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Se mandó añadir un suplemento al índice expurgatorio en el que se prohibía todo texto que tuviera que ver con la revolución francesa y se dobló la vigilancia aduanal de todo lo galo. Cfr. Marcellin Defourneaux, Inquisición y censura de libros en la España del siglo XVIII. (Trad. de J. Ignacio Tellechea Idígoras). Madrid: Taurus, 1973, pp. 96-97.

 

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«Zacatecas. Año de 1795. El señor inquisidor fiscal del Santo Oficio contra don Josef Monter, tesorero de las Reales Cajas de dicha ciudad. Por proposiciones» (AGN, Inquisición, vol. 1129, exp. 3, fols. 1r-99r). Las citas subsecuentes se refieren a este proceso.

 

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Reprodujo algunas de estas cuartetas, en su momento, Antonio Robles-Cahero, aunque tenemos divergencias de lectura y de interpretación. Véase del musicólogo, «Mambrú se fue a Zacatecas: amores de un pícaro libertino de la Nueva España ilustrada (1795- 1805)», en Amor y desamor. Vivencias de parejas en la sociedad novohispana. México: Instituto Nacional de Antropología e Historia (Seminario de Historia de las Mentalidades), 1992, pp. 138-139.

 

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Diminutivo que podría derivar de fontanar «donde nace el agua», Diccionario de Autoridades [en adelante DA], s. v. fontanar.

 

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«Partida» (o comienzo), reclutamiento o «enredos, tretas o maulas» (provechos), DA, s. v. leva. Dado el tono de la copla, Mambrú, como tesorero, maneja las ganancias que genera «La Fontiranilla», como principio de la naturaleza (erótica) de sus enredos. Por otra parte, quizá sólo se tratara de una mujer con ese apodo, que reclutaba hombres y/o mujeres, y cuyas utilidades Mambrú (Monter) administraba o gozaba.

 

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Anna López de Nava, mujer del regidor zacatecano Pedro Antonio de Pascua (fol. 5r).

 

137

Éste, como muchos otros personajes incluidos en el texto, no pudo ser identificado.

 

138

María Ricarda Alonso y Valle, mujer de don Vicente Castillo, amigo de Monter (fols. 10v y 49r).

 

139

Mujer de don Francisco Castañeda (fol. 59v).

 

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Quizá sea una derivación de tea («hastilla o raja de pino que encendida alumbra», DA, s. v. tea; yo subrayo). Clara alusión fálica. Era, y por lo demás sigue siendo, práctica común el uso de eufemismos al hacer referencia a los genitales; por ejemplo, en el siglo XVIII, se había llamado al órgano sexual «chuchumbé». Véase Georges Baudot y María Águeda Méndez, «El Chuchumbé, un son jacarandoso del México virreinal», Cahiers du Monde Hispanique et Luso-Brésilien. Caravelle (Université de Toulouse II-Le Mirail, Francia), 48 (1987), 163-171. También, de los mismos autores, y dispuesto el son en el entorno del proceso que suscitó, véase Amores prohibidos. La palabra condenada en el México de los virreyes. (Antología coplas y versos censurados por la Inquisición de México). (Prólogo de Elías Trabulse). México: Siglo XXI, 1997, pp. 28-41.