De hecho, los Estados Unidos se fundan bajo los principios de libertad religiosa y democracia. Sus primeros colonizadores fueron europeos que huían del poder monárquico y de la persecución religiosa.

Las precauciones en relación a una supuesta dirección Este y la positividad hacia la dirección Oeste, están basadas en una teoría geohistórica de carácter místico y providencialista. Esto se hace patente en el Segundo Viaje de Cartier (1535-1536), donde se afirma que «tal y como el Sol se levanta cada día por el Este y se pone en el Oeste, haciendo su circuito alrededor de la tierra», también Dios, haciendo ese recorrido, nos da su luz: «Porque primero nuestra santa fe fue esparcida y sembrada en la Tierra Santa, que está en el Asia al Este de nuestra Europa, y después con el correr del tiempo traída y proclamada por nosotros, y luego al Oeste de nuestra Europa, justamente como el sol, portando su luz y calor de Este a Oeste, como ya se ha dicho.» (Cartier, 36-7) . En estos años del Segundo Viaje de Cartier, aún prevalecía la idea de que el Sol giraba alrededor de la Tierra. El primer ejemplar de De revolutionibus orbitan coelestium de Copérnico (1473-1543), donde se sostiene que es la Tierra la que gira alrededor del Sol, salió a la luz unos pocos días antes de la muerte de su autor.

En su libro The European Discovery of America. The Northem Voyages. A.D. 500-1600, Samuel Eliot Morison, empeñado en verificarlos referentes exactos de la ruta de Cartier, escribe que al contrario de esta descripción que señala un «agudo contraste con la "tierra de Caín" al Este», en la actualidad no se encuentra «el tal contraste.» (v. 1, 394). De la misma manera se podría aquí argüir el cambio ecológico, sea por la acción del hombre o del clima. Es evidente que cualesquiera de estos criterios dejarían de lado el fundamental carácter literario del texto.

Aquí vuelve a aparecer el Este en su contraste implícito con el Oeste. Edwards Haies, cronista del viaje emprendido a Newfounland por Sir Humphrey Gilbert en 1583, se nos presenta también, al igual que Cartier, como un antecedente de esta expresión literaria. Aquí Haies habla de «la revolucion y curso de la palabra y religión de Dios, que desde el principio se ha movido desde el Este, y finalmente, al Oeste.» Y más adelante agrega: «Y así como el Evangelio cuando descendió hacia el Oeste empezó en el Sur, y después se desparramó por el Norte de Europa; así también, como igualmente empezó en los países del Sur de América, no se podría tener menor esperanza de que también se extienda por el Norte». (Haies, Voyages and Travels, v. 33, 266). Esta tradición mística y providencialista de carácater geohistórico, es la base de lo que después se conocería como el Destino Manifiesto.

El conde de Aranda se refiere aquí a la ayuda en dinero y armas con que España contribuyó a la independencia de los Estados Unidos. La ayuda en armamento por parte del gobierno español, fue crucial para el triunfo sobre las tropas inglesas al mando del general Burgoyne en la batalla de Saratoga en 1777. Esta victoria aseguró la independencia de los Estados Unidos. Acerca de la participación de España en favor de los Estados Unidos, es obra fundamental la de Yela Urtrilla, Juan. En esta línea se encuentra también el libro de Conrotte, Manuel. Entre otros autores que escriben sobre este asunto están: Morales Padrón, Francisco; Parker Thomson, Buchanan; García Melero, Luis Ángel. [Consultar la Bibliografía]. A pesar de todos estos libros, todavía queda mucho por investigar en el tema.

El paralelismo es inevitable. Al comentar Karl Marx a Engels la toma de México por el General Winfield Scott, le dice en carta fechada el 30 de Noviembre de 1854: «La cosa es de particular interés para mí porque no hace mucho estaba leyendo, en la Conquista de Mexico de Antonio Solís, la campaña de Fernando Cortés. Algunas comparaciones muy interesantes se pueden sacar de las dos conquistas.» Karl Marx and Frederick Engels Collected Works, v. 39, (501). [Énfasis de Marx].

Durante el siglo XVI se acostumbraba que el virrey, antes de entrar a la Ciudad de México, se detuviera en Guadalupe para recibir los parabienes de las autoridades civiles y eclesiásticas. El 27 de Octubre de 1612 el virrey Marqués de Guadalcázar, dispuso que los nuevos virreyes tomaran posesión ahí. Por Orden Real del 23 de Abril de 1789, se legalizó que las ceremonias de recepción y entrega del bastón de mando se efectuaran en Guadalupe. (Sarrelangue, 175-6).

Esta función se analiza en el Capítulo 4, «Constructive Terror», bajo el título The Dominican Republic: U. S. Model for Third World Development. Noam Chomsky y Edward S. Herman, 242-51.

Basado en el principio de que el fin de la guerra es la paz, en las doctrinas del derecho natural y del derecho divino, y de que la guerra es justificable como reacción a la ofensa recibida, Vitoria escribe: «Si los bárbaros, tanto los Señores como las multitudes, impidieren a los Españoles anunciar libremente el Evangelio, los Españoles, después de razonarlo bien para evitar el escándalo y la brega, pueden -predicarlo, a pesar de los mismos, y ponerse a la obra de la conversión de dicha gente, y si para esta obra es indispensable comenzar o aceptar la guerra, podrán hacerla en lo que sea necesario para la oportunidad y seguridad de la predicación del Evangelio ... Y esto se demuestra reflexionando que los bárbaros harían una ofensa a los Españoles, y en ella tendrían éstos una justa causa de la guerra». (Francisco de Vitoria, Relecciones de indios y del derecho de la guerra. Tercera Parte. 12. Conclusión Cuarta. Madrid: Espasa-Calpe, 1928, 169).

Con el pseudónimo de Verus, don Luis de Onís, Ministro Plenipotenciario de España en los Estados Unidos, escribe un papel en este último país (1810), en donde dice: «la Francia cedió [la Luisiana], por negociación (aunque injustamente, pues por un convenio solemne separado del tratado de retrocesión se obligó a no enajenarla)». [Onís, Memoria, 101].