrimonio secreto y otro se hiciera casi insalvable.
25
Muy bien estudiado por Juan Manuel CACHO BLECUA, Amadís: heroísmo mítico cortesano, Madrid: Cupsa, 1979, especialmente cap. 9.
26
Cierta
ternura y delicadeza existe, sobre todo si comparamos el pasaje con el mucho
más brusco, pese a la glosa de Montalvo, de la iniciación sexual
de Galaor, en su encuentro con la recién conocida Aldeva, hija del rey
de Serolís: «Y saliéndose fuera, Galaor folgó con
la donzella aquella noche a su plazer, y sin que más aquí vos sea
recontado, porque en los autos semejantes, que a buena conciencia ni a virtud
no son conformes, con razón deve hombre por ellos ligeramente passar,
teniéndolos en aquel pequeño grado que merescen ser
tenidos»
(I, XII, 354). Como señala J. M. Cacho, la
investidura caballeresca culmina con la iniciación sexual. Sin embargo,
la aplicación estricta de esa complementariedad al caso de Tirant, que
en efecto se da también en la biografía medieval, nos
llevaría a un héroe a la búsqueda de su culminación
esencial mediante el «rito iniciático» sexual durante toda
la novela.
27
Martí de RIQUER, ed., Tirant lo Blanc, p. 85.
28
Edmund
Faral asentó la teoría de que los primitivos
fabliaux franceses surgieron de la
comedia elegíaca. La comedia elegíaca medio-latina pudo servir de
puente entre la comedia de Plauto, de la que
__como dice Curtius__ aquella fue un «productivo
malentendido»
y la novelística (vid. la
síntesis sobre el tema en el cap. dedicado a
«Exempla, novas y narratio en la
teoría de la Edad Media», en Walter PABST,
La novela corta en la teoría y en la
creación literaria, Madrid: Gredos, 1972, pp. 21-56).
29
Juan Bautista AVALLE-ARCE, «Para las fuentes de Tirant lo Blanc», en Temas hispánicos medievales, Madrid: Gredos, 1974, pp. 233-61.
30
Marcelino MENÉNDEZ PELAYO, I, Madrid: N.B.A.E., 1925, p. CCXLII.