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Retazos de vida de un obstinado aprendiz de editor, librero e impresor. Memorias por entregas (1.ª). Razón de la revista «Romance» (Edipasa, México 1940-1941. Auverman, Alemania, 1974)

Rafael Giménez Siles



[Indicaciones de paginación en nota.1]



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«Los obstinados son los abnegados. Quien no es más que bravo, no tiene más que una acometida; el que no es sino valiente, no tiene más que un temperamento; el que no es más que esforzado, no tiene sino una virtud; el obstinado en la verdad tiene la grandeza. Casi todo el secreto de los grandes cazadores reside en la palabra «perseverando». La perseverancia es con respecto al valor lo que la rueda con respecto a la palanca, es decir la renovación perpetua del punto de apoyo».


Víctor Hugo                


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Una de las mayores satisfacciones recibidas: la amistad de don Lázaro Cárdenas por motivos editoriales.

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En memoria de Francisca Navarro, mi entrañable esposa, inestimable colaboradora que me alentó durante cuarenta y cinco años de exilio.




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ArribaAbajoMotivo de las entregas

A los 84 años es aventurado decidirse a escribir unas memorias, porque es difícil no eludir acontecimientos alejados por décadas, porque falla la memoria, porque se está a miles de kilómetros del lugar del relato, porque se han perdido documentos y amigos contemporáneos muchas veces testigos, y por otra parte se encuentra ya insuficiente el tiempo disponible de lucidez. No tiene sentido, por querer abarcarlo todo, gastar horas precarias en algo que quedaría incompleto, en simples e indescifrables borradores. Pero este aprendiz de tantas cosas vinculadas con el libro y la revista, cree haber dado con una solución intermedia redactando temas aislados, sin tener en cuenta la cronología, pasando a la imprenta, como «entregas», episodios completos de sus memorias, dando a conocer así los retazos que considera más o menos interesantes de su vida profesional, que compañeros y amigos de los afanes del libro vienen reclamándole.

Comienzan las «entregas» por la revista Romance, que fue una de las primeras ediciones de EDIAPSA, empresa fundada apenas llegado a la patria del exilio; edición que tuvo trascendencia, con difícil acoplamiento en el medio literario de México, por incomprensión de los primeros redactores que originaron polémica apenas iniciada la publicación en 1940.

Posteriormente en 1974, al aparecer era Alemania una magnífica reproducción de Romance, en mi volumen de más de mil páginas, tamaño cuádruple, difundido ampliamente en bibliotecas importantes y otros centros culturales de diferentes países, se repitieron los comentarios malévolos al incluir en dicha edición inadvertidamente, una «Introducción» tendenciosa, que aunque por otra parte no deja de ser útil, parece obligado que de una vez y aprovechando la publicación de estas memorias, se dé la información completa.



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ArribaAbajo¡Pregón!

En la América de habla española es, sin duda, Romance (Revista popular hispanoamericana) la publicación más ambiciosa que promueven los exiliados españoles y, en muchos aspectos, un nuevo concepto de revista cultural. Hasta su aparición las revistas que aspiraban a llegar a Latinoamérica solían editarse en París -pensemos en la espléndida París-mundial de Rubén Darío-. De París recibían como un sello de neutralidad y cosmopolitismo y, lo que no es menos importante, allí se encontraba el mayor centro editor de Latinoamérica y el más variopinto grupo de intelectuales hispano-hablantes. Estas revistas o solían hacer concesiones a lo mundano como podía ser la moda o eran demasiado intelectuales. Romance rompe con esta tradición. Por un lado, es el resultado de una compleja empresa editorial autóctona y, por otro, trasplanta a Latinoamérica la cultura progresista y agresiva que se ha venido fraguando en España durante décadas y que ha tenido su culminación durante la Guerra Civil. Aparece Romance en el momento clave en que Europa se encuentra a merced de Hitler y Latinoamérica está siendo bombardeada por la propaganda fascista. Su espíritu beligerante ya está patente en la frase de Malraux que preside el primer número: «La cultura no se hereda ni se transmite: se conquista».

Romance nace gracias al singular encuentro en México del editor Giménez Siles con algunos de los intelectuales republicanos exiliados, que han hecho la revista Hora de España -ya en sí misma símbolo de la producción cultural durante la guerra. Todos ellos han estado trabajando en aquella época de una manera independiente, pero complementaria, por la «difusión de la cultura». El mismo Sánchez Barbudo ya ha narrado su colaboración con Lorenzo   —14→   Varela para el proyecto inicial de Romance en su introducción a la reimpresión de la revista (Verlag Detlev Auvermann KG, 1914). Sin embargo, el papel que jugó Giménez Siles, sin cuyo talento editorial no hubiera sido posible Romance, ha quedado injustamente relegado a un segundo término.

Giménez Siles había dirigido en Madrid las revistas El estudiante y Post-guerra durante la dictadura de Primo de Rivera. Estas experiencias le demuestran la necesidad de dedicarse plenamente a divulgar la cultura progresista por medio de libros. Aunque después de fundar la legendaria editorial Cenit (1929), va a hacer posible con la imprenta que posee junto a Joaquín Arderius, la aparición de la notable revista política Nueva España (1930-1931), su vocación de editor de libros es ya central. Como dijo en una entrevista de 1929 su programa editorial «respondía a un ideal perfectamente estructurado y sentido con hondo y sincero fervor». Durante la República profundiza en la promoción moderna del libro y, a iniciativa suya, se empiezan a celebrar las primeras Ferias del Libro de Madrid (1933). Desde la Agrupación de Editores Españoles promociona la creación de los «Camiones-stand» que van a llevar la cultura a los lugares más alejados. Pero es durante la Guerra Civil cuando puede desarrollar toda su capacidad de editor comprometido. Con el apoyo oficial pone en pie, entre otras, la más importante editorial de la guerra, «Nuestro Pueblo», que edita desde libros de Valle Inclán, Miguel Hernández, hasta la Biblioteca Popular de Cultura y Técnica. Funda librerías y la importante Distribuidora de Publicaciones, S. A. Es esta labor durante la guerra que hace que amigos mexicanos de la República española apoyen el proyecto de montar una empresa semejante en México. Ante la propuesta de Giménez Siles, quien ha encontrado el apoyo oficial español, el embajador mexicano, Adalberto Tejeda, escribe al presidente Lázaro Cárdenas sobre el proyecto de Giménez Siles: «Juzgo que la empresa que nos ocupa   —15→   entraña sumo interés para el porvenir cultural y revolucionario de nuestra patria, puesto que se trata de establecer una verdadera fuente de ideología socialista, que asentada en México, irradie su influencia en todos los diversos países de la América de habla española, en los que, usted lo sabe bien, resulta ya alarmante cómo se están difundiendo, por los libros, por la radio, por la prensa, etcétera, las doctrinas del fascismo y del nazismo, amenazas peligrosísimas no sólo para las instituciones democráticas sino hasta para la más elemental cultura humana» (Barcelona, 22 de abril de 1938). En este favorable clima Giménez Siles va a fundar, con capital mexicano, Edición y Distribución Ibero-Americana de Publicaciones, S. A. (EDIAPSA), poco después de su llegada a México. EDIAPSA es un concepto de largo alcance editorial que tal incluye, como don Rafael ha des arrollado durante la guerra, distribuidora, editoriales y librerías. Como ha señalado Francisco Caudet en su imprescindible Romance: una revista del exilio (Madrid, 1976) se puede encontrar un precedente de EDIAPSA en el «monstruoso», como lo llama don Rafael, conglomerado editorial de los últimos tiempos de la monarquía, Ciap, que va a utilizar a La gaceta literaria como vehículo de promoción. EDIAPSA, sin embargo, está bien planteada y va a desarrollarse según sus propios recursos lo permiten, y Romance, a diferencia de La gaceta literaria, defiende una cultura comprometida.

Giménez Siles es continuador de la tradición de la editorial Sempere, que durante las primeras décadas del siglo despierta la inquietud política y social de gran número de jóvenes, entre otros, del mismo don Rafael. En el ámbito europeo de los años veinte y treinta tampoco se puede olvidar al alemán Willy Münzenberg cuando se habla de Giménez Siles. Münzenberg había fundado, al principio de los años veinte la Internationale Arbeiter Hilfe, conocida como Socorro Rojo en España. Desde esta organización iba a promover numerosas iniciativas y editoriales. La actividad de   —16→   Giménez Siles tiene contactos muy significativos con el prodigioso alemán. Es, por ejemplo, representante en España, en 1933, del Comité Mundial de la Lucha contra la Guerra Imperialista que preside Henri Barbusse, pero que inspira Münzenberg. Sin embargo, lo que realmente les identifica es la privilegiada capacidad técnica y organizadora al servicio de la cultura progresista. Precisamente el proyecto editorial que Giménez Siles va a poner en marcha durante la guerra lo va a llevar el Partido Comunista Español al Bureau de Presse de la Komitern, que dirige Münzenberg, para su visto bueno. Lo irónico y verdaderamente extraordinario es que Giménez Siles -y en buena parte Münzenberg- consigue hacer sus empresas culturales económicamente autosuficientes e incluso rentables.

La cultura que tanto Giménez Siles como Münzenberg defienden es, en el fondo, la progresista por encima de cualquier partido, y en aquella época ésta estaba mejor representada para muchos por el Partido Comunista. Sin embargo, hombres de la creatividad y habilidad de Giménez Siles y Münzenberg estaban condenados a romper con el PC. El poder creciente de burócratas de estrechas miras y motivaciones demasiado humanas va a hacer la colaboración imposible. Giménez Siles, con más fortuna que Münzenberg, quien ha roto con el PC en 1938 y es asesinado en 1940, va a sobrevivir para seguir sirviendo a la «difusión de la cultura».

Lamentable es que la sombra de un partido fuera tan asfixiante como para imposibilitar la más elemental comunicación de un grupo de hombres del calibre de los que hicieron Romance. Rotos los lazos, otro Romance fue ya imposible. El significado de Romance quedaba, de todas formas, muy claro sólo hace unos años cuando Lorenzo Varela, exiliado de la Argentina, hablaba semanas antes de su fallecimiento acaecido en 1979 de lanzar un nuevo Romance. En esos momentos en que dictaduras militares dominaban a media Latinoamérica había que hacer la revista,   —17→   decía, en París. La historia había dado una caprichosa y amarga pirueta.

Que Giménez Siles ha sacrificado el prurito de escritor por la apremiante necesidad de difundir la cultura, se hace obvio en el diáfano estilo, en la maestría con que nos cuenta episodios de su vida. Su propio trabajo de investigación hace, además, muy difícil para el prologuista poder añadir algo. Todos sus lectores esperamos con impaciencia sus próximas entregas.

Londres, agosto 1984.

Enrique Montero2





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ArribaAbajoRazón de la revista popular hispanoamericana titulada Romance que, en veinticuatro números, edito en la capital de México, del primero de febrero de mil novecientos cuarenta al treinta y uno de mayo de mil novecientos cuarenta y uno, la empresa EDIAPSA (edición y distribución iberoamericana de publicaciones, S. A.), constituida notarialmente el día siete del mes de julio de mil novecientos treinta y nueve. Revista reimpresa en Alemania, reproducción anastática, en 1974 (Glashütten imtaunnus: Verlag Detlev Auvermann kg).

Acogieron la idea de fundar EDIAPSA y fueron los primeros accionistas, con aportaciones de mil a cinco mil pesos, los miembros de la política y de las finanzas de México, señores: Pascual Gutiérrez Roldán, Justo Ruiz Valdés, Luis Henríquez Guzmán, Jorge Henríquez Guzmán, José de la Macorra Jr., Alfonso P. Márquez, Juan Manuel Durán y Casahonda, Alfonso García Benítez, Lorenzo Cué, Eduardo Bustamante, Juan Gallardo Moreno, Luis Legorreta, Antonio Espinosa de los Monteros, Gonzalo Lavín, José Gama, Enrique Amisz, Juan Ignacio López, Enrique Lascuráin, Alberto Misrachi, José F. Ortiz, Carlos Prieto, José de la Mora, Manuel Suárez, José Solana, J. Aguirre Manjarrez, Gustavo Ortiz Hernán, Adalberto Tejeda, Luis Tejeda, José F. Farell, Aarón Sáenz, Adolfo López Mateos, Pedro Ordorica, Eduardo Lucio, Carlos Trouyet, y las empresas Banco Capitalizador de Ahorros, S. A., Financiera Algodonera de Fomento Industrial, S. A., Banco Metropolitano, S. A. y Productora e Importadora de Papel, S. A.

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Es interesante dar a conocer, como antecedente histórico, al considerar cuanto sucedió en el transcurso de edición de Romance, las dos cartas que me dirigió a México, en sus anotadas fechas, la primera desde Francia y la otra a su llegada a este país, Juan Rejano Porras, del grupo de mis jóvenes amigos en Málaga en el año de mil novecientos dieciséis.

«Roissy-en-Brie (Francia) 13-V-939 / Querido Rafael: He tenido una gran alegría con tu carta. Desde que nos separamos he hecho numerosas gestiones para volver a dar contigo, pero todas han resultado infructuosas. Ya sabrás que, cuando llegué a París, caí gravemente enfermo. Al restablecerme y salir a la calle, traté de hacer unas gestiones en la Embajada de Méjico con respecto a ti, pero entonces me dijeron que ya estabas fuera del campo, aunque no pudieron darme tu dirección. Últimamente escribí a Miguel, y, por su mediación, hemos podido ponernos en contacto. Lo celebro infinitamente porque mi deseo, desde que supe que el P. nos enviaba a Méjico, era trabajar contigo en la cosa editorial. Te agradezco que te hayas acordado de mí; esto une los dos propósitos y creo que podré serte útil. / No sé aún cuándo saldré para allá. Creo que pronto a juzgar por las noticias que tengo. Hoy mismo nos ha escrito la Casa de la Cultura, diciéndonos que estemos preparados, ya que es posible que salgamos en este mismo mes. Naturalmente yo no decidiré nada hasta que me lo comunique el P. De todas formas, espero que, en breve plazo, nos encontremos en Méjico. Y allí, inmediatamente, estableceremos contacto. /Aquí están conmigo Izcaray, un hijo de Rebolledo y Sánchez Vázquez, un joven periodista de Málaga que ha dirigido durante algún tiempo la revista del 5.º Cuerpo. También parece que ellos saldrán para allá. / Además de las gestiones del P. y de la Casa de la Cultura, yo tengo enviada directamente una solicitud al Ministro de Méjico en París, en la cual le hago constar, además de mi condición de escritor, mis conocimientos en materia editorial y mi tiempo de trabajo en «Cenit». Si tú hablas con él, recuérdaselo, porque a mí me agradaría mucho, a ser posible, marchar en la misma expedición que tú vayas, si es que lo consideras oportuno y viable. / Y nada más por hoy. Un fuerte abrazo. / Juan./   —21→   Château de Roissy. Roissy-en-Brie (Seine et Marne) Francia».


(Original manuscrito archivado).                


«Veracruz (México) 16-VI-939 / Querido Rafael: Por fin estoy -estamos- en México. Un abrazo al dar el primer paso. Pronto estaré en la capital con un grupo, que es el de los escritores, compuesto por unos doce, entre los cuales hay algunos bichos de cuidado y, sobre todo, algunos renegados del P. como Ontañón que hay que vigilar de cerca y anular inmediatamente por más que nunca ha sido nada. El P. está ya al tanto de este caso y me extraña que no te haya dicho nada. Yo he sentido mucho que lo menciones en tus declaraciones de El Nacional porque ha sentado mal a algunos camaradas. / Supongo que recibirías mi carta desde Roissy. De allí tuve que salir el mismo día que recibí la tuya. Te agradezco mucho, de nuevo, tus ofrecimientos, y espero llegar a ésa en cuanto antes para ponerme a trabajar a tu lado. / Tu hermano ha hecho el viaje conmigo y está aquí en Veracruz, esperando salir para la capital en una de las expediciones. / Por si quieres escribirme, puedes hacerlo a nombre de José María Dorronsoro, Hotel Oriente (para entregar a Juan Rejano) / Hasta pronto te abraza con el cariño de siempre / Juan».


(Original manuscrito archivado).                


Proposición-Informe número 4 que presenté al Comité Ejecutivo del Consejo de Administración de EDIAPSA, basada en los datos que dieron los propios interesados, aprovechando incluso, parcialmente, la redacción de Juan Rejano y de los jóvenes escritores, sus compañeros de viaje en el barco «Sinaia», de Francia a México, a los cuales yo no conocía, ni de ellos tenía referencia alguna anterior de España con excepción del propio Rejano, de Miguel Prieto y de Victorio Sala Tolo:

«EDIAPSA / Al Comité Ejecutivo / Proposición-Informe número 4 / Romance / Uno de los primeros proyectos que propuse al Consejo de Administración de nuestra Empresa, fue la edición de una gran revista popular iberoamericana de crítica y ensayo, proposición que hice teniendo en cuenta: la   —22→   falta de una publicación de este tipo en los países de nuestra habla; la necesidad de disponer de un instrumento de esta trascendencia para nuestra organización distribuidora-editorial y por último, y sobre todo, la coincidencia de encontrarse en México el grupo de jóvenes escritores más capacitado para la realización de este proyecto. Hace dos meses que tengo comprometido a este grupo, impidiendo que se disperse aceptando cada uno de sus componentes ofertas individuales; desde ese tiempo lo tengo constituido en redacción de la revista, habiendo celebrado ya numerosas reuniones, todas ellas con la asistencia de nuestro Consejero señor Mancisidor, en las cuales se han discutido todos los aspectos de nuestra publicación con el propósito de la máxima seguridad y acierto. / El título acordado por la redacción es Romance y el programa decidido como norma para la publicación, título y programa que someto a la consideración del Comité, es el siguiente: / «Presentación» «(Puede servir de base para un manifiesto de propaganda que anuncie la revista)-. La necesidad de una publicación literaria que agrupase en su seno las expresiones más importantes, individuales y colectivas de la cultura hispanoamericana, viene a satisfacerse, en virtud de un generoso esfuerzo editorial, con la salida de la revista Romance. / Será ésta la primera revista hispanoamericana que, libre de prejuicios ideológicos o nacionales, comerciales o literarios, reflejará ampliamente, popularizándolos, los valores espirituales de cada país de lengua española y aquellos universales que, por serlo, interesan esencialmente a todos y cada uno de los pueblos. De este modo, sin pretenderlo y sin tener un carácter escolar ni ser una revista que halague por sensancionalismo de este o el otro tipo al gran público, por colaborar en ella los escritores hombres de ciencia y artistas de más prestigio hispanoamericano y de otros países, por recoger los acontecimientos más importantes de orden cultural estricto o que afecten a la cultura indirectamente, Romance se hará indispensable a los lectores vigilantes que siguen con ansiedad el curso de los problemas espirituales de nuestro tiempo. Queremos que Romance conquiste desde su primer número la confianza de todos los lectores hispanoamericanos, a quienes de un modo vivo les preocupan las distintas corrientes actuales en las letras, la ciencia y las artes, que serán recogidas en nuestra   —23→   revista con un solo criterio: el de que tengan calidad de tales. / Con este sentido liberal de la cultura, que es en el orden social el de las democracias de Hispanoamérica, con la ayuda apasionada de todos los hombres interesados en las ciencias, las letras y las artes, realizaremos la empresa de cultura que nos proponemos».

Los realizadores permanentes de la revista serían los siguientes: Redacción: José Mancisidor (Consejero delegado en la redacción) / Juan Rejano Porras / Lorenzo Varela / José Herrera Petere / Antonio Sánchez Barbudo / Adolfo Sánchez Vázquez / Miguel Prieto (redactor artístico y confeccionador de la revista) / Administrador Victorio Sala Tolo. / De estas personas que he reunido para hacer Romance destaco las siguientes, con su correspondiente historial literario y artístico con el fin de que el Comité estime la aptitud profesional de cada uno de los redactores.

Juan Rejano Porras.- (34 años, de Córdoba, España). Ha sido redactor de las revistas La Gaceta Literaria, Post-Guerra, Nueva España, Revista Popular y Sur. También ha sido secretario literario de Editorial Cenit de Madrid. Tiene publicado un libro de ensayos de interpretación del llamado movimiento «modernista» en la literatura, y ha traducido al español varios volúmenes de literatura francesa. Poco después del advenimiento de la República Española, ocupó la Subdirección del diario republicano Amanecer y, más tarde, pasó a desempeñar la Dirección de El Popular diario del Frente Popular español. Durante cuatro años fue bibliotecario y presidente de la Sección de Literatura de la Sociedad de Amigos del País. Últimamente, a lo largo de la guerra, desempeñó cargos de responsabilidad, en organismos de la República Española, acordes con sus actividades de escritor y periodista, siendo redactor de El Sol de Madrid y de La Vanguardia de Barcelona, órgano oficioso del Gobierno, en cuyas columnas publicó, durante un año, una crónica diaria bajo el pseudónimo de «Genil». En la actualidad está terminando dos libros, uno de crónicas y otro de poemas, sobre España, que se propone publicar en México.

LORENZO VARELA.- (23 años, Santiago de Compostela, España) Cursa estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Santiago de Compostela. Con otros escritores españoles   —24→   y americanos publica la revista Yunque. Pensionado por el Ministerio de Instrucción Pública hace misiones de divulgación cultural en los pueblos y aldeas de España y, al mismo tiempo, da conferencias en Universidades, Escuelas Normales, y otros centros de cultura, sobre cuestiones literarias y de arte. Colabora en diferentes revistas literarias y con otros escritores españoles, hace la página literaria de El Sol de Madrid. Secretario de la sección de Literatura de la Alianza de Intelectuales de España que funda con Rafael Alberti, José Bergamín y Rafael Dieste. Redactor de Ahora de Madrid. Invitado al II Congreso Internacional de Escritores. Colaborador de Hora de España, la única revista nacional literaria durante la guerra. Libros perdidos en la guerra: La comunión de los hombres y un estudio sobre Tirso de Molina y su tiempo encargado por la editorial Aguirre de Madrid. Próximamente se publicará en México, por la Junta de Cultura Española un libro de versos Silencio y llanto de España. Colaborador en México de El Nacional y miembro del comité de redacción de la revista Taller. Durante la guerra director de diferentes revistas del ejército y finalmente comisario de la 46 División.

JOSÉ HERRERA PETERE.- (29 años, Guadalajara, España) Doctor en Derecho. Libros publicados antes de la guerra: La parturienta -(Narraciones). Fundación de varias revistas y colaboración en La Gaceta Literaria, Octubre, Nueva Cultura y otras. Durante la guerra: Acero de Madrid (primer premio del concurso del Ministerio de Instrucción Pública), Cumbres de Extremadura (novela de guerrilleros), Puentes de sangre (narración a propósito del paso del Ebro), Guerra viva (romances), Cazadores de tanques, Teatro en las trincheras. Colaboración en Hora de España, cuentos, canciones, etcétera.

ANTONIO SÁNCHEZ BARBUDO.- (29 años, España) Comenzó a publicar artículos en La Gaceta Literaria y en el diario de Madrid El Sol, cuyas páginas literarias fueron durante muchos años las más acreditadas de España. De 1931 a 1936 publicó artículos literarios, ensayos, poesías, etcétera, en diversos periódicos y revistas, como en Luz y Diario de Madrid y en la revista Literatura. En 1933 fundó una revista literaria de jóvenes. Enviado por el Ministerio de Instrucción   —25→   Pública recorrió durante varios años casi todas las provincias de España, dando cursillos de arte, historia y literatura. Dio algunas conferencias en Ateneos, Universidades, etcétera. Durante la guerra colaboró en El Mono Azul. Fundó y dirigió varios periódicos del ejército. Hizo un libro de anécdotas y relatos de combatientes para las Brigadas Internacionales. Invitado al II Congreso Internacional de Escritores. Fundó la revista Hora de España, revista literaria y filosófica que pronto fue la publicación más importante de España, en su género, durante la guerra; en ella colaboraban los mejores escritores de España: Antonio Machado, Rafael Alberti, José Bergamín, Enrique Díez-Canedo y muchos otros. El carácter de esta revista provocó artículos elogiosos en la prensa extranjera, incluso en la prensa que no simpatizaba con la causa republicana, como el Times de Londres, que le dedicó un artículo, así como otros periódicos y revistas de Europa. En 1938 publicó Entre dos fuegos, libro de narraciones que fue premiado. Actualmente termina una traducción del francés de un libro de Diderot encargado por el señor Cosío Villegas y da una clase de Literatura española.

ADOLFO SÁNCHEZ VÁZQUEZ.- (23 años, Cádiz, España) Antes de la guerra estudiante en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid. Colaborador en la revista literaria Octubre de Madrid. Director de la revista Sur de arte y literatura en Málaga. Redactor del periódico diario El Popular de Málaga. Dio cursos y conferencias sobre literatura española en la Universidad Popular. Durante la guerra fue Director del diario Ahora de Madrid y de los periódicos del frente Pasaremos y Acero. Crónicas en la prensa del país. Romances y crónicas en el Romancero General de la Guerra de España y en Crónicas de la Guerra Civil. En la actualidad repasa el original de un libro de poemas y escribe otro de narraciones y cuentos.

MIGUEL PRIETO.- (28 años, España) Creador con Federico García Lorca del teatro La Tarumba, el mayor esfuerzo de guiñol realizado en Europa. Exposiciones de sus cuadros en los centros más importantes de España y últimamente en Francia. Dibujante y director artístico de las revistas literarias mejores de España. Escenógrafo teatral de Ramón del Valle Inclán, Rafael Alberti, etcétera. Director de las secciones de   —26→   guiñol del Ministerio de Instrucción Pública. Miembro del Consejo Nacional de Teatro. Secretario de la Sección de Artes Plásticas de la Alianza de Intelectuales de España. Invitado extraordinario por el Gobierno de México.

Uno de los puntos más estudiados ha sido el de los colaboradores de la revista para evitar que ningún literato o escritor se pudiese sentir preterido, habiéndose llegado a la solución, como la mejor, de que sólo figure un Consejo de Colaboración muy restringido, formado por: Alfonso Reyes, Martín Luis Guzmán, Enrique Díez-Canedo, José Bergamín, Juan Marínelo, Pablo Neruda, Pedro Henríquez Ureña, Rómulo Gallegos, a todos los cuales ya se ha dirigido la Redacción. Todos los demás escritores hispanoamericanos de valía se considerarán colaboradores y serán invitados en los primeros momentos.

La Redacción tiene un trabajo preliminar, de dos meses, antes de la salida del primer número y yo soy de opinión de ponerla inmediatamente a trabajar. De este trabajo preliminar de dos meses puedo hacer el siguiente índice: Miguel Prieto, el redactor artístico, buscar el material gráfico: fotografías, dibujos, grabados, reproducciones, viñetas, etcétera, para la creación de un archivo mínimo seleccionando las cosas europeas más indispensables y especialmente las de Hispanoamérica; proyectar la divulgación de la pintura europea e hispanoamericana, principalmente, para los tres primeros números de la revista y encargar, asimismo, la colaboración plástica; estudiar los archivos fotográficos más importantes de México para localizar materiales que pudieran ser necesarios a la revista en un momento dado; confeccionar un cartel anunciando la revista y dirigir la confección de todo el material de propaganda. El resto de los redactores estará empeñado, durante estos dos meses, en las siguientes tareas para las cuales se distribuirán convenientemente de acuerdo con las necesidades que surjan en su realización práctica: propaganda de la revista en México, Centro y Sudamérica, Estados Unidos y Europa. Petición de colaboraciones, confeccionado previamente un plan; traducción de artículos publicables, así como de cuentos, crónicas, materiales científicos, etcétera; críticas de libros, cine, etcétera, procurando agrupar material suficiente para servir   —27→   de base a los tres primeros números. Contacto con escritores, artistas científicos, centros culturales, etcétera, de México y del exterior. Realización del primer número de la revista y esbozo del segundo y tercero. Archivo literario, aspecto principal sin el cual sería muy difícil y pobremente podría sostenerse una revista quincenal que tiene que estar muy bien informada y aparecer muy interesante; para ello se creará y organizará un fichero mínimo de temas: historia, novela, poesía, física, teatro, cuestiones coloniales, problemas de cultura referente a cada país hispanoamericano, etcétera.

Pasando al aspecto económico, sólo cobrarán mensualmente, como redactores, Varela, Petere, Barbudo, Sánchez Vázquez y Prieto (el puesto de Mancisidor es, por ahora, honorífico y Rejano y Sala son empleados burocráticos de la Empresa con esta misión acumulada) y he conseguido de ellos que durante los dos primeros meses y después de los primeros números, hasta contar con el éxito de la publicación, sólo cobren $200 mensuales, prometiéndoles una revisión de sueldos cuando llegue aquel momento. Sería por tanto la nómina de cada uno de los dos primeros meses de $1000 -y habría que destinarles un crédito de unos $500- para la organización del archivo fotográfico, literario, etcétera, de que antes he escrito. A estos gastos habría que unir los de correspondencia y los de los prospectos y carteles que se hiciesen.

Una vez la revista en marcha, con el primer número a punto de ser lanzado, el presupuesto mensual, con dos números, a cincuenta mil ejemplares de tirada sería el siguiente: Nómina de redacción $1000 / Correspondencia y fichero $250 / Coste del papel e imprenta para 100000 ejemplares (dos números) impresos a dos tintas $6440 / Gastos de colaboración por número: $400- =$800.- / Publicidad: $500- / Total mensual $8990/.

Precio unitario: $0.09 / Precio de venta $0.30 / Precio líquido: $0.18 / Beneficio teórico: $0.09.

El presupuesto de imprenta está hecho a base de papel roto grabado «Pipsa», dieciséis páginas tamaño cuádruple, dos colores, los ejemplares refinados y un veinticinco por ciento de la superficie total del periódico con grabados. / México, 20   —28→   de septiembre de 1939. El Director Gerente. Rafael Giménez Siles».


(Original archivado).                


A Juan Rejano y a Victorio Sala, este último que fue representante de la «Editorial Cenit» de Madrid en Barcelona durante años antes del levantamiento franquista, los incluí en la nómina de EDIAPSA al día siguiente de su llegada a la capital de México.

El matiz político de los miembros de la redacción era: Rejano, Herrera Petere, Prieto y Sánchez Vázquez, comunistas; Varela, trotskista; Sánchez Barbudo, de ideología oscilante, simpatizaba con el trotskismo. En su «Introducción», a la que me referiré más adelante, declara Sánchez Barbudo: «Pretendíamos que nos uniera -a la Redacción- un declarado amor y respeto al ‘pueblo’; un vivo deseo de paz y de justicia y un vago y general ‘antifascismo’». Cuando he leído, al cabo de los años, la tal «Introducción», no he dudado de que tuvimos en la Redacción, con él, un elemento poco afecto. Quizás eso lo percibió pronto don José Mancisidor.

La célula del partido empezó a actuar en la Redacción, uniéndose a ella Manuela Ballester, organizadora de la revista «Amiga, para la mujer», que también editaría EDIAPSA, algunos otros empleados administrativos, y Victorio Sala Tolo del Partido Socialista Unificado de Cataluña. Poco tardaron en manifestarse discrepancias.

Yo concebía la revista sin carácter españolista, dando entrada en la Redacción a jóvenes escritores mexicanos y dedicando espacios preferentes a destacados escritores del país. Sobraban argumentos para ello: los accionistas de la empresa eran todos mexicanos que ayudaban, por simpatía, a la obra de los republicanos españoles sin preocupación de lucro, y, además, México tenía acogidos como exilados a miles de compatriotas republicanos. Esa era mi opinión y a ella se ajustaban mis continuas instrucciones. Para mantener tal criterio contaba en la Redacción, desde el primer momento, con la permanente intervención del   —29→   muy considerado escritor mexicano, político afecto a la ideología socialista y a la del Presidente de la República, general Lázaro Cárdenas, don José Mancisidor.

Al señor Mancisidor lo traté y con él trabé estrecha y leal amistad, sin mudanza, durante los años que vivió; amistad creada en sus visitas a España en la normalidad de la República y durante la Guerra Civil; fue autor, entre otras obras, de una Historia de la Revolución Mexicana que por décadas y hasta hoy; después de su muerte, se mantiene como texto en las escuelas del Estado. Fue nombrado, a propuesta mía, por el Comité Directivo de EDIAPSA, Consejero Delegado de la empresa en la redacción de Romance; pero cómo debieron ser heridos, en aquellas reuniones preliminares de la redacción, sus más respetables sentimientos, que el día 28 de septiembre de 1939 me dirigió la carta que ahora reproduzco. A pesar de nuestra entrañable amistad no me fue posible convencer a don José para que volviese a la Redacción.

«Secretaría de E. Pública / Jefe del Departamento de Enseñanza Secundaria / México, D. F., 28 de septiembre de 1939 / Señor don Rafael Giménez Siles / Presente / Mi querido amigo: He recibido su carta en la que atendiendo un encargo del señor Ing. Pascual Gutiérrez Roldán se sirve usted invitarme a la cena que hoy en la noche se ha de realizar con asistencia de los escritores que habrán de tomar parte en la organización de la revista Romance. / Le ruego a usted de una manera muy especial se sirva expresar al señor Ing. Gutiérrez Roldán mi más profundo agradecimiento, pero por causas que le ruego me permita reservarme no me será posible concurrir a dicha cena ni tomar participación de ninguna índole en la organización y en los trabajos de la revista mencionada. / Esta decisión de mi parte que he madurado debidamente se servirá comunicarla al Consejo Directivo de la Editorial E. D. I. A. P. S. A. al que ruego haga presente, en mi nombre, mi más profundo agradecimiento por las distinciones de que me ha hecho objeto considerándome como uno de los Consejeros de dicha Editorial. / Sabe lo quiere siempre su amigo y compañero, José Mancisidor».


(Original archivado).                


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El 21 de julio de 1980, a los treinta y nueve años del último número de la revista Romance, apareció, en el suplemento Sábado del diario de la ciudad de México Uno más Uno, la entrevista hecha por el destacado periodista mexicano Fernando Benítez al escritor Juan Rulfo, del que en otra ocasión había dicho el propio Benítez: «El escritor mexicano contemporáneo de mayor personalidad. Rulfo ha resumido en pocas páginas el misterio, la poesía y el lenguaje de sus pueblos con la maestría de los clásicos». Y en la entrevista referida Benítez dice a Rulfo: /«-Ya practicabas tu oficio de novelista. Ejercías el poder de hacer aparecer y desaparecer a mucha gente. / -¿Qué quieres? Así son las cosas, pero también, en las noches, como no tenía amigos me quedaba en el archivo (trabaja entonces de archivero, con modestísimo sueldo, en la Secretaría de Gobernación) y escribía una novela. Se titulaba El hijo del desaliento y Efrén Hernández me animaba diciendo que era una buena novela. Mandé un capítulo a la revista Romance que hacían unos españoles y por supuesto nunca lo publicaron». (Lo destacado en negritas es de mi iniciativa. R. G. S.)

El nada perspicaz, chauvinista, grupo de redactores de Romance no dio entrada en la revista al escritor mexicano de Pedro Páramo (personaje ideado en 1939) y de El llano en llamas; «Una de las mejores novelas y uno de los mejores cuentos de las letras españolas», según el autorizado crítico Fernando Benítez. «El único cuyas obras se publican en ediciones de cien mil ejemplares y merecen cada año más notas y estudios críticos de los que suscitan generaciones de escritores».

En el trato con los redactores pronto percibí que Lorenzo Varela, el más joven de ellos, de veintitrés años, que fue quien concibió el proyecto inicial de la revista, era el mejor dotado literariamente; hubiera podido ser el director de Romance, pero está bien claro que existían razones para que fuese a Juan Rejano al que yo encomendase esa función; creía estar seguro de contar con su lealtad para que la empresa lograse la revista mexicano-hispana que figuraba dentro de sus planes: jóvenes redactores mexicanos progresistas y jóvenes redactores españoles republicanos refugiados, con criterio político diferente al que, lógicamente, nos había inspirado en España en todas las publicaciones   —31→   que por nuestra parte se hicieron durante la guerra. Pero la cosa no resultaba así; buenas pruebas fueron la decisión del tan amigo de los refugiados españoles don José Mancisidor y la declaración del notable escritor Juan Rulfo. Me vi obligado a tomar decisiones; empecé pidiendo a don Martín Luis Guzmán, uno de los escritores mexicanos de mayor prestigio internacional, tan amigo de los republicanos españoles con los que tan íntimamente convivió, que se hiciese cargo, interviniendo radicalmente, de la Gerencia General de la revista, ya que Rejano, el director, hacía oídos al menos indicado de los redactores, al más tendencioso, al de criterio más indiferente a nuestra condición de refugiados en México, a Sánchez Barbudo; por otra parte Rejano se sentía obligado a las decisiones de la célula política que actuaba dentro de la negociación y por último supe que llevaba en consulta los problemas de EDIAPSA a la dirección de su partido.

Confirmará cuanto por mi parte afirmo en esta inconcebible pequeña historia de la revista Romance, cuya edición acogí tan decididamente en EDIAPSA, la transcripción de algunos párrafos de la extensísima y tendenciosa Introducción que el ex redactor de dicha revista Antonio Sánchez Barbudo aprovechó para sus desahogos, lanzando injurias contra don Martín Luis Guzmán, el gran prestigio de las letras mexicanas y permanente amigo de los republicanos españoles refugiados, cuya obra demuestra desconocer totalmente, y para presentar su inflado y a veces imaginario currículum. Hizo uso de la generosidad y confianza del editor Auvermann que considerándolo de alguna autoridad le encargó la «Introducción» para la extraordinaria reimpresión que hizo en Alemania de Romance. (Glashütten im Taunnus; Verlag Detlev Auvermann, 1974). (Lo destacado en negritas que irá apareciendo en los párrafos que transcribo de la «Introducción» es de mi iniciativa. R. G. S.)

«...El 13 de junio de 1939 entraba en el puerto de Veracruz el «Sinaia»... en él llegaban a México desde la costa del sureste de Francia, los primeros centenares de refugiados españoles... venía un buen número de ‘intelectuales’ de toda clase. Entre ellos unos cuantos jóvenes amigos -Ramón Gaya, Juan Gil-Albert, Lorenzo Varela, yo mismo- ...Fue el encuentro con la lengua, la alegría y la sorpresa de hallarnos de   —32→   pronto en un país de nuestra lengua, aunque en otro mundo; la impresión más honda y duradera. El constatar el hecho de que allí nos entendíamos, aunque fuera ello bien sabido y esperado, nos producía siempre cierto asombro. Y en esa maravilla de imaginar, en horizontes sin fin, gente de muchos países extendidos hablando, aunque fuera con variaciones, la misma lengua nuestra, era en lo que sobre todo pensábamos cuando, semanas después, empezamos Lorenzo Varela y yo a considerar la posibilidad de hacer una revista. Y de ahí el título Romance que se le ocurrió a él». (Sánchez Barbudo, «Introducción» ctda.)

«...Pero claro es que a los pocos días de nuestra llegada, buscábamos todos trabajo furiosamente...» (Sánchez Barbudo, «Introducción» ctda.)

«...los recién llegados, y quizás especialmente en el pequeño grupo de escritores que hicimos luego Romance, que nos distinguía de otros españoles y podía provocar hostilidad, era la forma nuestra, franca y abierta, de sentirnos españoles y manifestarnos como tales...» (Sánchez Barbudo, «Introducción» ctda.)

«...Nosotros, los escritores jóvenes, pretendíamos de algún modo influir en la vida mexicana, y divulgar nuestros gustos y opiniones. Nuestro españolismo, nada convencional, pero del que estábamos, en parte a causa de la guerra, muy seguros y orgullosos, era un oscuro sentimiento que queríamos imponer. Era el nuestro, en suma un españolismo absorbente, incluyente, declarado; y aunque nada ‘imperial’, claro es, era arrogante. Un españolismo que a los mexicanos debía a veces recordarles -salvando las grandes distancias y diferencias- al de Cortés, el conquistador tan odiado». (Sánchez Barbudo, «Introducción» ctda.)

«...Cometimos sin embargo el gran error de permitir, aun que ello no fuera en verdad una decisión deliberada, que todos los miembros de la Redacción de Romance fueran refugiados españoles, lo cual además de grosero era sin duda inconsistente con nuestro proclamado deseo de colaborar íntimamente   —33→   con los mexicanos». (Sánchez Barbudo, «Introducción» citada).

«...Era quizás, Varela, por entonces, mi amigo más entrañable. Siempre admiré su pasión, su humor, y su talento. Recordaba yo a menudo el día en que siendo él muy joven -recién llegado de Galicia, escapado de la represión desencadenada tras los sucesos revolucionarios de 1934- le conocí cuando estaba escribiendo poemas sobre la mesa de un café. Era él en esa época, un trotskista acérrimo... Ahora se podrá comprender mejor por qué fuimos Varela y yo los que planeamos, al principio, la revista Romance. Teníamos gran amistad y además comunes ilusiones y entusiasmos que no compartían otros». (Sánchez Barbudo, «Introducción» ctda.)

«...nos pusimos en contacto con el pintor Miguel Prieto para pedirle que se encargara de la parte gráfica de la revista, y de su diseño; pero sé que lo escogimos nosotros dos, y que su labor luego fue muy importante. En cuanto a José Herrera Petere, no estoy tampoco seguro, pero creo que debimos ser también nosotros los que le escogimos, ya tarde... En cuanto a los otros dos, Juan Rejano y Adolfo Sánchez Vázquez, no los escogimos nosotros, no los conocíamos... Quien sugirió o impuso sus nombres, no estoy seguro y creo que no lo supe nunca. Todo estaba para mía, en lo que a ese punto se refiere, envuelto en nieblas y misterios. Y la principal razón de esto es que no fui yo en absoluto quien se ocupó de buscar los medios de financiar la revista; fue Varela solamente. Lo que yo sabía es que él se puso pronto en contacto con los de EDIAPSA. Era esta una nueva empresa editorial organizada, con capital mexicano, por Rafael Giménez Siles, un refugiado que había sido en España editor de libros comunistas o de tendencia izquierdista. La nueva editorial iba a ser también distribuidora de libros en toda América, y proyectaba abrir en el centro de la capital de México una grande y moderna librería como en efecto luego lo hicieron. Tenían pues, al parecer, los de EDIAPSA, grandes planes, estaban muy bien dispuestos hacia nosotros, y desde el principio acogieron favorablemente el plan que Varela les presentaba. Luego, al empezar a discutir detalles, y sobre todo la cuestión del personal,   —34→   es cuando empezaron las dilaciones y, para mí, los misterios. Yo sospechaba -aunque eso nunca me lo dijo Varela con claridad- que en algunas conversaciones debía tener parte algún misterioso representante del partido comunista, que quizás estaba detrás de Giménez Siles. A pesar de mi amistad con Varela, en ese punto de ciertos contactos suyos, siempre era en extremo reservado. Un día Varela me dijo que, si llegábamos a hacer la revista tendríamos que contar entre los redactores a un tal Juan Rejano. No sabíamos quién era -aun que había venido en el mismo barco que nosotros-, sólo que había sido, se decía, director o responsable principal del periódico comunista español Mundo Obrero. Con un tal periodista, del tipo que nos imaginábamos, iba a resultar imposible que nos entendiéramos y pudiéramos trabajar. Mas -gran sorpresa- a poco de conocerlo cambiamos completamente de opinión... parecía además, sinceramente estar muy de acuerdo con los planes y propósitos nuestros en cuanto a la revista. Todo esto nos parecía a Varela y a mí demasiado bueno para creerlo, y guardábamos aún alguna sospecha, alguna reserva; no tanto en cuanto a él como persona, o a su capacidad intelectual, sino en cuanto a los fines últimos de los que querían imponérnoslo en la redacción, que yo no sabía claramente quiénes eran. Lo aceptamos sin embargo, y quedó así pronto definitivamente resuelto que la revista iba a aparecer. Y la verdad es que luego nunca tuvimos motivo para lamentar esa decisión ni para cambiar nuestra primera impresión de Rejano. Cuando llegó el momento del conflicto y de la ruptura con Giménez Siles, y fuimos expulsados, desposeídos de la revista, él salió de ella al mismo tiempo que nosotros; y era quien se sentía más ofendido y estaba más furioso por el comportamiento del ladino y camaleónico Giménez Siles... Sánchez Vázquez y Herrera Petere salieron de la redacción de la revista -por «causas ajenas a nuestra voluntad», según hicimos constar- antes que los demás aunque siguieron colaborando en ella mientras nosotros estábamos allí. No recuerdo las causas de esa prematura expulsión de Petere y Sánchez Vázquez. Quizás ello tuvo que ver con la tensión que ya existía entre nosotros y la empresa; pero es probable que fuera, principalmente, por el deseo de los empresarios de ahorrar algún dinero


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En enero de 1940, alrededor de la mesa de redacción de la revista Romance, de izquierda a derecha Antonio Sánchez Barbudo, Miguel Prieto, Juan Rejano, ingeniero Pascual Gutiérrez Roldán (Presidente del Consejo de Administración de EDIAPSA), don José Mancisidor, don Martín Luis Guzmán, C. P. Pedro Ordorica (Consejero de EDIAPSA), Rafael Giménez Siles, José Herrera Petere, Adolfo Sánchez Vázquez, Lorenzo Varela y Victorio Sala Tolo.

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y por ser ellos quizás los redactores que parecían menos indispensables».


(Sánchez Barbudo, «Introducción» ctda.)                


«Un momento de crisis ocurrió cuando iba a aparecer el primer número, el 19 de febrero de 1940. De pronto vimos que, sin haber a nadie consultado, aparecía el nombre de Rejano como director. Nosotros habíamos decidido que no hubiera secretario, ni director, sólo la redacción. Pasamos sin embargo por ello al fin, aunque muy a disgusto, ya que era tarde, y que la empresa insistía tanto en que fuera así... En lo único que se notaba que Rejano fuera el director, era en que él se encargaba casi siempre de escribir los editoriales, que ninguno de los demás, por otra parte, quería escribir. Unos editoriales que solían ser muy vagorosos y aburridos, muy comedidos. Y ésa era la razón, supongo yo, por la cual alguien, temeroso de lo que en esos editoriales no firmados pudiéramos alguno escribir, escogió a Rejano como responsable, como director...» (Sánchez Barbudo, «Introducción» ctda.)

«...En el número 3 de Romance hay una respuesta mía, firmada con el seudónimo de «El pensador imberbe», a una encuesta abierta por la revista, y de ahí, a la pregunta «Díganos usted su secreto», respondí yo, algo secreta pero muy sinceramente: «Mi secreto es no estar convencido nunca, en el fondo, de nada; y sobre todo no estarlo de aquello de que trato de convencer a los demás». (Sánchez Barbudo, «Introducción» ctda.)

«Hay en Romance, en general, menos artículos de los que debería haber habido sobre historia o figuras de la literatura hispanoamericana...»


(Sánchez Barbudo, «Introducción» citada.)                


El director de la revista, Juan Rejano, redactó la información que se reproduce a continuación. Rejano dedicó íntegras a dicha información, con gran despliegue de títulos y fotografías, las dos planas central es del número 13 de Romance, con fecha 14 de agosto de 1940:

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ArribaAbajoLa difusión de la cultura en América

EDIAPSA a los seis meses de comenzar su labor



ArribaAbajo En servicio de una gran idea

En distintas ocasiones hemos hablado en las columnas de Romance del profundo anhelo de unión espiritual que existe arraigado en los pueblos americanos. Este anhelo no nace sólo de la analogía de lengua y de raza, sino también de una viva necesidad de comprensión a través del espíritu que determinará un mayor estrechamiento, una auténtica fusión de los ideales comunes y los sentimientos afines. Para recoger y hacer efectivo ese anhelo -ya lo hemos dicho también otras veces- es preciso, sobre todo, dotar a América de grandes instrumentos de difusión cultural, porque en ellos encontrarán los pueblos un estímulo educativo, un medio de elevación que les sirvan para desnudar las raíces de sus sentimientos, para poner de manifiesto sus ansias más recónditas, la viva angustia que los mueve a luchar, a creer, a familiarizarse con la esperanza.

México -hay que hacerlo constar en justicia- ha sido uno de los países que más han insistido en esta línea de trabajo. Desde hace años, en México se viene atendiendo con verdadero interés a los problemas de la cultura, del espíritu, creando instituciones, centros de divulgación, entidades dedicadas al intercambio de valores o a la producción de obras que mantengan y robustezcan la personalidad de la cultura propia, continental. Pero queda mucho por hacer, naturalmente. Queda mucho por ampliar, al menos, en este sentido, y por eso, hoy queremos traer a estas páginas el reflejo de una de las obras de mayor alcance que se han emprendido últimamente en México para propagar de una manera eficaz la cultura en el continente americano.




ArribaAbajoLos comienzos

Hace aproximadamente un año se comenzaron los trabajos para constituir en México una gran empresa editora y distribuidora de libros, folletos, revistas, etcétera. Los propósitos no se detenían, como otras veces, en los límites nacionales, sino   —38→   que trasponían estos, para abarcar los de toda la América de habla española. Nacían estos propósitos de la feliz conjunción de unos cuantos mexicanos ilustres que ponían sus recursos económicos al servicio de esta idea, y de unos intelectuales y técnicos españoles y mexicanos que deseaban entregar su esfuerzo y su inteligencia a ella. Los proyectos de entonces son hoy una realidad completa. Y esta realidad se llama EDIAPSA (Edición y Distribución Ibero Americana de Publicaciones, S. A.) que, desde hace meses, está empeñada en una labor de gran aliento, que ya conoce, no sólo México, sino todos los países de América.

EDIAPSA, respondiendo a su nombre, a su significación y a sus propósitos iniciales, es en estos momentos una de las centrales de difusión cultural de la América hispana, desde la cual se lleva a cabo la tarea de recoger, editándolas o distribuyéndolas, las producciones literarias, científicas, pedagógicas, etcétera, de los grandes autores de habla española o extranjera.




ArribaAbajoUn mexicano ilustre

Más arriba hemos apuntado cómo nació la idea y cuajaron los propósitos de fundación de EDIAPSA. En este punto hay que destacar la figura del ingeniero Pascual Gutiérrez Roldán que puso desde los primeros instantes su entusiasmo y sus medios materiales para que la empresa proyectada se abriese camino. El señor Gutiérrez Roldán, ingeniero agrónomo, y actualmente profesor de la Escuela de Economía y Director General de Crédito de la República, logró asociar a su entusiasmo el de otros mexicanos que aportaron capital a la iniciativa y lo designaron presidente del Consejo de Administración de EDIAPSA. Sería injusto no consignar aquí los esfuerzos generosos del señor Gutiérrez Roldán para con los españoles republicanos en el destierro. Desde que éstos llegaron a México supo organizar y encauzar los valores que en ellos existían, y así, no sólo acogió y estimuló la producción editorial, sino que animó otras actividades que ya están dando su fruto en esta tierra e incluso consiguió con ello reunir en un mismo afán y una misma dirección a españoles y mexicanos,

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Cartel anunciador, reproducido también en tamaño postal, obra de Miguel Prieto.

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lo que representa un verdadero acercamiento, una fecunda compenetración cultural.

La obra realizada, pues, por EDIAPSA, y la que le queda por realizar, se debe exclusivamente a capital mexicano, a la comprensión, la gentileza y el talento de unos mexicanos, ayudados por técnicos y escritores españoles; también entre estos últimos contaban algunos hijos de México, como por ejemplo los ilustres escritores Martín Luis Guzmán y José Mancisidor, que pusieron su gran capacidad y su vivo entusiasmo en la obra, y Antonio Castro Leal y Jorge Cuesta, no menos decididos a prestar sus valiosos conocimientos.




ArribaAbajoLa labor de distribución

La primera preocupación de EDIAPSA fue montar un aparato de distribución capaz de servir los grandes propósitos que la animaban, es decir, de llevar por todo el continente los resultados de su labor. Este aparato, que comenzó modestamente, se ha enriquecido hoy de tal manera, que no sería hiperbólico calificarlo como uno de los mejor organizados de América. A través de él se mueve por los Estados de México y las grandes ciudades de los países americanos, una red de corresponsales y agentes, que son los resortes más seguros de esta organización.

No sólo para su propia producción editorial, sino para la de aquellas casas que a ella le confían, el aparato distribuidor de EDIAPSA es hoy una firme garantía, un instrumento seguro, no sólo en el terreno comercial, sino en el puramente cultural. Con él, la cultura de habla española, la cultura universal también, ha encontrado un medio de expansión en América.




ArribaAbajoFundación de Romance

Una de las primeras actividades editoriales de EDIAPSA fue Romance, la revista popular e hispanoamericana que hoy tiene ganado un extenso conocimiento y un sólido prestigio tanto en América como en Europa. Romance nació por

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Reproducción de la primera página, del número 1 de la revista Romance, editada por EDIAPSA. (México, D. P., 19 de febrero de 1940).

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iniciativa de un grupo de jóvenes escritores españoles desterrados -los que componen su Comité de Redacción-, iniciativa que supo recoger y poner en marcha EDIAPSA para transformarla en la viva realidad que es hoy. Al frente de los hombres que componían y componen el cuerpo de Redacción se puso un Consejo de Colaboración, integrado por escritores tan ilustres como Enrique González Martínez, Martín Luis Guzmán, Enrique Díez-Canedo, Pablo Neruda, Pedro Henríquez Ureña, Rómulo Gallegos y Juan Marinello. Romance fue desde su primera salida un feliz éxito que en estos momentos confirman, junto a los cálidos testimonios de los intelectuales más eminentes de América y Europa, el apoyo moral de innumerables entidades, organizaciones y centros de cultura, y la acogida cada día más entusiasta de los sectores populares de todo el continente.

Un escritor de tanto prestigio como Juan Marinello, decía hace poco en las columnas de Pueblo de La Habana:

«Romance no es una revista más; no exageramos al decir que marca una fecha en la publicidad literaria de nuestros pueblos.

»Por primera vez en América y en España tenemos una revista en que el aire del tiempo, inquieto, ágil, cambiante, no se lleva en su curso gracioso la firme preocupación investigadora y ensayista. Por vez primera en la misma página se nos da, sin pelea, la gracia de Picasso y la de Einstein, el rigor erudito y el vuelo anárquico. Junto a Orozco, Max Ernst, junto a Tolstoi, Federico García Lorca. Vecinos Gracián y Wells. Lo popular y lo difícil, el microscopio y la astronomía».

A través de su amplio tiraje, Romance es en la actualidad la revista que mantiene en los pueblos de América una más viva y auténtica preocupación por la cultura, por los problemas del espíritu, por el progreso moral.




ArribaAbajoLa producción editorial

EDIAPSA, a pesar del breve tiempo de su existencia, cuenta ya también, en el haber de su producción editorial, con varias colecciones que han sido acogidas de la manera más favorable.

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En primer lugar está la Colección «Ediciones Pedagógicas y Escolares», que dirigen los pedagogos Antonio Ballesteros y Juan Comas. De esta Colección se han publicado ya los siguientes volúmenes:

La concentración de la enseñanza en la escuela primaria, de Emilia Elías.

Cómo se mide la inteligencia infantil, de Regina Lago.

Cómo se organiza la cooperación en la escuela primaria, de Antonio Ballesteros.

Cómo se comprueba el trabajo escolar, de Juan Comas.

La literatura en la escuela primaria, de Florentino M. Torner.

Las ciencias naturales en la escuela primaria, de Enrique Rioja.

Otra de las colecciones es la de «Libros de Buen Humor», dirigida por el gran escritor español Benjamín Jarnés. Esta colección está dedicada al difícil arte de sonreír y suscitar la sonrisa, según declaración del prologuista y recopilador, señor Jarnés. «Los Libros de Buen Humor» han de ser, lo son ya, una recolección de anécdotas, sentencias y máximas de los más ilustres ingenios de todos los tiempos y países.

De esta colección han aparecido ya La sal del mundo, libro de extraordinario interés, precedido de un ensayo a manera de prólogo de Benjamín Jarnés, y La taberna por vecina, que como el anterior obtendrá un positivo éxito, así como también lo obtendrán toda la serie de títulos en impresión.

La tercera colección lanzada por EDIAPSA es la de las «Ediciones Musicales», de la cual ya ha aparecido el Método de Solfeo y Canto Coral titulado Cantos para niños, del que es autor Luis Sandi, con la colaboración de notables músicos, poetas y dibujantes de México. Este libro ha sido declarado oficialmente obra de texto en las escuelas primarias y secundarias, y es único en su género. Sólo de su primera edición se han vendido veinte mil ejemplares. Tras de él, en estos días aparecerá el segundo libro 50 romances escogidos y armonizados, por el gran especialista mexicano Vicente T. Mendoza.

Entre los libros editados sin formar colección están la Gramática del latín clásico, del profesor de la Universidad Nacional   —44→   de México, J. González Moreno. Se trata de un libro de gran valor didáctico que se hace imprescindible para el estudio del latín y que por su magnífica presentación, honra a la industria editorial y tipográfica de México. También ha aparecido Le français aux México, texto oficial para las escuelas de segunda enseñanza de la República Mexicana, del que es autor el profesor Juvencio López Vázquez.

A todos estos libros seguirán inmediatamente otros de gran valor literario y educativo.




ArribaAbajoLas librerías

Pero EDIAPSA no ha querido detener sus esfuerzos en la labor puramente editorial y distribuidora, sino que ha extendido aquellos también al comercio librero. Con ello ha ofrecido además un ejemplo de cómo puede organizarse una verdadera empresa de difusión cultural. En este sentido, hace meses que abrió al público mexicano su librería «Juárez», tan popular ya en todo el Distrito Federal, en la cual se venden toda clase de libros, folletos y revistas. Y últimamente ha inaugurado la magnífica «Librería de Cristal», situada en la pérgola de Bellas Artes, sitio donde encuentran los verdaderos amantes del libro y el público en general, toda suerte de obras y publicaciones antiguas y modernas, nacionales y extranjeras.

La «Librería de Cristal», que es visitadísima a todas horas del día y que tiene abiertas sus puertas incluso los domingos, desde las ocho de la mañana hasta las primeras horas de la madrugada, ha introducido entre sus actividades una gran innovación, consistente en una bella galería de arte, donde se expondrán, de manera permanente, las producciones de los mejores pintores y escultores de todas las nacionalidades. Cuando aparezcan estas líneas habrá tenido ya lugar la inauguración de la primera exposición compuesta por obras de artistas mexicanos y españoles».




ArribaAbajoEl Director Gerente de EDIAPSA

«La dirección técnica de EDIAPSA ha sido llevada desde sus comienzos por el señor Rafael Giménez Siles. A sus extraordinarias


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Reproducción de la portada de la revista Romance, reimpresa en Alemania, en volumen de más de mil páginas, tamaño cuádruplo.

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cualidades de organizador, a sus vastos conocimientos de técnica editorial, se deben los felices resultados que hoy se anota en su haber esta importante empresa. El señor Giménez Siles fue el fundador y director de la antigua Editorial «Cenit», que tanto prestigio logró en el mundo entero. Fue también presidente de la Cámara del Libro de Madrid, y secretario general de la Agrupación de Editores Españoles, de la cual fue promotor. A su esfuerzo e inteligencia se debió la organización de las primeras Ferias del Libro de Madrid. Después de la guerra española, el señor Giménez Siles puso sus conocimientos al servicio de México y uniéndose al señor Gutiérrez Roldán y con el consenso ferviente y generoso del señor Pedro Ordorica y del ilustre ingeniero Adalberto Tejeda, de los prestigiados escritores Martín Luis Guzmán, Enrique Díez-Canedo, Jorge Cuesta, José Mancisidor y Antonio Castro Leal, del señor Márquez, de los licenciados Adolfo López Mateos, Eduardo Lucio y de Carlos Trouyet, todos ellos miembros del Consejo de Administración, consiguió poner en marcha esta obra que hoy enaltece a la cultura mexicana y está en camino de jugar un extraordinario papel en el desarrollo cultural de todo el continente».

«En dos páginas centrales del número 13 hay un reportaje informativo (el que acaba de transcribirse), de propaganda, sobre EDIAPSA, que creo escribió -debió tenerlo que hacer- Juan Rejano. No se refleja en él, claro es, la tensión nuestra, ya muy visible en aquella época, con la empresa».


(Sánchez Barbudo, «Introducción» ctda.)                


Entra en escena un importante, aciago, personaje: Por aquel entonces se encontraba en México, transitoriamente, con su familia, recién llegado de la Unión Soviética, con rumbo futuro a París, donde fijaría su residencia definitiva, Antonio Mije, uno de los miembros de mayor influencia del Buró Central del Partido Comunista Español. Con Mije yo no había tenido antes relación de trabajo; las opiniones de la dirección del partido me llegaban en España, durante la guerra, por otros conductos; nos encontrábamos de vez en cuando y siempre los saludos fueron   —47→   atentos. La impresionante información que sobre tal personaje dio a conocer en noviembre de 1977, el inteligente escritor Jorge Semprún, por su libro Autobiografía de Federico Sánchez, Premio Planeta 77, con cientos de miles de ejemplares editados, circulados por todos los países del idioma y traducido a todas las lenguas, no llegó a mi conocimiento, lógicamente, hasta décadas después de 1939, tiempo de este relato. A quien esté siguiendo la lectura de estas páginas quiero darle a conocer la tal información, así como también la que seguirá del coronel Enrique Lister, para que no le sorprenda lo que me propuso Antonio Mije en el mes de septiembre de 1940, en la capital de México.

Transcribo lo que escribió Jorge Semprún, miembro del Partido Comunista de España de 1947 a 1968; el más sincero, el más inteligente, culto y también perfecto políglota, de los militantes de base y de los dirigentes que tuvo dicho partido:

«...En aquellos años, a finales de los cuarenta, era Antonio Mije el dirigente del partido que ocupaba la secretaría de prensa y propaganda. El hecho de que Antonio Mije haya muerto (que en paz descanse ¡Dios lo tenga a su vera y en su andaluza gloria!) no me impedirá decir que era todo lo contrario de lo que uno se imagina que puede ser un dirigente comunista, a los veinte años, cuando se ingresa en el partido por emoción histórica y moral, por deseo de lucidez intelectual, por el innegable atractivo de una visión global del mundo. Antonio Mije era superficial, retórico, dicharachero, improvisador, oportunista, de acero bolchevique con los subalternos y de suave terciopelo con los que se encontraban por encima de él en la jerarquía de la organización, pequeñoburgués en sus gustos y en su concepción de la vida, acomodaticio y de una vulgaridad mental casi increíble. Y así puedo estar acumulando adjetivos desagradables, mientras no se me diga que ya basta, que ya está bien. Pues bueno, basta. Ya está bien. Yo mismo me lo digo. Que en paz descanse, o mejor dicho, siga descansando, porque nunca destacó Mije, durante su vida, por una real afición al trabajo. Hablaba mucho, se movía mucho, hacía muchos aspavientos, pero de la siembra, nada».


(Jorge Semprún, «Autobiografía de Federico Sánchez», p. 98).                


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El coronel Enrique Lister, jefe de uno de los cuerpos del Ejército del Ebro, en extensa entrevista periodística aparecida en el diario «Excelsior» de la ciudad de México los días 5, 6 y 7 de julio de 1977, dijo:

«También posteriormente volví a encontrarme con Antonio Mije. Fui de los últimos en pasar los Pirineos, con mi Estado Mayor, la tarde del 9 de febrero de 1939 y ya en Francia conseguí enterarme de que los miembros del Buró Político del Partido se encontraban en Toulouse hospedados en el lujoso hotel Regina. Pudimos llegar a Toulouse, eludiendo a la policía francesa y salvándonos de caer en un campo de concentración. Nos recibió Mije, en un espléndido apartamento. Hablamos un rato y quedamos en encontrarnos dentro de una hora en el comedor. Bajamos a la recepción y pedí una habitación modestita. Una hora más tarde, según lo acordado, entré en el comedor y vi sentados alrededor de una mesa a Antón, Mije, su mujer y un hijo, a Giorla con su mujer y a Carrillo con la suya. La comida y los vinos eran de lo más refinado, por lo tanto de lo más caro. En cuanto a la conversación, estaba a cien leguas de la guerra y de los campos de concentración, donde estaban encerrados miles de nuestros compañeros de lucha. Me dio tanto asco lo que estaba presenciando que hacia el final de la comida les plantee que yo prefería alojarme en casa de un camarada -si era posible-, pues me parecía más discreto que estar en el hotel. Dos días después, la noche del 13 al 14 de febrero salía yo para la zona Centro-Sur, Albacete-Madrid. Íbamos trece pasajeros, a pesar de que el avión tenía 33 plazas. Mientras eso ocurría, los miembros del Buró Político más conocidos en la zona Centro-Sur se quedaron en Francia en vez de ir a ocupar sus puestos donde les correspondía. Entre esos dirigentes estaba Antonio Mije, dirigente andaluz, miembro del Comité Provincial de Madrid, del Buró Político del Partido...»


(«El PCE prefirió París a Madrid». De la agencia EFE. Diario «Excelsior», México, D. F., días 5, 6 y 7 de julio de 1977).                


Aquel día del mes de septiembre de 1940, vino a decirme Juan Rejano que Antonio Mije tenía interés en hablar conmigo y que me esperaba en su departamento, en no recuerdo qué calle de la   —49→   colonia San Rafael, relativamente cerca de la calle de Humboldt, donde tenía instaladas EDIAPSA sus oficinas, su primera librería «Librería Juárez» y las redacciones de Romance y de sus otras dos revistas, Amiga y Rompetacones. En el comedor de un modesto departamento, mientras su pequeño hijo jugaba en el suelo, mantuve, una no muy larga conversación con el Antonio Mije que yo no conocía. Le expliqué cómo llevaba las dos editoriales del partido, «Editorial Nuestro Pueblo», S. A. y «Estrella, Editorial para la Juventud», S. A., que creé en Valencia y que trasplanté a México apenas hacía un año, absolutamente sin medios económicos, habiendo podido ponerlas en marcha gracias a los anticipos de la distribuidora EDIAPSA y a los créditos que la misma les facilitaba en imprentas y almacenes de papel, de todo lo cual no podría resarcirse EDIAPSA si las editoriales dejaban de producir. Puede ser interesante intercalar ahora lo siguiente, de lo que Antonio Mije no se dio por enterado.

«El 30 de abril de 1940 el administrador, miembros del Partido, Juan Hernando Sastre, con intervención del directivo del mismo Julio Zapirain, ambos refugiados en México, realizó un estudio contable de «Editorial Nuestro Pueblo», S. A. y de «Estrella, Editorial para la Juventud», S. A., en ocho estados contables y un informe, todos ellos firmados y rubricados por los dos interventores del Partido Comunista Español, del que transcribo únicamente el informe:

«La más ligera atención a las cifras que preceden da idea de la labor desarrollada en tan corto periodo (6 meses) y de la audacia y acierto que entraña una concepción a desenvolver en un medio desconocido, sin contar absolutamente con reservas económicas para su desarrollo y aun sin un apoyo sin reservas, mínimum preciso a la obtención del crédito comercial indispensable para llevar a feliz término la empresa. Me refiero naturalmente a la gestión de Giménez Siles, que no mencionaría por creerla suficientemente conocida y estimada, si no creyera oportunas algunas consideraciones que no reflejan los datos contables. A primera vista y como negocio editorial me parece muy prometedora la correlación entre los precios de costo y precios netos de venta, así en la Biblioteca popular como en las Aleluyas de Rompetacones. Y sin embargo   —50→   era preciso conservar unos y otros dentro de los límites comerciales que se les asignaron por ser el único medio viable para llevar a buen final el proyecto. Era en efecto necesario un precio mínimo para el público, asegurando así la popularidad de los tomitos, como fin primordial y consecuencia al nombre y crédito de la Biblioteca. Era del mismo modo imprescindible asegurar con una comisión crecida el concurso de una entidad que pudiese adelantar un mínimo indispensable de fondos para el pago inmediato -puesto que las imprentas no cuentan con medios económicos suficientes para conceder créditos- de los volúmenes que fueran apareciendo. Por otra parte no ha dejado de tenerse en cuenta la compensación que ofrecerá la reedición de los volúmenes cuyo costo se reducirá, no sólo en los 300 pesos que suponen los derechos de autor, sino en lo que significa la composición y tirada en la que ya no contarán los dibujos y clichés que quedan propiedad de la Editorial. Debe también tenerse en cuenta la posibilidad, una vez acreditada la colección, de un aumento de precio en los volúmenes y que seguramente en ese momento no restará ya venta a las publicaciones. Así se concibió el proyecto y ahí está la obra nacida de la nada. Digo mal. Creada sin otra base que una voluntad y un tesón sin límites, puestos a contribución a un decidido propósito. De si fue o no acertada su concepción, da idea su desarrollo. De su volumen la cifra del importe líquido capitalizable en el corto plazo de seis meses. De su futura evolución la inmejorable acogida que el público le dispensó y el ritmo creciente de las ventas. No hay que mencionar las dificultades de todas clases y colores que para llegar a este fin tuvo que vencer su creador. Únicamente su tenacidad y sus especiales condiciones pudieron superarlas. Sírvanle estas líneas para su satisfacción y para expresar mi deseo de que su labor sea superada en lo futuro, para que no se pierda tanto esfuerzo. México, D. F., 30 de abril de 1940, Hernando, firma y rúbrica».


(Documentos archivados).                


Siguió la conversación con Mije sobre la empresa EDIAPSA, que contaba con exiguo capital, totalmente mexicano, de capitalistas cardenistas simpatizantes de la República Española. Le hice saber las dificultades de tipo económico en que se desenvolvía,   —51→   pero con la seguridad de salir adelante, y sobre todo los problemas que me originaba la redacción de la revista Romance. Antonio Mije tuvo el cinismo de aconsejarme que «dificultase» la marcha del negocio para que, decepcionados los capitalistas, pasasen tanto EDIAPSA como Romance a poder del Partido, como indemnización al personal, ya que casi en su totalidad lo constituían camaradas, y que yo seguiría dirigiéndolo todo. -¿Quieres decir, Mije, que debo traicionar a los accionistas que me han confiado la defensa de sus intereses? Pues debes saber que ahora que percibo los grandes peligros que se ciernen sobre la empresa EDIAPSA, a partir de este momento, multiplicaré mis esfuerzos para defenderla. «-Giménez Siles, tú sabes cómo se las gasta el Partido con quienes pretenden enfrentársele». -Lo sé perfectamente; no olvido que se juega uno hasta la vida; pero creo que siempre he sabido cumplir con mi deber. Di por terminada la entrevista y salí sin despedirme. Ésta es la realidad de lo que sucedió, que tanto ha intrigado a algunos y que he silenciado hasta hoy, durante cuarenta y tres años.

Sin pérdida de tiempo, busqué aquella misma tarde a Martín Luis Guzmán, y sin darle la anterior información, limitándome al problema que tanto nos interesaba de dar acogida a la producción nacional, le rogué encarecidamente que aceptase hacerse cargo, en aquel momento, de la dirección de la revista Romance para yo pasar a comunicárselo a la redacción y a tomar providencias. Los redactores no aceptaron reconocer la autoridad del nuevo director y abandonaron su lugar de trabajo.

«Hay en Romance, en general, menos artículos de los que debería haber habido sobre historia o figuras de la literatura hispanoamericana...» (Sánchez Barbudo, «Introducción» citada). (Lo destacado en negritas sigue siendo de mi iniciativa, R. G. S.)

«En el número 7 aparece modificado el recuadro en que se indicaba quiénes hacían la revista; se destacaba ahora más el nombre del director Juan Rejano; pero la novedad mayor es la inclusión del nombre de Martín Luis Guzmán, que pertenecía ya al Consejo de Colaboración, como «Consejero responsable   —52→   de la empresa». Fue el empeño de la empresa el imponernos a Martín Luis Guzmán como director, de hecho, lo que sobre todo causó el conflicto con EDIAPSA, y finalmente nuestra salida de la revista». (Sánchez Barbudo, «Introducción» citada.)

«En el número 8, en un recuadro aparece el nombre de Martín Luis Guzmán, en letras grandes, esta vez como ‘Gerente’». (Sánchez Barbudo, «Introducción» ctda.)

«El número 16, del 15 de septiembre de 1940 fue el último que confeccionamos los fundadores de Romance. Ya he indicado que la causa de nuestra salida de la revista fue la insistencia de la empresa en imponernos como director, auténtico jefe responsable de todo, al escritor mexicano Martín Luis Guzmán, autor de novelas sobre la Revolución Mexicana... Mas ¿por qué querían tanto Giménez Siles y los otros empresarios imponernos a Guzmán? No es seguro, pero las causas probablemente eran varias. Estaban buscando y consiguiendo, nuevo capital para agrandar el negocio editorial, y quizás la dirección de Guzmán, que era izquierdista pero nada ‘rojo’, muy de la Revolución Mexicana, era una condición de los nuevos accionistas. Probablemente también respondiendo a ciertas quejas, querían dar a la revista un carácter nacional, más puramente mexicano».


(Sánchez Barbudo, «Introducción» ctda.)                


En la primera página del número 17 de la revista se insertó el siguiente comunicado: «Romance a sus lectores: Imperiosas realidades de carácter económico han sido causa de que Romance se halle privado, de pronto, de los servicios de quienes fueron su director y sus redactores. A quienes hasta ayer trabajaron a nuestro lado, o nos prestaron el apoyo de su nombre, o de su simpatía, les enviamos desde aquí el mismo cordial saludo que salió a recibirlos cuando por vez primera se abrió para ellos la puerta de esta casa EDIAPSA.

No se hizo esperar la reacción de Mije y de Rejano. Fueron benévolos y optaron por condenarme a muerte civil; aquel castigo que me anunció Rejano en su carta desde Veracruz que   —53→   aplicarían al escritor Ontañón y al que por cierto, a la condena, nunca me sumé.

Los cuatro redactores disidentes, todos los que en aquella fecha constituían la redacción de Romance, elaboraron un comunicado que con sus firmas completas, salvo Sánchez Barbudo, que suprimió su segundo apellido, remitieron a los periódicos de la capital y que sólo dos publicaron. Transcribo íntegro el texto que debió redactar, con asesoramientos, el propio ejecutor Juan Rejano:






ArribaAbajoSe separan elementos de la revista Romance


ArribaAbajo Aclara el Comité de Redacción

Bajo la firma de los señores Juan Rejano, Miguel Prieto, Lorenzo Varela y Antonio Sánchez, integrantes del Comité de Redacción de la revista Romance recibimos la siguiente información que publicamos íntegra.

«El Comité de Redacción que ideó en su totalidad la revista Romance tiene interés en advertir públicamente: 1.º Hacemos constar que a partir del número 16 de la revista Romance quedan cancelados los compromisos que teníamos con la empresa que editaba dicha revista por razones que explicaremos en momento oportuno. Y por lo tanto no deben atribuírsenos responsabilidad alguna, en cualquier publicación que en el futuro pueda intentar la mencionada empresa. 2.º En el último número de la revista Romance al frente del cual aún aparecen nuestros nombres, el gerente de la EDIAPSA, señor Rafael Giménez Siles, con el cual nosotros nos declaramos moralmente incompatibles y cuya conducta en esta y en otras ocasiones ha merecido por parte de muchas personas honradas los más vivos reproches, nos impidió por medio de una treta indigna la publicación de la noticia escueta de nuestra separación de la empresa, tratando sin duda de que se nos atribuyesen posibles números futuros de la revista en los cuales hemos renunciado a participar.



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ArribaAbajoResponsabilidad del Gerente

3.º En ese mismo número (el 16) que aún ideamos y realizamos nosotros, con la ayuda que tan cordialmente nos prestaron nuestros colaboradores, aparecen ciertos defectos, así como el escamoteo de la sección «En acecho», etc., de todo lo cual es responsable el mencionado Gerente que dio órdenes a la imprenta para que se nos impidiese el acceso a ella y por sí mismo realizó las funciones que a nosotros nos correspondían con el consiguiente resultado perjudicial para la revista. 4.º Advertimos a todos los colaboradores a quienes desde hace tiempo no se les remuneran sus trabajos, así como a aquellos otros que lograron obtener esta remuneración tras innumerables molestias, que nosotros nunca hemos tenido en la revista ninguna función administrativa. 5.º Protestamos, con los derechos que nos conceden nuestra clarísima condición de propietarios intelectuales del título Romance la negativa del mencionado gerente a devolvérnoslo.




ArribaAbajoAnuncio al público

6.º Anunciamos al público la próxima aparición de una revista libre en absoluto de compromisos de empresa, hecha gracias a un esfuerzo generoso, sin propósito alguno de lucro, por redactores y colaboradores dispuestos a renunciar a toda recompensa material mientras sea preciso. Esta revista continuará con el significado espiritual y la pureza moral que siempre hemos defendido. Y como decíamos en el prospecto que anunciaba la aparición de Romance será una revista libre de prejuicios ideológicos o nacionales, comerciales o literarios que reflejará ampliamente, popularizándolos los valores espirituales de cada país de lengua española, y aquellos universales que por serlo interesan esencialmente a todos y cada uno de los pueblos. 7.º Por último, tenemos que hacer constar nuestro público agradecimiento a las personas mexicanas gracias a cuya aportación económica fue posible al principio, la fundación de Romance. México, D. F., 21 de septiembre de 1940. El Comité de Redacción: Juan Rejano, Miguel Prieto, Lorenzo Varela, Antonio Sánchez». («El Nacional», México, D. F., 22 de septiembre de 1940).

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El mismo día en el que apareció el anterior comunicado en un periódico, en la misma mañana, sin titubeos, me presenté en la oficina del ingeniero Pascual Gutiérrez Roldán, presidente del Consejo de Administración de EDIAPSA, en la Dirección General de Crédito de la Secretaría de Hacienda de la que era titular, con un ejemplar del periódico acogedor del calumnioso comunicado. Cuando acabó de leerlo le dije que consideraba obligado presentarle la renuncia al cargo de director general de EDIAPSA, pues comprendía que mi nombre quedaba en entredicho y no debía seguir representando los intereses de los accionistas.

Sin que ello influyera en mi irrevocable decisión, mi situación era, en lo particular, muy difícil; el dardo había sido bien dirigido y con suficiente ponzoña. Recién llegado al país, ostentando la profesión de editor; recibido agresivamente por los miembros de los gremios del libro, compuestos en su casi totalidad de españoles simpatizantes del franquismo; no contando con recursos de ninguna índole; acabado de casar y con el anuncio ya del primer hijo, el porvenir se me presentaba muy difícil, no sabía en aquel momento qué salida podría encontrar; pero todo ello que daba en segundo lugar.

Don Pascual Gutiérrez Roldán, después de leer en el periódico lo que interesaba, y enterado de la misma información parcial que di a Martín Luis Guzmán, me pidió que le detallase las medidas que había tomado, siendo ya conocedor de lo que me obligó a proponerle el nombramiento de gerente general de la revista a favor de don Martín Luis Guzmán. No me aceptó la renuncia, a pesar de que la mantuve firme; me insistió en los compromisos que yo tenía contraídos con los accionistas; me ratificó la confianza en nombre de todos, ampliándola sin límites. Me entregué en cuerpo y alma al trabajo; mi vida quedó ligada para siempre a EDIAPSA; ya hoy, a los cuarenta y cuatro años de aquella fecha, puedo reconocer que así ha sido.

«Cierto es que no todos los escritores, ni españoles ni mexicanos u otros, nos siguieron en nuestra forzosa retirada. Bastantes, por unas u otras razones, siguieron colaborando en la   —56→   continuación de Romance; unos porque no tendrían especial apego a nosotros, o necesitaban publicar, por vanidad o dinero; otros que quizás se alegraron de nuestra marcha, porque pensaría que no les habíamos prestado suficiente atención aparte de no sentir necesidad de solidarizarse con nosotros, porque estaban de algún modo ligados a la empresa, como González Martínez y Mancisidor, o Alfonso Reyes y Castro Leal, todos mexicanos que colaboraron en la continuación de Romance. Pedro Henríquez Ureña y Rómulo Gallegos siguieron figurando hasta el final, no sé por qué, en el Consejo de Colaboración». (Sánchez Barbudo, «Introducción» citada).

«En la primera página del número 17, hay una nota en la que se habla del retraso con que aparece la revista y en ella, por única vez, se alude a lo ocurrido sin dar muchos detalles: ‘Imperiosas realidades de carácter económico han sido causa de que Romance se vea privado de los servicios de sus primeros redactores’». (Sánchez Barbudo, «Introducción» ctda.)

«Acabado Romance, los fundadores nos dispersamos pronto. Yo seguí unos cuantos años en México colaborando en periódicos y revistas, y Juan Rejano y Adolfo Sánchez Vázquez se quedaron siempre allí pero el grupo se disolvió. Lorenzo Varela se fue enseguida a Buenos Aires, donde fundó nuevas revistas, un poco al modo de Romance, que tuvieron poca duración. Escribió poemas y ensayos, pero estuvo mucho tiempo ocupado en periódicos políticos, sacrificando demasiado a estos. Sus actividades y opiniones le crearon, al parecer, graves conflictos con los fieles seguidores de la ‘línea’, grandes dificultades que le hundieron como escritor. Siguió luego en Buenos Aires, ya apartado de política, pero ha quedado bastante eclipsado. Yo me fui en 1945, y desde entonces he estado enseñando literatura española en universidades norteamericanas... He llegado, con los años, a ‘research profesor’, miembro de la ‘Hispanic Society’ y de varios ‘consejos de colaboraciones’, aunque rebusco poco, y aunque en lo académico no soy en verdad ni bachiller, pues nunca acabé el bachillerato he escrito algo, sobre todo crítica, mas no las novelas que quise escribir. Pero me consuelo pensando que de no


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imagen

Cubierta del libro del profesor español de literatura Francisco Caudet, que sobre la revista Romance se editó en Madrid el mes de octubre del año 1975.

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hacer una obra realmente importante y duradera -y quizás aunque se hiciera-, lo mismo da. Como diría aquel pobre hombre que recordaba Unamuno: ‘La cuestión es pasar el rato’».


(Sánchez Barbudo, «Introducción» ctda.)                


Aquel día, 22 de septiembre de 1940, cuando aparece en dos periódicos de la ciudad de México el comunicado calumnioso firmado por los ex redactores de la revista Romance, Juan Rejano, Miguel Prieto, Lorenzo Varela y Antonio Sánchez, terminaron veinte años de colaboración cultural positiva, de amistad y simpatía que sentí por el Partido, al que, por conservar mi independencia, nunca me afilié, dirigido primeramente, en mi época, por José Bullejos, y después por José Díaz.

Apenas lanzado el primer número de Romance, el 14 de febrero de 1940, por su artística presentación y por el ambicioso «Propósito» que anunciaba, y que los redactores no tuvieron en cuenta, comenzaron a resonar ecos, en todo el Continente, de voces de gran prestigio:

De RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA desde Buenos Aires: «...una publicación como Romance da dignidad al tiempo que corre -y que es tan indigno- y ya es para darles todas las enhorabuenas a sus fundadores, por el consuelo que representa. -¡Muy bien todo en sus páginas y que así continúe por mucho tiempo!»

De PEDRO SALINAS desde Wellesley, EE.UU.: «...mi enhorabuena más sincera por Romance. La revista me parece un acierto total, de concepción y de ejecución. Tiene animación y vivacidad periodísticas, que saltan a la vista apenas se ojea un número. Con ellas han logrado ustedes reunir dignidad literaria y tono muy moderno. La parte gráfica es siempre oportuna y distinguida. En suma creo que es un motivo de orgullo para ese grupo de españoles libres y americanos amigos, el haber podido realizar, aquí en América, un tipo de publicación que no supimos tener nunca en España. Si Romance se conquista el público que se merece su tono y crea en América una zona de atención se me figura que habrán hecho ustedes una obra de valor español y de significación de libertad espiritual admirable.   —59→   Está tan lejos de la exquisitez exclusivista como del vulgarismo comercial».

De GUILLERMO DE TORRE, desde Buenos Aires: «...Acabo de ver el primer número de Romance y me apresuro a felicitarlos muy sinceramente. La revista está muy bien; tiene interés en todas sus páginas y afirma un nuevo tipo de posible periodismo literario, sobre el modelo europeo, pero con injertos americanos, que ojalá cuaje en estos países oponiéndose así a la tendencia puramente yanqui, sensacionalista y barullera que hasta ahora había prevalecido».

De JOSÉ CLEMENTE OROZCO, de México: «...me parece que nunca habíamos tenido en México una revista semejante ni de tal importancia. Que viva y se desarrolle por el camino trazado desde ahora, que siempre provoque el mismo entusiasmo y la misma pasión, es mi deseo».

De MARIANO PICÓN-SALAS, desde Caracas, Venezuela: «...Les agradezco y los felicito muy efusivamente por el magnífico primer número de Romance que he leído con entusiasta avidez. Trataré de hacerle en los círculos intelectuales de aquí, el ambiente que se merece».

De LA PRENSA, Nueva York: «Acaba de fundarse en México una revista quincenal, popular, hispanoamericana, bajo el sugestivo y evocador título de Romance, que desde el primer número se ha puesto a la cabeza de las publicaciones de ese género en lengua española. Los intelectuales españoles refugiados en México, en colaboración con la intelectualidad mejicana han emprendido esta labor de cultura. Se trata de una revista del carácter y envergadura de La Vie Litteraire, de París. Lo que ésta es para las letras francesas, lo es Romance para las españolas e hispanoamericanas. Está editada por la casa «Edición y Distribución Ibero Americana de Publicaciones», S. A.» (11 de abril de 1940).

Fueron 24 los números que llegaron a publicarse de Romance, desde el 17 dirigido por Martín Luis Guzmán; el último apareció el 31 de mayo de 1941. Hubiera llegado a ser trascendental   —60→   el éxito de la revista de haberse atenido al inicial «Propósito». Por otra parte, la demanda de los distribuidores en toda América, de más ejemplares, iba creciendo, pero nunca llegaban puntualmente todas las liquidaciones. El modestísimo capital de EDIAPSA no permitía cubrir el financiamiento hasta alcanzar el punto de equilibrio entre los gastos de producción de la revista y los ingresos por ventas. De haber llegado al número 50 hubiera podido vivir con sus propios recursos.

A José Herrera Petere y a Adolfo Sánchez Vázquez los traté poco pero lo suficiente para conservar el buen recuerdo de su seriedad y valía; la salida de los dos de la redacción fue acuerdo al que llegaron, por propia iniciativa, Rejano y Sánchez Barbudo. Herrera Petere, desilusionado, marchó a Europa y murió en Suiza. Sánchez Vázquez siempre estudioso y aleccionador, alcanzó altos puestos en la docencia universitaria de México y en ellos se mantiene con creciente prestigio.

Hacia Miguel Prieto no decayó mi gran estimación a pesar de haber sido uno de los cuatro firmantes del comunicado calumnioso dado a la prensa. Lo había conocido en Madrid, el mes de marzo de 1935, cuando tendría unos veinticuatro años. Me visitó en las oficinas de la Agrupación de Editores Españoles instaladas en la calle del Conde de Aranda. En aquellos días me dedicaba a organizar la III Feria del Libro de Madrid. Llegó en unión de su compañera y me informó que tenían organizado, actuado por los dos, un pequeño guiñol, «La Tarumba», y que para el mantenimiento de ese modesto teatro les ayudaría mucho la participación en la próxima Feria del Libro. La simpática modesta pareja, de limpia ideología comunista, me impresionó por la labor cultural que venía realizando y les contraté cuatro representaciones que darían instalándose en el andén del Paseo de Recoletos que iba a ocupar la Feria. Representaron el «Retablillo de don Cristóbal», de Federico García Lorca; «Entremés de mancebo que casó con mujer brava», escenificación del cuento del conde Lucanor por Alejandro Casona; «Los habladores», entremés de Cervantes, y «Entremés del dragoncillo», de Calderón de la Barca. Pocos años después de Romance, cayó Miguel Prieto víctima de cáncer. Me enteré a tiempo y, sin dudarlo, muy afectado, sabiendo que habría afluencia de miembros del Partido,   —61→   acudí a la capilla velatoria, hice larga guardia ante el féretro, sin importarme que se me hiciera el vacío y abandoné el recinto tan solo como llegué, sin haber podido hacer comentario alguno de pesar, admiración y cariño.

Con Rejano no volví a tropezarme hasta el fatídico 16 de septiembre le 1968. Llegamos temprano, como de costumbre desde hacía unas semanas, al Sanatorio Español, mi mujer y yo. Ella se quedó en el pasillo unida al pequeñísimo grupo de familia y amigos íntimos, que permanecían enmudecidos, las miradas decían del terrible suceso. Penetré en la silenciosa habitación, silencio de muerte, en la que se encontraba únicamente Rejano de pie, a uno de los lados del lecho, contemplando el cadáver del bueno y gran amigo León Felipe. Me quedé largo rato al otro lado viviendo en la angustia, cercado por el dolor. Queriendo resistir la impresión, pasó por mi mente como ráfaga el recuerdo lejano del Juan Rejano de Málaga, el de los años de juventud, y estuve a punto de tenderle la mano por sobre el cuerpo inanimado que parecía unirnos, pero la reacción fue también rapidísima; no era el Juan Rejano de Málaga, era el funcionario, el burócrata del partido y no pude permanecer allí un segundo más; me incliné, besé la helada frente del amigo que acababa de partir y abandoné con rapidez el cuarto. El 4 de julio de 1976 leí en un periódico, con indiferencia, que Rejano había muerto.

Los desprestigiados burócratas de los partidos políticos ya quedaron en el vilipendio. Los que tuvimos la suerte de sobrevivir en puestos secundarios, los grandes acontecimientos de la Segunda República, insignificantes protagonistas, abrumados por tamaños sucesos, pretendemos ser torpes cronistas de algunas de las grandes hazañas. Las «Brigadas Internacionales» y los también heroicos miles de jóvenes comunistas, socialistas, republicanos y sin partido que murieron en los frentes de batalla y en las cárceles, luchando contra el más odioso de los fascismos, el franquismo, están ya en la historia, en la GRAN HISTORIA DEL MUNDO, para asombro y estímulo de los estudiosos niños y jóvenes españoles del futuro. Vosotros, especiales amigos, Enrique Montero, Gonzalo Santonja, José Esteban, Víctor Fuentes, José M.ª Gutiérrez, Francisco Caudet, Juan Antonio de Blas, Manuel Arroyo y algunos otros jóvenes liberales investigadores políticos   —62→   y literarios, salisteis valientemente en nuestra búsqueda desde las asfixiantes generaciones del franquismo.

El obstinado aprendiz de editor, librero e impresor sigue atando recuerdos, para él memorables (sin tener en cuenta la muy posible circunstancia de tener que suspender la publicación por su altísimo costo), y relee ahora, con la serenidad de los años y el rescoldo de los de juventud, la interesante biografía del notable político, filósofo y economista Federico Engels, escrita por un colectivo de autores y editada, en español, por Dietz Verlag, Berlín, 1970.

México, D. F., 11 de febrero de 1984.

R. G. S.







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