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San Luis Gonzaga en Zaragoza y Madrid

Fidel Fita Colomé (S. I.)





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El Diario (Dietari) de la Diputación general de Cataluña fija en 31 de Enero de 1582 el viaje de la emperatriz doña María y de su séquito, dirigiéndose desde Lérida hacia la raya de Aragón1. Una carta de San Luís, fechada en Madrid á 28 de Mayo de aquel año2, refiere cómo los padres del Santo, si vino á Madrid con la imperial comitiva, se vieron obligados á separarse de él deteniéndose en Zaragoza. La emperatriz entró en la capital del reino de Aragón á las cuatro de la tarde del 5 de Febrero, que cayó en lunes, y salió el 10, víspera del domingo de septuagésima. Venía con la emperatriz desde Barcelona el exobispo de Zamora y Cuenca y arzobispo preconizado de Sevilla3, D. Rodrigo de Castro, que pronto fué promovido á la púrpura cardenalicia. Salió con su clero á recibir á la emperatriz y prestarle acatamiento el arzobispo de Zaragoza, D. Andrés Santos Quintana.

Lo demás, mejor lo dirán dos manuscritos inéditos. Fué trazado el primero por el Dr. D. Pascual de Mandura, de cuyo voluminoso trabajo histórico, que merece ver por entero la luz pública, da razón y oportuno extracto el autor del comunicado siguiente:

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1. La emperatriz María, hermana de Felipe II, en Zaragoza (5-10 Febrero, 1582)

En el archivo de la santa iglesia metropolitana del Salvador, llamada generalmente la Seo, de Zaragoza, se guarda un tomo manuscrito en 4.º mayor, encuadernado en tabla recubierta de cuero labrado. Consta el manuscrito de una hoja preliminar, 439 hojas de texto foliadas, 15 hojas de tabla ó índice y 8 hojas blancas (dos al principio y seis al final). Está escrito con hermosa letra italiana y tiene anchas márgenes.

En la hoja preliminar dice:

«El Doctor Pascual de Mandura Canónigo de la Metropolitana yglesia de Çaragoça al Lector.

»Son tan grandes las utilidades que se sacan de la Historia, que contiene los hechos notables de alguna Santa Metrópoli, para el buen govierno della mesma, y de las que le son inferiores, que como cosa muy necessaria está establecido desde los principios de la primitiva yglesia, se escrivan todas las cosas señaladas y importantes que se ofrecieren, de los obispos y sus yglesias como Annales, assentándolas con tanta puntualidad, y distinción, que en los tiempos venideros puedan ser de provecho al buen govierno de las yglesias. Y considerando muchas vezes los provechos grandes que desto se podría seguir, y de no hazerse los daños irreparables, deliberé, luego que fuí Canónigo professo desta Santa Yglesia, de recoger y escrevir todas las cosas memorables y provechosas que en mi tiempo acaeciessen; lo qual por la misericordia de Dios he hecho poniendo las cosas notables en los años que acontecieron, en este libro; y para que mejor se hallen una tabla copiossa, lo mejor, ó menos mal que me ha sido posible, confiado que en su ocasión podrán ser de algún provecho para allanar las dificultades que en el govierno de tantas, tan varias, y graves cosas, que están á cargo del capítulo desta Santa yglesia suelen offrecerse; y también para dar motivo á los capitulares   —57→   que sucederán tengan por bien continuar esta empresa, por ser de tanta importancia para el buen govierno desta Santa Metropolitana yglesia. Y porque en differentes tiempos an acahecido cosas de una mesma materia he querido ponerlas todas juntas, señalando el año en que cada una aconteció para más declaración.»



La primera hoja foliada se encabeza así:

«Libro de mememorias (sic) de las cosas que en la Iglesia del Asseo de Çaragoça se han ofrecido tocantes á ella, desde el Agosto del año 1579 hasta el año 1601 inclusive. Hecho por el Doctor Pascual de Mandura Canónigo de dicha Iglesia.»



Desde el folio 22 vuelto al 26 se encuentra la relación siguiente:

(A1 margen lo subrayado.) «Entrada de la Emperatriz en Çaragoça 1582. Sabida la nueva que la emperatriz eslava en la Puebla de Alfinden, dos leguas de Çaragoça, el Arçobispo Santos convidó algunas dignidades, y á todos los Canónigos que se hallaron desocupados, para que le acompañassen á la dicha Puebla, porque quería yr á bessar las manos á la Emperatriz. Y assí, á 5 de Hebrero del año 1582 fué el Arçobispo á la Puebla, partiendo de Çaragoça muy de mañana, dicha primero missa y el Itinerarium clericorum, y de allí partimos todos. Yvan siete coches, y muchos racioneros y Capellanes en mulas, y mucha gente otra; las dignidades canónigos y officinas que fueron, no me acuerdo dellas en particular. Llegamos á las nueve horas á la Puebla; y el Arçobispo de Sevilla salió á recebir al de Çaragoça á la escalera; y sobieron juntos á donde estava la emperatriz; y detrás, toda la Compañía que traya. Los Arçobispos, solos entraron en una quadra, donde estava la emperatriz, arrimada á una pared en pie, y puesto su manto como una viuda ordinaria: y tenía delante de sí, sola una almoada de terciopelo negro. Y el Arçobispo de Çaragoça habló á su Magestad dándole la bienvenida á esta tierra; y que él con su Cabildo venía á bessar las manos de su Magestad. Mandó luego la Emperatriz que entrase el Cabildo; y para esso salió Don Juan de Borja; y dixo: entren los capitulares; y assí entramos. Y el Prior Cerbuna en breves palabras le dio la bienvenida de parte del Capítulo. Los demás, que creo fueron las Canónigos Mandura, Monreal, Pérez, Ferrer, Torrellas y Violarte, y otras officinas y dignidades, sin dezir palabra, llegaron á la Emperatriz   —58→   con dos reverencias, y salieron con una; pero en llegar á su Magestad hincavan la una rodilla, y se bessavan las manos usando con su Magestad desta cortesía. Todas las damas estavan al rededor de la quadra; y entre ellas la Duquesa de Villahermosa futura, llamada Doña Anna de Permestán. La infanta, hija de la emperatriz, estava á dos, ó tres passos de su madre, en pié sin cosa ninguna delante, vestida de una telilla de plata blanca. El Arçobispo Santos pidió licencia á la Emperatriz para yr á bessar las manos de la Infanta, y se la dió; y passó por delante la Emperatriz hincando la rudilla quando passava. El Arçobispo habló á la Infanta descubierto; y como no le dezía la infanta que se cubriesse, dió la emperatriz un passo hacia su hija, y le dixo que mandasse cubrir al Arçobispo, y assí lo hizo; y se cubrió el Arçobispo, y estuvo un poco hablando con la infanta; no se oyó lo que dezía. Bolvió luego el Arçobispo al lugar donde estava primero, y passando hincó la una rudilla corno haría hecho primero. Mandó la Emperatriz cubrir á los dos Arçobispos; y hablando un poco con ellos, se salió á comer; y los Arçobispos bendixieron la messa; despidiéndose de su Magestad, nos bolvimos á Çaragoça, que sería antes de medio día.

»Entrada de su Magestad en Çaragoça.-El mesmo dia por la tarde entró su Magestad en Çaragoça á las quatro horas por la puente de piedra; y el rio venía grandíssimo, que parecía un mar; y dió mucho Contento á su Magestad, Princessa y damas, que lo miraron con mucho gusto. Fué por la Cuchillería al cabo de la calle; y de allí la calle Mayor arriba hacial mercado, y á la Cedacería y Cosso, hasta la casca del Virrey Don Artal de Aragón, donde su Magestad se apossentó; y estava la casa como convenía para tal huéspeda. Fué el acompañamiento muy grande; su Magestad y la Infanta venían en una Litera solas, y venía abierta para que todos las pudiessen ver, tras su Magestad venía la Duquessa de Villahermosa en una hacanea muy bien aderezada, en un sillón de plata; y ella muy ricamente vestida.

»Detrás venían otras dos damas en sus hacaneas con sillones de plata y muy bien vestidas; las demás damas venían en coches con los toldos de Luto; y detrás venía un coche vacío como de respecto con seys cavallos y toldo de luto. La litera de su Magestad   —59→   y Infanta acompañavan el Virrey á la mano derecha y el jurado en Cap á la izquierda. Al Arçobispo de Sevilla llevavan en medio el Justicia de Aragón y el Jurado segundo. El Jurado tercero llevava á la mano derecha á Don Juan de Borja mayordomo mayor de su Magestad; el quarto y quinto Jurados yvan acompañados de ciudadanos. Yvan los consejos por su orden; detrás, la guarda del Reyno, assi de pie como de cavallo. Desta manera entró su Magestad en casa del Virrey.

»Salida de su Magestad al Pilar.-Miércoles, á 7 del dicho mes de Hebrero, salió su Magestad á oyr missa á nuestra Señora del Pilar con mucha Magestad; y los Arçobispos fueron á Palacio para salir y acompañar á su Magestad con muchos coches. Convidó el Arçobispo al Canónigo Pérez para que dixese el evangelio, y al Canónigo Mandura para la epístola, porque quería dezir missa de Pontifical á su Magestad; y á los Arcidianos de Çaragoça y Daroca para assistentes. Salió de Palacio su Magestad en una litera con la Infanta, el Cosso arriba por la cedacería y mercado y calle mayor y sombrerería á la plaça del Pilar, y de allí á la Iglesia. Las damas yvan todas en coches; los Arçobispos á mula y mucho acompañamiento. No se dixo missa Pontifical, porque huvo cierta differencia sobre el maestro de Capilla; porque los del Pilar dezían que el maestro de capilla de su Iglesia havía de regir la Capilla y llevar el Compás, pues no yva la Iglesia del Asseo en forma capitular, que entonces ya sabían que todo lo havía de hazer, mas por no alborotar ni andar en preguntas y respuestas, y evitar la pública dissensión que se offreciera, Pareció a los Arçobispos dixesen ambos missas rezadas, y assí las dixeron en el altar de la Capilla de nuestra señora, y fueron ambas missas de la Purificación. La primera dixo el Arçobispo de Sevilla, en seguida el de Çaragoça con mucha música, assí de vozes como de menestriles. Su Magestad estuvo en la primera Camarilla con la qual estavan la Infanta ó Princessa, y la Virreyna, y la Duquesa de Villahermosa; y estava la ventana de dicha Camarilla abierta y patente que todos la podían ver. En las otras Camarillas de arriba estavan las demás damas. Mandáronse cerrar los rexados de la Capilla mayor, porque no los occupassen la infinita gente que havía por las claustras, y para que los que estavan dentro   —60→   estuviessen á placer, los Arcidianos y Canónigos y algunas damas del lugar estuvieron dentro; y Cavalleros de la emperatriz abrían á algunas damas que les parecía; y entravan aunque fueron pocas. Acabada la missa, dió el Arçobispo de Çaragoça la bendición Pontifical cantada y en forma como se haze otras vezes.

»Hecho todo esto, baxó su Magestad con las demás damas baxo á la Capilla; y los dos Arçobispos le dixeron que entrasse en la capilla donde estava la imagen de nuestra señora; y tenían ya abierto el rexadillo dorado; y estava allí el Arçobispo de Seuilla para mostrar la imagen á su Magestad; mas ella nunca lo quiso hazer, aunque le dixeron que bien podía; pero ella, en entrar en la Capilla grande, se arrudilló mirando la imagen de nuestra señora, y rezando un rato con mucha devoción, puestos los ojos en dicha imagen, dió grande exemplo de christiandad y humildad, y edificó á todos los que ay se hallaron; y luego se bolvió á Palacio.

»Salida de su Magestad á Santa Engracia.-Juebes, 8 de Hebrero de dicho año salió su Magestad á Santa Engracia después de comer; y con ella fué el Arçobispo Santos, al qual acompañaron los Canónigos Pérez y Mandura. Fue[ron] todos á mula; y su magestad en su litera con la princessa su hija. Las damas yvan en coches; no fué la duquesa de Villahermosa. En llegando á Santa Engracia, salió el Prior y Convento á la puerta á recebir á su Magestad. Dixéronse vísperas solemníssimas con Psalmodia por la Capilla del Asseo; y fueron las vísperas de Santa Polonia, porque el dia siguiente, á 9 de dicho, era su dia; y su Magestad, quiso que sedixesseu de la Santa. Estuvo su Magestad, Princessa y damas en destrado; todo de negro, baxo, en el presbyterio. Hacia la parte de la epístola havía también damas del lugar, á saber es, la Virreyna doña Leonor de Gurrea, y otras. Los Arçobispos de Sevilla y Çaragoça estavan arriba, á la parte del evangelio, assentados en vn banquillo llano arrimado á la pared, patentes. Más adentro, detrás de unas cortinas, Don Juan de Borja mayordomo mayor de su magestad, el Conde de Ondrada, el licenciado Covarrubias, el sacristán de Teruel, el Arcipreste Sora, los Canónigos Pérez y Mandura, y todos en pié. Acabadas las vísperas quiso ver su Magestad las reliquias que estavan en el altar;   —61→   y no quiso subir á él, sino que se las baxassen; y assí el Canónigo Pérez y blandura, y otros que estava[n] ay, que no me acuerdo de su nombre, tomavan las reliquias de vn frayle, y las daban al Arçobispo de Çaragoça; y su señoría á su Magestad; la qual las adorava con mucha devoción y reverencia; y lo mismo hazían la Princessa y las damas. Después, baxó su Magestad á los Mártyres; y hecha allí su oración, salió al claustro; y se entró á la huerta del estanque, en donde se le dió una muy buena colación; en la qual sirvieron cavalleros moços en cuerpo y descaperuzados. Estos sirvieron los primeros platos; después sirvieron frayles. Los Arçobispos estavan allí cubiertos y el duque de Villahermosa también; los demás estavan todos descubiertos. Acabada la colación, se bolvió su Magestad á Palacio, de la manera que salió.

1582. Desposorio del Duque de Villahermosa. -Sábado á 10, oyó su Magestad missa en san Francisco; y después, en Palacio se desposó el Duque de Villahermosa, don Fernando de Aragón con la duquesa Doña Anna de Permestán. Estavan los dos Arçobispos de Çaragoça y Sevilla; y su Magestad sacó á la duquesa de la mano; y los desposó el Arçobispo de Sevilla.

Salida de su Magestad de çaragoça.-El mesmo dia, después de comer, se partió su Magestad para Madrid, de la manera que entró en Çaragoça; y llevó consigo á la Duquesa ya desposada.»



Zaragoza, 30 de Noviembre de 1890.

Por la copia:
José María de Valdenebro y Cisneros.
Individuo del Cuerpo facultativo
de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios.




2. La Emperatriz en Zaragoza, Guadalajara, Alcalá de Henares, El Pardo y Madrid

La emperatriz María vivió largos años en el monasterio de las Descalzas Reales de Madrid, y en él falleció á 26 de Febrero de 1603. Su vida escribieron y publicaron el Franciscano observante   —62→   Fray Juan Carrillo en 1616, y el cronista general de estos reinos D. Rodrigo Méndez Silva en 1655. La infanta doña Margarita, su hija, que nació en Viena de Austria á 25 de Enero de 1567, tomó el hábito de religiosa en aquel monasterio á 25 de Enero de 1584. A 25 de Marzo del año siguiente hizo la profesión religiosa, no sin haber dejado llena de pasmo á la corte y de admiración á toda la cristiandad, porque rehusó la mano y la corona que le había ofrecido con instancia el mayor monarca del universo. Murió en 5 de Julio de 1633. La vida escribió y sacó á luz en 1636 Fray Juan de Palma; pero ha quedado otra mucho más extensa é inédita, que en 1658 se copió de los borradores originales del autor. Intitúlase:

ESPEJO | de las Serenissimas Infantas de la Augustissima casa de Austria. | VIDA | de la Serenissima Infanta del Imperio de Alemania Rey | nos de Boemia, Ungria y Moravia etc. | SOR | Margarita de la Cruz y Austria Monxa professa en el | Real Convento de las Descalças de Madrid, que fundó | la Princesa Dona Juana de admirable memoria | HIJA | Lexitima del Emperador Maximiliano II y de la | Emperatriz Maria | Nieta | Por linea paterna del Emperador Ferdinando Augusto hermano me | nor del Emperador Carlos V, Nieta por linea materna del Emperador Carlos V | VIZNIETA | Por ambas lineas paterna y materna de los Reyes Cattolicos | de España D. Phelippe 1.º y la Reyna Doña Juana. | AUCTOR | El Illustrissimo y R.mo Sr. D. Fr. Michel Abellan Obispo de Syria4 | del Consejo de su Magestad, Decano de sus Predicadores, observantissimo Re | ligioso del gran Patriarcha S. Francisco, Confessor de su Alteça en el | Real Convento de las Descalças de Madrid.



Desde el folio 119 recto hasta el 154 vuelto, va describiendo el Sr. Abellán los viajes de la Emperatriz y de la infanta. Salieron de Praga el día 1.º de Agosto de 1581, y llegaron á Viena el 10. Pasaron por Gratz y Carintia, y estuvieron en Inspruck á 6 de Septiembre. Llegáronse á Padua, cuyo municipio regaló á la Infanta una reliquia de San Antonio. Por Vicenza, donde ya se les había reunido San Luis, subieron á Lodi, saliéndoles aquí al encuentro San Carlos Borromeo; y no habiendo querido entrar   —63→   en Milán cuyo gobernador interino era D. Sancho de Padilla, tomaron la vía recta de Génova, entrando en esta ciudad el 16 de Octubre y saliendo de su puerto á 8 de Noviembre. Detuviéronse doce días en Savona, y llegados á Marsella fueron á ver las reliquias de Santa María Magdalena en la catedral, y emprendieron devota peregrinación á la Sainte-Baume5, cueva y santuario celebérrimo de Provenza. Narra luego el Autor y describe con brío poético cómo arrostraron la tempestad que las puso á pique de perecer en la travesía del golfo de Lión; y cómo dieron vista (12 Diciembre) «al puerto de Colibre, costa de España en el principado de Cataluña»; y no quisieron más embarcación y se vinieron por tierra hasta Barcelona, donde fué grande el recibimiento y hospedaje que se les hizo (6-22 Enero 1582). Largas páginas6 le ocupa la estancia de la Infanta en Monserrat, que pueden estimarse fuente histórica del estado y riquezas que entonces lograba aquel famoso monasterio. La parte descriptiva de lo tocante á Zaragoza y al resto del viaje hasta Madrid, se expresa en esta manera:

Fol. 135 r.-137 v.

«Hiço esta nobilíssima Ciudad (Zaragoza) á la Emperatriz y á la Infanta uno de los más lucidos recevimientos que se avían visto en ella. Salió en primer lugar el Virrey, que era entonces el Marqués de Aytona con su guarda, acompañándole toda la nobleça y cavallería de la Ciudad; salieron con él los Procuradores y Presidentes, luego las dos Audiencias de lo Civil y criminal, después el tribunal de la Justicia mayor único presidio de aquel Reyno; tambien salieron los dos Consistorios de los diputados y de los jurados, que son como Padres de la República; á lo último   —64→   todos los demás offiçios y gremios principales, como son el Zalmedina, que es la Justicia ordinaria, el del Vale del Maestro Racional con sus offiçiales, que es el rexistro de las firmas y escripturas, la revista de los negocios públicos para que no sean los pobres agraviados. En segundo lugar salieron los offiçiales y ministros de la fortalecça y Alcácar Real, que llaman Aljafería, que es un fuerte antiguo y Palacio de los Reyes Moros, aora presidio, con tresçientos soldados castellanos, que están á la orden del Virrey, edificio sumptuoso donde tiene su tribunal la Santa Inquisición. defensa de la fee. En tercero lugar salió el Arçobispo, acompañándole las dignidades, Canónigos y Prebendados de la Cathedral, y toda la Universidad con sus Doctores, Maestros y Cathedráticos. Con este recibimiento tan lucido entró en Zaragoza su Magestad Cesárea, aposentándola el Virrey en su Palacio, que es casa Real, con mucho aparato y regalo.

»Y aviendo descansado, otro dia fué á visitar el Sanctuario y sagrada Capilla de Nuestra Señora del Pilar, que se alegró de verla por ser cosa tan celebrada. El Arçobispo le refirió brevemente sus grandes excelencias y milagros, el origen que avemos dicho, como la primera piedra de su fundación fue trayda del Cielo por ministerio de los Ángeles, y la puso la Virgen Nuestra Señora apareciéndose, sobre el sacro pilar al glorioso Apóstol Santiago, que aquí le edificó esta Capilla, dejando sobre este sacro pilar su Imagen y verdadero retrato sanctificado y consagrado con el contacto divino de su persona, antes de volverse á Jerusalem; siendo esta la primera Iglesia que se fundó en España dedicada á la misma Virgen, que quiso con su propia persona honrrar y sanctificar esta Ciudad, más que otras, dejando en ella tan rica prenda y tan gran thesoro para ser venerada de todos los fieles hasta el fin del mundo.

»También le refirió como aquella Ciudad avía sido regada con tanta sangre de mártyres, que se celebran con el título de innumerables, en especial de sancta, Engraçia, que fue Reyna y Virgen; la qual fue martiriçada con diez mil cavalleros, que padecieron martyrio con ella por la fee de Jesuchristo, siendo abrassados sus cuerpos, de cuyas ceniças está hecha una gran copia de massa blanca; tan milagrossa que tomándola un Pontífice en la   —65→   mano y apretándola salió gran cantidad de sangre, de que avía testimonios authénticos.

»Alegráronse mucho la Emperatriz y la Infanta de oyr el origen de aquel sanctuario, y las cosas que les refirió el Arçobispo, llevando en su coraçón impresa la devoción de aquella sancta Imagen tan milagrossa. El Arçobispo les dijo missa, y recivieron la comunión de su mano; y aviendo repartido algunas limosnas entre los peregrinos, que avían venido á visitar á la Virgen, que fue grande el concurso dellos, y ofrecídole á la Virgen algunas ricas joyas se volvieron á su Palacio.

»Á otro dia partieron de Zaragoza, y á pocas jornadas se hallaron en el Reyno de Castilla. Llegaron á la Ciudad de Guadalaxara7 donde las recivió el Duque del Infantado D. Juan Hurtado de Mendoça acompañado de muchos señores y Cavalleros de su cassa, con las demostraciones iguales á su grandeça. Aposentólas en sus casas, que son de las mejores que tiene señor en España, y compiten con el Palacio Real de Madrid. Estaban por estremo ricamente aderecadas; halláronse la Emperatriz y la Infanta muy bien hospedadas con grande abundançia de regalos, haçiendo el Duque la costa á todos los criados que trayan consigo y algunos señores, hasta llevarlas con grande acompañamiento de Señores y Cavalleros hasta la villa de Alcalá de Henares, donde estaban ya muchos señores, que avían salido de la Corte á recevirlas y besarles la mano. Antes de partirse para Madrid, fueron á vissitar el cuerpo del sancto fr. Diego, que está en su Convento de Sancta María de Jesús. El guardián se les mostró, que le pudiessen ver patentemente, abriendo su sepulchro, que tiene tres llaves; cosa que hasta allí no se avía hecho con otras personas. Lo vieron incorrupto, y con suavissimo olor del licor y bálsamo   —66→   celestial, que se destila dél; y lo mismo una mano del sancto, que está de por sí en un relicario, que se muestra de hordinario, y haçe grandes milagros con los enfermos; sancto prodigiosso, que siendo un simple lego con su humildad confundió la soberbia del mundo, inclinando á sus pies las coronas de los Reyes. En vida con su predicaçión y doctrina convirtió tantos infieles y los redujo á la fee de Christo en las islas de Canaria. Después de su muerte con sus milagros a solicitado la devoción de toda España y otros Reynos estrangeros, fundando en aquel Convento de Alcalá un seminario de sanctos, que despues dél, lo an illustrado con su sanctidad y sus milagros. El Guardian dió á la Infanta un a reliquia del cuerpo de S. Diego, que ella estimó en mucho; aquel dia oyeron Missa en su Capilla, y comulgaron, y mandó la Emperatriz se diesse una gran limosna al Convento y á la Capilla de S. Diego.

A otro dia partieron para Madrid con grande acompañamiento de Señores. Fue derecha su Magestad Cesárea al Pardo á ver á sus nietos; que estaban allí por orden del Señor Rey Phelippe II.

[...]

El qual sabiendo que se acercaba á la Corte, mandó que el Príncipe y los Infantes, que estaban en las Descalças, se retirasen á la casa real del Pardo, para que la Emperatriz y la Infanta fuesen bien aposentadas en los quartos de los Reyes, que están incorporados en el convento. Á esta causa su Magestad Cessárea, quando partió de Alcalá, que fué con grande acompañamiento de grandes y Señores, que la salieron á recevir, no quiso venir primero á Madrid; fuése derecha al Pardo á ver sus nietos; que si bien se alegró de verlos tan lucidos y de tan buena edad, no pudo dexar de tener justo sentimiento de verlos huérfanos de tan buena Madre. Alegráronse ellos mucho de ver á su abuela, la Emperatriz y á la Infanta su tia. Su Alteza daba priessa á su Madre para ir á Madrid, con deseo de pisar los umbrales del Real convento de las Descalças, que ya le avían embiado la bien venida... El dia siguiente salieron para Madrid, saliendo toda la grandeça de la Corte á recevir á su Magestad y su Alteça, todos los Consejos con sus Presidentes, que le fueron á besar la mano. Viniéronse derechas al Real Convento de las Descalças.»



  —67→  

Poco más añade el Sr. obispo D. Fr. Miguel Abellán, que pueda servir de ilustración á la biografía de San Luís. Refiere sucintamente la historia del santuario de Nuestra Señora de Atocha, y marca el tiempo en que fueron á visitarlo la Emperatriz y la Infanta con apuntar que luego se pusieron en camino para Lisboa, porque en saliendo del santuario les llegó correo del Rey que se lo pedía8.

El precioso9 manuscrito del que he sacado estos apuntes obra actualmente en la librería del Colegio de Nuestra Señora del Recuerdo en Chamartín de la Rosa. Al pié de la portada se dice que fue «sacado en limpio de los borradores originales, (trazados) de mano propia del mismo S.r Obispo. Hizo sacar esta copia «el licençiado D. Alonso Montero Presbytero, su Secretario10 y heredero de este trabajo por cláusula espeçial de su testamento, Capellán del insigne Collegio Maior de S. Ildefonso Universidad de Alcalá de Henares, aora11 cura del lugar de Rexas12 y natural de la villa de Brea del Arçobispado de Toledo, An(no) M. DC. LVIII». Es un in-folio de papel de hilo, encuadernado en pergamino con cantos dorados. Consta de 400 fojas, seguidas de un apéndice que transcribe la oración fúnebre, impresa en 13 de Septiembre de 1633, y pronunciada por el famoso P. Hortensio Paravicini (19 Julio) en las exequias que hizo á Sor Margarita († 5 Julio) Felipe IV. Entre la portada y el cuerpo del libro corren firmadas de puño y letra del Licenciado Alonso Montero la Dedicatoria á las infantas María Teresa y Margarita hijas de Felipe IV, y la Advertencia al lector. Poco tardó la Infanta María Teresa en desposarse (1659) con Luís XIV; y el manuscrito se quedó sin el amparo que solicitaba para salir á luz. El Sr. Montero advierte que después de haberse publicado (1636) la Vida de Sor Margarita por Fray Juan de Palma, no tuvo la presente la   —68→   misma dicha por carecer de la última mano y lima, no acotándose con las indicaciones oportunas los innumerables textos de la Biblia y de Santos Padres, que cita el Autor. El Sr. Montero puso mano á suplir este defecto; mas careciendo de libros hábiles en su curato de Rejas, se le frustró el propósito de dar cima ú perfección por ese lado á la obra. «Yo, añade, en nombre de su Autor, como persona que le assistí seis años en vida, salud y enfermedad, y en la hora que dió su alma al Criador, y dejé sepultado en la vóveda de los Capellanes de las Descalças Reales de Madrid, y le confessé muchas veces, tube gran conoçimiento de sus virtudes; en espeçial la obediençia á la Santa Sede Apostólica, la observançia de la Regla del gran Patriarca San Francisco y su pobreça. Y como heredero de este trabajo, y de otro (que con el favor de Dios he de sacar á luz) de conceptos divinos y espirituales, que también lo quisiera ser de su Espiritu, sanctidad y letras, lo sujeto á la Corrección de la sancta sede Apostólica... »

Esmaltan esta obra varias poesías del Autor, que justifican el concepto que de él hace el Sr. Fort en el tomo LI de la España Sagrada13; donde ni se da noticia de los libros que compuso, ni se acierta en señalar el año de su fallecimiento14.




3. Cuestión pendiente

Tres cartas conocemos que escribió San Luís desde Madrid á su tío D. Horacio Gonzaga, marqués de Solferino. Están fechadas en 18 y 28 de Mayo y 25 de Junio de 1582. En la segunda, refiriéndose á otra ú otras anteriores á la primera, refresca la memoria de un hecho muy notable, cual fué el de haberse visto obligada su madre Doña Marta á permanecer en Zaragoza, dejando el servicio   —69→   de la Emperatriz, cuando esta salió (10 Febrero) de aquella ciudad para venir á Madrid. La causa de la detención de la Marquesa de Castiglione fué la enfermedad de su marido. El cual en 18 de Mayo ya se hallaba en Madrid con toda su familia; partió el día siguiente con dirección á Lisboa, donde estaba la Emperatriz; y dejó sus hijos al cuidado de su mujer en cinta de cuatro meses y medio.

¿Quedóse el Santo en Zaragoza al lado de sus padres, ó vino antes que ellos á Madrid? Confieso que me faltan elementos para decidir completamente esta cuestión, aunque no algunos para ilustrarla.

Un texto del P. Virgilio Cepari15, demuestra que San Luís acompañaba diariamente al Príncipe de Asturias, durante la primera y breve estancia que hizo la Emperatriz en Madrid y su comarca: «andò quasi ogni dì col príncipe don Diego a visitare detta imperadrice.» El testimonio, que alega el P. Cepari, es el del mismo Santo por relación de su confesor el P. Mucio Vitelleschi.

La Emperatriz entró en Guadalajara el día 20 de Febrero. Desde Alcalá se fué derechamente al Real sitio del Pardo á ver á sus nietos. Una carta de Felipe II, fechada en 5 de Marzo16, «es toda alborozo por las buenas nuevas que le habían dado sus hijas de la familia, y especialmente de su hermana y de la hija de esta Doña Margarita, á quienes se obsequió con cacerías y fiestas de campo en el Pardo.» -«En la carta del 19 de Marzo17 contesta D. Felipe á las que había recibido de sus hijas, dándole noticias de los obsequios que se seguían haciendo á su hermana la Emperatriz, y especialmente del viaje al Escorial.» -«El 2 de Abril18, dice el Rey á sus hijos que les tenía envidia por andar con su hermana.» -Finalmente, «según resulta de la carta del 16 de Abril19, la Emperatriz había partido ya para Portugal, y D. Felipe   —70→   se disponía á salir á su encuentro el 18 de Abril para reunirse con ella en Almeirín.»

Estos datos cronológicos están de acuerdo con los que dan diferentes historiadores. En 7 de Marzo, viniendo del Pardo, hicieron la Emperatriz y la Infanta su primera entrada, que fué solemne, en Madrid20. Á 9 de Marzo fueron á ver el Escorial con el Príncipe D. Diego y las infantas Isabel y Catalina; y allí estuvieron hasta el día 1421. Salieron de Madrid, dirigiéndose á Portugal, á principios de la primavera, acompañándolas el arzobispo de Sevilla, D. Rodrigo de Castro22, con quien habían venido desde Barcelona. Pasaron la semana santa (8-15 Abril) en Guadalupe, de donde salieron dos días después (17 Abril); llegaron á Estremoz en 28 del mismo mes; y á Lisboa en compañía del Rey á 11 de Mayo23. De Lisboa no se apartaron para regresar á España hasta el 11 de Febrero de 1583, casi tres meses después que había fallecido (21 Noviembre, 1582) el Príncipe D. Diego24, cuyo cadáver acompañó San Luís al Escorial desde el Pardo25.

Si pues el Santo se halló cerca del Príncipe algún tiempo, yendo con él casi todos los días á visitar á la Emperatriz, fuerza será confesar que no se detuvo mucho en Zaragoza, antes de venir á Madrid.

Sabíamos26 que el domicilio de la familia de San Luis en esta coronada villa estuvo donde hoy se alza en la calle Ancha de San Bernardo el noble edificio de la Universidad central. En la parroquia de San Martín y en su archivo he debido por consiguiente buscar nuevos datos biográficos y totalmente desconocidos.

Consérvase afortunadamente en este archivo parroquial el Libro de bautizados, que empieza por Enero de 1571 y acaba en el   —71→   propio mes de 1585. He descubierto en este Libro, dos partidas de notable interés.

3 Octubre 1582.-Fol. 355 v.27.

«Á tres de Oct.e del susodicho año fué baptizado diego, hijo de don fernando gonzaga marqués de castellón y de doña marta Sanctena de la robere. Padrinos: Juan Rodríguez de villa fuerte y doña Juana de múxica. Testigos: Juan martín de gaste, Diego de bargas y hierónimo burges.-Diego de Ulleta



Diego de Ulleta, que bautizó al postrer hijo de los marqueses de Castellón, era teniente del curato de San Martín, que poseían desde la reconquista de Madrid por Alfonso VI los benedictinos de este célebre monasterio. El Libro salta luego del 3 al 15 de octubre28 con arreglo á la reforma del calendario ordenada por Gregorio XIII y seguida fielmente en todos los dominios de Felipe II29.

Lo más importante de este documento resulta de la luz que vierte sobre la gradación cronológica de los hermanos de San Luís.

Conocíamos la serie30: Luís (9 Marzo 1568), Rodolfo, Carlos, Isabel, Francisco, Fernando, Cristierno y Diego. El nacimiento de este último y su bautizo (3 Octubre 1582) viene á demostrar la relativa edad de los seis intermedios. La familia del marqués de Castellón era dilatada; y los gastos de manutención y educación, que acarrearía, crecidos. Una vez más se confirma la razón que expuse31 para vindicar al padre de San Luís contra la acusación que le dirige el Sr. Jozzi, tomando pretexto de la carta que el Santo escribió desde Madrid á 18 de Mayo. Aparece asimismo la principal razón que debió mover á D. Fernando para no llevarse   —72→   consigo á Lisboa (19 Mayo) á su mujer32 é hijos; porque si bien la Emperatriz deseaba tener cabe sí á Doña Marta no lo consentía el estado interesante en que ésta se hallaba, ni el cargo que desempeñaban Luis y Rodolfo cerca del Príncipe de Asturias, por cuyo respeto cupo indudablemente el llamarse Diego al niño que fué bautizado en la parroquia de San Martín á 3 de Octubre.

23 Febrero 1583.-Fol. 374 r.

«Á veinte tres días de febrero de mil y quinientos y ochenta y tres años se bautizó Luys, hijo del doctor Salustio petroçinio y de camilla de tane. Fueron padrinos agustín espínola, y madrina ysabela de Gonzaga. Fueron testigos Lorenzo lodrín y lázaro de aranda y clemente guisoni.-(Firma, sin nombre; de Diego de Ulleta).»



El doctor Salustio y Clemente Ghizoni hacen mucho papel en la vida de San Luís33. Isabel, única hermana del Santo, fué muy querida de la predilecta hija de Felipe II, Clara Eugenia; que la retuvo á su lado y no consintió que regresase á Italia.




4. Segunda estancia y prodigio de San Luís en Zaragoza

Cepari, páginas 50 y 5134.

«Nell'anno 1584, dovendo passare di Spagna in Italia con le navi il signor Gio. Andrea Doria, che appunto allora era stato   —73→   creato generale di mare del re cattolico; il marchese don Ferrante determinò di tornare in Italia con le medesime navi, e di rimenare seco la marchesa ed i figliuoli. Partendo dunque da Madrid nel passare per Saragozza ed entrare nella casa di don Diego Girolamo di Espes e Mendoza ove alloggiava, trovandola tutta sossopra e sentendo che per non potere in altro modo la sua moglie moribonda partorire, mandavano a chiamar chirurghi, che con ferri al malagevol parto aprissero la strada; mossone a compassione il santo e misericordioso giovane, gli sconsigliò d'appigliarsi a rimedio si violento dando loro speranza che Dio aiuterebbe. Alla qual voce come fosse di un angelo sceso dal cielo arrestandosi essi, egli subito si ritiró nell'oratorio della casa a pregar Dio per la pericolante donna e l'afflitta sua famiglia. E fu lo stesso (dice la storia di quel tempo manoscritta) prostrarsi egli a far questa orazioni, ed essa facilmente partorire, rimanendo vive e sane si la madre come la prole, che fu maschia. In memoria del qual fatto, che a tutti parve meritamente prodigioso, benchè abbia la casa mutato poi padrone; conservasi tuttora bene adorna, e si tiene in gran venerazione quell'oratorio dalla famiglia Navasques, che ora lo possiede; e quando fu per imbarcarsi il p. generale Gonzaga, avendo spedito la sua visita ed i suoi negozii in Ispagna, volle imbarcarsi insieme con loro».35


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Partió San Luís de Barcelona con las galeras de Juan Andrés Doria el día 18 de Julio de 158436. Iban con él sus padres y sus hermanos Rodolfo, Francisco, Cristierno y no sé si Fernando y Diego37, mas no Isabel que se quedó en Madrid; y tuvo á gran ventura el proseguir durante la navegación el trato íntimo que había entablado en Madrid con su deudo, el Reverendísimo P. Fr. Francisco Gonzaga, historiador y general de la Orden de San Francisco, que fué poco después (1587) creado obispo de Cefalú, y trasladado en 1593 á las Sedes de Pavía y de Mantua.

En la casa, de D. Diego Jerónimo de Espés y Mendoza, diverso del famoso historiador, literato y canónigo D. Diego de Espés, que florecía entonces en Zaragoza38, se albergó indudablemente San Luís á mediados del año 1584. Conocidas que fueren la casa y la parroquia de D. Diego Jerónimo, fácilmente se averiguará por el Libro de partidas bautismales la fecha exactísima que buscamos39. Sospecho que D. Diego fuese el conservador Mendoza á quien dirigió dos cartas (26 Mayo 1554, 26 Noviembre 1555) San Ignacio. 'tenía á la sazón un pariente de apellido Espés, que moraba en Sicilia.

Los Sres. D. Francisco Zapater, nuestro correspondiente en   —75→   aquella ciudad, y D. José María de Valdenebro, que tan buena miés ha cogido del voluminoso trabajo histórico del Dr. Manduro, están buscando actualmente copiosos datos que amplifiquen é ilustren la indicación, sobrado lacónica, del Padre Cepari.







Madrid 1.º de Enero de 1891.



 
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