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1

Nota editorial: Todas las citas de libros cuyos títulos aparecen en un idioma distinto al castellano, están traducidas al español por el autor, a menos que se indique otra cosa en el texto. Las citas se han apegado a la grafía de la fuente.

 

2

Colón alude aquí a la embajada que envió el Gran Khan al Papa Clemente IV. En los Viajes de Marco Polo se lee: «Pedía [el Gran Khan], que le enviara [el Papa], hasta cien sabios de la cristiandad... que supieran discutir a los idólatras y a los gentiles que todos los ídolos que tenían en sus casas eran obras del diablo y que supieran probar por razonamientos que la ley cristiana es mejor que la de ellos.» (Polo, Colección Austral, v. 1052, 17).

 

3

Bartolomé de Las Casas había ya antes citado del español Lucio Anneo Séneca (4 a.c. - 65 d.c.), el carácter profético de estos versos: /Venient annis saecula seris,/quibus Oceanus vincula rerum/laxet, et ingens pateat tellus,rriphisque novos detegat orbes,/nec sit terrarum ultima Thile./ De ellos da la traducción siguiente: «En los años futuros y tardíos vernán siglos o tiempos en los cuales el mar Océano aflojará sus ataduras de tal manera, que parecerá gran tierra; y el marinero, inventorde novedad, mundos tan nuevos descubrirá, que desde adelante no será tenida por última de todas las tierras la isla de Thile.» (vA, Libro 1, Cap. X, 58-9). En su Libro de las profecías, Cristóbal Colón traduce los versos de Séneca de la siguiente manera: «Vernán los tardos años del mundo ciertos tiempos en los cuales el mar Occéano afloxerá los atamentos de las cosas, y se abrirá una grande tierra, y um nuebo marinero como aquel que fue guia de Jasón, que obe nombre Tiphi, descubrirá nuebo mundo, y entonces non será la isla Tille la postrera de las tierras.» (104).

 

4

En su Libro de las profecías, cita Colón de 11 Paralipómenos, 8 : «...y marcharon hasta Ofir junto con los siervos de Salomón, y de allí trajeron cuatrocientos cincuenta talentos de oro y los entregaron al, rey Salomón». (102). En una de sus acepciones Ofir significa en hebreo rico.

 

5

En la Política Indiana, Tomo Primero, Juan de Solórzano y Pereyra da una traducción de esta Bula, que en el punto pertinente dice: «y componiendo una linea desde el Polo Artico al Polo Antartico, óra la tierras firmes, ó islas sean halladas, y se hayan de hallarázia la India, ó ázia otra qualquierparte, la cual lineadiste de qualquiera de las Islas, que vulgarmente llaman de los Azóres, y Cabo Verde cien leguas ázia el Occidente...» (Biblioteca de Autores Españoles, v. 252, Lib. 1, Cap. X, 104).

 

6

En esta época al Océano Atlántico se le llamaba Mar del Norte; y al Océano Pacífico Mar del Sur. Estando el Océano Atlántico en el Este, y el Pacífico al Oeste; el mundo americano aparece como perpendicular al europeo.

 

7

En los Viajes de John Mandeville (e. 1450), se habla de una fuente en la isla de Lomba que hacía rejuvenecer: «Y yo, Iohan Maundeuyle, caballero y peregrino, tomé de esa fuente de agua ... [a la que] Algunos llaman Fons Iuuentutis, que quiere decir Fuente de la Juventud. Viene del Paraíso [y los hombres la toman] por la virtud que se encuentra en ella.» (Mandeville, 88-9). [Énfasis del texto].

 

8

A Cabeza de Vaca lo acompañaban Andrés Dorantes, Alonso del Castillo, y Estebanico. Este último iría después con fray Marcos de Niza en su expedición al Norte.

 

9

A diferencia del renacimiento español, en la frontera septentrional de la Nueva España la ficcionalización literaria es una categoría inseparable del Ser que la crea. En contraste con esto último, el creador europeo puede en un momento dado alejarse de su ficcionalización, tal como lo hace Garcilaso de la Vega en su «Epístola» a Boscán, donde humorísticamente se desdice de una comunicación previa: ¡O quán corrido estoy y arrepentido/de averos alabado el tratamiento/del camino de Francia y las posadasYCorrido de que ya por mentiroso/con razón me ternéys; arrepentido/d' aver perdido tiempo en alabaros/cosa tan digna ya de vituperio;/donde no hallaréys sino mentirasJvinos azedos, camareras feas/barletes codiciosos/ malas postas,/... (Garcilaso de la Vega, 284-5).

 

10

Theodore Roosevelt data en 1769 el inicio de la definitiva marcha angloamericana hacia el Sur, con la figura arquetípica de Daniel Boone, quien «el 10 de Mayo de 1769 deja su casa en Yadkin para "peregrinar por las tierras salvajes de América, en busca del país de Kentucky"». (Roosevelt, The Winning of the West, v. 1, Ch. VI, 139-40). Ya en páginas anteriores del mismo capítulo había escrito: «Lejos, entre las quietas villas de adobe, en las tierras del Río Grande quemadas por el sol, los lentos peones ibero-indios y sus amos fraileros todavía caminaban los pasos tranquilos de sus padres, ignorantes del crecimiento de la potencia que había de abrumar a sus hijos y sucesores» (Roosevelt, 134).