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Romances de Ciego

PARA MELILLA EMBARCAMOS

Para Melilla embarcamos
muy alegres y contentos,
de todos los que aquí vamos
sabe Dios si volveremos.
Pero yo llevo la fe
en la Virgen del Rosario
que dentro del corazón
yo llevo el escapulario.
El diecinueve de enero
a las nueve de la mañana
nos sacaron de Melilla
nos llevaron a campaña.
Metidos en el combate
de ti madre me acordé,
de aquellos besos que tú
me dabas en la niñez.
Una carta recibía
de los tristes de sus padres
y en aquel mismo momento
estaba bañado en sangre.
Recuerdo a los mis amigos
que en el pueblos los dejé
y las grandes diverdiones
que con ellos frecuenté.
También recuerdo a mi novia
que amargamente lloraba
el día que yo embarqué
para esta tierra africana.
Adiós mi padre y mi madre
adiós mi pueblo natal,
adiós Herminia del alma
ya no te vuelvo a ver más.

 

Romances de Ciego

LA MILITARA

Pongan atención señores
lo que vamos a explicar
este caso que ha ocurrido
con un joven militar.
Un pueblecito asturiano
allí una joven nació
y sus padres al momento
la vistieron de varón.
Y según la gente dice,
esta familia tenía,
un pariente que es muy rico
que era tío de la niña.
Pero este señor tan rico
a la familia le habló
que dejaría su fortuna
al primer hijo varón.
Entonces aquellos padres
llevados de la codicia
la vistieron de varón
ocultando que era niña.
Julio le ponen por nombre
siendo Julia el verdadero
y al cumplir los cuatro años
ya le mandan a un colegio.
Estudiaba con afán
en aquel mismo colegio,
pero todos le apreciaban
por su buen comportamiento.
Ya pasados unos meses
le llegó la inclinación
que tenía que ser chófer
lo que pronto consiguió.
Al cumplir diecisiete años
a la milicia alistó:
parque de automovilismo
a Valladolid marchó.
Desde que al cuartel llegó
era digno de admirar
cumpliendo con sus deberes
como un bravo militar.
De chófer para su coche
un superior le cogió
cumpliendo con sus deberes
como era su obligación.
Ya pasaron unos meses
Julio una novia se echó;
era una chica muy guapa
que de él se enamoró.
Se cogían del bracete
y por la calle marchaban,
como dos enamorados
siempre al cine la llevaba.
Tenían sus varias bromas,
como suele suceder,
pero nadie descubrió
el que era una mujer.
Y así fue pasando el tiempo,
así la mili cumplió
cuando menos lo esperaba
el pastel se descubrió.
En aquel mismo cuartel
una cartera faltó
conteniendo algún dinero
y el coronel ordenó
que todos se desnudaran
para encontrar al ladrón,
y todos obedecieron,
pero Julio dijo “no”.
- Vamos, Julio, ¿qué es lo que haces?
desnúdate enseguida,
no creo que ahora quedes
mal por esta tontería.
Y Julio le contestó:
- Yo no me desnudaré,
sepa usted mi coronel
que yo soy una mujer.
- Vamos, Julio, no bromees,
porque te puede pesar,
¿no sabes que en estos casos
no se puede bromear?.
Y Julio le contestó
- Yo no quiero bromear,
lléveme usted a su casa
y lo puede comprobar.
Todos los allí presentes
atónitos se quedaban,
todos con la boca abierta
sin poder hablar palabra.
Han estado tanto tiempo,
y sin llegarlo a saber
durmiendo tranquilamente
al lado de una mujer.

 

Romances de Ciego

UNA ENCANTADORA JOVEN

Una encantadora joven
sostenía relación
con un mozo postinero
que adoraba con pasión.
Al conseguir sus favores,
viendo que en cinta quedó
trataron de casamiento,
pero aquel infame huyó.
Ella, muy apurada
por esto se quedó
llorando desconsolada
porque la honra perdió.
Y la pobre decía:
- Que triste porvenir,
qué dirá de mí la gente,
yo de vergüenza voy a morir.
Al cabo de poco tiempo
luz a un niño hermoso dio,
que cogiéndole en sus brazos,
al monte se lo llevó.
Lo ha dejado en un barranco
envuelto en pobre pañal,
ocultando su deshonra
esta madre criminal.
Pero al siguiente día
un pastor que pasó
por aquellas cercanías
a un niño llorar oyó.
Al irlo a dar auxilio,
emocionado vio
que era un recién nacido;
para su casa se lo llevó.
Lo ponen en la parroquia
llenos de gozo los dos,
bautizando al pobre niño
que en sus brazos puso Diós.
El niño llegó a ser mozo,
y los padres con dulzura,
le dicen si estudiar quiere
para carrera de cura.
Le dieron el estudio
logrando su intención,
y al cumplir veintidós años
llegó a ser cura en la población.
Al cabo de poco tiempo
en la iglesia penetró
tristemente, una señora,
y al confesor se acercó.
Se arrodilló en el momento,
y el padre le preguntó:
- Dígame usted sus pecados
para que la absuelva Dios.
- Padre, tengo una pena,
pues hice yo un gran mal
y mi conciencia me dice
que he sido una criminal.
Hace veintidós años
un hijo abandoné,
no sé si es vivo o es muerto
sobre un barranco yo lo dejé.
Pero el padre, trastornado
sin aliento y sin color
al oír lo confesado
creyó morir de dolor.
- Usted debe ser mi madre
por lo que me explica usted,
quiso Dios que yo encontrara
la madre que me dio el ser.
- Hijo de mis entrañas, hijo del corazón,
por ocultar mi deshonra
hice yo tan mala acción.
- Madre, yo la perdono
porque comprendo yo
que la culpa no fue suya
sino del hombre que la perdió.

 

Romances de Ciego

EL CRIMEN DE CECLAVIN

En Ceclavín
señores, se cometió
un crimen fatal y triste
de los de por defender su honor.
En dicho pueblo habitaba
una viuda mala y sin piedad,
y una hija que ella tenía,
su hermosura trató de ultrajar;
por interés de cien duros
que un infame traidor la ofrecía
esa madre insensata quería
que su hija manchara su honor.
- Hija del alma,
de ti enamorado está
un caballero muy rico
que cien duros por tu honor me da.
Conque, otorga, hija del alma.
Va y le dice la madre cruel.
Que nos da mucho dinero
y eso nadie lo puede saber.
Entonces, la hermosa joven,
contestó con desdén y valor:
- Antes pierdo mil veces la vida
que un infame atropelle mi honor.
Pero la madre,
al punto la contestó:
- Si no te entregas te mato;
conque otorgar te será mejor.
Si por buenas no lo quieres
a la fuerza yo te haré entregar.
Y enseguida, aquella madre,,
al señor corriendo fue a buscar;
y le dice: - Caballeroesta noche a las diez puede usté ir,
que si mi hija no quiere entregarse
en mis manos tiene que morir.
Pero la joven,
preparada estaba ya
con un puñal de dos filos
para su honra poder libertar.
En cuanto entró el caballero
va y le dice la madre cruel:
- Vamos, hijita del alma,
hazme caso y entrégate a él.
Y entonces, la hermosa joven,
con desdén y sobrado valor
a su infame madre, sin tardanza
dieciséis puñaladas la dio.
El caballero
que escaparse intentó
agarrándole la joven
con la loave la puerta cerró.
El caballero al momento
cayó al suelo triste y sin sentido
- Perdóname, blanca joven.
Va y le dice trite y afligido.
Mira que tengo tres hijos
que inocentes de todo esto son,
y en un ángel tan puro y tan bello
creo no existía tan mal corazón.
Pero la joven,
al punto le contestó:
- Yo no puedo perdonar
a quien tanto daño me causó;
sepa que yo por usted
a mi madre la muerte la di,
porque quiso que yo me dejara
que usted abusara de mí.
Así , señor, le asesino
pa que pague su villana acción
que es muy justo que muera a mis manos
el que quiso atropellar mi honor
Cuando muerto le dejó
ella propia a la muerte se fue
y con rostro sin igual
de este modo le habló al señor juez:
- Yo, pobre soy,
y usted como juez severo
debe saber que la honra
no se paga con ningun dinero.
Así que ahora, señor juez,
haga usté lo que quiera de mí
porque es muy justo que pague
el delito que yo cometí
pues que con mi propia mano
castigué con desdén y valor
al infame que quiso comprarme
y a mi madre que loconsintió.
El señor juez
en la cárcel la metió
a aquella blanca azucena
que tan fiera defendió su honor.
La toman declaración
y la hermosa joven contestó
que ella propia a su madre traidora
sin consuelo la muerte la dio.
Y hasta el señor juez lloraba
en sentir que aquella blanca flor
a su muerte la muerte le ha dado
por ser ppura y no manchar su honor
Pero la joven
afligida, ya lloraba:
- Madre mía fuiste muy traidora;
yo por tí me hallo aquí desgraciada.
Y con terrible agonía,
ella propia la muerte se dio;
en un triste calabozo
su alma pura ha entregado al Señor.
Y una carta ya ha dejado
que a cualquiera le causa dolor:
“Adiós, madre traidora, tú fuiste
la culpable de mi perdición”.

 

Romances de Ciego

ENRIQUE Y LOLA

Eran dos hermanos huérfanos
nacidos en Barcelona,
el niño se llama Enrique,
la niña se llama Lola.
El Enrique se ha marchado
a trabajar al obrero
trabajando en alta mares
se ha hecho de mucho dinero.
Se ha hecho de mucho dinero
sin hacer caso de Lola,
mientras Lola está llorando
noche y día por su hermano.
A la Virgen del Pilar
la reza por encontrarlo.
Ha salido un caballero
para casarse con Lola;
Lola acepta el casamiento
por no estar siempre tan sola,
Un día, estando en la mesa,
Lola dice a su marido:
- Yo me marcho pal obrero,
tengo un hermano perdido.
Tengo un hermano perdido
y no sé donde estará.
- Lola, tu gusto es el mío,
vámonos a caminar.
Ya prepararon el viaje
se ponen embarcaciones,
y en las casas de Teruel
les ponen habitaciones.
El marido cayó enfermo
con las fiebres amarillas,
al poco tiempo la Lola,
ya se ha quedado viudita.
Ya se ha quedado viudita
la pobrecita de Lola,
la ha tenido que obligar
a pedir una limosna.
Al salir un caballero
le ha pedido limosna,
el caballero la dice
con sentimiento: - Perdona,
es usté una linda rosa;
es usté un lindo clavel,
a la noche vaya a casa
que yo la socorreré.
Por la noche se fue a casa.
la mete en su habitación
la pidió cosa imposible,
Lola le dice que no.
- Si estuviera aquí el Enrique,
el Enrique de mi alma,
sacaría la defensa
por la Lola de su alma.
- Si es que tú te llamas Lola,
Enrique me llamo yo,
mátame hermana querida
que yo fui tu inclinador.
Aquí se ven los abrazos
aquí se ven los suspiros
aquí se acaba la historia
de los hermanos perdidos.

 

Romances de Ciego

PEDRO MARCIAL

En la provincia Valencia,
en el pueblo de Arrabal,
habitaba un pescador
llamado Pedro Marcial.
Ay, ese malvado padre,
viudo hace poco quedó,
con una hija de nueve años
y un hijo de veintidós.
Así tranquilos vivían
hastA que el padre traidor
quiso sentir por la niña
tan insolente pasión.
Cuando su hermano se marcha
a cumplir la obligación
coge su padre a la niña
dentro de una habitación.
Al ver que la niña llora
y no la puede hacer callar
la ata un paañuelo a la boca
pa que no pueda llorar.
- Si dices algo a tu hermano,
la decía el criminal,
sin tener piedad de ti
te daré muerte fatal.
Cuando su hermano ha llegado
de cumplir la obligación,
como siempre por su hermana,
a su padre preguntó.
- Dice que se encuentra mala.
Le contesta el criminal.
Dice que se encuentra mala,
yo no sé lo que tendrá.
- ¿Qué tienes, hermana mía,
que estás pélida y llorosa?
¿Qué tienes, hermana mía,
siendo tu cara una rosa?
- Ay, ven acá, hermano mío,
y ponte al lado de mí,
Pero el padre, que escuchaba
a estos la conversación,
con idea de darla muerte
penetró en la habitación.
Pero el hijo, que veía
que a su hermana iba a matar,
disparó un tiro a su padre
y cayó al suelo mortal.
Al ver que le quedó muerto,
él a dar cuenta se fue
y con rostro sin igual,
de este modo le habló al juez:
- Yo vengo a decirle a usía,
que con este arma tirana
he dado muerte a mi padre
por abusar de mi hermana.
Usted como señor juez,
usted como juez severo,
ya sabrá usted que la honra
no se gana por ningún dinero.
Hasta el señor juez lloraba
de lo que el padre traidor
quiso sentir por su hija
con insolente pasión.

 

Romances de Ciego

ROSINA ENCARNADA

Ya venimos de la guerra de Africa,
porque todo lo trae la pasión,
ya venimos de la guerra de Africa
porque todo lo trae el amor.
Al marcharme, Rosina encarnada
me decía que tú me esperabas
y ahora vengo a casarme contigo
y me encuentro que ya estáscasada.
Casadita, casada me encuentras,
porque todo lo trae el querer;
casadita, casada me encuentras
con un hombre al que yo nunca amé.
¿No te acuerdas del mantón de grana
que de novios yo te regalé?
Sí me acuerdo del mantón de grana
y de varios regalos también,
¿Te acuerdas del pañuelo de seda
que de Africa yo te mandé?
Si es verdad que tú me has olvidado,
el pañuelo devuélvemele.
Sí es verdad que yo a ti te he olvidado
y mis padres la culpa han tenido
pues trataron de darme la muerte
si seguía yo hablando contigo.
Si tus padres la culpa han tenido
y de muerte a ti te amenazaban,
ellos van a pagar con la vida
y también tú, Rosina encarnada.
Como tienes puñal de dos filos,
si mi pecho quieres traspasar
matarás a una fiel criatura
que en mi vientre inocente está.
Yo no mato a una fiel criatura
que es un ángel que vive inocente;
cuando nazca y en el mundo viva
a ti sola te daré la muerte.
Ya dio a luz la Rosina encarnada
una niña más bella que el sol
y Rosina la puso por nombre
como así su padre lo mandó.
A los quince días se va a misa
y el Antonio al encuentro salió:
- Buenos días, Rosina encarnada,
ahora vengo a lograr mi intención.
- Si tú tienes puñal de dos filos
y la muerte me vienes a dar,
mira, mira que te llevan preso
y la Guardia Civil por detrás.
- No me importa que me lleven preso.
Y el infame rápido sacó
un terrible puñal de dos filos
que en su pecho mil veces clavó.
- Ya has pagado Rosina encarnada
el estarme engañando dos años,
si tus padres la culpa por ello han tenido
tú solita por ello has pagado.
Al oír este crimen tan grande
su marido al encuentro sali´o:
- Dime, dime, Rosina encarnada,
dime dime quién te asesinó.
Dime, dime Rosina encarnada,
dime dime quien fue tu traidor.

 

Romances de Ciego

JULIA RODRIGO

Un comerciante ya viudo
vivía en dicha ciudad (1)
éste tenía una hija
de veintiún años de edad.
Julia tenía por nombre
esta joven desgraciada
con un rostro tan alegre
que a todos enamoraba.
La ha pretendido un barbero,
gran mozo, guapo y prudente,
Julia de él se enamora
y el padre no lo consiente,
porque quería casarla
con un capitán muy viejo
que era bastante rico;
mas Julia hacía desprecio.
Y su padre la decía:
- Piensa lo que vas a hacer,
si al capitán le desprecias,
perdida te vas a ver.
Ya sabes que él te quiere
y tiene mucho dinero,
por eso te digo ahora
que desprecies al barbero.
Su hija contestaba
con el rostro muy sereno:
- Todo lo que hable pierde,
pues yo no olvido al barbero.
He puesto el amor en él
y no le puedo olvidar,
por eso le desengaño:
que no quiero al capitán.
Y su padre al oír ésto,
por ver si la convencía
enseñándola un revólver
estas palabras decía:
- Si no olvidas al barbero,
con éste te he de matar;
y tú verás lo que eliges:
la muerte o el capitán.
- Haga de mí lo que quiera,
yo no quiero al capitán,
he dado ya mi palabra
y no me volveré atrás.
Y a los tres días siguientes
aquel padre la encuentra
hablando con el barbero,
mas ya su vida la cuesta.
La coge de los cabellos
aquel padre malhechor
y arrastrada por el suelo
en un cuarto la encerró.
Allí estuvo veinte días
hasta que fue descubierta,
mas ya cuando la encontraron
la infeliz estaba muerta.
El mismo novio fue
el que lo declaró;
se presentó donde el juez
y de este modo le habló:
- Le respondo señor juez,
que ha desaparecido
la hija de don Fernando
llamada Julia Rodrigo.
Y creo que el mismo padre
la haya quitado la vida;
porque trataba conmigo
ya quiso matarla un día.
El juez le dijo al barbero
que cuánto tiempo hacía
que faltaba aquella joven,
y dijo que veinte días.
Entonces, el señor juez
y una pareja de guardias
fueron donde el comerciante
a registrarle la casa.
En esta segunda parte,
leerán con atención
el martirio de esta joven
que aquel malvado la dio.
El señor juez le pregunta
a aquel padre criminal
que dónde estaba su hija,
y él no pudo contestar.
Llamaron a la criada
y muy pronto declaró
que hacía ya veinte días
que en un cuarto la encerró.
- Y dijo mi señorito
que yo no lo descubriera,
porque si lo descubría
me cortaba la cabeza.
Así que lo descubrió,
ella misma les enseña
el cuarto donde encerró
a aquella humilde doncella.
En un cuarto muy oscuro,
donde guardan el carbón
allí estaba aquella joven
que causaba gran dolor.
Al lado tiene un papel
escrito con lapicero
que decía: “muero mártir
por no darme alimentos;
porque no quise casarme
con quien mi padre quería
me ha encerrado en este cuarto
y por él pierdo la vida.
Sin embargo le perdono,
que yo me voy a gozar
con los ángeles y santos
por toda la eternidad”.
Leyó el padre este papel
y se cayó desmayado,
mas apenas volvió en sí
a la cárcel le llevaron
Lloraban con amargura
todas las mozas del barrio
cuando la sacan de casa
para llevarla al juzgado.
La familia de esta joven
llorando iba detrás
diciendo: “Que ahorquen pronto
a este padre criminal”.
- A mis queridos hermanos,
persón a todos os pido
para que me perdonéis
la falta que he cometido.
Por amor al interés
yo mismo he martirizado
a una hija tan hermosa
más quiero morir ahorcado.
Y Dios quiera que mi hija
gozando en la gloria esté,
que murió martirizada
por ser yo un padre cruel.
Esta horrible crueldad
es muy justo que la pague:
ya que he matado a mi hija
deseo que a mí me maten.
Antes prefiero morir
que salir ya de la cárcel
porque comprendo que he sido
un padre malo e infame.
Los padres que tengáis hijas
bien os podéis enterar
para que no cometáis
esta gran barbaridad.