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ArribaAbajo- 108 -


ArribaAbajo   ¡No siendo Fénix, que imaginas dando
ceniza al corazón en que se queme!
Si eres la reina tú, consolareme,
las de su muerto esposo manducando.

   Pero Lisena, quien se va falando,  5
con prevención, alguna cosa teme,
que a la mejor oveja aunque se extreme
le da sal el pastor de cuando en cuando.

   Memoria es bien tener del memento homo,
pero viva anticipas la ceniza,  10
y con la sal te volverás solomo.

   Bien haya mi cabaña (aunque pajiza)
donde por pascua garrovillas como
y por carnestolendas longaniza.




ArribaAbajo- 109 -


A un poeta rico, que parece imposible


ArribaAbajo   La rueda de los orbes circunstantes
pare el veloz primero movimiento,
déjese penetrar el pensamiento;
iguálese la arena a los diamantes.

   Tengan entendimiento los amantes  5
y falte a la pobreza entendimiento;
no tenga fuerza el oro, y por el viento
corran los africanos elefantes.

   Blanco sea el cuervo y negros los jazmines,
rompan ciervos del mar los vidrios tersos,  10
y naden por la tierra los delfines;

   no sufra la virtud casos adversos,
den los señores, hagan bien los ruines,
pues hay un hombre rico haciendo versos.




ArribaAbajo- 110 -


Desengaño del vivir


ArribaAbajo   Compuso un sabio, cuya pobre suerte
apenas toga concedió raída,
un libro en vituperio de la vida,
y dos en alabanza de la muerte.

   La muerte, que infamarse siempre advierte,  5
de tanta exaltación desvanecida,
prometiole mostrarse agradecida
de darle tarde el virotazo fuerte.

   «Que no lo estimaré, te certifico,
el sabio respondió, ya calvo y ciego,  10
tan largo de nariz como de hocico;

   pues por tarde que vengas, será luego.
Promete, oh muerte, esa tardanza a un rico;
que yo ni te desprecio ni te ruego.»




ArribaAbajo- 111 -


La primera vez que vio la mar


ArribaAbajo   Válate Dios el charco, el que provocas
con verte a helar el alma de las venas,
Adán de tiburones y ballenas
almejas viles y estupendas focas.

   Cerúleo sorbedor por tantas bocas  5
de más naves que vio tu centro arenas,
teatro en quien oyó trágica escenas
sentada la fortuna entre estas rocas.

   Tú que enseñaste al Draque, a Magallanes,
lo más estrecho de tu campo oblico,  10
a pesar de Sirenas y caimanes.

   En España nací con sólo el pico,
cansado estoy de trajinar desvanes,
¿dime por dónde van a Puerto Rico?




ArribaAbajo- 112 -


Que no es hombre el que no hace bien a nadie


ArribaAbajo   Dos cosas despertaron mis antojos,
extranjeras, no al alma, a los sentidos:
Marino, gran pintor de los oídos,
y Rubens, gran poeta de los ojos;

   Marino, fénix ya de tus despojos,  5
yace en Italia, resistiendo olvidos;
Rubens, los héroes del pincel vencidos,
da gloria a Flandes y a la envidia enojos.

   Mas ni de aquel la pluma o la destreza
de éste con el pincel pintar pudieran  10
un hombre que, pudiendo, a nadie ayuda;

   porque es tan desigual naturaleza,
que cuando a retratarle se atrevieran,
ser hombre o fiera les pusiera en duda.




ArribaAbajo- 113 -


Que amando no hay dificultad


ArribaAbajo   Carbón me pide Inés, que la criada
dice que se le fue con un lacayo
medio francés, entre bermejo y bayo,
del caballero de la Ardiente Espada.

   Si mi pidiera lumbre, la abrasada  5
Troya del alma le prestara un rayo;
pero carbón, ¡por Dios que me desmayo
de ir a la tienda, la sotana alzada!

   Pero pedirme fuera más cuidado
que asar con él, perdone la sotana,  10
perdone lo escolar, perdone el grado.

   Todo lo puede amor, todo lo allana,
pues Hércules se puso rueca al lado,
y Júpiter las naguas de Diana.




ArribaAbajo- 114 -


Que los libros sin dueño, son tienda y no estudio


ArribaAbajo   Fabio, notable autoridad se saca
de escribir el autor, por darnos mueca,
que sacó de su propia Biblioteca
la historia de Charlín y Tacamaca.

   Articular humana voz la urraca,  5
es como remojar la arteria seca,
porque es llamar al guante chiroteca,
esto de Biblioteca o Bibliotaca.

   ¿Qué librería de orador Hispano,
de Senador Jurisconsulto grave?  10
¿qué fénix Escorial? ¿qué Vaticano?

   Por libros, quiere Persio que le alaba,
¡o mísera ambición de aplauso humano!
que el libro es el que enseña, no el que sabe.




ArribaAbajo- 115 -


A Luis Vélez de Guevara, del crédito que tienen los extranjeros


ArribaAbajo   ¿Que Tomé de Burguillos me llamase,
pudiendo yo llamarme Paulo Emilio,
Trajano, Octavio, Régulo o Marsilio,
qué el crédito al valor anticipase?

   ¿Qué mi estrella fatal me destinase,  5
aunque no fuerzan sin humano auxilio,
y del Parnaso el provincial concilio
a ser Tomé, sin que jamás tomase?

   Luis Vélez, un Luis tuvo Sevilla,
pobre ingeniero, que después fue rico;  10
mudando el nombre, ¡extraña maravilla!

   Si fue Luis pobre, y rico Ludovico,
mudémonos los nombres de Castilla,
vos Ludovico, y yo Burgitomico.




ArribaAbajo- 116 -


Venció una dama cómica a otra que presumía haberla vencido delante de sus majestades


ArribaAbajo   A breve vida exhalación sujeta,
plaza de estrella presumió atrevida,
y volando en aplausos encendida,
risa del aire feneció cometa.

   Tú, Fénix; tú, Leonarda; tú perfeta  5
luz de la acción y de los versos vida,
triunfaste ilustre, al firmamento asida,
que por estrella fija te respeta.

   Vuelve después de tantas tempestades,
sol del teatro, más hermoso en ellas,  10
desengaña las altas majestades:

   y sepan las que pisas y atropellas
lo que va de mentiras a verdades,
que hasta salir el sol fueron estrellas.




ArribaAbajo- 117 -


Decía una dama que no hallaba a quien querer


ArribaAbajo   Entre tantas guedejas y copetes,
tantos rizos, jaulillas y bigotes,
entre tantos ilustres Lanzarotes,
reservando gualdrapas y bonetes.

   Entre tantos sombreros capacetes,  5
ámbares, negros, rubios achiotes,
lampazos ligas, cuerpos camelotes,
peones de armas, de Moclín jinetes.

   Entre tantos que van el pico al viento,
que a los que rueguen por lindeza esperan,  10
¿no halláis a quién querer? ¡extraño cuento!

   ¿A tantos vuestros ojos vituperan?
Señora, o no tenéis entendimiento,
o vendréis a querer, cuando no os quieran.




ArribaAbajo- 118 -


A una dama que a todo respondía, ¡zape!


ArribaAbajo   Del alma, o Lidia, son o cuerda, o loca,
las palabras espejos y retratos,
tanto a la lengua importan los recatos,
y a quien mayor obligación le toca.

   ¿Qué costumbre tan bárbara os provoca  5
entre tantos Narcisos y Patratos,
pienso que todos os parecen gatos,
pues nunca os falta el ¡zape! de la boca?

   Todos murmuran ¡zape! tan grosero,
aunque por gracia algún galán le escape,  10
de tantos que traéis al retortero.

   Pero porque mejor se encubra y tape,
haced que os den un gato de dinero,
que con el miz olvidaréis el ¡zape!




ArribaAbajo- 119 -


A una dama que criaba un cernícalo


ArribaAbajo   Filis, verte criar un ave admira
de tan poco valor, y que te falte
un pardo azor, un noble gerifalte,
que se pierde en el cielo al que le mira.

   Cazar con un cernícalo retira  5
tu grave honor de su primero esmalte;
una urraca es mejor, que parle y salte,
y que puedas llamar Sancha o Elvira.

   Dirás que urracas te parecen suegras
y que en la caza de tus manos francas  10
mejor con un cernícalo te alegras.

   Cazad los dos, pues no las tienes mancas,
él, pajarillo con las uñas negras,
y tú las bolsas con las uñas blancas.




ArribaAbajo- 120 -


Contra los culteranos


ArribaAbajo   Conjúrote, demonio culterano,
que salgas de este mozo miserable
que apenas sabe hablar, caso notable,
y ya presume de Anfión tebano.

   Por la lira de Apolo soberano  5
te conjuro, cultero inexorable,
que les des libertad para que hable
en su nativo idioma castellano.

   «¿Por qué me torques bárbara tan mente?
¿Qué cultiborra y brindalín tabaco  10
caractiquizan toda intensa frente?

   -Habla cristiano, perro.- Soy polaco.
-Tenedle, que se va.- No me ates, tente.
Suéltame.- Aquí de Apolo.- Aquí de Baco.».




ArribaAbajo- 121 -


El río de Madrid en julio


ArribaAbajo   Mísero Manzanares, ¿no te basta
todo el año sufrir tanta fregona,
tanto lacayo y paje de valona,
tanta ropa servil, tanta canasta?

   Ahora en julio tus riberas gasta  5
tanto prestado coche, tanta dona,
que lo que peca abril, junio jabona,
cáfila más altiva y menos casta.

   Escupe rayos del León la ira
feroz, aunque de Alcides fue despojo;  10
la ardiente arena por humor suspira;

   mas, como el río es viejo y sin antojo,
a su primera fuente se retira,
de ver tantas pescadas en remojo.




ArribaAbajo- 122 -


A un coche de damas feas, que iban al soto, y hablando con el cochero, por no hablar con ellas


ArribaAbajo   ¿A dónde llevas, infernal cochero,
esa de suegras cáfila enemiga?
¿de qué Sitia cargaste, infame auriga,
tanta serpiente y basilisco fiero?

   Si desgracia, si imperio, si dinero,  5
Faetón de Trasgos, a llevarte obliga
tanta fiera cruel, que Amor maldiga,
no eres cochero ya, sino leonero.

   Para, Caronte de infernales barcas,
y no lleves al soto, ni a las huertas  10
tarascas, muertes, cocos, tigres, Parcas.

   Que si en ir a las Islas te conciertas,
y en Amsterdam de Holanda desembarcas
con tales sierpes, quedarán desiertas.




ArribaAbajo- 123 -


A un maldiciente


ArribaAbajo   Ricardo, cuando salgas de esta vida,
tu lengua y pluma de verdades llenas
se volverán dos blancas azucenas,
que nunca el cielo de premiar se olvida.

   Como tienes la honra tan perdida,  5
envidias y persigues las ajenas,
naciendo de saber su nombre apenas
el ser de tantas horas homicida.

   A todos por cualquiera niñería
mandaba un gran señor dar gran dinero,  10
porque jamás dinero visto había.

   Lo mismo de tu lengua considero;
que quien sabe qué es honra, no podía
tenerla en poco si la vio primero.




ArribaAbajo- 124 -


Intentó el poeta ausentarse para olvidar, y no le aprovechó el remedio, con que parece que habla de veras


ArribaAbajo   En la Troya interior de mi sentido
metió un caballo Amor con gran secreto,
parto de más soldados, sólo a efecto
de verme en salamandra convertido.

   Salen a media noche, y al ruido  5
despierta el alma al corazón inquieto,
y fugitivo yo de tanto aprieto,
entre la viva llama emprendo olvido.

   Mi padre al hombro, que es mi ingenio, intento
buscar algún remedio a tanto estrago,  10
embarcado en mi propio pensamiento.

   Pero poco mis daños satisfago,
pues con mudar de patria y elemento,
me vuelvo a Troya porque no hay Cartago.




ArribaAbajo- 125 -


Había duende en una casa y amaneció preñada una doncella


ArribaAbajo   Siete meses, Filena, son cumplidos,
que este espíritu malo se defiende,
no vos del mismo a vos, por más que enmiende
el cuidado a los ojos los vestidos.

   Disputase por hombres entendidos,  5
si fue de los caídos este duende,
o vos la que cayó, sino se entiende,
que sois los dos espíritus caídos.

   Entre tantos conjuros he notado,
que espíritu sin carne no podía  10
seros tangible a vos, si os ha tocado.

   No le conjuren más, Filena mía,
porque aunque este se vaya, el que ha dejado
podrá sustituir la duendería.




ArribaAbajo- 126 -


Efectos de Amor, porque comienza humilde, y acaba apasionado


ArribaAbajo   Digna será de vos, señor Cupido,
digna será de vos tan alta hazaña,
tantas nieves en mí, ¿soy yo montaña?
herid a Juana, pues me habéis herido.

   No quiero ejemplo contra tanto olvido  5
de Dafne en lauro, y de Siringa en caña,
sino que casta la tostéis castaña
al blando fuego de mi amor os pido.

   Mi victoria es la seda, el oro y randas,
que dar a vuestras armas por despojos  10
estas mis escolares sopalandas.

   Y tú, pues no te duelen mis enojos,
Juana cruel, que en cinco puntos andas,
caigas, aunque tropieces en mis ojos.




ArribaAbajo- 127 -


A un amigo del poeta, que iba fuera de mala gana


ArribaAbajo   Galán de verde vas, hermano Alcino,
pájaro mudas, buenas dichas hayas,
pues con lo verderón te apapagayas,
¡notable comisión, bravo camino!

   Bien te parece el traje montesino,  5
para entre cabrahigos y altas hayas,
vuelvas más alto, aunque también lo vayas,
que Lanzarote de Bretaña vino

   Como un Orlando vas determinado,
lo verde es esperanza, no se pierde,  10
y más en los que viven sin cuidado.

   Pero dice que vas quien siempre muerde,
más que para galán, para guisado,
porque pudiera ser carnero verde.




ArribaAbajo- 128 -


Casose un galán con su dama y después andaba celoso


ArribaAbajo   Puso tan grande amor, si amor se llama,
un hombre, aunque no fue de los Catones,
en una gata, en perseguir ratones
décima de las nueve de la fama,

   que a Júpiter, teniéndola en la cama,  5
porque fuese mujer dio tales dones,
que a fuerza de promesas y oblaciones,
Júpiter la volvió de gata en dama.

   Estando, pues, en el estrado un día,
pasó un ratón, y apenas la vislumbre  10
le dio en los ojos cuando fue su arpía.

   ¿De qué tienes, Ricardo, pesadumbre?
Que Cloris ha de ser lo que solía,
porque es naturaleza la costumbre.




ArribaAbajo- 129 -


ArribaAbajo   Yphis después de la amorosa queja
de aquella su ingratísima señora,
hallole el sol al despertar la Aurora,
palillo en la almohadilla de su reja.

   Luego el tronante Júpiter despeja  5
las nubes con la mano vengadora,
y en piedra la convierte, donde ahora,
dentro del mármol se lamenta y queja.

   Bien me quitara yo también la vida,
pero debe señora reportarme,  10
que no quedéis en piedra convertida.

   Y anímame también para excusarme,
que aún no estaréis después arrepentida,
o me daréis más vida por matarme.




ArribaAbajo- 130 -


Castiga Amor un mal gusto con tan mal empleo


ArribaAbajo   Quien a ninguno amó, cuanto podía,
tantas veces querer cuantas fue amada,
de un mico inútilmente enamorada
su fiereza por ídolo tenía.

   Fatal llegó de dicho mico el día,  5
y ella de su desdicha lastimada,
la piel vellosa en pardo hollín tiznada
colgó llena de paja en su armería.

   ¡Qué hermoso salchichón, qué lindo empleo,
qué Adonis bello, o Capitán robusto,  10
sino el mismo retrato de Asmodeo!

   Mas fue de no querer castigo justo,
que fuese un animal tan negro y feo,
el micocrosmos de su necio gusto.




ArribaAbajo- 131 -


La que viene primera no es la mayor desdicha


ArribaAbajo   Hércules de Alcumena giganteo,
ganapán de la Grecia musculoso,
con la nudosa clava el escamoso
cuello deshizo del dragón lerneo.

   Pero saliendo muchos, su trofeo  5
no pudo ser tan presto victorioso,
como en la muerte de mi amor celoso
nuevo principio nace a mi deseo.

   No temo las desdichas conocidas;
que a sierpe que produce más cabezas  10
en daño propio se le dan heridas;

   y mis desdichas son como cerezas,
que voy por una, y de una en otra asidas,
vuelvo con todo un plato de tristezas.




ArribaAbajo- 132 -


A la muerte de Timosca, perra de agua famosa, matola la rueda de un molino


ArribaAbajo   En esta inútil, si florida huesa,
yace Timosca, o peregrino, tente,
perra y delfín del agua, cuyo Oriente
Flandes, padre Francés, madre Irlandesa.

   Trújome a España belicosa empresa,  5
donde de un golpe, o fértil recipiente,
parí dieciséis hijos del valiente
Cardona, perro de agua del de Sesa.

   Mi muerte fue un molino, mas ya creo,
que trasladarme al can celeste ordena  10
Júpiter por mujer: ¡qué dulce empleo!

   ¡Ay de ti, Manzanares, porque en pena,
haré, si en la canícula me veo,
incendio tu cristal, polvo tu arena!




ArribaAbajo- 133 -


A una dama que en un balcón estaba cosiendo unos escarpines muy pequeños


ArribaAbajo   Con el marfil, que al Africano diente
del animal más sabio desafía,
que imaginando como nieve enfría,
siendo por el efecto fuego ardiente.

   En un balcón envidia del Oriente  5
la bella Antandra un escarpín cosía
con hilo, que de perlas parecía,
y aguja, que al amor dichas desmiente.

   Bien hace, si con él en puntos nada,
de darse en acabarlos tanta prisa,  10
pues cuanto quiere con el pie le manda.

   Saldrá el Aurora con su dulce risa,
y amor verá en sus pies con breve holanda,
levantarse azucenas en camisa.




ArribaAbajo- 134 -


A la muerte de un catedrático de escritura, escribe de veras


ArribaAbajo   A ti, si más la eternidad pudiera,
que tener en sí misma tu memoria,
con imposible exceso de tu gloria
   para tu nombre más eterna fuera.

Cuarenta veces vio la primavera  5
el vellocino de Jasón victoria,
en tanto que te dio la sacra historia
el Magisterio y Cátedra primera.

   Mas ya la muerte en tu fatal partida
tu vida e inmortal fénix convierte,  10
a mejores escuelas reducida.

   Para que honrasen de una misma suerte,
a tu muerte la fama de tu vida,
y a tu vida la gloria de tu muerte.




ArribaAbajo- 135 -


No tiene por hombres los que no aman, aunque no lo siente mucho


ArribaAbajo   Quien no sabe de amor, viva entre fieras,
quien no ha querido bien, fieras espante,
o si es Narciso de sí mismo amante,
retrátese en las aguas lisonjeras.

   Quien en las flores de su edad primeras  5
se niega a amor, no es hombre, que es diamante,
pues no lo puede ser el que ignorante,
ni vio sus burlas, ni temió sus veras.

   Yo no me alabaré, que humilde vengo
al dulce yugo, Amor, de tu cadena,  10
con Sancha Sánchez y con Manga Mengo.

   Fuerte vivir por voluntad ajena,
pues no puedo comer, sino lo tengo,
ni tengo gusto, mientras tengo pena.




ArribaAbajo- 136 -


Discúlpase con Lope de Vega de su estilo


ArribaAbajo   Lope, yo quiero hablar con vos de veras,
y escribiros en verso numeroso,
que me dicen, que estáis de mí quejoso,
porque doy en seguir Musas arteras.

   Ahora invocaré las verdaderas,  5
aunque os sea, que sois escrupuloso,
con tanta metafísica enfadoso,
y tantas categóricas quimeras.

   Comienzo pues, o tú que en la risueña
Aurora imprimes la celeste llama,  10
que la soberbia de Faetón despeña.

   Mas perdonadme, Lope, que me llama
desgreñada una Musa de estameña,
celosa del tabí de vuestra fama.




ArribaAbajo- 137 -


Discúlpase con Lope de Vega de su estilo


ArribaAbajo   Señor Lope, este mundo todo es temas;
cuantos en él son fratres, son orates;
mis musas andarán con alpargates,
que los coturnos son para supremas.

   Gasten espliegos, gasten alhucemas,  5
perfúmenlas con ámbar los magnates;
mi humor escriba siempre disparates,
y buen provecho os hagan los poemas.

   Merlín Cocayo vio que no podía
de los latinos ser el siempre augusto,  10
y escribió macarrónica poesía.

   Lo mismo intento, no toméis disgusto;
que Juana no estudió filosofía,
y no hay Mecenas como el propio gusto.




ArribaAbajo- 138 -


ArribaAbajo   Si al espejo venís a enamoraros,
romperse es fuerza para no ofenderos,
o porque en muchas partes podáis veros,
y él pueda en otras tantas retrataros.

   Si a vuestros ojos no buscáis reparos,  5
no podréis de vos misma defenderos;
que el veros tan hermosa puede haceros
el daño que resulta de envidiaros.

   La estampa de que fuistes imitada
rompió, cuando formó naturaleza,  10
acción de vuestro espejo reiterada.

   Quebrarse fue lisonja y sutileza,
porque con ser de vos, ni aun retratada
pueda tener igual vuestra belleza.




ArribaAbajo- 139 -


Reprehende el poeta los que hablan enflautado


ArribaAbajo   Si cumplo con la lengua Castellana,
Resolución diciendo, ¿qué concepto
es llamarla Análisis, o que efecto
Tópica a la invención, cosa tan vana?

   Ampliar la lengua propia es cosa urbana,  5
adulterarla, es bárbaro defecto,
porque su idioma y cándido dialecto
con voces peregrina se profana.

   Las nuevas frases como al vulgo ocultas,
de los antiguos términos, se abstraen,  10
y así el remedio, Fabio, dificultas.

   Unas voces se inventan, y otras caen,
pues hasta las mujeres andan cultas,
hurtando a las naciones lo que traen.




ArribaAbajo- 140 -


Nihil gloriosum, nisi totum


ArribaAbajo   Purpúreo Febo despreciando el suelo,
a sí mismo fatal si anochecía,
cuando con plumas de oro el fénix día
previno a España el generoso vuelo.

   El peso del Atlántico desvelo  5
en dos altos pirámides confía,
en quien pudo librar su Monarquía
por bien universal piadoso el cielo.

   Salió la luz a deshacer agravios,
a la ciencia el Imperio, y persuadida  10
la fama a la verdad doró los labios.

   Hable la guerra, y el estudio pida,
tendrán en el gobierno de los sabios
laurel las armas y las letras vida.




ArribaAbajo- 141 -


Dijo el Bocalino, que un español, que mató un italiano en desafío, no traía camisa


ArribaAbajo   Ya Belicón, que al Español mataste,
fiesta que Apolo celebró con risa,
para decir que andaba sin camisa,
vestido, aunque mentiste, le enterraste.

   A nuestra usanza el Español honraste,  5
que por la banda, que al sentarse frisa,
honesta de españoles fue divisa,
que en lo forzoso y natural se gaste.

   Si el de tu patria, Belicón, muriera,
¿quién duda que el cambray por todo extremo  10
hacia la parte Occidental se viera?

   Más estimo la burla, que la temo,
que donde no se ve oculta la esfera,
no ha menester camisa Polifemo.




ArribaAbajo- 142 -


Preguntole una dama qué era el áureo número


ArribaAbajo   Cuando pensé que os daban más cuidado,
las rosas de Guadix, o de Granada,
el Turco de Valencia la pomada,
y de Sevilla el resplandor comprado.

   ¿Ricarda, el áureo número os le ha dado?  5
¿qué calendario no entendéis, cansada
de buscar en la letra colorada
las fiestas, que jamás habéis guardado?

   César le halló, pero la causa ignoro
de haceros tan curiosa y importuna,  10
aunque os parezca femenil decoro.

   Que mejor sabéis vos, que otra ninguna,
hallar por este número de oro
la conjunción del sol y de la luna.




ArribaAbajo- 143 -


Que unos se mueren para que otros vivan


ArribaAbajo   Enterraron un mico los persianos
de la embajada de aquel rey primera;
dicen que era almizcleño como pera,
bufón de hocico y jugador de manos.

   Allí supersticiosos cuanto humanos,  5
higos y almendras y una polla entera
le ministraba el que de todos era
alcoranista de sus ritos vanos.

   Salía un español de unos olivos
(¡oh consonantes, qué facéis de tuertos!),  10
y hurtaba los piadosos donativos.

   ¡Oh terribles del mundo desconciertos,
que con necesidad los hombres vivos
coman las honras de los micos muertos!




ArribaAbajo- 144 -


Si se han de tener celos


ArribaAbajo   O sean justos, Fabio, o sean injustos,
celos han de tener dos voluntades;
si justos, por temor de las verdades,
si por el susto cuando no son justos.

   Si celos suelen excusar disgustos,  5
mejor es no tener seguridades,
que como son los gustos novedades,
no hay que fiar a novedades gustos.

   Siempre quien ama ha de tener recelos,
no ha de vivir la voluntad segura,  10
aunque ventura igual le den los cielos.

   Amar y no celar no fue cordura,
porque tener un hombre amor sin celos,
más parece ignorancia que ventura.




ArribaAbajo- 145 -


Al cuidado de calzar justo una dama


ArribaAbajo   ¿Qué te han hecho tus pies, o Clara amiga,
que en tan estrechas cárceles los prendes,
los pies encoges, y la mano extiendes?
¡ay de la bolsa, a quien pusieres liga!

   ¿Por qué le das tan áspera fatiga  5
a quien te lleva donde tú pretendes?
que si dar a tus pies tormento emprendes,
en él confesaran lo que te obliga.

   De pies viene piedad, suéltalos, Clara,
que no pierden amores y cariños  10
si de tus pies apelan a tu cara.

   No paguen apretados tus aliños,
pues si los viera Herodes los matara
por inocentes, pero no por niños.




ArribaAbajo- 146 -


Describe el poeta su Juana en forma de sirena, sin valerse de la fábula de Ulises


ArribaAbajo   De dulces seguidillas perseguidos,
lavando Juana en la ribera amena,
del río, que entre lazos de verbena
verdes construye a los gazapos nidos.

   De Ulises quise hacer mis dos sentidos,  5
pero estaba tan bella de Sirena,
que viendo y escuchando hasta la arena,
los vi anegados, y lloré perdidos.

   Allí el deseo y el amor iguales,
linces del agua en círculos sutiles  10
buscaban bienes, aumentando males.

   Yo con los ojos como dos candiles,
verdad, dije, mi ardor, dulces cristales,
pues que tenéis allá sus dos marfiles.




ArribaAbajo- 147 -


Responde a un poeta...


ArribaAbajo   Livio, yo siempre fui vuestro devoto,
nunca a la fe de la amistad perjuro;
vos en amor, como en los versos duro,
tenéis el lazo a consonantes roto.

   Si vos imperceptible, si remoto,  5
yo blando, fácil, elegante, puro,
tan claro escribo como vos oscuro;
la vega es llana e intrincado el soto.

   También soy yo del ornamento amigo;
sólo en los tropos imposibles paro,  10
y de este error mis números desligo;

   en la sentencia sólida reparo,
porque dejen la pluma y el castigo
oscuro el borrador y el verso claro.




ArribaAbajo- 148 -


Justifícase el poeta de que no nacen flores...


ArribaAbajo   Abría el sol, dejando el Alba a solas,
con manos de oro la Oriental ventana,
y en el primero albor de la mañana
trinaban filomenas y tórtolas.

   Cuando cantando jácaras y andolas,  5
calva una piedra acicalaba Juana,
dando a los campos más jazmín, más grana,
más risa al río, y más nevadas olas.

   Aunque decir que entonces florecieron,
y por ella cantaron ruiseñores,  10
será mentira, porque no lo hicieron.

   Pero es verdad, que en viendo sus colores
a mí me pareció, que se rieron
selvas, aves, cristal, campos y flores.




ArribaAbajo- 149 -


Al retrato de una dama después de muerta


ArribaAbajo   Duerme el sol de Belisa en noche oscura,
Y Evandro, su marido, con extraño
dolor pide a Felipe de Liaño
retrate, aunque sin alma, su figura.

   Felipe restituye a su hermosura  5
la muerta vida con tan raro engaño,
que pensando negar el desengaño,
la vista de los ojos se perjura.

   Tú dices que mejor fuera olvidarla.
Octavio, pues ya queda helada y fría,  10
que no dejar espejo en que mirarla.

   Y yo digo, con paz en tu porfía,
que tuvo muy buen gusto en retratarla
al tiempo que mejor le parecía.




ArribaAbajo- 150 -


A doña Antonia Clara de Nevares, saliendo una mañana al descuido


ArribaAbajo   Quien amanece al sol, quien al sol dora,
dejando libre discurrir el pelo,
por el blanco marfil, y debe al cielo
las rosas que la noche le colora.

   Parece, con las gracias que atesora,  5
que a la naturaleza dio desvelo,
y que en las luces del celeste velo
buscó ella misma su primara Aurora.

   Si sois Amor para robar despojos
en hábito de niña, hoy cesa, hoy para  10
cuanto de su rigor causaba enojos.

   Que si fuera de vos, Antonia Clara,
la niña de las niñas de sus ojos,
rompiera el arco Amor, mirar bastara.




ArribaAbajo- 151 -


Celos del poeta, porque vio a Juana columpiándose una tarde con otras doncellas


ArribaAbajo   Para el columpio, que no es justo, para
que el céfiro que engendras bulliciosa,
dulce abanillo de tu cara hermosa,
le pongas cuatro puntos en la cara.

   Yo vi tu pie, que me ocultaste avara,  5
y la roseta del zapato airosa,
que a tus mejillas trasladó la rosa,
como si más que viera, imaginara.

   Mas ya celoso de la dicha mía,
viendo que de otro pudo ser gozada,  10
diré a tu ti, aunque de ti se fía.

   Que andabas mal compuesta y bien sentada,
más que sirve decírselo a tu tía,
que pienso que la tienes preparada.




ArribaAbajo- 152 -


Imitando a Garcilaso sentimientos de ausencia


ArribaAbajo   Señora mía, si de vos ausente
en esta vida duro y no me muero,
es porque como y duermo y nada espero,
ni pleiteante soy ni pretendiente.

   Esto se entiende en tanto que accidente  5
no siento de la falta del dinero;
que entonces se me acuerda lo que os quiero,
y estoy perjudicial e impertinente.

   Sin ver las armas ni surcar los mares,
mis pensamientos a las musas fío;  10
sus liras son mis cajas militares.

   Rico en invierno y pobre en el estío,
parezco en mi fortuna al Manzanares,
que con agua o sin ella siempre es río.




ArribaAbajo- 153 -


Aconseja a un amigo como cortesano viejo


ArribaAbajo   Don Juan, no se le dar a un hombre nada
de cuanto va ni viene, es cuerdo efeto;
que toda la quietud del que es discreto
en sólo este aforismo está fundada.

   ¿Qué gobierno, qué ejército, qué armada  5
corre por vuestra cuenta? Lo perfeto
es el descuido y el tener secreto
cuanto da pesadumbre y cuanto enfada.

   Nunca os halléis en juntas ni en corrillos,
que es cuerdo de las bestias el rodeo,  10
ni en estas ruedas de amolar cuchillos.

   Haced de la virtud secreto empleo;
que yo en mi pobre hogar, con dos librillos,
ni murmuro, ni temo, ni deseo.




ArribaAbajo- 154 -


Reprehende los filósofos antiguos


ArribaAbajo   Aquel filosofar antiguo, Octavio,
jamás le diera yo tan falso nombre,
plantar el hombre, sin que el verlo asombre,
más parece de bestia, que de sabio.

   Sacar los ojos, dar silencio al labio  5
un lustro, acción de bárbaro se nombre,
buscar de día con un hacha un hombre,
de cuantos han nacido fuera agravio.

   Con propia mano en una fuente un día
vio un sabio un hombre, que bebiendo estaba,  10
y quebró la escudilla que tenía.

   Qué hermosa necedad, pues se obligaba
a quebrarse la mano, si bebía,
porque también la boca le sobraba.




ArribaAbajo- 155 -


Se lamenta el Manzanares de tener un gran puente


Habla el río


ArribaAbajo   ¡Quítenme aqueste puente, que me mata,
señores regidores de la villa;
miren que me he quebrado una costilla;
que, aunque me viene grande, me maltrata!

   De bola en bola tanto se dilata,  5
que no la alcanza a ver mi verde orilla;
mejor es que la lleven a Sevilla,
si cabe en el camino de la Plata.

   Pereciendo de sed en el estío,
es falsa la causal y el argumento  10
de que en las tempestades tengo brío.

   Pues yo con la mitad estoy contento,
traíganle sus mercedes otro río,
que le sirva de huésped de aposento.




ArribaAbajo- 156 -


A don Francisco de Quevedo Villegas, señor de la villa de la torre de Juan Abad, caballero de la Orden de Santiago


ArribaAbajo   Para cortar la pluma, en un profundo
ideal concepto, y trasladarle en rima,
halle, peregrinando el patrio clima,
que era de vos lo más sutil del mundo.

   Atento os miro, y tan valiente infundo  5
alma al ingenio, al instrumento prima,
que a escribir, a cantar, a ser me anima
de vuestro claro sol faetón segundo.

   Para alabaros hoy, le pedí al coro
de Apolo, si es que tanto emprender puedo,  10
permitiese mi pluma a su tesoro.

   Y respondiome con respeto y miedo:
Burguillos, si queréis teñirla en oro,
bañarla en el ingenio de Quevedo.




ArribaAbajo- 157 -


Lloraba Juana por una camisa que le hurtaron en el río, y quitose el poeta la suya, porque no la riñesen en su casa


ArribaAbajo   ¿Perlas, Juana, en tus ojos, cuya risa
hizo llorar de amor al más diamante?
¡qué holanda, qué cambray, o qué brabante
de lágrimas sembró tu manutisa?

   ¿Mas qué mayor fineza y más aprisa,  5
como quedarse en cueros un amante?
así pintan a Amor, nadie se espante,
pues menos es que el alma la camisa.

   Desnudo estoy, Amor, pero hoy te pido
te dignes de ponerte mi sotana,  10
y darme el arco para ser Cupido.

   Por dicha, aunque es tan fiera e inhumana,
viendo tan grande amor contra su olvido,
rendirá su desdén mi hermosa Juana.




ArribaAbajo- 158 -


Preguntole un caballero si haría comedias, por el principio de una que le enviaba


ArribaAbajo   Si haré Comedias, me preguntas Cloro,
y un acto de Penélope me envías,
¿qué fama te engañó, que en tales días,
de Falaris te metes en el toro?

   Después que un Autoron cantante loro  5
con idiotismos y objeciones frías
la exponga al vulgo, comerante Harpías
el dulce néctar del Castalio coro.

   Es el teatro de ámbar un escudo
en un carro de estiércol, o en un coche,  10
donde habla el ganso y está el cisne mudo.

   Y cuando más tu ingenio se trasnoche,
veraste en una esquina con engrudo,
y no te faltará para la noche.




ArribaAbajo- 159 -


Exclamación del poeta por un hombre que siempre andaba diciendo, que era muerto


ArribaAbajo   O tú buen hombre, o tú cualquier que seas,
trágico de mi fin Mercurio alado,
que sin ofensa, herencia, ni cuidado,
la voz en referir mi muerte empleas.

   Primero que te goces y la veas,  5
pases la barca de Carón tiznado,
y si no tienes óbolos, a nado
te trasladen las márgenes Lereas.

   ¿Qué te ha hecho, Burguillos, bestia fiera,
que quitas a la muerte su trofeo,  10
cuando menos la teme, que la espera?

   Déjale honrar el coro Pegaseo,
que como aguardes a que Dios lo quiera,
él se lo morirá sin tu deseo.




ArribaAbajo- 160 -


Al Príncipe de Esquilache


ArribaAbajo   Si yo en mi vida vi la Polyanthea,
rudo villano me convierta en rana,
¿qué aplauso pide aquella gente vana,
que por lo trajinado se pasea?

   Vuestro claro esplendor árbitro sea  5
Príncipe de la lengua Castellana,
que si Goda nació, vive Tebana,
y siendo esfinge, morirá Guinea.

   Cuando vos fuiste por Virrey a Lima,
Penélope quedó, más de aquel cielo  10
Antártico volviendo a nuestro clima.

   Adúltero hallaréis su casto velo,
y a mí llorando su perdida estima:
¡oh patria, cuánto debes a mi celo!




ArribaAbajo- 161 -


Discúlpase el poeta del estilo humilde


ArribaAbajo   Sacras luces del cielo, yo he cantado
en otra lira lo que habéis oído;
saltó la prima y el bordón lo ha sido
al nuevo estilo si le habéis culpado.

   De mí mismo se burla mi cuidado,  5
viéndome a tal estado reducido;
pero, pues no me habéis favorecido,
¿por qué disculpo lo que habéis causado?

   Entre tantos estudios os admire,
y entre tantas lisonjas de señores,  10
que de necesidad tal vez suspire;

   mas tengo un bien en tantos disfavores,
que no es posible que la envidia mire:
dos libros, tres pinturas, cuatro flores.




ArribaAbajo- 162 -


De doña Teresa Verecundia al licenciado Tomé de Burguillos


ArribaAbajo   Con dulce voz, y pluma diligente,
y no vestida de confusos chaos,
cantáis Tomé las bodas, los saraos,
de Zapaquilda, y Mizifuf, valiente.

   Si a Homero coronó la ilustre frente  5
cantar las Armas de las Griegas Naos,
a vos de los insignes Marramaos
guerras de amor por súbito accidente.

   Bien merecéis un gato de doblones,
aunque ni Lope celebréis, ni el Taso,  10
Ricardos, o Gofredos de Bullones.

   Pues que por vos segundo Gatilaso,
que darán para siempre de ratones,
libres las Bibliotecas del Parnaso.




Arriba- 163 -


Trajeron unos devotos a la Corte el Santo Niño de la Cruz...


Arriba   Dulce pastor que nuestro valle pisa
desde las flores de su prado eterno,
esposo, a quien el Alba del invierno
entre rizos de sol perlas divisa.

   Dulce amor, dulce niño, dulce risa,  5
dulce Jesús, dulce cordero tierno,
¿qué cuidado del alma, qué gobierno
mueve los dulces pies a tanta prisa?

   ¿Cómo dejáis a vuestra dulce madre?
¿es bueno que le deis estos enojos?  10
¿de la Cruz a la Corte habéis venido?

   A fe que se lo diga a vuestro padre,
¡más ay de mí! que respondéis mis ojos,
que por hallarme a mí venís perdido.





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