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120.       �... Sin dejar de hacernos respetar, haciendo para ello comprender a este país que tenemos buques de guerra y que nuestros archipiélagos de la Oceanía se hallan en buen estado de defensa...Tokio, 14 de abril de 1892, Luis del Castillo al Ministro de Estado, AMAE, 1633.

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121.       Sobre este viaje de la Escuadra consultar el Leg. 2537 del AMAE, y los artículos de Agustín Rodríguez y M.D. ELIZALDE sobre Japón. anteriormente citados.

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122.       NIÑO RODRÍGUEZ, A.: �Las fuentes para el estudio de la política española� En Studia Historica, vols. VI-VII p. 93-104, Salamanca 1990.

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123.       �Un ejemplo muy interesante de este cambio en la manera de trabajar las fuentes diplomáticas es el que se deriva del nuevo interés despertado por los problemas de la percepción de los fenómenos internacionales y de las preconcepciones colectivas, aspectos considerados decisivos en el proceso de toma de decisiones. Para abordar estas, cuestiones, se analizan los documentos emanados de los organismos o de las personas responsables de conducir la política exterior, no como una fuente que nos permite reconstruir los hechos, y la trama de los acontecimientos, sino como un testimonio de los prejuicios, de los filtros y de las deformaciones con los que los decisores observaban la realidad. Se trata, en definitiva, de analizar el documento no desde la perspectiva de su intencionalidad explícita, sino desde el mensaje inconsciente que contiene, utilizándolo como una fuerte circunstancial y buscando lo que no pretendían decir�.

     �... y deducir de ellos las imágenes, los estereotipos y los prejuicios que impregnaban las opiniones, de los decisores sobre aquel continente, y que condicionaban de forma inconsciente su percepción de la realidad...�.

     Antonio Niño. Op. cit.

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124.       Circunstancia que era advertida incluso por los diplomáticos de Tokio, que por ser los más cercanos ir la realidad, fueron los que elaboraron los informes más certeros, en contra de las opiniones de los gobernadores de Filipinas o Carolinas, mucho más alarmistas.

     �...tal espíritu de desconfianza presente hacia este país y tan injustificado a mi juicio en el momento actual, como previsor y prudente quizás sea para el día de mañana, que no puedo menos de dolerme de que no obstante cuantos esfuerzos he hecho en mi frecuente correspondencia con el Gobernador general de Filipinas para desvanecer infundadas suspicacias, subsistan esas prevenciones que juzgo las menos a propósito para el mantenimiento de las buenas relaciones entre España y el Japón�.

     ��Habrán hallado en las altas esferas de la capital del archipiélago mayor crédito a noticias particulares sin comprobación alguna trasmitidas desde Yokahama a Manila que las observaciones fundamentales que repetidamente ha opuesto a aquellas el representante de S.M. en Tokio?�

     �Si así ha sucedido de desear es que en lo sucesivo y ante la evidencia de los hechos que han venido a confirmar las apreciaciones de esta legación concedan a sus informes mayor valor las Autoridades de Filipinas, con las que cumplimento mi deber y de las instrucciones que de V.E. he de seguir, manteniendo constante comunicación transinitiéndolas cuanto juzgue sea interesante y útil que conozcan. Tokio, 23 de junio de 1897, Luis de la Barrera, Ministro Plenipotenciario al Ministro de Estado, MAE, Leg. 1634.

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125.       Hall, John W.: El Imperio japonés, Siglo XXI, Madrid 1984, 274-276.

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126.       La crisis de las Carolinas ha sido estudiada, entre otros, por PALACIO ATARD, Vicente: La cuestión de las islas Carolinas. Un conflicto entre España y la Alemania bismarckiana, Universidad Católica de Santiago de Chile, 1969; Robles Muñoz, Cristóbal: �El protocolo hispano-alemán de 1885 sobre las Carolinas y Palaos. El arbitraje de León XIII�, en Missionalia Hispanica, vol. XLIII, 1986, pp. 101-141; Elizalde Pérez-Grueso, M� Dolores: España en el Pacífico. La colonia de las Carolinas, 1885-1899, CSIC-AECI, Madrid 1992, Colección de Historia; y Corral, Carlos y Díaz de Cerio, Franco, S.J.: La mediación de León XIII en el conflicto de las Carolinas, Editorial Complutense/Universidad Pontificia de Comillas, Madrid 1995.

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127.       ARCHIVO GENERAI. DE PALACIO (A.G.P.), Caja 12817/4: Memoria sobre política exterior; por Segismundo Moret, 20 noviembre 1888.

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128.       La elaboración de este trabajo se ha hecho a partir de la documentación del Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores (A.M.A.E.) de Madrid; el grueso de la misma es de carácter diplomático, pero se complementa con diferentes informes, de marinos por ejemplo, y con la prensa japonesa transmitida por esos diplomáticos.

     Hace ya bastantes años. se publicó el libro de Josefa M. Saniel: Japan and the Philippines, 1868-1898, University of the Philippines Press, Quezon City 1969, que aborda en gran parte esta misma temática, más amplia cronológicamente, utilizando especialmente fuentes japonesas. La lectura del mismo viene a confirmar que no eran infundados los temores españoles ante el expansionismo japonés ya que, en efecto, las islas Filipinas aparecían como un área de posible expansión japonesa, si bien la dificultad radicaba en el hecho de que en la zona ejercían su hegemonía las potencias occidentales ante las cuales Japón buscaba su propio reconocimiento: es por ello por lo que la postura oficial� del país asiático fue más cautelosa en sus relaciones con España, aunque no así el grueso de los grupos nacionalistas japoneses que reclamaban la expansión de su país hacia el sur.

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129.       Saniel destaca los años 1868-1888 como las �décadas de prueba� (pp. 35-67), cuando se producen los primeros esfuerzos por desarrollar relaciones entre Japón y Filipinas, siendo el objetivo el estimular las relaciones comerciales Y la inmigración de braceros japoneses a Filipinas; el punto culminante se sitúa en 1888 con el establecimiento del primer consulado japonés en Manila, abierto en enero del año siguiente a cargo de Yatabe Umekichi. Dicho Consulado estuvo cerrado entre 1893-1896, entre otras razones, por lo escaso del comercio entre Japón y Filipinas, y se reabrió en octubre de 1896.

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