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El Romancero viejo
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     El Romancero viejo
    
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Romance de don Beltrán


En los campos de Alventosa
mataron a don Beltrán,
nunca lo echaron de menos
hasta los puertos pasar.
Siete veces echan suertes  5
quién lo volverá a buscar,
todas siete le cupieron
al buen viejo de su padre;
las tres fueron por malicia
y las cuatro con maldad.  10
Vuelve riendas al caballo
y vuélveselo a buscar,
de noche por el camino,
de día por el jaral.
Por la matanza va el viejo,  15
por la matanza adelante;
los brazos lleva cansados
de los muertos rodear,
no hallaba al que busca,
ni menos la su señal;  20
vido todos los franceses
y no vido a don Beltrán.
Maldiciendo iba el vino,
maldiciendo iba el pan,
el que comían los moros,  25
que no el de la cristiandad,
maldiciendo iba el árbol
que solo en el campo nace,
que todas las aves del cielo
allí se vienen a asentar,  30
que de rama ni de hoja
no le dejaban gozar;
maldiciendo iba el caballero
que cabalgaba sin paje:
si se le cae la lanza  35
no tiene quién se la alce,
y si se le cae la espuela
no tiene quién se la calce;
maldiciendo iba la mujer
que tan sólo un hijo pare:  40
si enemigos se lo matan
no tiene quién lo vengar.
A la entrada de un puerto,
saliendo de un arenal,
vido en esto estar un moro  45
que velaba en un adarve;
hablóle en algarabía,
como aquel que bien la sabe:
-Por Dios te ruego, el moro,
me digas una verdad:  50
caballero de armas blancas
si lo viste acá pasar,
y si tú lo tienes preso,
a oro te lo pesarán,
y si tú lo tienes muerto  55
désmelo para enterrar,
pues que el cuerpo sin el alma
sólo un dinero no vale.
-Ese caballero, amigo,
dime tú qué señas trae.  60
-Blancas armas son las suyas,
y el caballo es alazán,
en el carrillo derecho
él tenía una señal,
que siendo niño pequeño  65
se la hizo un gavilán.
-Este caballero, amigo,
muerto está en aquel pradal;
las piernas tiene en el agua,
y el cuerpo en el arenal;  70
siete lanzadas tenía
desde el hombro al carcañal,
y otras tantas su caballo
desde la cincha al pretal.
No le des culpa al caballo,  75
que no se la puedes dar,
que siete veces lo sacó
sin herida y sin señal,
y otras tantas lo volvió
con gana de pelear.  80




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