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1

Carlos Real de Azúa, Medio siglo de «Ariel» (Su significación y trascendencia literario-filosófica). Montevideo: Academia Nacional de Letras, 2001.

 

2

Carta de C[arlos] E. Restrepo, en papel membretado «PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA», fechado en «Bogotá, 21 de Abril de 1914». Documento 31143-45, Colección José Enrique Rodó; Cartas (Enero-junio) 1914.

 

3

Las dos versiones son las siguientes: Ariel, traducida por F. J. Stimson, ex embajador de Estados Unidos en Argentina (Boston y Nueva York: Houghton Mifflin, 1922), y Ariel, traducida por Margaret Sayers Peden, con prólogos de James W. Symington y Carlos Fuentes (Austin: Universidad de Texas, 1988). Symington, que encargó la nueva traducción, supo por primera vez de Ariel en el Congreso de Presidentes Americanos de Punta del Este en 1967, a la que asistió como jefe de protocolo de la delegación que acompañó al presidente Lyndon Johnson.

 

4

Ariel, traducción de Margaret Sayers Peden, p. 131.

 

5

Richard M. Morse, El espejo de Próspero (México: Siglo XXI, 1982); el debate se puede seguir en la recopilación de Felipe Arocena y Eduardo de León, El complejo de Próspero (Montevideo: Vintén, 1993).

 

6

Ensayos por José Miguel Oviedo y Aníbal González, en The Cambridge History of Latin American Literature, coordinada por Roberto González Echevarría y Enrique Puppo-Walker (Cambridge: Cambridge University Press, 1996), Tomo 2, pp. 365 y 427.

 

7

Stephen G. H. Roberts, «The Reception of Ariel in Spain: Rodó, Unamuno and the Emergence of the Modern Intellectual», en This America We Dream Of: Rodó and «Ariel» One Hundred Years On, coord. Gustavo San Román (Londres: Institute of Latin American Studies, 2001), pp. 68-91.

 

8

Noël Solomon. «L'auteur de Ariel en France avant 1917», Bulletin Hispanique LXXIII (1971), pp. 11-30; hay versión castellana: «El autor de Ariel en Francia antes de 1917», en Revista de la Biblioteca Nacional (Montevideo), vol. 7 (1973), pp. 9-24.

 

9

Alfredo Rodó, «Cómo estudiaba Rodó», en La Noche, Sábado 28 de febrero de 1920, p. 3. Ese día llegaron los repatriados restos de Rodó a Montevideo. La información del hermano de Rodó contiene por lo menos una falla. Asegura Alfredo que el escritor «No empleó, ni una vez siquiera, la máquina de escribir», pero entre sus papeles en el Archivo Rodó de la Biblioteca Nacional se encuentran algunos borradores de cartas mecanografiadas. En una del 4 de julio de 1915 se dirige al secretario del Nederlandsche Anti Oorlog Raag para agradecer una invitación «a formar parte del Consejo internacional que deberá constituirse a iniciativa de esa prestigiosa institución para estudiar los medios de asegurar en el mundo una paz duradera»; en otra de fecha 5 de enero de 1916, dirigida a Rafael Vehils, Director de la Casa América de Barcelona, contesta a la invitación a asistir a las celebraciones del tercer centenario de Cervantes, que debe declinar en razón de «circunstancias superiores a mi voluntad». En ambos casos usa papel membretado, con la leyenda «JOSÉ ENRIQUE RODO Montevideo». Estas cartas demuestran además la fama de Rodó en el extranjero.

 

10

Emir Rodríguez Monegal, Introducción a José Enrique Rodó, Obras completas, 2.ª edición (Madrid: Aguilar, 1967), p. 68. Todas las citas futuras de Rodó serán a esta edición.