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Seis versiones del «Martín Fierro» al inglés

Leandro Wolfson





En un artículo de 1972, al ocuparse de las traducciones del Martín Fierro al francés, Elsa Tabernig resumió las enormes dificultades con que tropieza un empeño de esta índole. Luego de señalar que «La traducción no es sólo versión de textos de una lengua a otra, es traducción de un mundo cultural a otro», destacaba: «Cuando el traductor se decide por transvasar el canto, marcando lo poético por medio de formas métricas, ritmos y cadencias [...], a menudo se aleja de la fidelidad semántica y de la correspondencia léxica. Cuando se empeña en mantener la fidelidad al sentido, suele sacrificar valores formales, poéticos. La fórmula [de Paul Valéry]: en poesía, sonido y sentido se identifican, difícilmente puede mantenerse en las traducciones».

Estas tremendas renuncias -a la fidelidad semántica, por un lado, o a los valores poéticos, por el otro- marcan las limitaciones que asedian desde siempre toda tentativa de traducción de poesía rimada; a ello debe agregarse, en el caso del Martín Fierro, que su lengua no es el español corriente sino una variante muy especial -informal, local, alterada fonológicamente, impregnada de dichos y refranes, representativa de una época y situación social-: dicho con la concisión de uno de sus intérpretes, que es una lengua vernácula. Y sus peculiaridades no pueden trasladarse a otras lenguas: «La lengua de Martín Fierro -señala Tabernig- no tiene equivalente exacto en ningún área lingüística de otro país. [...] Cualquier intento de asimilación del lenguaje gauchesco al de un grupo regional de otra cultura implicaría una desnaturalización del espíritu del original».

Pese a ello, fueron varios los osados que, desde 1923 en adelante, procuraron verter esta «poesía vernácula» al inglés. Una somera investigación bibliográfica nos dice que:

1) En 1923, el estadounidense Henry Alfred Holmes, profesor de lenguas romances en la Universidad de Nueva York, da a conocer su pequeño pero jugoso libro Martín Fierro: An Epic of Argentina, primera obra importante en inglés sobre José Hernández y su poema. Para entonces, los valores del Martín Fierro habían sido reconocidos por muchísimos escritores hispanohablantes destacados (desde Menéndez y Pelayo y Unamuno, pasando por Ricardo Palma, hasta Leopoldo Lugones, entre otros). Holmes, deslumbrado por esta unanimidad de la crítica y después de haber conocido en forma directa la vida de los gauchos en la Argentina, pretendía «[to] present these cowboys of the South [...] to a North American reading public» (presentar a estos cowboys del Sur al público lector norteamericano). Su obra no es una traducción sistemática, pero incluye la de varias estrofas completas.

2) En 1932, el vanguardista poeta estadounidense Joseph Auslander (1887-1965), miembro de la Hispanic Society of America, publica con los auspicios de esta sociedad una selección de estrofas del libro (aproximadamente la tercera parte), en traducción rimada.

3) En 1935, el escocés Walter Owen publica en Londres y Nueva York la versión que, con el tiempo, sería reeditada (y plagiada) más que ninguna otra. Algunas de sus ediciones fueron ilustradas con los célebres dibujos de Alberto Güiraldes.

4) En 1948, Henry Alfred Holmes intenta una segunda traducción completa, en prosa y muy distinta de la de 1923.

5) En 1974, se da a conocer en Nueva York una edición bilingüe traducida por C. E. Ward, cuya primera publicación databa de 1967, y que en esta ocasión fue revisada y anotada por Frank G. Carrino y Alberto J. Carlos.

José Hernández (1872)


Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela,
Que el hombre que lo desvela
Una pena estrordinaria,
Como la ave solitaria
Con el cantar se consuela.



Henry Alfred Holmes (1923)


Here I sit down to sing
To the rhythm of the guitar,
For he who is beset
By extraordinary anguish,
Like the lonely bird
consoles himself with song.



Joseph Auslander (1932)


Here I'll start singing
To the throb of my guitar,
For the man whose head is ringing
From night to morning star
With sleepless sorrow must ere long
Like the lone bird assuage his heavy heart with song.



Walter Owen (1935)


I sit me here to sing my song
To the beat of my old guitar;
For the man chose life is a bitter cup,
With a song may yet his heart lift up,
As the lonely bird on the leafless tree,
That sings 'neath the gloaming star.



Henry Alfred Holmes (1948)



Here commences my song, to the strains of the guitar; for to the man who is a prey to griefs that hardly may be borne, relief comes in song, even as the lonely bird sings and finds consolation.

C. E. Ward (1967)


Here I come to sing
to the beat of my guitar;
because a man who is kept from sleep
by an uncommon sorrow
comforts himself with singing
like a solitary bird.



Veamos a vuelo de pájaro las principales características de estas versiones. No podría pedirse una mayor discrepancia en los enfoques o criterios elegidos. La primera de Holmes (1923) respeta la división en versos y se aproxima a la métrica, pero desdeña ocuparse de la rima. La de Auslander (1932) es muy curiosa; consigue una fórmula rimada del tipo «ababcc», pero en los dos últimos versos se aleja por entero de la métrica. La de Owen (1935) es de métrica irregular y descuidada, pero rimada siguiendo un esquema regular («abccdb»). En 1948 Holmes renunció a la rima de su primer intento y eligió la paráfrasis en prosa; en tal sentido, quizá su versión sea la más fiel a las ideas contenidas en la estrofa hernandiana. Por último, la de Ward (1967), absolutamente ajena a la rima, mantiene empero la división en versos y esboza una tentativa (frustrada) de aproximarse a la métrica.

En un trabajo posterior nos proponemos analizar más a fondo estas versiones, sus pros y contras, y, sobre todo sus efectos en el lector. Por el momento, queda consignado el despliegue de las distintas posibilidades, que cada cual evaluará según sus propios patrones idiomáticos y poéticos. Sin olvidar que, por mucho que se hayan alejado estas versiones de lo que los argentinos sentimos al leer el Martín Fierro, permitieron al mundo intuir una época histórica, un tipo de vida, un paradigma humano que habitó estas lejanas pampas hasta no hace tanto tiempo, y que se comunicó con sus congéneres por medio de la poesía y el canto.





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