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Reseñas

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BARRÓN, María Cristina, y RODRÍGUEZ-PONGA, Rafael (coordinadores): La presencia novohispana en el Pacífico insular. Actas de las Primeras Jornadas Internacionales celebradas en la ciudad de Méjico, del 19 al 21 de septiembre de 1989. Universidad Iberoamericana-Embajada de España en Méjico-Comisión Puebla V Centenario-Pinacoteca Virreinal, Méjico 1990, 210 pp.

     Estas jornadas nacieron como expresión del deseo de investigadores de diversa nacionalidad que residen en Méjico, de compartir sus respectivos conocimientos sobre el tema, y, además, de poner al día y de refrescar la memoria de todos aquellos que se sienten atraídos, por diversos motivos, por la creciente importancia de la cuenca del Pacífico. Nada mejor para ese fin, que recordar la histórica vinculación que España y la América Hispana mantuvieron durante siglos con el gran océano, y cuyos lazos llegaron hasta China y Japón. Aunque la independencia mejicana rompió la centenaria vinculación marítima entre Acapulco y Manila. España continuó en Filipinas y en Micronesia hasta 1899, y su huella y la de sus hermanos de América pervive todavía en muchas zonas del Pacífico, todo esto junto con la influencia asiática en muchos aspectos de la cultura de Hispanoamérica, constituyen factores prácticos que hay que revitalizar de nuevo para un mejor entendimiento de los pueblos ribereños del Pacífico y de la propia España.

     Lothar KNAUTH presentó una ponencia acerca de la Constitución histórica de la cuenca del Pacífico, abordando la formación conceptual e histórica de las naciones y regiones de la cuenca del gran océano, desde las épocas más remotas hasta nuestros días.

     Rafael RODRÍGUEZ-PONGA describe en Lengua y cultura en las islas Marianas. Rasgos novohispanos la profunda huella hispánica en aquel archipiélago, especialmente la dejada por la estrecha relación con Méjico a través del galeón de Manila, y que abarca una amplia gama de conceptos: lingüísticos, culinarios, folklóricos, etc. Igualmente comenta la situación actual de la lengua española en Micronesia.

     Carmen-Paloma ALBALA presentó su trabajo sobre Nahuatlismos en las islas del Pacífico, es decir los préstamos de la lengua náhuatl, la más importante del imperio azteca, o sea los nahuatlismos existentes en las lenguas de Micronesia y Filipinas, transmitidas a ellas bien de forma directa, bien a través principalmente del español y en menor grado del inglés. [250]

     María Fernanda GARCÍA DE LOS ARCOS hace en El traslado de novohispanos a Filipinas en la segunda mitad del siglo XVIII un detallado estudio sobre los diversos métodos, y sus circunstancias, de la emigración mejicana a las islas de Poniente. Esta ponencia es un avance o síntesis de un libro que se está redactando sobre tan importante tema.

     Mercedes MEADE DE ANGULO nos relata en Un gobernador de Tlaxcala en Filipinas el nombramiento de Fernando Manuel de Bustamente y Bustillo, hasta entonces gobernador de dicha provincia mejicana, como capitán general de Filipinas, mando supremo en el archipiélago, pues era a su vez gobernador y presidente de la Real Audiencia. Sin embargo la ponencia describe la embajada que envió al reino de Siam encabezada por su sobrino Gregorio Alejandro Bustamante, y cuya narración parece, como dice Meade un cuento de hadas por su colorido y fantasía.

     La profesora Vera VALDÉS LAKOWSKY estudia en Problemas económicos en el Pacífico el tráfico hispano en el galeón de Manila, así como todas sus vicisitudes y circunstancias durante más de dos siglos. La ponencia abarca igualmente la política general de España en el Pacífico y la creciente influencia de otras potencias a partir del siglo XVIII.

     La Proyección pacífica de la expedición Malaspina (1789-1794) sirve a Virginia GONZÁLEZ CLAVERÍA para poner de relieve la importancia de aquel viaje y su permanente valor geográfico y científico.

     Marta ORTEGA SOTO describe los intentos españoles de comprobar la expansión rusa desde Siberia a lo largo de la costa del noroeste de Norteamérica y que podían significar un peligro para el virreinato de Nueva España, todo ello lo refleja su En busca de los rusos: expediciones novohispanas al Noroeste del Pacífico (1774-1788).

     Los problemas que planteó la cristianización en Méjico, Filipinas y Japón, el choque psicológico y moral que produjo, así como los fenómenos de interpretación y adaptación, constituyen la base de la ponencia Aceptación y resistencia a los valores hispánicos en la Nueva España, Filipinas y Japón presentada por María Cristina BARRÓN SOTO, quien hace más hincapié en las dificultades y choques con la mentalidad japonesa.

     Reiko KAWATA en su trabajo La carrera política del santo criollo. La cambiante imagen de protomártir mejicano Felipe de Jesús, relata todo lo concerniente a este criollo mejicano, basándose en las escasas fuentes biográficas que existen, pero que ha gozado de gran arraigo popular en Méjico como lo demuestra su significado histórico. Este mártir murió crucificado en Nagasaki el 5 de febrero de 1597.

     Las dos últimas ponencias tratan de Los primeros contactos del Japón con Nueva España, de Takahiro NAKAME, y La misión Hasekura, un intento de firma de un convenio de comercio con Méjico en la época colonial (1610-1620), de María Elena OTO MISHIMA, que tratan respectivamente del comienzo y del final de los intentos de relaciones con el Japón bien desde Filipinas o desde Méjico, que terminaron al cerrarse las fronteras japonesa a todo contacto con el exterior.

     Cada ponencia lleva notas y bibliografía, y algunas de ellas grabados y fotografías.

JOSÉ LUIS PORRAS [251]     


RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Isacio, y ÁLVAREZ FERNÁNDEZ, Jesús: Diccionario biográfico agustiniano. Provincia de Filipinas, vol. I (1565-1588), Editorial Estudio Agustiniano, Valladolid 1992, 577 pp.

     Con motivo del V Centenario del Descubrimiento de América, la Orden agustiniana está publicando una serie de obras de extraordinario interés histórico. Entre ellas destacan para nosotros las relativas a Filipinas y al Extremo Oriente que, naturalmente, engloban las sucesivas travesías del océano Pacífico, en las que los agustinos fueron los pioneros de todas las congregaciones religiosas; siendo además uno de ellos Andrés de Urdaneta, el descubridor de la ruta del tornaviaje, es decir, el camino de vuelta desde Filipinas hasta la costa occidental de Méjico. Este hallazgo de Urdaneta constituyó una verdadera revolución náutica y significó el comienzo del tráfico regular entre Asia y América y el inicio de los viajes del legendario galeón de Manila o navío de la China, cuya huella mercantil y cultural es aún visible.

     El presente volumen es una prueba más del tradicional esmero y pulcritud con que los agustinos suelen ofrecer sus publicaciones. Consta de un glosario de los términos más utilizados en la obra: geográficos, eclesiásticos, políticos, náuticos, culinarios, etc. A continuación vienen las fuentes manuscritas, con referencias de los principales archivos y bibliotecas del mundo en los que se encuentran fondos agustinianos, con exacta descripción del lugar para localizarlos fácilmente. Luego una magnífica y exhaustiva bibliografía y un apartado de siglas y abreviaturas.

     El centro del trabajo se inicia con una introducción que es una pequeña historia de las notas biográficas y de los catálogos de los miembros de la Orden a lo largo de los siglos, que nos hace ver las vicisitudes y dificultades por las que pasaron, y, a su vez, el esfuerzo realizado para redactar el que nos ocupa.

     La estructura y el método para presentar los datos referentes a las catorce misiones que se enviaron a Filipinas entre 1565 y 1588, los examinamos utilizando como ejemplo la primera expedición (1565) que, en ciertos aspectos, es la más interesante por su carácter pionero.

     Misión I. Responsable de la armada, Miguel López de Legazpi, que la presidía, y Andrés de Urdaneta, que la dirigía técnicamente; AGI, Patr. 23, R.� 12. Descripción de los navíos de la flota con cada uno de sus capitanes y principales oficiales; número de marineros, de soldados y nombres de los religiosos agustinos. Cada uno de todos estos datos viene acompañado por su correspondiente indicación o nota para saber de dónde se ha obtenido su conocimiento. Lo mismo con el resto de noticias que se dan: bastimentos, día exacto de salida de Méjico y de llegada a Filipinas, detalle de ornamentos para el culto divino y su coste, gastos de libros y otras cosas, salarios de un intérprete, gastos de caballos, gastos de ropa, etc.

     De cada uno de los seis religiosos figura una extensa biografía con notas intercaladas; sus escritos, con su correspondiente localización, y, por último, las fuentes y bibliografía sobre ellos. No cabe duda de que estos primeros adelantados de la evangelización en las islas de Poniente y en las travesías del Pacífico, tienen una categoría humana y una altura espiritual verdaderamente sorprendentes. No es posible en esta breve reseña dar muchos detalles, pero sí apuntar una brevísima pincelada que pueda caracterizarlos: Andrés de Aguirre, cruzó el Pacífico cinco veces con más de 30.000 leguas de recorrido; Pedro de Gamboa, el primer agustino que recibió sepultura en el Pacífico, en viaje de Manila a Acapulco en 1567; Diego de Herrera, gran organizador, testigo de la fundación de Manila, atravesó cuatro [252] veces el Pacífico, murió al embarrancar el galeón en que regresaba a Manila a manos de los habitantes de la costa de Catanduanes; Lorenzo Jiménez no llegó a Filipinas, murió en el Puerto de la Navidad antes de embarcar con Legazpi; Martín de Rada, una de las figuras cumbres de la historia de Filipinas, lingüista, astrónomo, matemático, embajador en China y el primer europeo que identificó ese país con el Cathay de Marco Polo, autor de numerosos libros, entre ellos Arte y vocabulario de la lengua china; Andrés de Urdaneta, superviviente de la expedición de Loaysa y, años más tarde, el hombre del tornaviaje.

     Del resto de las misiones que fueron llegando, no damos más nombres, pero baste añadir que sus componentes fueron consolidando la evangelización y llevando a cabo una enorme labor cultural, pues aparte de introducir los conocimientos occidentales iniciaron el estudio de los idiomas locales, con lo cual los preservaron históricamente hasta nuestros días, siendo esta labor seguida por las otras órdenes que se fueron incorporando a Filipinas.

     Al final hay un utilísimo índice de personas y otro de lugares y cosas.

     En resumen, obra espléndida, de indudable valía para investigadores pues constituye un verdadero arsenal de notas y referencias.

JOSÉ LUIS PORRAS     


BERNABEU, Salvador: El Pacífico Ilustrado: del lago español a las grandes expediciones, Colección MAPFRE, Madrid 1992, 312 pp.

     Los viajes de exploración -en palabras del autor de este libro- buscaban en último término poseer el mundo. Los sucesivos viajes enviados al Pacífico buscaron este objetivo, junto a un afán de exploración geográfica y conocimiento científico, en estrecha unión con la apertura de nuevas rutas de comercio.

     En el presente trabajo que aquí analizamos, Salvador Bernabeu, joven historiador americanista, afronta dentro del campo de la alta divulgación el reto de hacer una síntesis de un espacio geohistórico tan inmenso y amplio como es el Océano Pacífico y las tierras no continentales por él bañadas.

     Articulado en siete capítulos, realiza un recorrido histórico que nos lleva desde el descubrimiento por Núñez de Balboa hasta los primeros años de la época contemporánea. Comienza el estudio con la situación geográfica del espacio a estudio, seguido de una introducción histórica a lo largo de dos capítulos referida a los siglos XVI y XVII, época de predominio hispanoportugués en aquella parte del mundo (capítulos I y II: La aparición del Pacífico; La rivalidad internacional en el Nuevo Océano).

     Los cinco capítulos restantes, siguiendo el modelo habitual en libros ingleses sobre las exploraciones del Pacífico, afronta las diferentes expediciones científicas que durante todo el siglo Ilustrado recorrieron este espacio marítimo. A los habituales Byron, Cook, Wallis, La Pérouse, se unen la generalmente olvidada -por desconocimiento o simple mala intención, muy normal en un tipo de publicaciones anglosajonas- aportación española a estos descubrimientos. Malaspina, González de Haedo, Manuel Amat, etc., se mezclan con los anteriores, formando un todo, que presenta la verdadera imagen de una época, de una vía de comunicación, que [253] se nos presenta muchas veces como casi exclusiva de británicos y franceses (capítulo III, Los primeros avances del siglo ilustrado; capítulo IV, El asalto definitivo; capítulo V, La resolución de los enigmas; capítulo VI, La ampliación de los conocimientos; capítulo VII, La conquista ilustrada).

     En definitiva, trabajo sin pretensiones investigadoras, sino con el inteligente propósito de cubrir una laguna que la alta divulgación y el estudio no especializado estaba demandando desde hacía tiempo. Al especialista no le descubrirá nada nuevo, pero al historiador de otros campos y al lector curioso le presentará una visión diferente, aunque relacionada, de un espíritu y de un acontecimiento histórico diferente al que las series de televisión y la bibliografía de pluma británica nos tienen acostumbrados.

LUIS EUGENIO TOGORES     


Colección Galicia e América. Xunta de Galicia.

     Con motivo del V Centenario del Descubrimiento de América, la Xunta de Galicia está publicando una serie de obras relacionadas con dicho acontecimiento, y en las que, lógicamente, se resalta la contribución de Galicia y de los gallegos en aquellas efemérides. Generosamente, la Asociación Española de Estudios del Pacífico ha sido obsequiada por la Xunta con las seis primeras publicaciones, magníficamente impresas, con mapas, grabados, dibujos, bibliografía en su caso, y con unas bellas portadas, de las que ofrecemos a continuación una breve reseña.



I. SIERRA FERNÁNDEZ, Avelino: Historia da carabela �Pinta�, 1991, 110 pp.

     La villa de Bayona, en Pontevedra, está históricamente ligada al descubrimiento de América. El 1 de marzo de 1493, capitaneada por Martín Alonso Pinzón y pilotada por Cristóbal García Sarmiento, arribaba a su puerto la carabela la Pinta con la noticia del descubrimiento, siendo así esta real villa el primer pueblo de España y del Viejo continente que tuvo conocimiento del hallazgo de un nuevo mundo. Este acontecimiento ha sido el origen de la estrecha vinculación que desde hace muchos años mantiene a Bayona relacionada con todo lo referente al 1492.

     En esta obra se relata todo lo referente a la carabela: preparativos del viaje, tripulación, vida a bordo, el derrotero, la llegada a Bayona y su estancia. Y por último las réplicas o reproducciones de la Pinta, así como las conmemoraciones celebradas el 22 de junio de 1991 cuando la sociedad estatal para el V Centenario envió al puerto de Bayona las réplicas de las naves del Descubrimiento, reconociéndose de este modo el protagonismo histórico de esta villa en este hecho. El alcalde hizo público un original bando en papel de pergamino y en castellano de la época exhortando a todo el pueblo a recibir a las naves, al igual que sus antepasados lo habían hecho con la Pinta colombina. Varios días de especial y merecida significación para la vieja Bayona, que culminaron con la ofrenda floral ante el monumento a la arribada en homenaje a Martín Alonso Pinzón. [254]



II. GÓMEZ CANEDO, Lino: Los gallegos en los descubrimientos y las exploraciones, 1991, 163 pp.

     Esta obra se edita como homenaje y tributo de gratitud al franciscano Lino Gómez Canedo, ilustre investigador y americanista, uno de los mejores conocedores de los Archivos de América, que nos ofrece un amplio esquema de la contribución gallega a la obra de España en América y el Pacífico.

     Consta de una introducción dividida en tres partes: el aporte demográfico, otras vías de penetración y la trampa de los apellidos, en la que el autor, inteligentemente, llama la atención de que contabilizar la presencia de los gallegos en América y otras partes del imperio español basándose en apellidos presuntamente galaicos es un grave error, pues en todas las regiones españolas, mucho antes del Descubrimiento, existían esos nombres y no quiere decir que sus portadores fueran nacidos en Galicia y a este respecto pone varios ejemplos de personajes bien conocidos.

     El capítulo referente a los descubrimientos y exploraciones, lo divide de esta forma: en los viajes colombinos; en los otros viajes y conquistas; en Méjico con Hernán Cortés; en busca de la especiería con los gallegos de la armada de Magallanes y con la expedición de Loaysa que partió de La Coruña; en los viajes de Perú a Oceanía, con Álvaro de Mendaña de Neira, Sarmiento de Gamboa, etc.; los descubrimientos en el estrecho de Magallanes por los hermanos García de Nadal en el siglo XVII, y los exploradores del XVIII, entre los que destaca Mourelle de la Rúa.

     Finalmente hay un índice onomástico, una extensa bibliografía y una bibliografía especial de las obras que sobre América ha escrito el autor desde 1932 hasta 1981.



III. GÓMEZ CANEDO, Lino: Los gallegos en el Gobierno, la milicia y la Iglesia en América, 1991, 160 pp.

     En el capítulo I se incluyen los virreyes y los gobernadores con autoridad de capitanes generales; los presidentes y miembros letrados de las Audiencias; los gobernadores, corregidores, alcaldes y regidores; los oficiales reales; los militares y marinos, y, por último, los que participaron en la independencia de América.

     El capítulo II trata de los prelados, clérigos, misioneros y religiosos, haciendo especial hincapié en los que pertenecieron a la Orden franciscana.

     El volumen ofrece índice onomástico, bibliografía, y, también, la bibliografía sobre América del autor.



IV. GÓMEZ CANEDO, Lino: Los gallegos en la cultura, las letras y el comercio en América, 1991, 209 pp.

     En la primera parte se estudia el mundo de la cultura y de las letras de acuerdo con las diferentes regiones, desde las Antillas hasta Sudamérica. En la segunda lo referente a la industria y al comercio.

     La obra consta de un Epílogo, aplicable a los tres volúmenes que hemos reseñado, en el que el autor explica el alcance de su trabajo, considerando que se trata de una colección de apuntes y notas con el fin de indicar y sugerir y �dar una idea general de lo que Galicia y los gallegos significaron en la historia del imperio español [255] en América, y estimular con ello a otros para que ahonden en la investigación del tema�. Pese a la modestia de Gómez Canedo, creemos que su esfuerzo es importante y esclarecedor.

     Además del Índice onomástico, de la bibliografía general y la de las obras del autor, viene su biografía escrita por José Luis Soto Pérez.



V. VARIOS AUTORES: Galicia, Santiago y América, 1991, 120 pp.

     Esta publicación recoge cuatro conferencias organizadas por el Colegio Mayor La Estila de Santiago de Compostela, con motivo del V Centenario.

     La primera de Emilio GONZÁLEZ LÓPEZ: Los gallegos y América, es un amplio recorrido desde los viajes de Colón hasta la gran emigración gallega del siglo XX, la guerra civil española y la situación actual de los Centros gallegos de América.

     La segunda en la que el doctor Robert PLÖTZ, especialista en el tema, estudia El lazo espiritual y cultural entre América y Europa: Santiago de Compostela.

     En tercer lugar Juan PÉREZ DE TUDELA con El descubrimiento: nuevas perspectivas científicas, presenta una visión muy interesante de la discutida personalidad de Colón y de sus conocimientos sobre la existencia de unas tierras al otro lado del Atlántico.

     Finalmente, José Agustín DE LA PUENTE habló sobre Cinco siglos de evangelización centrando su conferencia en la figura de Santo Toribio de Mogrovejo, segundo arzobispo de Lima, verdadero evangelizador del Perú y organizador de la Iglesia en América del Sur.



VI. LANDÍN CARRASCO, Amancio: Galicia e os descobrimentos oceánicos, 1991, 165 pp.

     Obra bilingüe, en gallego y castellano, presenta una estupenda síntesis de los principales navegantes y exploradores gallegos. En la introducción, Landín expone las terribles dificultades en las condiciones de la navegación de hace siglos, así como la gran tradición marinera de los pueblos de Galicia, todo ello para enmarcar las biografías de los personajes que trata escueta pero densamente.

     Enumeramos a continuación sus nombres con brevísimas referencias a sus hechos.

     Juan DA NOVA (1501): descubridor, al servicio de Portugal, de las islas de la Ascensión y Santa Elena. En el canal de Mozambique hay una isla que lleva su nombre.

     Sebastián DE OCAMPO (1508): demostró la insularidad de Cuba bojeando todas las islas.

     Gonzalo DE VIGO (1522): superviviente de la expedición de Magallanes, fue recogido en las Marianas por la flota de Loaysa. Fue el primer europeo que descubrió y recorrió aquellas islas.

     El misterio de la San Lesmes (1526): esta carabela de la expedición de LOAYSA desapareció en el mar del Sur tan pronto la flota había cruzado el estrecho de Magallanes. La mayor parte de su tripulación era gallega, y Landín expone las [256] teorías, con bastantes fundamentos, del australiano Robert LANGDON y del francés Roger HERVÉ, sobre el descubrimiento de Nueva Zelanda y de Australia, alrededor de 1528, por los tripulantes de la San Lesmes en su intento de buscar la latitud de las Molucas.

     Miguel NOBLE (1537): descubridor de islas en la parte occidental de Nueva Guinea.

     ÁLVARO DE MENDAÑA Y NEIRA (1567-95): descubridor de las islas Salomón, Marquesas y Santa Cruz.

     Pedro SARMIENTO DE GAMBOA (1579): descubrió las Salomón con Mendaña; escribió la Historia de los incas; realizó la primera travesía completa del estrecho de Magallanes de Oeste a Este, y en dicho lugar llevó a cabo importantes fundaciones y exploraciones. Fue una figura singular y de gran personalidad.

     Bartolomé y Gonzalo GARCÍA DE NADAL (1618): estos dos hermanos reconocieron todo el entorno del estrecho de Magallanes, el cabo de Hornos, las islas de Diego Ramírez y alcanzaron la mayor latitud austral navegada hasta entonces por españoles.

     JOSÉ QUIROGA MÉNDEZ (1745): exploró detalladamente la costa meridional de América del Sur hasta el estrecho.

     Cayetano de LÁNGARA Y HUARTE (1775): tomó parte en el reconocimiento español de la isla de Pascua en 1770, trazando el primer plano de la isla; dirigió la última expedición española al archipiélago polinésico de la Sociedad.

     Francisco A. MOURELLE DE LA RÚA (1780): gran personaje de la Marina española, autor de relaciones, planos y libros del mayor interés náutico. Aparte de numerosos viajes y de intervenciones bélicas, es memorable su travesía desde Filipinas a Méjico en cuyo derrotero pasó por las Palaos, Salomón, Santa Cruz, Fidyi, Tonga, Carolinas, Marianas, hasta el puerto de San Blas en Nueva España, haciendo nuevos descubrimientos. Las cartas y crónicas hechas durante este viaje, reliquias del Museo Naval, son de una exactitud y de un interés sorprendente.

     Jacinto CAAMAÑO MORALEJA (1792): explorador de la costa norteamericana más allá de Nutka.

     Benito SOTO (1828): como contraste con las ejemplares biografías citadas anteriormente, Landín ofrece la de este pirata, asesino cruel y despiadado, aunque al fin hombre de mar, cuyo campo de acción fue el Atlántico Sur.

JOSÉ LUIS PORRAS     


SMITH, Bernard: European Vision and the South Pacific, Yale University Press, New Haven y Londres, 1985; ilustr., xiii + 370 pp.

     Libro editado en gran formato, con abundantes y bellas ilustraciones recopiladas de las colecciones de dibujos de marinos ingleses y franceses, que surcaron los mares del Sur. Además incluye numerosas fuentes bibliográficas y gráficas en su literatura y se centra principalmente en los viajes de Cook y en el continente australiano.

     A toda persona de habla española le parecerá inaudito que en esta obra, en la cual no se han escatimado medios ilustrativos y de imprenta, no figure ni se incluya algún grabado de las muchas expediciones que envió España al océano Pacífico. [257] El lector quedará sorprendido al leer el título European vision and the South Pacific y no encontrar entre los europeos que navegaron aquellos mares a los numerosos marinos y exploradores españoles que surcaron las aguas del Pacífico desde su descubrimiento por Balboa en 1513.

     Hay que asumir que el autor Bernard Smith o desconoce la historia universal o el título dado a su obra no corresponde con lo tratado. De ser cierto que desconoce la historia universal, sería conveniente que alguien le tradujera la obra de Amancio Landín Descubrimientos españoles en el mar del Sur. En ella encontrará, desde Magallanes a Malaspina, toda una serie de marinos y exploradores del océano Pacífico, acompañada de abundante literatura, así como una hermosa cartografía de época y numerosos grabados desconocidos u olvidados por el profesor Smith. Creemos más bien que el título no se corresponde con las fuentes recogidas por el autor, a no ser que el profesor Smith no incluya como europeos a los navegantes hispanos.

     En estos últimos años estamos viendo cierta proliferación de libros en inglés sobre temas históricos, antropológicos, etnológicos, etc., que olvidan, bien de una manera inconsciente, por desconocimiento, bien de una forma deliberada los estudios y trabajos (manuscritos o impresos) publicados por autores de lengua española.

     Es triste que esta visión europea del Pacífico Sur se quede tuerta al no tener la versión inicial y experimentada de aquellos primeros marinos hispanos que ven relegados sus viajes y trabajos por otros que, aun teniendo gran valor histórico, fueron posteriores a los suyos.

F. MELLÉN     


DOUMENGE, François y Jean-Pierre (compil.): Le Pacifique, l'océan, ses rivages et ses îles / The Pacific, the ocean, its shores and islands. Collection Îles et Archipels, n.� 14, Centre de Recherches sur les Espaces Tropicaux (CRET), Institut Océanographique de Monaco, Burdeos, 1991, 509 pp.

     Este volumen contiene las actas del coloquio organizado, el 6 de noviembre de 1990, por la Fundación Singer-Polignac sobre �Treinta años de investigación científica francesa en el Pacífico: 1960-1990�. Consta de prefacio, prólogo e introducción del profesor D. DOUMENGE, escritos, como toda la obra, en francés e inglés.

     El trabajo está dividido en tres partes. En la primera se presentan los principales organismos científicos franceses relacionados con el Pacífico: participación francesa en los trabajos de la Pacific Science Association de 1960 a 1990; creación de diversas instituciones y programas científicos, como el Institut Français d'Océanie; L'École Pratique des Hautes Études y el Musée National d'Histoire Naturelle en Tahití; la Comisión de Energía Atómica (CEA) ha contribuido al conocimiento geográfico y biológico de las tierras y mares del Pacífico Sur; el Institut Français de Recherche pour l'exploitation de la mer (IFREMER); los Institutos franceses de estadística en el Pacífico; el Instituto Territorial de Investigaciones Médicas Louis Malardé en Papeete; la Maison Franco-Japonaise; la Société des Océanistes, y las diversas Asociaciones que tienen como centro Nueva Caledonia.

     La segunda parte presenta una gran bibliografía de trabajo publicados sobre el [258] Pacífico en revistas, tesis, boletines, etc., tanto en Francia como en sus dependencias de ultramar sobre ciencias físicas y biológicas, divididos de la siguiente forma: investigaciones en biología y geofísica; fondo del mar y corrientes marinas; oceanografía física e hidroclimatología; biología y ecología de los arrecifes de coral; el litoral pliocuaternario; la morfología litoral; hidrología; botánica, biología marina y zoología.

     La tercera parte abarca las ciencias humanas o sociales: prehistoria y arqueología; etnología y antropología sociocultural; lingüística; historia del Pacífico desde la llegada de los europeos; demografía; desarrollo agrícola; relaciones internacionales, política y geoestrategia del Pacífico Sur, y estudios sobre las pesquerías japonesas, sus procedimientos y técnicas.

     Esta obra es muy útil y debe completarse con la otra reseña que publicamos en este mismo número sobre las tesis.

JOSÉ LUIS PORRAS     


The Journal of Pacific History, vol. 26, núm. 2, diciembre, 1991, Australian National University, Canberra 1991, 376 pp.

     Volumen especial dedicado a Francia en el Pacífico, a su pasado, presente y futuro, y publicado con la ayuda financiera del Gobierno francés. Contiene dieciséis artículos sobre los siguientes temas: la política penal francesa y los orígenes de la presencia francesa en Nueva Caledonia; el impacto de la política administrativa colonial sobre las costumbres sociales locales en Tahití y Nueva Caledonia; la población en los territorios franceses del Pacífico; los trabajadores extranjeros en Nueva Caledonia; el sistema de las plantaciones y el método francés; la guerra de 1878-79 en Nueva Caledonia; emigrantes franceses en la costa occidental de Nueva Caledonia a fines del siglo XIX; conflictos en las Nuevas Hébridas en 1940; el Pacífico en la política de la Quinta República; la lengua francesa en el Pacífico; trabajos sobre separatismo, nacionalismo y política en Nueva Caledonia; pruebas nucleares; las religiones en Tahití, y, finalmente, una interesante bibliografía de monografías francesas sobre los territorios franceses del Pacífico, abarcando de 1984 a 1991. Se completa este número especial con una serie de mapas y comentarios sobre diferentes publicaciones.

     En resumen, creemos que se trata de un conjunto de trabajos muy interesantes, seleccionados de entre los que se presentaron en la conferencia internacional celebrada en Canberra, en diciembre de 1991, bajo el título de Francia en el Pacífico: pasado, presente, futuro, y que reflejan, principalmente, la preocupante situación que para los intereses franceses significa el actual estado de cosas en Nueva Caledonia.

JOSÉ LUIS PORRAS [259]     


The journal of Pacific history. Bibliografía 1991, vol. 26, núm. 3, diciembre 1991. Australian National University, Canberra.

     Esta prestigiosa revista ofrece cada año una bibliografía que incluye tesis doctorales, tesinas y otros trabajos universitarios, así como libros, artículos y capítulos de obras, siendo en todas ellas su denominador común el estar dedicadas al Pacífico.

     En el presente volumen figuran, en primer lugar, 134 tesis (incluyendo tesinas, etc.), la mayoría de ellas en lengua inglesa, seguidas por las escritas en francés y en alemán. Fueron presentadas en universidades de Europa, Estados Unidos y el Pacífico hasta principios de 1991. La lista que se ofrece no pretende tener carácter exhaustivo, y los propios editores solicitan más nombres y, en su caso, las aclaraciones que sean pertinentes sobre las que publica.

     De ellas 39 tratan de historia en general, 33 de religión, 31 de educación, 14 de antropología y prehistoria, 10 de medicina y siete de lingüística. En inglés están escritas 114, en francés 15 y en alemán cuatro.

     La segunda parte contiene 731 obras que desglosamos de la siguiente forma, destacando aquellas que hacen referencia a España, o que puedan tener un interés más directo para nuestros lectores.

     Obras de referencia. De las veinticuatro que se ofrecen, citamos: índice de los volúmenes 1-25 del Journal of Pacific History y la �Colección de mapas antiguos en la bibliotecas australianas�. Biografías: cinco obras. Asuntos de actualidad: cuatro. Historia general, económica, marítima y militar: 77, de las que destacamos �European expansion in the islands of the Pacific�, �Pedro Fernández de Quirós�, �The great era of Pacific exploration� y �El Pacífico español de Magallanes a Malaspina�, edición a cargo de Carlos MARTÍNEZ SHAW. Misiones y religiones del Pacífico: nueve. Prehistoria y Antropología: 40.

     A continuación enumeramos los trabajos de acuerdo con el área geográfica a que se refieren. Islas Chatham: una obra. Islas Cook: seis. Isla de Pascua: 32, dos de ellas de Francisco Mellén, �Una ma'eaika de las islas de Pascua� e �Historical summary of Merahi Metua notehamana�. Fidyi: 31. Polinesia francesa: 11. Hawaii: 137. Isla Henderson: una. Irian Jaya: 10. Islas Kermadec: una. Kiribati: siete. Isla de Lord Howe: una. Micronesia: 37, entre ellas las de Marjorie Driver, �An account of the islands of the Ladrones� y The Guam diary of naturalist Antonio de Pineda y Ramírez. Febrero 1972, y la de Francis X. Hezel, From conquest to colonization: Spain in the Mariana Islands 1690 to 1740; David North, �Spanish wreck reveals Marianas Link�; Pedro C. Sánchez: Guaham: the history of our island; Dale Willoughby, �Chamorro culture on Guam�. Nauru: dos. Nueva Caledonia: 46, con la de Denys Choffat, �Les premiers navires européens dans l'océan Pacifique-Est� y Françoise GRISCELLI, �De Magellan au Popaa: le nom du blanc dans le Pacifique�. Papúa-Nueva Guinea: 160. Pitcairn: una. Polinesia: dos. Samoa: 20. Islas Salomón: nueve. Tokelau: dos. Tonga: 29. Islas del estrecho de Torres: tres. Tuvalu: tres. Vanuatu: 12. Wallis y Futuna: tres.

     El volumen concluye con un índice alfabético de autores, y una serie de crónicas políticas sobre la situación en Nueva Caledonia, la economía en Fidyi, el sufragio universal en Samoa Occidental, y sobre las crisis de Papúa-Nueva Guinea entre 1990 y 1991.

JOSÉ LUIS PORRAS [260]     


ANGLEVIEL, F., CHARLEUX, M., COPPELL, W. G., y DOUMENGE, J.-P. (compil): Le Pacifique Sud. Bibliographie des thèses et mémoires / The South Pacific. A bibliography of the theses and dissertations. Colección Îles et Archipels, núm. 13. Editado en 1991 en Talence en el Centre de Recherche sur les Espaces Tropicaux (CRET) y el Centre d'Études Géographie Tropicale (CEGET), 276 pp.

     Jean-Pierre DOUMENGE explica, en el prólogo de esta obra, que las memorias y tesis universitarias sobre el océano Pacífico, sobre sus islas y sobre los pueblos que las habitan, son periódicamente reseñadas en publicaciones de diferente alcance.

     Así, en 1970 la Universidad Nacional de Australia publicó un World Catalogue of Theses on the Pacific Islands. En 1983, W. G. COPPELL, uno de los autores del volumen que estamos comentando, en colaboración con S. STRATIGOS, presentaron una Bibliography of Pacific islands theses and dissertations, editada conjuntamente por The Research School of Pacific Studies (ANU, Canberra) y The Institute for Polynesian Studies (Brigham Young University, Hawaii Campus). Estas dos obras tratan de ser lo más exhaustivas posibles, pero, según el doctor DOUMENGE, son muchas las dificultades para conseguir toda la información completa, no sólo por la diferencia de las lenguas en que están escritas, sino también por el gran número de países en los que se han redactado, pues no hay que hablar sólo del Pacífico y sus naciones, sino de las que existen en otras zonas aledañas y en Europa. Por estas razones, existe hoy en día tendencia a limitar el alcance de las publicaciones a objetivos más abarcables y más concretos, por ejemplo la obra Contribution française à la connaissance géographique des mers du Sud (publicada en la misma colección de la obra que estamos comentando), cuyos autores son F. DOUMENGE, A. HUETZ DE LEMPS Y O. CHAPUIS, y que fue presentada con motivo del Congreso de la Unión Geográfica Internacional celebrado en Sydney en 1988.

     El presente trabajo puede ser considerado como un complemento de la obra de COPPELL, por ello se enumeran sólo a partir de 1980, aunque incluye otras de los años setenta no mencionadas por COPPELL, así como unas pocas de las década de los sesenta con el fin de que el lector pueda tener una visión global de los temas que más le interesen.

     Habida cuenta de las dificultades que existen para recopilar información, se recogen sólo las obras referentes al Pacífico Sur o más exactamente a los países (Estados o territorios) miembros de la Comisión del Pacífico Sur (CPS), que abarca Melanesia, Micronesia y la mayor parte de Polinesia. No se incluyen ni Hawaii ni Nueva Zelanda, ya que estas zonas merecen un trabajo aparte, pero que enumeran las que de ellas tengan relación con otros archipiélagos de Oceanía. Se han eliminado una serie de trabajos que por su carácter específico y limitado sólo interesan a un reducido círculo de investigadores.

     Se citan cerca de tres mil obras de la siguiente manera: número de referencia; apellido y nombre del autor; título del trabajo; si se trata de tesis doctoral o de otro galardón, Universidad y año. Se indica si la obra está publicada, o, por el contrario, dónde puede consultarse. Hay un índice geográfico y otro temático, además se acompaña una lista de instituciones universitarias y de universidades citadas, así como una interesante referencia a las fuentes documentales utilizadas (publicaciones con repertorios de tesis de Francia, Gran Bretaña, Australia y Tasmania), Nueva Zelanda, Hawaii, Bélgica y Canadá. [261]

     Cerca del 20 % de los trabajos tratan sobre Papúa-Nueva Guinea, seguida por los referentes a Nueva Caledonia, Fidyi, Polinesia francesa, islas del Pacífico en general, oceanografía, Guam, Vanuatu, Samoa, Cook, etcétera.

     En cuanto a los temas las diferencias no son tan grandes como con las geográficas, y citamos los principales: religión (incluyendo sectas), botánica, educación, biología marítima, economía, etnografía, geografía, salud, zoología, emigración y otros asuntos con menor número de obras.

     En resumen, se trata de un valioso instrumento de investigación, complementario de otros y avance de los que vengan en el futuro. Los temas religiosos -incluyendo en este apartado la Biblia, el catolicismo, el cristianismo, la cultura, la educación, la enseñanza, la religión natural, etc.- son los que ocupan gran espacio. Es curioso observar que las tesis de literatura sobre Herman Melville y su novela Moby Dick son numerosas, así como las dedicadas a Robert Louis Stevenson y a Pierre Loti, aunque estas últimas en menor número.

     Los idiomas dominantes son el inglés y el francés, seguidos del alemán; hay una escrita en japonés y otra en ruso. Una treintena de ellas se refieren a la presencia hispana en el Pacífico: la educación en Guam durante el período español; los viajes españoles al suroeste del Pacífico; Tahití a fines del siglo XVIII, según Máximo Rodríguez; Malaspina en Tonga; historia de las islas de Pascua; la rebelión contra los españoles en Ponapé, y otras relacionadas con la actividad misional de España en aquellas regiones.

     Finalmente quisiéramos hacer una observación que, en realidad, es una sugerencia: las universidades españolas deberían facilitar una lista de las tesis, tesinas, memorias, etc., presentadas en los últimos treinta años más o menos y referentes al Pacífico, con el fin de hacer el oportuno repertorio que podía ser publicado en España, o enviar los datos a publicaciones extranjeras especializadas para que conste nuestra labor y, de esta forma, tenga la debida publicidad. Podemos adelantar, sin embargo, que este es uno de los inmediatos proyectos de la Asociación Española de Estudios del Pacífico y que esperamos pueda reflejarse pronto en nuestra revista.

JOSÉ LUIS PORRAS


DURANT, Stuart: La ornamentación (De la revolución industrial a nuestros días). Alianza Editorial, Madrid, 1991, 337 pp.

     Como bien definiría Herbert Read, �el ornamento como una necesidad psicológica�, el autor de este libro con magníficas ilustraciones expone el arte de la ornamentación y su implantación como tema de debate. El libro se divide en doce capítulos que estudia la clasificación, categoría o clases de ornamentación, tanto las composiciones geométricas como las inspiradas en los elementos de la naturaleza, y sobre todo la ideología expresada o el simbolismo que hay en ellas. Para Stuart Durant la palabra �ornamentos�tiene �cierta resonancia arcaica pero, al igual que la decoración misma, también está recuperando el favor perdido�.

     En el capítulo 8, titulado El primitivismo, el autor explica el concepto del arte �primitivo� como el arte de culturas preliterarias y remotas cuyo estudio se inició en el siglo XIX, en la época de las todavía poco desarrolladas antropología y etnología. [262] Asimismo estudia y analiza el arte polinésico, el de las costas del Pacífico, o el arte de los maoríes, etc., tanto su simbolismo como la repercusión en las corriente artísticas occidentales.

     Hay que destacar el estudio de las teorías o los libros de investigación que el autor cita y analiza. Se trata de los estudiosos como G. G. Zerffi, W. G. Collingwood, Ch. Wiener, Ch. Dresser, H. Bolfour o A. C. Hadelon, entre otros. En definitiva, el autor realiza un estudio crítico de los libros sobre el tema del arte primitivo y su ornamentación aportando los datos significativos e imprescindibles para la investigación. Y respecto a su conclusión sobre el impacto del arte y la decoración primitivas, dijo que la admiración por ellas aumentó a medida que avanzó el siglo XX. Y �los abanderados de la modernidad�, según el autor, �no tardaron en captar en ellos un mensaje antiacadémico o antihistoricista�. Respecto a su influjo, es indudable que existió o al menos fue reflejado en las obras literarias y artísticas de los artistas o literatos de fin del siglo XIX y principios del XX. Como diría el autor que �ciertamente, un buen número de pintores cayeron bajo su influjo. Las estatuas y las vasijas de Gauguin estaban influidas por el arte que había visto en Tahití...�.

    El libro de Stuart Durant nos ofrece, además de su visión y estudio crítico de los temas tratados, un amplio fondo bibliográfico y documental y sobre todo, las ilustraciones para un mejor análisis estilístico comparado.

SUE-HEE KIM     


IBÁÑEZ y GARCÍA, Luis de: History of the Marianas, Caroline, and Palau Islands. 1887. MARC Educational Series n.� 12, Guam Quincentennial Commision, University of Guam, Guam 1992. Trad. y notas de Marjorie G. Driver, 193 pp.

     Después de las traducciones de las obras de los Gobernadores Felipe de la Corte, y Francisco Olive, el Micronesian Area Research Center publica ahora la que escribió en 1887 el que fue Gobernador de las Marianas, el 17 de Agosto de 1871 al 24 de Marzo de 1873, Luis de Ibáñez.

     Marjorie G. Driver, miembro de la Asociación Española de Estudios del Pacífico y Directora del Departamento de Documentos Españoles del MARC, ha llevado a cabo un excelente trabajo, uno más de los muchos que lleva ya realizados, dando a conocer en versión inglesa los documentos más importantes del período español en la Micronesia.

     En el Prefacio, Driver explica las fuentes utilizadas por Ibáñez en la redacción de la obra, las características de algunos de los Capítulos y Apéndices; así como las circunstancias y antecedentes que decidieron su traducción. Un párrafo lo dedica a agradecer la ayuda recibida de diversas personas que le ayudaron a completar su trabajo, entre ellos los que colaboraron en la traducción de algunos textos de especial dificultad.

     Hay una interesante y documentada Introducción escrita por Richard J. Hitchman, para ambientar la época histórica en que Ibáñez redactó su obra y para dar una idea general a las características, intenciones y fines de las conquistas españolas en ultramar. [263]

     La obra de Ibáñez arranca con el descubrimiento del Mar del Sur por Núñez de Balboa en 1513 y las reclamaciones de Fernando el Católico en 1518. Luego el viaje de Magallanes, la expedición de Loaisa de 1524, la de Saavedra en 1527, y finalmente la de Legazpi en 1565.

     En los Capítulos 7 al 10, se tratan los disturbios y revueltas ocurridos en el Archipiélago, así como las causas de la disminución del número de sus habitantes, las costumbres y la organización social de éstos.

     En los Capítulos 11 al 29 se describen la división territorial de las Marianas, su clima, enfermedades y monumentos antiguos, y, principalmente, la detalladísima descripción de cada una de las islas que ocupa la mayor parte del libro.

     El Capítulo 30 da cuenta de algunos sucesos: una relación de víctimas españolas en manos de los indígenas; los naturales que acogieron bien a los españoles y, aquellos que fueron sus peores enemigos.

     El Capítulo 31 informa sobre los efectivos militares en Agaña y sobre la llegada del navío de guerra ruso Vitiaz al puerto de Apra. En el Capítulo 32 viene la lista de los Gobernadores de las Marianas desde 1668 a 1880. Y, por último, el 32 trata del descubrimiento de las Palaos.

     La obra concluye con 10 Apéndices sobre diversas cuestiones: las Molucas; la isla de Mactán, donde murió Magallanes; López de Legazpi; órdenes e instrucciones de Gobernadores; diálogos en lengua chamorro y española; buen gobierno de las islas, las Carolinas, etc...

     Por el breve resumen de la obra, se puede apreciar el extraordinario interés que tiene. Por esto es de agradecer el trabajo hecho por Marjorie Driver que rinde un magnífico servicio a los lectores de habla inglesa, y, principalmente, a los estudiosos de la Micronesia. Además un Glosario de términos y conceptos de imposible traducción al inglés, así como un utilísimo Indice onomástico completan esta magnífica traducción enriquecida también con numerosas y eruditas notas a pie de página. En la contraportada final aparece una foto del Tribunal que construyó Ibáñez en 1872, destruido en la guerra del Pacífico en 1944.

     Esta publicación está patrocinada también por la Comisión del Quinto Centenario de Guam, que utiliza un logotipo en el que figura una carabela española. Esta Comisión ha demostrado su deseo de participar estrechamente con España en las conmemoraciones de 1992.

JOSÉ LUIS PORRAS     


HAYNES, Douglas E., y WUERCH, William L.: Historical Survey of the Spanish Mission Sites on Guam (1669-1800). Micronesian Arca Research Center, University of Guam, Guam 1990, 22 pp.

     Los autores, profesores de la Biblioteca Robert F. Kennedy de la Universidad de Guam, explican en la introducción que su propósito es mostrar las pruebas escritas, cartográficas y pictóricas con significado arqueológico de las misiones españolas que existieron en Guam desde 1668 hasta 1800.

     Como se sabe, la isla de Guam -situada en el archipiélago de las Marianas- fue descubierta por Magallanes y Elcano en 1521, en la primera circunvalación del globo. En 1668, el beato Diego Luis de Sanvítores comenzó la evangelización de esta isla, que fue española hasta que pasó a Estados Unidos en 1898. [264]

     Este folleto es un estudio de documentación, no una historia de las misiones españolas, lo que explica su limitación. Se basa en los materiales existentes en el Micronesian Area Research Center (MARC) de la Universidad de Guam y se publica gracias a una subvención de la Historical Preservation Office, Department of Parks and Recreation, del Gobierno de Guam.

     Este estudio recoge información sobre los diecisiete lugares en los que hubo misiones españolas: Agaña -capital de la isla-, Agat, Ayraan, Fuuna, Inapsan, Inarajan, Mapupun, Merizo, Nisihan, Orote, Pagat, Pago, Pigpug, Ritidian, Tarague, Pepungan y Umatac. En cada caso, se señalan -muy brevemente- las principales fechas de la historia de la misión y las pruebas documentales.

     Los autores sacan la conclusión de que hubo tres períodos de construcción: de 1669 a 1675, de 1680 a 1681 y de 1679 a 1779. Los dos primeros se caracterizan por las construcciones de madera y palma; el tercero es el período de construcciones de piedra (Agat, Inarajan, Pago, Umatac y Merizo). En realidad, creo que los dos primeros podrían haberse reducido a uno solo.

     También indican Haynes y Wuerch el proceso de construcción de una misión: primero la iglesia, a continuación la casa de los sacerdotes, después la escuela y, por último, otros elementos, como el almacén. El estudio se ve completado con una bibliografía y tres mapas.

     Este trabajo, referido sólo a los siglos XVII y XVIII, sería mucho más interesante si se hubiera proyectado hasta el XIX y el XX. Comprendo la dificultad de estudiar nuevos lugares de asentamiento de misiones españolas en el siglo pasado, pero al menos podían haber explicado qué queda en la actualidad de esas misiones fundadas antes de 1800. Que yo sepa, al menos tres misiones españolas mencionadas en este estudio tienen alguna continuidad en la actualidad. En Umatac quedan las ruinas de la iglesia española de San Dionisio, que estaban comidas por la vegetación cuando estuve allí en 1985. Los autores sólo se refieren a ellas de pasada. En Merizo quedan el convento, que es la vivienda más antigua que todavía está en uso en Guam, y el campanario, ambos del siglo XIX. En Agaña, en el mismo lugar donde estuvo la misión española, junto a la Plaza de España (llamada así, en español, todavía hoy), se construyó la catedral que conserva su nombre español: Dulce Nombre de María.

     También se echan en falta algunas fotos (por ejemplo de las ruinas de Umatac) y grabados de las expediciones del siglo XIX, si bien la cubierta del folleto es un grabado de la iglesia de Umatac.

     El estudio, con muchas citas a pie de página, está muy bien documentado, lo que refleja la gran cantidad de información que existe en la colección de documentos españoles del MARC, gracias a la continuada labor de su encargada, la prestigiosa profesora Marjorie Driver, a quien los autores no citan.

     Un trabajo, pues, interesante y útil, que representa una importante aportación al conocimiento de la historia de la evangelización de Guam. Esperemos que los autores continúen sus investigaciones y pronto tengamos mayores datos sobre las misiones españolas, porque este folleto resulta excesivamente escueto.

RAFAEL RODRÍGUEZ-PONGA [265]     


BAHN, Paul, y FLENLEY, John (1992): Easter Island. Earth Island. Lleva como subtítulo: A message from our past for the future of our planet. 240 pp. y 200 ilustraciones, 15 en color. Thames and Hudson Ltd, Londres.

     Este libro es uno de aquellos que deliberadamente no incluyen en la bibliografía las fuentes españolas, a pesar de citar en varias páginas la presencia de González de Haedo y sus compañeros en la isla de Pascua, durante su estancia en 1770.

     Recoge los datos de los marinos españoles en otros autores, que a su vez transcriben y citan los manuscritos y documentos originales de dichos marinos, pero desgraciadamente Paul Bahn no debe considerar oportuno anotar las fuentes primeras y originales. Debido a ello, y basándose en traducciones erróneas, escribe entre otras cosas que los españoles vieron en isla de Pascua las guindillas (chile pepper), cuando no hay documento alguno que cite tal planta. En la referencia del plátano �guineo�, es una expresión que se aplica a una variedad de plátano de fruto pequeño y sabor agradable, y en nada tiene que ver con lo que él anota en el libro.

     Dejando estos pequeños fallos, es un libro que desenmascara la teoría romántica de Heyerdahl de la presencia de una presunta cultura andina en Pascua, masacrada después por la migración o migraciones polinésicas. Actualmente, podemos decir por los estudios arqueológicos, etnológicos, filológicos, etc., que el origen de los pascuences es polinésico, como perfectamente explica en varios capítulos. El palinólogo Flenley presenta unos didácticos diagramas de la vegetación del Rano Kau, desde el año 950 a 1980, pero echamos en falta un diagrama de análisis del polen de superficie de la isla, para su estudio comparativo. Flenley profundiza su trabajo con el tema de la palmera Jubaea chilensis.

     El libro incluye en diferentes capítulos aportaciones de diversos especialistas en temas de los moái, petroglifos de Orongo, plataformas ceremoniales, etc., añadiendo un capítulo al estudio demográfico de la población pascuense, relacionado con su alimentación y comparativamente con la del resto del planeta Tierra. La lección de isla de Pascua puede servir, y así lo señaló Cousteau, como ejemplo de lo que puede ocurrirle al planeta terrestre por exceso de población y carencia de alimentos.

F. MELLÉN     


SCOTT, WILLIAM HENRY: Slavery in the Spanish Philippines. De La Salle University Press, Manila 1991, 78 pp.

     Un terna que no cuenta con numerosos estudios, y que ha resultado controvertido entre los escaso historiadores que lo han tratado es el de la imposición por los españoles de la esclavitud en Filipinas bajo el sistema colonial; trabajos que se han centrado principalmente, por un lado, en sus características esenciales: el derecho y la práctica, y por otro, en el período que estuvo vigente, en especial, el siglo XVII.

     Esta breve obra de W. H. Scott, misionero de la Episcopal Church con treinta [266] años de experiencia docente sobre la historia de las islas Filipinas, es de gran interés y utilidad, ya que reúne, revisa y actualiza el tema, al mismo tiempo que expone la cuestión en conjunto y desde una perspectiva histórica amplia, a lo largo de los siete capítulos que componen el trabajo.

     Tras una sucinta Introducción, en la que plantea el interés del tema, en el capítulo 1 estudia el sistema de esclavitud adoptado por España para las Indias: su legitimidad y características, desde comienzos del siglo XVI, y su práctica durante los siglos modernos siguientes. La esclavitud en Filipinas es analizada en el capítulo 2, con sus aspectos particulares y peculiaridades, especialmente en la última parte del siglo XVI. En el capítulo 3 trata sobre el derecho y la práctica de la esclavitud en Filipinas desde el tratado firmado por Legazpi en 1565 y la ocupación de Luzón que creó la situación de esclavitud entre parte de la población filipina, contra lo que se alzaron algunas voces, especialmente de misioneros. Pero en la práctica, la esclavitud filipina se estableció como una institución legal bajo el sistema colonial español, aunque el número de esclavos fue reducido.

     Ante la opinión contraria y las limitaciones a la esclavitud filipina, los españoles introducen esclavos en Filipinas procedentes de otros lugares, lo que es estudiado en el capítulo 4 al tratar sobre la esclavitud española en Filipinas. Estos esclavos no filipinos procedían de los mercados portugueses en África, India, Malaca y las Molucas, llegando al archipiélago a lo largo del siglo XVII, aunque este sistema no sustituyó totalmente a la esclavitud filipina. En 1681 el Dr. Lorenzo Esteban de la Fuente, fiscal real, llegó a Manila con un nuevo decreto sobre la esclavitud, suprimiéndola en el archipiélago, y promulgándose una resolución en 1682 que declaraba libres a los esclavos en Filipinas, lo que es analizado en el capítulo 5: el informe sobre la esclavitud de 1684. Continuando en el capítulo 6 al tratar sobre la lucha contra la esclavitud en Filipinas a finales del siglo XVII.

     El fin de la esclavitud en Filipinas es estudiado en el capítulo 7: desde 1692 está llegando este sistema a su término, que continúa con sucesivas liberaciones durante la primera mitad del siglo XVIII, hasta su desaparición final, que es total en el siglo XIX, lo que coincide con las nuevas condiciones económicas impuestas por la industrialización occidental; y este proceso se produce al tiempo que se va registrando la abolición de la esclavitud por España: en 1817 la firma del tratado con Gran Bretaña suprimiendo la trata, en 1873 la abolición en Puerto Rico y en 1886 en Cuba, si bien ninguna de esta legislación afectó a Filipinas, que vivió un proceso paralelo pero claramente diferenciado.

     En las últimas páginas del libro se recoge una amplia relación de notas y de referencias bibliográficas y de fuentes.

J. U. MARTÍNEZ CARRERAS     


DÍAZ TRECHUELO, Lourdes: Cristóbal Colón. Ediciones Palabra, Madrid 1992. 224 pp.

     El largo y fecundo magisterio de Lourdes Díaz-Trechuelo parece que se ha concentrado en esta obra, ofreciendo una admirable biografía del primer almirante de la mar océana.

     Cristóbal Colón forma parte de esa serie de controvertidos personajes, de renombre universal, sujetos pasivos de apasionados polémicas, cuyas dimensiones no [267] siempre están dentro de cauces estrictamente históricos, pues, frecuentemente, se desbordan hacia posiciones nacionalistas, políticas, religiosas, etc., originando, la mayor parte de las veces, una gran desorientación entre los lectores no especializados en el tema.

     Para hacer frente a esa avalancha de noticias, de informaciones partidistas y ciertamente tendenciosas, y de opiniones sin rigor ni fundamentos documentales, aparece este trabajo de Díaz-Trechuelo precisamente en este año de 1992, cuando tantas cosas increíbles se oyen en torno al V Centenario (hecho que López de Gómara calificó como el más importante de la Historia después de la encarnación del Hijo de Dios). A este tenor, la autora se ufana de utilizar el término tradicional de Descubrimiento, y no el de �encuentro�, en definitiva sinónimo del primero -véase el Diccionario de la Real Academia Española y que refleja una actitud vergonzante y, a nuestro juicio, cargada de resentimientos y de inconfesables complejos.

     El libro se basa en las fuentes historiográficas y en las obras de los mejores especialistas de nuestro siglo en temas colombinos, dibujando, a su vez, algunos rasgos de la España del descubrimiento con los personajes que formaron el entorno de Colón, sin hacer apología ni ataques, sino exponiendo las circunstancias históricas y los hechos sin aplicar criterios del siglo XX a cosas que ocurrieron en el XV y XVI.

     Como introducción y base de su estudio, Díaz-Trechuelo nos resume: las navegaciones de la Antigüedad y la Edad Media; los viajes terrestres medievales; las exploraciones en el Atlántico; la arquitectura naval; la orientación en el mar, y las fuentes históricas del descubrimiento, es decir, los autores que narraron los hechos ocurridos.

     Según los datos disponibles, la autora nos aclara diversos aspectos y circunstancias de la vida de Colón que hasta ahora habían dado origen a controvertidas polémicas: su lugar de nacimiento; su posible ascendencia judía por línea materna; sus primeras navegaciones; la génesis de su proyecto descubridor; el tema del pre-descubrimiento de América y su conocimiento por el almirante; su proyecto de llegar a Cipango y Catay; sus errores de cálculo y los libros en los que se basó; las Capitulaciones; las ayudas que recibió; sus problemas y dificultades; la ayuda de los Reyes Católicos y el asunto de las joyas de la reina Isabel; las circunstancias de sus viajes; sus privilegios; su grandeza como marino y sus enormes fallos como gobernante; su interés por el comercio de esclavos y su rechazo por los Reyes; el descubrimiento del continente americano; su cuarto y último viaje en busca del paso hacia Japón, China y la Especiería, y, finalmente, su fallecimiento y el problema sobre el lugar en que reposan sus restos mortales.

     A través de esta obra quedan aclaradas muchas cuestiones, especialmente una que ha sido utilizada como argumento para presentar a Colón como una víctima de los Reyes Católicos: nada más falso ni más alejado de la realidad histórica, como se demuestra por el probado afecto de los monarcas hacia él y por su devoción hacia ellos.

     Es un placer leer esta obra, de estilo sencillo y claro pero muy denso de contenido. En realidad se trata de una especie de magistral acta notarial por la que la doctora Díaz-Trechuelo certifica, con su autoridad, lo bueno y lo menos bueno en la vida de Colón, la verdad y lo falso de los sucesos en los que intervino.

JOSÉ LUIS PORRAS [268]     


MAUFFRET, IVON: Yo, Magallanes, Caballero Portugués, Capitán de Su Magestad el Rey de España, que quiso dar la vuelta al mundo. Anaya, Madrid 1991. Trad. de M. Martínez Solimán, 119 pp., 2.� edición.

     La colección Yo, Memorias, presenta una serie de biografías en las que sus personajes hablan en primera persona, relatando sus propias vidas y especialmente el hecho histórico por el que han pasado a la posteridad.

     La presente obra trata sobre Magallanes, y el autor pone en boca del navegante la narración de su propia vida, más concretamente de los proyectos, avatares y circunstancias del viaje que le llevó, a través del estrecho que lleva su nombre y del océano Pacífico, a morir en la isla de Mactán, en Filipinas.

     Basándose en conocidas biografías y también en el diario de Pigafetta, se nos ofrece esta pequeña biografía con rigor documental aunque, lógicamente, con una cierta dosis de imaginación, tratando de interpretar el pensamiento de Magallanes ante los acontecimientos que iban ocurriendo. Sin embargo, el autor se ciñe bastante a la verdad histórica aunque, como ocurre con la mayoría de los autores extranjeros, glorifique en exceso al navegante a costa de sus compañeros de viaje.

     Hay algunos errores, si bien de menor importancia; uno de ellos, que se repite con frecuencia en muchos autores especialmente en traductores, es el de confundir la ciudad de Calicut en el golpe índico con Calcuta, en el golfo de Bengala.

JOSÉ LUIS PORRAS     


RODRÍGUEZ, Isacio, y ÁLVAREZ, Jesús: Andrés Urdaneta, agustino. En carreta sobre el Pacífico. Editorial Estudio Agustiniano, Valladolid 1992. 231 pp.

     Incomprensiblemente sólo cuatro biografías importantes habían sido publicadas, hasta ahora, sobre esta insigne personalidad de la historia de España: Urdaneta, el conquistador de los espacios del océano Pacífico, de José de Arteche; Monje y marino. La vida y los tiempos de fray Andrés de Urdaneta, de Mariano Cuevas; la de Fermín de Uncilla, Urdaneta y la conquista de Filipinas. Estudio histórico, y, finalmente, Andrés de Urdaneta, de Leoncio Cabrero. Sin embargo, tanto sus relaciones, cartas y otros documentos figuran en distintas obras y colecciones documentales, y, en especial, de forma completa y acabada en el volumen XIII de la monumental historia de Isacio RODRÍGUEZ, Historia de la provincia agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas.

     A tenor de estos antecedentes, hay que dar la bienvenida a esta nueva biografía, copiosamente documentada pero sin notas, ya que las noticias y datos figuran en el propio texto del relato indicándose siempre la fuente de origen. Este método facilita grandemente la lectura de la obra, sin que esta, por otra parte, pierda nada de su rigor científico.

     La narración arranca de la amistad del ya veterano Elcano con el joven Urdaneta y de la protección y ayuda que éste recibió del hombre que había dado la primera vuelta al mundo. Se relata el viaje de García de Loaysa, segunda travesía del Pacífico, su muerte y también, pocos días después la de Elcano que había tomado el mando de la expedición, y, sobre todo, se va haciendo hincapié en los conocimientos y experiencia que Urdaneta iba adquiriendo y que serían decisivos para el viaje que años más tarde realizaría bajo el mando de López de Legazpi. [269]

     La expedición de Loaysa si bien debe ser calificada como desafortunada, tuvo, sin embargo, beneficiosas consecuencias históricas no sólo por un mejor conocimiento de las rutas de la mar del Sur, sino por el acopio de noticias que, gracias principalmente a Urdaneta, se obtuvieron sobre las islas Marianas debidas a las informaciones dadas por Gonzalo de Vigo, un superviviente de la expedición de Magallanes que se había quedado en dicho archipiélago. Además, las relaciones de Urdaneta fueron fundamentales para el conocimiento de la situación en las Molucas y para valorar la tirantez existente entre portugueses y españoles. Igualmente sus informes en la corte tuvieron una gran importancia, pues, años más tarde, fue el propio monarca quien lo eligió como la persona más adecuada para encontrar la ruta del tornaviaje.

     La vida de Urdaneta fue intensa. En esta biografía se destaca la pasión que puso en todas sus empresas, pues supo ser soldado, capitán, cosmógrafo y fraile, dando todo lo que tenía de sí. Precisamente esta fuerte personalidad ha dado motivo a que ciertos episodios de su vida, muchos de ellos relevantes, hayan quedado algo oscurecidos, ya que algunos de sus contemporáneos no informaron adecuadamente de sucesos en los que él tomó parte principal pero que, por ese motivo, fueron prácticamente silenciados por los testigos. De estos puntos algo conflictivos, trata también la presente obra aclarándolos y poniéndolos en su justo término. Como ejemplo de esto último está la posición que Urdaneta, junto con los demás agustinos, tomó cuando Legazpi leyó en alta mar las instrucciones que había recibido de la Audiencia de Méjico, y en las que se le ordenaba tomar el rumbo hacia las Filipinas en lugar de hacia Nueva Guinea, pues debemos recordar que según los cálculos de Urdaneta las islas del Poniente caían en la demarcación de Portugal.

     En fin, muchos otros aspectos de su biografía quedan expuestos documentalmente en esta obra, mediante una narración evocadora, llena de fuerza y colorido, de dramatismo y de riesgo; en suma, una de esas vidas que abundaron en aquellos tiempos.

JOSÉ LUIS PORRAS     


Varios autores: Spain and the Moluccas. Galleons around the World. Ministerio de Turismo, Correos y Telecomunicaciones de la República de Indonesia - Embajada de España en Yakarta - AMPER, Ltd., Yakarta 1992, 126 pp.

     La presencia histórica española en lo que hoy es Indonesia, y concretamente en las Molucas, fue relativamente breve, pero suficientemente intensa y llena de acontecimientos como para interesar repetidamente a los historiadores y demás estudiosos, y no sólo a los indonesios, españoles y portugueses, sino también a los holandeses y anglosajones. Esta presencia se prolonga durante más de un siglo -si incluimos los años en que Portugal y sus posesiones estuvieron bajo dominio español-.

     Una nueva aportación a la no muy abundante bibliografía sobre el papel de España en las Molucas la constituye la obra que reseñamos.

     En ella han participado el gobierno indonesio y la Embajada de España en Yakarta, y ha sido financiada por la empresa de telecomunicaciones AMPER, [270] Ltd. Los autores son conocidos estudiosos españoles, José Luis Porras, Antonio García-Abásolo, y Rafael Rodríguez-Ponga (los tres miembros de la Asociación Española de Estudios del Pacífico); y en ella ha colaborado también el experto indonesio Des Alwi, y se han incluido algunos textos de Ricardo de La Cierva, ya publicados en otros lugares.

     La obra, ya lo hemos dicho, se centra en la presencia española en las Molucas. Pero es más que eso. Es también un repaso de la atracción europea por el Oriente, del interés por las especias y el control de su comercio y de sus lugares de producción y de las rutas que hasta ellos conducían, como se explica en los tres capítulos iniciales: �Galeones alrededor del mundo�, �Colón: la búsqueda de la Especiería� y �Elcano: la primera circunnavegación del globo�.

     La llegada de los españoles a las islas y la competencia con Portugal por su control, la relación con los Estados locales -Tidore, Ternate, Gilolo, etc.-, la retirada española, centran el cuarto capítulo, �La presencia hispana en las Molucas�.

     En �La historia posterior� se describe la segunda etapa de la presencia de España en las Molucas -cuando los españoles estaban ya instalados en Filipinas-, derivada de la anexión de Portugal por España; la primera competencia con los holandeses; la desgraciada expedición de Dasmariñas, la alianza con Tidore, la guerra con Ternate, y los últimos momentos de España en ese área en la década de los 60 del siglo XVII.

     La obra termina con el capítulo �Algo más que vestigios�, donde se repasa lo que queda de la influencia española en las Molucas, en el terreno lingüístico -la influencia del castellano y del portugués, la formación de lenguas criollas, etc.-; en el religioso, con la actividad misionera de san Francisco Javier y el pequeño número de católicos (aproximadamente un 5,5 por ciento de la población moluqueña) que subsiste hoy día; los documentos escritos existentes, etc.

     Completa la obra un gran número de fotografías, la mayoría de las cuales se debe a Sira Sebastián de Erice.

C. A. CARANCI     


Varios: Expediciones a la Costa Noroeste, Historia 16, Madrid 1991, Crónicas de América, n.� 67; edic. de F. Monge y M. del Olmo; 237 págs.

     En el siglo XVIII los viajes marítimos de los españoles tienen un carácter marcadamente diferente de los de los siglos anteriores. Ahora, con los Borbones, no se trata ya tanto de �descubrir� y anexionar nuevas tierras, como de defender lo que se tiene, evitar que otras potencias pongan en peligro las colonias y su economía. Además, dentro del espíritu del siglo, y junto al aspecto político, económico y militar hay un factor que podemos llamar científico, por lo general complemento y a veces casi mero pretexto de las expediciones, como hacen, por otro lado, potencias como Francia, Rusia y, en especial, Gran Bretaña.

     Los viajes por el Pacífico, a partir de la América española, fueron impulsados sobre todo por los virreyes de Perú y Nueva España. Las expediciones son numerosas y cubren una enorme extensión de Oceanía (archipiélagos de Melanesia, [271] Micronesia, Polinesia, Australia, etc.) y también del Pacífico asiático (Filipinas) y americano, con nombres, por citar sólo a algunos, como González de Haedo, Bonechea, Gálvez, Mourelle de la Rúa, Malaspina, Bustamante, etc.

     Precisamente el Pacífico americano es la meta de varias expediciones en la segunda mitad del siglo, y sobre éstas trata el libro que comentamos.

     Se trata de las expediciones a lo largo de las costas noroccidentales de lo que hoy son México, Estados Unidos, Canadá y Alaska. Están destinadas a contrapesar o contrarrestar la expansión zarista desde Alaska hacia el sur, y a adelantarse a los planes de Cook sobre el noroeste americano. Así, los barcos españoles visitarán las Californias, Oregón, el estado de Washington, la costa canadiense y Alaska meridional, y entran en contacto con muchas de las numerosísimas poblaciones que habitaban estas vastas regiones, cuyos accidentes rebautizarán con nombres españoles, bastantes de los cuales subsisten todavía.

     El primer texto narra las vicisitudes de la expedición de Arteaga y De la Bodega y Cuadra, en la que iba el gallego Mourelle de la Rúa. Este escribirá una interesante relación, Los acaecimientos en el Puerto de Bucareli (4 de mayo al 1 de julio de 1779), con la descripción de la bahía de Bucareli (hoy Point Grenville, en el estado de Washington, en Estados Unidos), de los tlingit klawat y otros habitantes de la zona, las dificultades de contacto con los indios, etc.

     El segundo texto es el Diario de Tomás de Suria en su viaje a la costa noreste con la expedición Malaspina (1789-1794). Suria, dibujante, quizá madrileño, que formaba parte de la expedición de Malaspina, nos describe -a la obra le falta una parte- el episodio de Puerto Mulgrave, las relaciones con los indios tlingit yakutat, las querellas entre los españoles, dando una visión no oficial y espontánea. A ello se añaden sus dibujos, realistas, sobre los indios de la región (incluidos en esta obra).

     El tercer texto es Descripción física de las costas del Noroeste de la América o visitadas por nosotros, o por los navegantes anteriores, de Alessandro Malaspina, el toscano de Mulasso al servicio de España. Entre 1789 y 1794, durante cinco años, llevó a cabo una de las más importantes expediciones del siglo y la más importante de las patrocinadas por los españoles en el siglo XVIII. Se trató de un viaje político-científico que recorrió la costa americana desde Uruguay hasta Alaska (y luego, a través del Pacífico, alcanzó las Filipinas, China, Australia, y varios archipiélagos polinesios y micronesios...). En el texto se incluye la parte de la expedición referida a la costa noroeste americana, desde el norte del estrecho de Juan de Fuca, entre Estados Unidos y la isla canadiense de Vancouver, y la porción más meridional (y estrecha) de Alaska, cuando buscaba el paso del noroeste.

C. A. CARANCI     


RODRÍGUEZ, Máximo: Españoles en Tahití, Historia 16, Madrid 1992, Crónicas de América, n.� 69, 231 pp., edición de Francisco Mellén.

     Los viajes de británicos y franceses por el Pacífico en el siglo XVIII han acaparado la atención de los historiadores, por su importancia objetiva -piénsese en los viajes de Cook, de Bougainville y otros- y por la no injusta pero muy grande [272] y exclusivista valoración que de ellos se hizo y hace. No ocurre lo mismo con los viajes de otros países, en concreto con los de España.

     Las expediciones de los españoles (y extranjeros al servicio de España) por el Pacífico no tienen, en conjunto, la transcendencia de las de Francia y Gran Bretaña. Sin embargo, no son de importancia menor, y algunos de estos viajes por las costas americanas del Pacífico, y a través de este océano, tienen un puesto importante en la historia -como los de Malaspina-.

     Entre estos viajes dieciochescos de los españoles tienen especial relieve los organizados por el virrey del Perú Amat, en el último tercio del siglo. Se trata, como otros del mismo período, de viajes político-científicos, en competencia con Francia y Gran Bretaña, en los que destacan nombres como los de Bonechea, González de Haedo, Gálvez, Mourelle de la Rúa, Malaspina y otros.

     Con los viajes a través del Pacífico se trata de tomar contacto con la isla polinesia de Pascua y establecer en ella una colonia. Pero ante las noticias del interés británico por Tahití -que Cook había visitado en 1769- los españoles deciden adelantarse a éste y establecer en esta otra isla, también polinesia, una colonia.

     Esta es la finalidad de los viajes de Bonechea, en los que aparece, como personaje aparentemente secundario, pero de inesperada importancia real, el peruano Máximo Rodríguez.

     En 1772-73 Bonechea realiza su primer viaje a Tahití (relatado en los diarios del propio Bonechea y de Hervé y Amich), en el que aparece ya como soldado Máximo Rodríguez, que inicia aquí sus servicios y su fructífera relación con los tahitianos.

     En 1774-75 se organiza la segunda expedición de Bonechea, en la que gracias a su experiencia anterior también participa Rodríguez, ahora en calidad de intérprete.

     De esta segunda expedición el peruano nos ha dejado una interesante relación, cuya edición ha corrido a cargo de un experto en Polinesia y en las expediciones españolas, autor de la excelente introducción y de las notas.

     En esta segunda expedición los españoles desean establecer una colonia en Tahití, en la que se incluyen algunos misioneros. Máximo convivirá con los isleños y tratará de que las relaciones con ellos sean las mejores posibles.

     Máximo no es un hombre culto, es un soldado, luego nombrado alabardero y más tarde alférez de infantería. Pero va a demostrar en sus escritos grandes dotes de observación, ayudado por su conocimiento del tahitiano (es coautor de un Diccionario español-tahitiano, y de otros textos, al parecer perdidos), un gran sentido común, y una aceptable capacidad de comprensión, pese a ser europeo, hacia el modo de vida polinesio.

     El Diario, que cubre un espacio de tiempo que va del 15 de diciembre de 1774 al 12 de diciembre de 1775, es la primera relación de un europeo sobre Tahití. En ella describe la llegada a la isla, el trato con los isleños, la actitud indecisa y pasiva de los misioneros, las relaciones con dos gobernantes locales, Vehiatua y Tu, que facilitaron las relaciones de los españoles con los tahitianos, contribuyendo a que aquéllos aceptaran, por las capitulaciones de Tautira, una soberanía española más o menos comprendida y más o menos nominal. Se describe asimismo el establecimiento de los españoles, el levantamiento de planos, el reconocimiento de la isla y de otras próximas. Máximo recopilará también diversos objetos de los autóctonos, entre ellos un umete o batea, regalo de Tu, de piedra negra. El umete conocerá [273] diversos avatares hasta su última ubicación en el actual Museo Etnológico de Madrid.

     El Diario de Rodríguez tuvo también diversos avatares: hay una versión de Corney, una traducción francesa y, ahora, la edición de Mellén, que puede considerarse definitiva.

C. A. CARANCI     


FERNÁNDEZ-SHAW, Carlos: Antonio Arrom de Ayala, primer cónsul de España en Australia (1853-1859), y su esposa Cecilia Böhl de Faber, �Fernán Caballero�. Ministerio de Asuntos Exteriores, Madrid 1988, 119 pp.

     La publicación de esta obra debe incluirse como una aportación más de España a la conmemoración del bicentenario de la fundación de la colonia de Nueva Gales de Sur y del inicio de la historia de lo que hoy es el Commonwealth australiano.

     Tercer marido de Fernán Caballero y a la sombra de su ilustre esposa, es indudable que Arrom de Ayala ha pasado prácticamente desapercibido para biógrafos y estudiosos de la obra de la famosa escritora. Sin embargo este trabajo nos demuestra, con palabras de su autor, que: �... Arrom fue nombrado cónsul gracias, en gran medida, a las gestiones de su mujer, y ésta llegó a ser Fernán Caballero en buena parte debido a la colaboración de su media naranja. De tal manera que cabría afirmar que sin la celebración de la coyunda, la esposa no habría alcanzado la celebridad literaria, y el esposo no se hubiera desplazado hasta las alejadas tierras de Oceanía.� Por todo esto, el esfuerzo de Fernández-Shaw queda justificado como aportación a la historia literario-diplomática de España, y, al mismo tiempo, como homenaje a la tarea pionera de nuestro primer representante en Australia, cuando hoy en día es creciente el interés mundial por el área del Pacífico.

     Se exponen, en primer lugar, los datos más sobresalientes de la vida de cada uno de los personajes hasta la celebración de la boda. A continuación, el autor se ocupa de los años de la vida conyugal, los preparativos del viaje a Australia, el desarrollo de la misión en la colonia y el fin de ella coincidente con la muerte de Arrom. Los perfiles de ambas biografías están muy bien trazados, tanto las vicisitudes de doña Cecilia en sus primeras bodas y en sus dificultades familiares y psicológicas, como la personalidad de nuestro cónsul y sus problemas de salud.

     Asimismo es muy interesante el examen de las razones que condujeron al matrimonio, teniendo en cuenta la sensible diferencia de edad, pues ella tenía dieciocho años más que él. De todas formas, cualquiera que fueran los motivos es indudable que la pareja se compenetró, influyéndose mutuamente. Precisamente, Antonio tuvo un papel primordial en la voluntad de su esposa para animarla a publicar sus escritos, e incluso en la elección de su seudónimo. Ella, por su parte, fue factor decisivo en la elección de su marido como cónsul en Australia.

     De forma detallada se nos van ofreciendo todos los pasos que se siguieron para el deseado nombramiento, pues la situación económica de la pareja era bastante mala y sólo aquel puesto oficial podría solucionarla. Las relaciones de Arrom con casas comerciales de Cádiz e Inglaterra, y las de ella con influyentes personajes de la aristocracia, concluyeron en la creación del Consulado de España en Sydney con fecha 24 de octubre de 1853. [274]

     El 1 de enero de 1855 Antonio tomó posesión de su cargo, y a partir de ese momento envió a su Ministerio una serie de comunicaciones que, dada su poca afición epistolar, pueden calificarse de escasas. Esto es lamentable, pues se conservan muy pocos documentos en el Ministerio sobre sus impresiones australianas, y es una pena que, hasta la fecha, no se haya encontrado la colección de sus cartas a Cecilia, en las que, sin duda, le relataría detalles de su vida en aquellas regiones. Por cierto que, con el fin de que los ingresos de Arrom fueran más altos, su esposa continuó haciendo gestiones para conseguirle otros Consulados de algunas otras naciones que no fueran incompatibles con el que ya tenía.

     Dada la parquedad de documentaciones existentes, Fernández-Shaw ha hecho un meritorio esfuerzo para ir recopilando, de diversas fuentes, impresiones, proyectos, sugerencias, etc., que nos puedan ayudar a tener una idea de la Australia de aquellos momentos. Resumimos pues una serie de aspectos: hermosura del país, del clima y de Sydney; la buena acogida que recibió; lo caro de sus precios, su creciente importancia comercial; la enorme inmigración, a la que deseaba se uniesen los españoles, pues �estas colonias son saludables y ricas�. Estas impresiones nos han llegado a través de la correspondencia de su esposa con terceras personas.

     Respecto a sus informes oficiales, también resumimos seguidamente: elogios al puerto de Sydney, �uno de los mejores del mundo�; noticias mercantiles; falta de noticias de España; necesidad de fortalecer las relaciones comerciales con el envío de productos españoles, especialmente desde Filipinas; detalla unas cuantas mercancías que, a su juicio, podrían constituir objeto de comercio en un sentido o en otro, tales como oro, madera, tabacos y carbón. Igualmente se dirigió al capitán general de Filipinas, tratando sobre la necesidad de que fueran barcos españoles los que llevasen a cabo el comercio, evitando navíos con pabellón extranjero.

     El tema migratorio fue uno de los que más atrajo su atención, y pensaba que Australia era un magnífico destino para los excedentes de mano de obra o escasez de demanda en España, sin embargo esta sugerencia encontró la oposición del Gobierno español, pues se consideró más lógico y necesario que los súbditos españoles que quisieran emigrar lo hicieran a Cuba, Puerto Rico y Filipinas, aunque se le dieron instrucciones para que ayudase en todo a los españoles que llegasen allí.

     Se reseña también la poca fortuna de Arrom en sus negocios particulares en Australia, lo mismo que le había sucedido en España. Sirva como disculpa que era un hombre bueno, caballeroso, pero confiado hasta la ingenuidad. Todo ello lo relata minuciosamente el autor. Finalmente se nos narra su viaje a España, pues había solicitado un permiso oficial de doce meses, su suicidio en Londres y todos los detalles y circunstancias de su muerte, con el efecto que ello produjo en su esposa. Termina la obra con los últimos años de Fernán Caballero y con la serie de incógnitas de su testamento en lo que se refiere a su tercer esposo.

     Realmente hay que felicitar al embajador Fernández-Shaw, que lo fue en Australia durante varios años, por este magnífico trabajo. Ya hemos adelantado que uno de sus méritos principales es haberlo llevado a cabo con una falta de medios documentales que nos atreveríamos a calificar de asombrosa, sin embargo lo ha hecho sin especulaciones, sino ateniéndose a los datos disponibles, abriendo la puerta a otros investigadores que en el futuro puedan encontrar más noticias y aclarar los puntos todavía oscuros de la vida de Arrom. Creemos que esto sería una obra de justicia y de caridad con el primer representante de España en aquella lejana tierra.

JOSÉ LUIS PORRAS [275]     


VAN TILBURG, Jo Anne: HMS Topaze on Easter Island. N.� 73 de Occasional Paper (1992) del British Museum, Department of Ethnography. Lleva por subtítulo: Hoa Hakananai'a and five other museum sculptures in archaeological context. Con dibujos de estatuas de la isla de Pascua de Cristián Arévalo Pakarati, fotos y un cuadro cronológico, 207 pp.

     Ha sido para nosotros una grata sorpresa que la Dra. Van Tilburg, una de las mayores autoridades sobre los moái de la isla de Pascua, haya optado esta vez por el estudio de la estancia del Topaze en 1868 en dicha isla, acompañado de un trabajo minucioso de cinco estatuas pascuenses localizadas en varios museos de Europa y América.

     El estudio comparativo, amparándose en una abundante y selecta bibliografía, especialmente en aquellos libros y documentos anteriores a la llegada del Topaze, hacen que este trabajo sea serio e interesante para los investigadores de Rapa Nui. De una forma puntual analiza con esmero la etimología del nombre del moái transportado por el Topaze a Inglaterra, hoy en el Museo Británico, Hoa Hakananai'a, cuyos vocablos tienen influencias tahitianas y de las islas Tuamotu. La traducción de �stolen friend� o �amigo/a robado/a� hace referencia al desalojo de esta estatua de su lugar original en el poblado de Orongo. Además, rompe con la sofisticada y errónea traducción inglesa de �divinidad rompeolas� y la de Charlin �divinidad que custodia el secreto de las ceremonias� o �la que expulsa a los que escuchan indebidamente�. Describe con detalle la composición y figuras que dicha estatua tiene en el dorso, citando a su vez a otros autores que investigaron ante esos grabados. Además, incluye un breve, pero selecto, estudio de cinco estatuas pascuenses que existen fuera de la isla y que se encuentran en el Museo Británico (Moái Hava); en los Museos Reales de Arte y de Historia de Bruselas (Pou hakanononga); en el Museo de Historia Natural de Washington; en el Museo Nacional de Historia Natural, de Santiago de Chile (dos estatuas).

     Van Tilburg, excelente arqueóloga de campo, aporta una serie de datos sobre diversos ahu moái, pukao, y sobre la constitución de los mismos, acompañados de un completísimo apéndice de cincuenta y tres estatuas de toba diferente a la del Rano Raraku, con sus códigos de clasificación. Los dibujos de Cristián Arévalo Pakarati, precisos y con detalles puntuales, algunos de ellos acompañados con fotos de David Ochsner, prestan al investigador detalles interesantes de la estatua observada.

     Como anotación curiosa, podemos decir que en las figuras 18 y 19, correspondientes a un moái de traquita del Pua Ka Tiki, en los años 1975 y 76, todavía se apreciaban en el cuello restos y marcas de pintura. En 1988 lo volvimos a ver y ya no se notaban, pues había una fina capa de hongos verdosas que recubría parte de la cara y el cuello. Las tres veces que visitamos el Poíke fuimos acompañados del padre de Cristián, D. Mario Arévalo.

     Resumiendo, un interesante libro, tanto de lectura como de consulta, necesario en toda biblioteca de aquellos lectores que estudien la isla de Pascua y Polinesia.

F. MELLÉN [276]     


MARTÍN CEREZO, Saturnino: La pérdida de Filipinas, Historia 16, Madrid 1992, Crónicas de América, n.� 71, 244 pp. Edic. de J. Batista.

     Crónica viva, ordenada y minuciosa del último episodio de los últimos momentos del imperio español: la defensa de Baler por el teniente Martín Cerezo, laureado por tal acción, durante la guerra de independencia de Filipinas, y concretamente en su segunda fase, la guerra contra Estados Unidos.

     Los independentistas filipinos sitiaron en Baler -población costera al noreste de Manila- a algo menos de 60 españoles. El sitio se prolongó durante casi un año, del 30 de junio de 1898 al 3 de junio de 1989, en parte cuando ya se había producido la capitulación oficial de una España y de un Ejército que vivían de las �rentas imperiales� de otros siglos, y que se encontraron metidos de improviso, pero no por sorpresa, en una larga y penosa guerra, sin la preparación suficiente, impopular, mal conducida y mal combatida, contra los insurgentes filipinos pero sobre todo contra una potencia que ya era casi respetable, los Estados Unidos.

     En medio del desastre español -no sólo en Filipinas, sino también en Cuba y Puerto Rico- el sitio de Baler (dejando a un lado las consideraciones éticas sobre cualquier dominación colonial) tiene un significado especial. De importancia militar general muy limitada, sobre todo durante la segunda parte del asedio, cuando la guerra ya había concluido, representó un episodio notable por la heroica resistencia de los españoles, que tuvo una gran importancia moral, sobre todo en esa segunda parte, cuando los sitiados conocían ya el fin de la guerra. Y tuvo una gran repercusión en la ya ex metrópoli, desmoralizada por las sucesivas derrotas, donde produjo un alivio exagerado, casi estulto, mucho más sangrante si tenemos en cuenta la casi total indiferencia ante la guerra en gran parte del país, que se apresuró a registrar patrioteramente el asedio en la historia de las gestas patrias, casi olvidando cuál había sido el final real de la guerra.

     El teniente defensor de Baler nos describe los antecedentes del asedio, cómo y por qué se inició éste, los planes de defensa, los ataques, los heroísmos, las deserciones, las dudas, la vida cotidiana, el trato con los filipinos, el hambre, los parlamentos con los norteamericanos, la capitulación y la marcha hacia Manila.

     Escrita un mes después del fin del sitio, publicada en 1904, la crónica fue traducida al inglés y muy leída en las academias militares estadounidenses. Y recomendada (�pero en 1915!) por el Ejército español.

     El episodio tuvo repercusiones literarias y cinematográficas: una novela de Ricardo Fernández de la Reguera y Susana March, Héroes de Filipinas, en la que se incluye el sitio de Baler; y una bastante buena película, sobria y poco triunfalista, Los últimos de Filipinas, de Antonio Román, de 1945.

     La edición de Historia 16, en su gran colección Crónicas de América, dirigida por Manuel Ballesteros Gaibrois, es del teniente coronel de Artillería Juan Batista, y se basa en la tercera edición de 1934. El libro se completa con documentos, croquis, dibujos y mapas.

C. A. CARANCI [277]     


PALOMO, José R.: Recollections of olden days, MARC Educational Series n.� 13, Guam Quincentennial Commision, University of Guam, 1992, 181 pp.

     Autobiografía del Dr. Palomo, a quien la Universidad de Guam concedió, en 1985, el título de Padre-Fundador, pues en su puesto de Director de educación en el Gobierno de Guam durante los años 1950 a 1951, impulsó y sentó las bases de lo que sería unos años después la espléndida realidad de dicho Centro Universitario, uno de los más importantes del Pacífico.

     Este libro es especialmente emotivo para un lector español. El autor es chamorro, nacido en Guam en 1905 pocos años después de la retirada de España de aquellos territorios, pero por aquellas fechas todavía no se habían producido los inevitables cambios que la ocupación norteamericana traería consigo. Por ello sus recuerdos �de los viejos tiempos� constituyen una verdadera delicia, ya que él mismo se esfuerza en rememorar los elementos de la cultura chamorra que vivió en su niñez, lo cual hace brotar la profunda huella que España había dejado allí. Además su gran conocimiento de nuestra lengua fue para él un factor de decisiva importancia durante toda su vida.

     Las descripciones que hace de la vida campesina a primeros de siglo son interesantísimas, pues nos introducen con gran sencillez pero con extraordinaria vivacidad en las costumbres, hábitos alimenticios, horarios, vida cultural y otros aspectos de la vida en Guam.

     Relata su vida en Estados Unidos, sus viajes, negocios, su obtención del título de Doctor en Filosofía con una tesis sobre literatura española, y en fin todas las vicisitudes de su larga existencia, en la que siempre actuó con honradez y decisión, según la norma que él mismo se fijó basada en un viejo refrán español que siempre le sirvió como guía: �el que no se atreve, no cruza el mar�.

     Esta obra está también patrocinada por la Comisión de Guam para el Quinto Centenario, y, desde luego, nos parece muy merecida su publicación como homenaje al fundador de la Universidad de Guam.

JOSÉ LUIS PORRAS     


BIGGS, Bruce: English-Maori, Maori-English Dictionary, Auckland University Press, Auckland (Nueva Zelanda) 1990, 153 pp.

     El maorí es la lengua polinesia de los habitantes indígenas de Nueva Zelanda ya establecidos a la llegada de los europeos. Actualmente su número de hablantes oscila -según los diferentes cálculos- entre 70.000 y 100.000, lo que representa menos del 3% de la población total del país (unos 3.300.000 habitantes), cuya lengua oficial y general es el inglés. La composición étnica de Nueva Zelanda refleja que el 88% es de origen europeo, el 8,9% maorí, el 2,9% isleños del Pacífico y el 0,2% varios. Es decir, hoy, la mayoría de los maoríes sólo hablan inglés. Existe un Ministerio en el gobierno neozelandés encargado del desarrollo de la comunidad maorí. Con estos datos básicos -que he extraído de fuentes diversas- resultará más fácil valorar la publicación tan reciente de una obra sobre lo que ya es una clara minoría lingüística. [278]

     Este diccionario de bolsillo inglés-maorí está escrito por el profesor Bruce Biggs, uno de los principales estudiosos de esta lengua y autor también de Let's Learn Maori: a Guide to the Study of the Maori Language (�Aprendamos maorí: Guía para estudiar la lengua maorí�), editado en 1973. Ambos libros se complementan entre sí.

     El diccionario está concebido como una obra de consulta rápida, sencilla y práctica. Las equivalencias están dadas de forma muy concisa, sin datos añadidos -que serían muy útiles para el investigador, pero quizás no tanto para el público en general- como etimologías, ejemplos prácticos o definiciones más detalladas. Sí hay, en algunos casos, indicación de los nombres científicos de animales y plantas, así como abreviaturas sobre la parte de la oración a la que pertenece cada palabra maorí.

     Se incluyen unas 4.000 palabras, según declara el autor en la introducción, entre las que hay que contar algunas que no aparecen normalmente en los diccionarios de uso general:

     -nombres geográficos, como Ahitereiria 'Australia', Haina 'China' o Tiamana 'Alemania'.

     -variantes dialectales, como tipuna, forma del dialecto oriental de tupuna 'antepasado, abuelo'.

     -anglicismos, es decir, voces inglesas incorporadas al habla habitual de los maoríes, como los días de la semana (Mane < Monday 'lunes', Tuurei < Tuesday 'martes', etc.), los meses del año (Habuere < January 'enero', Pepuere < February 'febrero', etc.) y otras muchas más.

     El maorí tiene sólo diez consonantes: h, k, m, n, ng, p, r, t, w, wh. Nótese que dos de ellas usan un grafema compuesto, lo que es importante tener en cuenta a efectos de establecer el orden alfabético.

    Igualmente tiene diez vocales: las mismas cinco que en español (a, e, i, o, u) y sus equivalentes largas, que Biggs escribe como dobles (aa, ee, ii, oo, uu), aunque no influya esto en el orden alfabético, es decir, por ejemplo las palabras que empiecen por a o por aa deben buscarse en el mismo lugar. Esta forma de identificar las vocales largas es, quizás una de las ventajas más claras de este diccionario. Otros textos maoríes sencillamente no señalan si la vocal es larga o breve, o bien señalan la cantidad con una barra escrita encima de la vocal. La solución adoptada por Biggs es sencilla y no se presta a confusión.

     En la introducción se dan algunas pautas muy breves sobre la pronunciación (consonantes, vocales, diptongos y acentuación) y sobre el manejo del propio diccionario.

     Entre las palabras que se recogen merece la pena subrayar que está kaipuke 'barco', que se ha puesto como ejemplo de voz maorí que quizás proceda del español (en este caso, de buque), para demostrar que hubo un contacto entre maoríes y españoles antes de la llegada de los ingleses. Un estudio más profundo del vocabulario maorí podría llevar a interesantes conclusiones.

     Editado con esmero por la prestigiosa Universidad de Auckland -aunque impreso en Hong Kong-, este diccionario, dentro de su sencillez y concisión, constituye un elemento útil para todo el que quiera acercarse a esta lengua malayo-polinésica.

RAFAEL RODRÍGUEZ-PONGA [279]     


HOVDHAUGEN, Even, y otros: A Handbook of the Tokelauan Language, Norwegian University Press, The Institute for Comparative Research in Human Culture, Oslo 1989, 124 pp.

     Tenemos en nuestras manos la primera gramática completa de la lengua de Tokelau, territorio situado en el Pacífico sur y dependiente de Nueva Zelanda. El tokelauano es una lengua polinésica (dentro del grupo samoico, centrado en el samoano) hablada por unos 1.600 habitantes de ese archipiélago de tres atolones y por unos 3.600 tokelauanos que viven en Nueva Zelanda.

     Este libro es el resultado del trabajo realizado por tres lingüistas noruegos (Even Hovdhaugen, Ingjerd Hoëm y Arnfinn Muruvik Vonen) y una profesora tokelauana (Consulata Mahina Iosefo). El proyecto incluye la próxima aparición de una gramática escolar escrita en la lengua de las islas.

     En Tokelau la lengua materna de la mayoría de la población es el tokelauano, si bien casi todos aprenden el inglés en la escuela y el samoano en la iglesia. El inglés, por ser la lengua oficial de Nueva Zelanda, y el samoano por ser la lengua de las Biblias utilizadas desde el principio por protestantes y católicos.

     El tokelauano es una lengua muy semejante al samoano. En realidad, Samoa es en muchos aspectos el punto de referencia para Tokelau, además de ser el archipiélago más cercano, situado a 480 kms. hacia el sur. Basten algunos ejemplos: junto al dólar de Nueva Zelanda y la moneda de recuerdo acuñada en Tokelau, también circula el tala de Samoa Occidental; los protestantes tokelauanos (el 70% del total de la población, frente al 30% de católicos) dependen de la �Congregational Christian Church of Samoa�; e incluso la Oficina de Asuntos de Tokelau del gobierno neozelandés tiene su sede en Apia, capital de Samoa Occidental.

     Los autores de esta gramática explican por qué hablan del tokelauano como lengua independiente:

           �Cuando hablamos del samoano y del tokelauano como dos lenguas diferentes, lo hacemos principalmente porque los hablantes de las dos lenguas sienten que tienen identidades diferentes, pertenecen a tradiciones diferentes; en resumen, que son dos pueblos diferentes. �Las diferencias entre los dialectos occidental y oriental del fiyiano son mucho más grandes que las diferencias entre el samoano y el tokelauano!� (pg. 14) (NB: la traducción es mía).           

     Dejando a un lado cualquier polémica sobre qué es una lengua y por qué dos formas semejantes en un caso son consideradas lenguas distintas y en otros casos son sólo dialectos de una lengua, lo que está claro es que esta gramática tiene como objetivo dotar a la población de Tokelau de unas normas escritas sobre su propia habla, diferenciándola de las demás. Sin duda, independientemente de hechos estrictamente lingüísticos, la historia influye decisivamente: Tokelau y Samoa han seguido evoluciones históricas diferentes y esto se refleja en ese sentimiento de ser dos pueblos diferentes al que aluden los autores.

     Aunque, además de la justificación político-sociológica, se echa de menos una explicación de las diferencias lingüísticas entre samoano y tokelauano, éstas pueden deducirse de varias páginas del libro. Así, donde el tokelauano tiene s, el samoano tiene h; y donde el tokelauano hay k, el samoano presenta la oclusión glotal: [280]

             tokelauano samoano                
tahi tasi 'uno'
hehe sese 'error'
puaka pua'a 'cerdo'
kehekehe 'ese'ese 'diferente'

     Los autores, sin embargo, señalan que algunos tokelaunos escriben y pronuncian la h como s.

     El libro se divide en 25 capítulos, que van desde conceptos básicos de carácter general, hasta puntos muy concretos de la lengua de Tokelau.

     El tokelauano tiene un sistema fonológico de diez consonantes (f, g, k, l, m, n, p, h, t, v) donde f y g son grafías para lo que en otras lenguas de la zona se escribe como wh y ng. Las vocales son cinco (a. e, i, o, u) y pueden ser largas y breves. Es decir, hay diez fonemas vocálicos, si bien esta diferencia fonológica no se refleja en la ortografía, lo cual no deja de ser un inconveniente grave para el que lee esta gramática sin saber tokelauano.

     La ortografía actual es fundamentalmente la utilizada por las comunidades protestantes, basada en el alfabeto samoano, frente a los católicos, que preferían el alfabeto maorí. De ahí las diferencias mencionadas (f en lugar de wh por ejemplo).

     La morfosintaxis constituye el grueso de esta obra. Las palabras y sus clases, las oraciones y su clasificación (verbales, nominales), así como prefijos, sufijos y reduplicación son algunos de los muchos asuntos que se estudian. Todo ello con numerosos ejemplos y con algunos árboles de análisis gramatical.

     Los autores no han querido complicar la gramática y han preferido hacer la descripción con un vocabulario que pueda ser fácilmente entendido por todos. Así, establecen las principales clases de palabras con contenido: nombres, verbos, pronombres, e interjecciones; y las clases de palabras gramaticales: preposiciones, artículos, demostrativos, palabras enfáticas y palabras gramaticales utilizadas en frases verbales (de tiempo, de negación, de dirección, etc.).

     Como pasa en otras lenguas polinésicas, el tokelauano tiene tres números -singular, dual y plural- y pronombres inclusivos y exclusivos.

     Los destinatarios de esta gramática son los propios tokelauanos que, como profesores o estudiantes de nivel superior, deseen conocer mejor su lengua. Sin embargo, también resulta de gran utilidad para todo el que quiera saber cómo es la lengua de Tokelau. Está escrita con claridad, con conceptos sencillos y explicaciones breves, quizás insuficientes para el lector especializado -al cual no va dirigida esta obra-. Se trata, en definitiva, de una aportación fundamental en el estudio de esta variedad lingüística y, por tanto, del conjunto de la familia malayo-polinésica.

RAFAEL RODRÍGUEZ-PONGA [281]     


Breton y el surrealismo

     En el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid se presentó la exposición titulada �Breton y el surrealismo�, concebida y organizada por el Museo Nacional de Arte Moderno, Centro Georges Pompidou, de París. Se inauguró el día 2 de octubre de 1991, clausurándose el 2 de diciembre. En los dos meses que permaneció abierta al público los aficionados al arte pudimos admirar la magnífica obra de André Breton (1896-1966), seleccionada perfectamente por los organizadores de la exposición.

     Para los estudiosos de las culturas del Pacífico, merecen resaltar la excelente colección de piezas indígenas austromelánidas y polinésicas. Unas pertenecieron al propio Bretón, y otras, aunque no siendo de su propiedad, le aportaron nuevas manifestaciones artísticas dentro de la revolución surrealista. Totems y máscaras, fetiches y esculturas, sirvieron a Bretón como libertad de ideas dentro del misterio a lo culto, estimulándole a nuevos descubrimientos creativos.

     Hemos anotado veintitrés artefactos relacionados con el Pacífico, más una postal, expuestos de la siguiente forma:

Australia

     -Pinturas aborígenes australianas. Dos hombres �Mimi�, pintados de rojo sobre corteza de árbol. Museo Nacional de Artes Africanas y Oceanianas, París.

     -Pinturas aborígenes australianos. Representa a Narnarwon, genio del trueno. Museo Nacional de Artes Africanas y Oceanianas, París.



Melanesia. Isla de Nueva Bretaña

     -Máscara ceremonial en tapa, fibra vegetal en la Brossonetia papyrifera, pintada. Museo Nacional de Etnología, París.



Nueva Guinea

     -Adorno de flauta Mundugumor. En madera, con granos, cabellos humanos, ojos y pendientes de nácar. Museo del Hombre, París.

     -Korwar. En madera. Figura antropomorfa, con un brazo levantado. Pertenecía a Bretón, ahora en una colección particular.

     -Korwar. En madera. Figura antropomorfa con niño. Antigua colección de Breton y actualmente en una colección particular.

     -Máscara del Bajo-Sepik. En madera, esculpida y pintada. Museo Nacional de Artes Africanas y Oceanianas, París.

     -Escudo asmat. En madera, tallada y pintada. Antigua colección de Breton, ahora en colec. part.

     -Escudo del Maprik. En madera, pintado. Antigua colec. Breton; colec. part.



Islas de Trobriand o Kiriwina

     -Escudo de danza. En madera, grabado y pintado, decoración similar a los de la provincia de Massim. Antigua colec. Breton; colec. part. [282]



Islas de Nueva Irlanda

     -Escultura funeraria �Malanggan�. En madera policromada. Museo del Hombre, París.

     -Guerrero Uli. En madera, pintada y adornada de conchas. Antigua colec. Breton; colec. part.

     -Máscara. En madera, esculpida y pintada, con adornos de concha. Antigua colec. Breton; colec. part.

     -Máscara de danza Tatanua o Miteno. En madera, policromada, con cabello simulado de fibra de estopa de coco, trenzada a unos junquillos que dan forma de casco a la cabellera. Museo del Hombre, París.



Islas Salomón (Isla Santa Ana)

     -Proa de canoa. Representación del dios Karemanua, hombre-tiburón. En madera pintada. Antigua colec. Breton; colec. part.



Vanuatu (antes Nuevas Hébridas)

     -Piedra mágica. Pintada con gran policromía. Antigua colec. Breton; colec. part.



Polinesia. Islas Hawaii

     -Collar �lei niho palahoa�. Adorno para las personas de alto rango, llamados ali'i, hecho de cabellos humanos finamente trenzados y atados a una cuerda, con una especie de garfio o gancho de marfil. Antigua colec. Breton; colec. part.

     -Postal con rostro hecho de plumas. La figura que aparece corresponde al dios de la guerra hawaiiano Kuka'ilimoku. La tarjeta postal fue enviada por André Gide a André Breton en 1918. Colec. part.



Islas Marquesas

     -Maza. Denominada u'u. En madera de toa (Casuarina equisetifolia). Antigua colec. Breton; colec. part.



Isla de Pascua (Rapa-Nui)

     -Moái paa-paa. En madera, con doble cabeza, el pelo bien realizado en relieve y las caras con aspecto masculino, resaltando la perilla en ambas y la clavícula ivi-réi en la parte superior de su tronco. Colec. J. J. Lebel, París.

     - Moái kava-kava. En madera, figura antropomorfa con las costillas bien resaltadas. Museo del Hombre, París.

     -Moko, hombre-lagarto. Antigua colección Breton: colec. part.

     - Rei-míro. Madera de toromíro (Sophora toromiro). Pectoral en forma de media luna. Antigua colec. Breton; colec. particular.

     Como decíamos, una muy bien cuidada y detallada exposición, dirigida en Madrid por Dominique Bozo y coordinada por Susana Martínez Garrido. Ambas demostraron su gran profesionalidad en el perfecto despliegue de objetos expuestos [283] al público, reconstruyendo de una forma simple, pero concreta, lo que influyó en André Breton a seguir el automatismo puramente psíquico, mediante el cual pretendía expresar con su obra el proceso de su pensamiento.

FRANCISCO MELLÉN     


ORTIZ ARMENGOL, Pedro: Pasyon filipina del Hermano Pulé. Historias viejas de Manila, Ediciones Otero, Madrid 1992, 385 pp.

     Ortiz Armengol es un escritor de talento, de prosa densa y reflexiva, de estilo elegante y castizo, y de amplísima cultura histórica y literaria. Todo ello se refleja en esta obra, segundo volumen de sus Historias viejas de Manila, en la que continúa la narración de algunos de los sucesos ocurridos en Filipinas durante el siglo XIX y que culminaron con el final de la presencia española en el Archipiélago.

     Centrándose en la figura de Apolinario de la Cruz, fundador y cabeza de una incipiente secta seudo-religiosa, que sostuvo una rebelión tagala en la región de Tayabas de 1841 a 1843, el autor nos relata los hechos acaecidos basándose en documentos inéditos o poco conocidos. Sin embargo, pese al carácter histórico de la narración, lo importante es la forma con que Ortiz Armengol nos introduce en la vida y en los personajes de aquella época, y la maestría con la que reconstruye su ambiente y vicisitudes. En los diálogos de los distintos protagonistas de la trama aparece el profundo conocimiento histórico y experimental que el autor tiene de Filipinas, lo cual permite presentar una serie de cuestiones de gran importancia para comprender la historia de ese país. Además, señala, como de pasada, muchos puntos que se convierten en verdaderos indicadores para futuras investigaciones sobre la presencia española en aquellas regiones.

     Como una pequeña muestra de esto que comentamos, citamos una serie de observaciones que abarcan desde descripciones de paisajes hasta anotaciones menudas sobre la idiosincrasia del pueblo filipino, junto con datos históricos imprescindibles para poder estudiar aquellos años conflictivos. Vemos, por ejemplo, la importantísima labor de las órdenes religiosas, especialmente la de los párrocos de los pueblos cuya actuación era fundamental para la estabilidad de la tierra y para la permanencia de España. El orden y productividad de las haciendas en manos de religiosos, especialmente las de los Agustinos, los mejores administradores y los mejores constructores, según el decir popular. Las obras de riego, puentes, caminos, templos, etc., que todas las órdenes llevaron a cabo en lugares insospechados e inhóspitos producen aún asombro; y como dice uno de los personajes de la narración: �que en los pueblos donde hay fraile no hay ladrones y donde no lo hay se roba, se mata y se peca de mil maneras, el fraile es la clave del arco que sostiene a este pueblo de Filipinas y si falla en su función se viene el edificio a tierra�. También las pequeñas rivalidades entre las órdenes ponían de relieve inevitables deficiencias humanas, más que nada porque cada una de ellas tenía su propia tradición histórica y características peculiares derivadas del orden social y cultural de sus miembros. Tal vez el problema más grave era la formación de futuros clérigos indígenas, asunto difícil y fuente de encontradas opiniones y de una triste cadena de resentimientos y complejos que tuvo un mal fin.

     De gran belleza son las descripciones que sobre los imponentes y poco divulgados [284] paisajes filipinos nos ofrece Ortiz Armengol; la grandeza del macizo del Banajao y de sus montes vecinos, con la laguna Bay a sus pies; el misterio del lago Maicap; la riqueza en maderas de extraordinaria calidad, y, sobre todo, cuando la lluvia cesaba, las grandiosas vistas que abarcaban el Pacífico, etc.

     Muchísimos temas se abordan y se insinúan a lo largo de la narración que, por su interés, deberían servir para posteriores estudios más detallados: la importancia de los chinos y su influencia; el contrabando en las islas; las tribus de los negritos; la psicología de los mestizos; ciertas costumbres y modales de los tagalos, como el movimiento de labios en forma de trompetilla, los golpes en los muslos al reírse, su hospitalidad, las supersticiones, el uso de mascar buyo, sus cofradías, su indefinible edad como característica de la raza malaya; la rotundidad fonética de la lengua tagala; las leyendas de los campesinos; la capacidad de aguante del pueblo; y, en fin, muchos otros detalles que el conocimiento y la capacidad de observación del autor nos dan a conocer.

     Una página impresionante la constituye la descripción de la �noche malaya� o �noche del terror y la superstición�, con la momentánea apoteosis del hermano Apolinario entre sus fieles en el recinto de un cementerio, y el reparto de los anting-anting o �detente balas� a sus fanáticos y enloquecidos seguidores. Curiosas ceremonias que con invocaciones del ritual católico se remontaban a costumbres y ritos ancestrales.

     También en boca de los personajes de la narración, en sus densos diálogos, hay críticas contra muchos de los funcionarios que enviaba el gobierno desde España, quienes adolecían de falta de experiencia y de verdadero interés por aquella tierra, enfrentándose con los religiosos que eran los que en realidad sabían lo que ocurría. Lugar importante para estas discusiones eran las abundantes tertulias de Manila que Ortiz Armengol esboza admirablemente.

     Poco a poco, a través de conversaciones y diálogos, e, incluso, monólogos, los protagonistas de la narración van exponiendo las ideas y opiniones que iban conformando el ambiente de aquellos años, cercanos ya a la explosión nacionalista de fin de siglo: el deseo filipino de ser igual al español; la ayuda extranjera en algunas rebeliones locales; las acusaciones contra la masonería; la �clasificación� de los ciudadanos según fidelidad a España; el siempre peligroso asunto de los rencores raciales; y, sobre todo, la tendencia �independentista� del clero indígena que, en cierto sentido, afloraba ya en Apolinario de la Cruz y que culminaría, años más tarde, en Gregorio Aglipay y su Iglesia Filipina.

     Finalmente se describen los acontecimientos postreros: la muerte de Pulé; las represalias contra los sublevados; la reacción popular, y una serie de acontecimientos, históricamente poco claros, en los que estaban involucrados una serie de personas no tagalas y cuya intervención en los sucesos queda todavía en entredicho.

     Ortiz Armengol se lamenta, con razón, del pésimo estado de conservación de muchos de los documentos existentes en los archivos filipinos, lo cual le ha impedido esclarecer parte de toda esta complicada rebelión.

     Brevemente se da cuenta de la revuelta del Regimiento de Malate, cuestión relacionada estrechamente con los sucesos anteriores, y se comenta con ironía el informe del Gobernador, el General Oraa, a las autoridades de la Península. El autor reprocha el bizantinismo, y, por qué no decirlo, la hipocresía en los informes y relaciones que se dieron sobre todo este complicado caso.

     En resumen, otro magistral trabajo de Ortiz Armengol, escrito con rigurosidad, con honradez y honestidad de criterio, y, principalmente, con su tradicional amor [285] a la verdad histórica que le convierte en ejemplo para todos aquellos que quieran conocer la realidad, sin tópicos, de lo sucedido en las entrañables islas del Poniente.

JOSÉ LUIS PORRAS [287]     


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Noticias

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Jornadas Internacionales sobre la Expedición Malaspina (1789-1794), 17-25 de septiembre de 1992. Madrid-Cabra-Cádiz-La Coruña.

     Con el patrocinio de la Comisión Nacional Quinto Centenario y otras catorce instituciones y empresas, sesenta especialistas de doce países se reunieron entre los días 17 y 25 de septiembre en cuatro ciudades españolas para conmemorar el bicentenario de la expedición que el marino italiano Alessandro Malaspina dirigió, al mando de dos corbetas de la Corona española, a la costa occidental de América y a Oceanía.

     La Expedición Malaspina duró 62 meses y es una de las misiones científicas más relevantes del siglo. Cuando, en 1789, las corbetas Descubierta y Atrevida zarparon de Cádiz, aún se hallaban en el poder muchos de los ministros del recientemente fallecido Carlos III. Cinco años más tarde, al regreso de la expedición, España estaba gobernada por Manuel Godoy, todopoderoso ministro de Estado de Carlos IV. Antes de que transcurriera un año, Malaspina se había convertido en el inspirador de una conspiración destinada a derribar a Godoy y sustituirle por el duque de Alba. Descubierto el complot, el capitán de navío Malaspina fue juzgado, condenado a diez años de prisión y encerrado en el castillo de San Antón, en La Coruña, del que no saldría hasta pasado seis años.

     Las Jornadas Internacionales sobre la Expedición Malaspina fueron inauguradas el día 17 de septiembre. Una lista de 39 altos cargos de la Administración y nombres del mundo empresarial figuraban en el comité de honor de las Jornadas, mientras que el comité científico estaba formado por 18 representantes ilustres del mundo académico. La organización del evento fue posible gracias al apoyo de 17 instituciones colaboradoras y 15 instituciones y empresas patrocinadoras, encabezadas por la Comisión Nacional Quinto Centenario.

     En su primera fase, que tuvo lugar en Madrid, las Jornadas se celebraron en el Real Jardín Botánico, donde se hallan depositadas las colecciones botánicas de la expedición Malaspina, e incluyeron una visita al Museo Naval, donde se conserva la mayor parte de los fondos documentales de la expedición.

     Después de una visita al Archivo General de Marina �Álvaro de Bazán� en El Viso del Marqués (Ciudad Real), los participantes recalaron en la localidad cordobesa de Cabra, para asistir a la clausura de unas jornadas en memoria del marino [290] Dionisio Alcalá Galiano, nacido en esta localidad, participante en la expedición Malaspina y explorador de los estrechos de Magallanes (1785 y 1788) y Juan de Fuca (1792), en los extremos sur y norte de América, respectivamente. Coincidiendo con el bicentenario de la última de estas expediciones y por iniciativa del Círculo de la Amistad y del Ayuntamiento de Cabra, la localidad cordobesa se hermanó con la isla de Galiano, en Canadá.

     Ya en Cádiz, tuvieron lugar en el salón de grados de la Facultad de Medicina dos intensas jornadas de comunicaciones divididas en tres apartados -Medicina y Sanidad, Geografía y Cartografía, y Biografías-, puntuadas por visitas a lugares que evocan el paso de Malaspina por el puerto y la bahía gaditanos y ofrendas florales en su honor y en el de Alcalá Galiano, caído luego en la batalla de Trafalgar.

     Desde Cádiz, las Jornadas dieron un salto hasta La Coruña, lugar donde Malaspina estuvo en prisión. El Pazo de Mariñán, hermosa residencia señorial perteneciente hoy a la Diputación Provincial, acogió a los congresistas y fue escenario de sus potencias y debates durante dos días. El agregado cultural de la Embajada de Italia en nuestro país y el alcalde de Mulazzo, pueblo natal de Malaspina, inauguraron la biblioteca y el Centro Malaspina en el mismo castillo que sirvió de prisión al marino italiano y que hoy es sede del Museo Arqueológico Provincial.

     Entre los participantes en las Jornadas, procedentes de doce países y representantes de prestigiosas instituciones académicas y científicas, cabe citar a Alexander Malaspina, descendiente del marino homenajeado en las Jornadas y presidente del International Life Sciences Institute, de Washington (Estados Unidos). Su presencia fue un aliciente más en unas sesiones que, a juzgar por la cantidad y la amplitud de las contribuciones anunciadas, hicieron justicia, doscientos años después, a una expedición naval y científica aún mal conocida, pese a ser una de las más interesantes de las numerosas misiones de este tipo realizadas bajo pabellón español a lo largo del siglo XVIII.



En recuerdo de Bonechea (Bonetxea)

     A principios de mayo de 1992, una delegación del gobierno vasco, presidida por el director de difusión cultural, Eusebio Larrañaga, y el alcalde de Guetaria, Mariano Camio, se desplazó a Tahití para hacer entrega de una placa al alcalde de Tautira, Tutaha Salmon, en presencia de representantes del gobierno francés del territorio, Michel Buillart y Édouard Fritch, recordando la estancia en Tahití del marino de Guetaria. Domingo de Bonechea e Iríbar, en los años 1772, 73, 74 y 75, descubridor de varias islas de la Polinesia y que falleció en Tautira en 1775.

     La placa metálica conmemorativa se colocó en la pared y junto a la entrada de la iglesia católica de dicho lugar. La leyenda en letras en relieve recogía en cuatro idiomas (tahitiano, francés, euskera y castellano) lo siguiente: [291]

In Memoriam
CAPITAN DE FRAGATA DOMINGO BONETXEA E IRIBAR
MARINO Y DESCUBRIDOR
Nacido en Guetaria (País Vasco/Euskadi) el 8 de agosto de 1711.
Enterrado en Tautira (Tahití), el 26 de enero de 1775.
Descanse en paz

     Los estudiosos del Pacífico agradecemos este sentimental recuerdo del marino Bonechea, que navegó por los mares del sur visitando la hermosa isla tahitiana en dos ocasiones. Valoramos positivamente la iniciativa del periodista José Manuel Ibarrola, que contribuyó de forma notable para que en Tautira tuviera una placa el insigne marino y capitán de fragata Domingo de Bonetxea, que sirvió a la Armada española durante cuarenta y tres años.



Isla �SALAS Y GÓMEZ�

     En el Diario Oficial de la República de Chile, del viernes 14 de agosto de 1992, aparece el decreto del 4.4.1991 en el que se establece la verdadera denominación de la isla de Sala y Gómez, que es isla �SALAS Y GÓMEZ�. El decreto dice así:

     Artículo primero: Establécese que el verdadero nombre de la Isla conocida como �Salas y Gómez�, ubicada en la latitud 26� 28' 17'' S. y longitud 105� 21'55'' W., comuna de Isla de Pascua, Provincia del mismo nombre, V Región de Valparaíso, es Isla �Salas y Gómez�.

     Artículo segundo: La denominación Isla �Salas y Gómez� deberá utilizarse en todo documento oficial que se refiera a dicha Isla, debiendo, además, entenderse rectificados, en el mismo sentido, los documentos anteriores que le dieron una denominación errónea.

     Como saben nuestros lectores, fue descubierta el 23 de agosto de 1793 por el pilo español don José Salas Valdés, siendo redescubierta unos años después por el capitán y piloto de la fragata corsaria Víctor, don José Manuel Gómez, el 18 ó 19 de octubre de 1805. La unión de los apellidos de los dos primeros marinos europeos que divisaron la isla �Salas y Gómez� es el nombre correcto y que se utilizó en un principio en los mapas; más tarde, y por ello, se suprimió la s de Salas, indicando, además, algunos autores que el descubridor fue un marino de estos apellidos. Gracias a nuestras investigaciones publicadas por la Revista de Historia Naval, de Madrid, año IV, 1986, n.� 12, pp. 83-92, con el título �Salas y Gómez, una isla chilena en el Océano Pacífico�, y a la labor del actual Almirante de la Armada chilena, Excmo. Sr. D. Jorge Martínez Bush, se restituye la verdadera denominación y se hace justicia a los marinos que la descubrieron.



�El Galeón de Manila�

     El 16 de Octubre de 1992 y en la Casa de América de Madrid, tuvo lugar la presentación del libro �El Galeón de Manila�, primera traducción al español de la famosa obra de William Lytle SCHURZ escrita en 1939, y, que, incomprensiblemente, todavía no había sido vertida en nuestra lengua. [292]

     La traducción se debe a Pedro Ortiz Armengol, y el prólogo, las notas y detalles complementarios a Leoncio Cabrero, ambos miembros de la Asociación Española de Estudios del Pacífico, quienes han llevado a cabo un trabajo inmejorable.

     Entre los dos presentan sucesivamente la obra, con eruditas y amplias explicaciones, dando a conocer las circunstancias en que apareció, sus características, la personalidad de su autor y la importancia de su contenido para conocer el tráfico y todo el entorno de aquella famosa ruta. En un próximo número de nuestra Revista daremos la oportuna reseña de esta publicación.

     El acto comenzó con unas palabras del Director de la Casa de América Don Miguel Ángel Arias, y fue clausurado por el Embajador de Filipinas en España Don Juan José Rocha. El público asistente rebasó ampliamente la capacidad del Salón Bolívar donde se celebró el acto. Por último en la Sala Manila se expusieron los numerosos trabajos que sobre Filipinas y el Pacífico han realizado los Sres. Ortiz Armengol y Cabrero.



Presentación de la Revista Española del Pacífico

     El pasado 24 de Marzo tuvo lugar en el Colegio Mayor Nuestra Señora de África, la presentación de la Revista Española del Pacífico. El acto fue presidido por D. Fernando Riquelme, Director General del Instituto de Cooperación para el Desarrollo. Intervinieron también, D. Francisco Utray, Presidente de la A.E.E.P., y D. Olegario Negrín, Director del Colegio. Los Sres. Caranci y Porras (director y subdirector, respectivamente, de la Revista) respondieron a las preguntas de los numerosos asistentes.

          

De izquierda a derecha: Sres. Porras, Utray, Riquelme, Negrín y Caranci

          

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�El Extremo Oriente Ibérico�

     Más de cuatro años después del I Simposium Internacional sobre �El Extremo Oriente Ibérico�, celebrado en 1988, se convoca ahora el II para el mes de abril de 1993, patrocinado también por el Departamento de Historia de América y Filipinas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

     El I, de carácter introductorio, se centro en la �Metodología, fuentes y estado de la cuestión�. Este II tiene, pese a su amplitud, un carácter monográfico, como refleja su título general: �El Extremo Oriente Ibérico. Culturas autóctonas y colonizaciones: éxitos y fracasos�.

     El Comité Organizador está formado por Leoncio Cabrero (Departamento de Historia de América, Universidad Complutense de Madrid), José U. Martínez Carreras (Dpto. de Historia Contemporánea, Universidad Complutense de Madrid), Francisco de Solano (Dpto. de Historia de América, Centro de Estudios Históricos, Consejo Superior de Investigaciones Científicas) e Inácio Guerreiro (Instituto de Investigación Científica Tropical de Lisboa). La Secretaría la componen Belén Pozuelo y Luis E. Togores (Madrid), Belén Bañas (Manila) y Florentino Rodao (Tokyo).



Asociación Asiática de Hispanistas. III Congreso del 8 al 10 de enero de 1993, en Tokio.

     Esta Asociación fue fundada en Seúl en 1985, con el fin de difundir la lengua española y la cultura hispánica en el Continente Asiático. Fue aprobado entonces unánimemente la celebración de congresos internacionales cada tres años, considerándose que serían una ocasión magnífica para el intercambio intelectual entre los hispanistas de Asia y para el mutuo conocimiento, a nivel continental e internacional, de las tareas personales e institucionales en pro del hispanismo.

     El primer Congreso se celebro en Seúl en agosto de 1985; el segundo en Manila en enero de 1989.

     La temática de este tercer Congreso será: Asia en el Quinto Centenario del Descubrimiento, esperándose la asistencia de más de 300 hispanistas.



Novena Conferencia de la Asociación de Historia del Pacífico (Pacific History Association). Del 2 al 5 de diciembre de 1992, en la Universidad de Canterbury, Christchurch (Nueva Zelanda).

     La temática de la Conferencia será Conflict and Continuities. Se ha elegido este amplio apartado para dar cabida a la gran cantidad de problemas que, debido a numerosos cambios y acontecimientos históricos, han surgido en el Pacífico durante este siglo. Por ello las Ponencias serán muy variadas: religión desarrollo y dependencia económica; medio ambiente; inmigración; educación; cultura; trabajo; cinematografía, etc. [294]



Boletín de Historia Marítima y Naval n.� 1, junio 1992

     En noviembre de 1991 tuvo lugar en la Escuela Naval de Perú, en el puerto de El Callao, el Primer Simposio de Historia Marítima y Naval Iberoamericana, organizado por el Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú y la Dirección de Intereses Marítimos de la Marina de Guerra del Perú. Este evento se llevó a cabo en el marco del Bicentenario de la creación de la Capitanía del Puerto del Callao y de la Academia Real Náutica de Lima, origen de las actuales Escuela Naval y Escuela Nacional de Marina Mercante del Perú.

     Dado el éxito del Simposio, se acordó repetirlo periódicamente en diversos lugares del amplio mundo iberoamericano. Así surgió la idea de crear un organismo que velara por la continuidad de esta iniciativa, dando origen a la Secretaría Permanente del Simposio de Historia Marítima y Naval Iberoamericana, dirigida por Eduardo Dargent Chamot y Jorge Ortiz Sotelo.

     Con este motivo se está editando un Boletín semestral, cuyo primer número ha aparecido en junio de este año, con noticias sobre los futuros Simposios (el próximo se celebrará en Valparaíso en 1993), así como otros eventos del mismo género, y directorios de investigadores individuales y colectivos interesados en los mismos temas.



ACLARACIÓN:

     Por omisión involuntaria no se indicó en el número anterior que el texto del artículo Las pinturas rupestres en Australia, de G. A. Martín Montenegro, pertenece a un libro en preparación sobre los aborígenes australianos. [295]

[296]

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