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Este artículo forma parte de la tesis Testimonio y Confesión. Épica y memoria de la revolución sandinista en La marca del Zorro, Confesión de amor y Adiós muchachos de Sergio Ramírez Mercado para obtener el grado de Maestra en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Quiero agradecer a Françoise Perus, Mario Vázquez, Silvia Pappe, Eva Orduña y Guillermo Fernández Ampié por sus comentarios al trabajo.

 

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La edición original de Editorial Nueva Nicaragua es de 1989, el título es: La marca del Zorro. Hazañas del comandante Francisco Rivera Quintero contadas a Sergio Ramírez.

 

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Para Leonel Delgado «[e[l intento de Ramírez] se refiere a La marca del Zorro; V. R. E.] se encuentra muy cercano a las propuestas de Miguel Barnet y la novela-testimonio» (Delgado, «Proceso» 115).

 

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Para John Beverley testimonio es «[...] una novela o narración de extensión novelesca en forma de libro o panfleto (es decir, impresa y no acústica), contada en primera persona por un/a narrador/a quien es también el/la protagonista real o el/la testigo de los eventos que él o ella narra, y cuya unidad de narración es generalmente una 'vida' o una experiencia de vida significativa»The Margin» 24; traducción V. R. E.).

 

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La marca del Zorro forma parte del gran corpus de que está compuesto el género testimonial y que en el caso centroamericano está delimitado por los años de los proyectos de liberación nacional (1959-1996), cuando se dio lo que algunos han llamado el «boom» testimonial (Urbina y Yúdice): una efervescencia de textos en los que frecuentemente se escucha la voz del líder, la del intelectual solidario y la de aquellos a quienes los estudios culturales consideran «subalternos» y «sin voz» (Véase Moraña).

 

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Los reconocimientos le otorgan un carácter casi oficial vinculado a un paternalismo ideológico del sandinismo y de militancia académica que cerró las puertas a la problemática de la subordinación, donde la relación yo-otro supone jerarquías, y donde siempre hay un imaginario del otro, como un ser superior e inferior y que negó el espacio de «'otro subalterno', no nacionalista/sandinista, no 'hombre nuevo', no universitario» (Delgado, «Proceso» 117).

 

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Para Erick Aguirre «el discurso parece ser manejado para indicar al lector que, en efecto, como el mismo triunfo insurreccional lo demostraría después, la estrategia pragmática o tercerista era históricamente correcta» (s. p.). Para algunos nicaragüenses la obra es la versión tercerista del sandinismo. Al respecto Leonel Delgado afirma que «[e]n La marca del Zorro la figura paternal de Carlos Fonseca 'autoriza' esta última tendencia [tercerista; V. R. E.] dando 'razón histórica' al ulterior triunfo de la revolución, basada precisamente en la estrategia insurreccional y las alianzas políticas» (Delgado, «Proceso» 119).

 

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Meterse es una expresión metafórica que para Ramírez significa: «[...] meterme dentro de su cabeza, dentro de su ánima y [...] fabricar un tono autobiográfico [...] pero tratando de atenerme a los asuntos esenciales de su relato, por que al fin y al cabo se trata de relatos históricos, lo literario es hacer la presentación pura, [...] la estructura literaria, los ganchos, como se arma el libro, como crear la expectativa en el lector» («Entrevista», s. p.). Leonel Delgado se pregunta: «¿Méterse [sic; V. R. E.] en qué piel?» («Meterse, 139); ¿la del protagonista o la de Rivera como sujeto memorialista que hace una construcción sobre su pasado?

 

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El artículo Confesión de amor apareció por primera vez en la revista Brasileña Granta y posteriormente en México en la revista Nexos, de agosto de 1990 bajo el título Nicaragua: Confesión de amor. En 1991 apareció en Nicaragua en Ediciones Nicarao en un libro con el mismo título, junto a otros trece artículos escritos entre 1988 y febrero de 1991. A esta edición corresponde el análisis.

 

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Sobre la construcción que hace Ernesto Cardenal de la santidad del sandinismo véase Rueda Estrada.