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ArribaAbajoDel pozo de Ismael

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El Pozo de Ismael337, hijo de Abraham338 el amigo de Dios, del cual Dios le dio la bebida cuando tuvo sed siendo niño pequeño, conforme refieren que su madre339 fue a buscarle agua y no la halló. Siguió sobre Alsafá340, rogando a Dios y pidiéndole socorro para Ismael341. Después llegó a Almaruata342, haciendo lo mesmo. Dios embió a Gabriel343 -con quien sea la paz- el cual pisó la tierra con el talón y apareció el agua donde estaba el niño. La madre344, viniendo hacia su hijo Ismael345, lo halló escarbar con las manos la tierra para descubrir el agua que estaba debajo de su mejilla y bebía.




ArribaAbajoEl autor o quien sacó el traslado deja la obra imperfecta, escribiendo las siguientes relaciones

De esto que hizo Agar346 y de lo que solía hacer El Profeta347 -a quien Dios ha ensalzado y librado-, se ordenó el andar entre Asafá348 y Almaruata349, que son dos montes cercanos al Templo Sacrosanto350. El intervalo o distancia puesta entre ellos es la plaza ordenada para La Feria de Meca351, donde contratan vendiendo y comprando.

Y La Estación352, donde se celebra el asala, que está tras el mercado dicho353, del lado derecho de La Cúpula del Pozo de Zámzamo354. Desde el ángulo de ella hasta La Capilla355 dista diez pasos, y del muro de El Templo356 hasta La Capilla357 dista diez pasos, y del muro de El Templo358 hasta La Capilla359 es el espacio de treinta cúbitos. Esta Capilla360 está cubierta de un cimborio, toda hecha a modo de red entretejida. Y La Estación361 está dentro, que es una piedra en la que están señaladas dos plantas de pie, la una tras la otra. Se hunde la planta dentro la piedra dos tercios de un palmo y medio dedo. Se bendice la gente con tocarlas y después restregarse el rostro con las manos, particularmente los asoruos, que son árabes de Alyaman362 que se amontonan sobre ellas. Lo mesmo hacen en la entrada de El Templo363, cuando rodean. Por esta razón, en el tiempo de la visita, se cubre con un cancel de palo y otro de hierro.

El misterio de esto es conforme refieren que Abraham364, cuando fabricó El Templo365 y cresció la altura del muro, se puso esta piedra debajo los pies donde Abraham366 fabricaba y Ismael367 -con quien sea la paz- le daba las piedras, diciendo ambos a dos: «Señor nuestro, recibe de nosotros» [y] lo que sigue368.

Otros refieren que la mujer de Ismael369, queriendo lavar la cabeza de Abraham370 y después los pies, puso una piedra debajo, donde se hundió, y poniendo otra piedra, también se hundió.

Los árabes gentiles las tenían pegadas al Templo371 por miedo de avenidas, pero cuando Omar372 fue elegido por sobrestante de El Templo373 -con el cual Dios sea aplacado-, habiendo visitado al Templo374, mandóla vuelver donde medió el milagro.

Y El Templo375 tiene cinco torres376 y diez y siete puertas. Cada asala que se celebra dentro, vale mil asalas. Dice Alogiahedo377, que el pagar de los pecados es que cada una vale cien mil asalas. Y en la asala de Omar378, que vale cincuenta [y] cinco años, seis meses y diez noches.

Meca379, como está dicho, está entre montes y no tiene árbol ninguno, exceptuando una palma junto La Puerta de las Palomas380. Seis arboledas son lotos381 en La Cumbre del Lotal382, fuera de la ciudad, donde están Los Entierros383, donde están enterrados un número de los apóstoles y discípulos de Mahoma384, distancia mil pasos de La Puerta de Alomra385.

Y saliendo hacia Attaímo386, al lado izquierdo, hallará el Amutacaio387, que es la piedra donde se sentaba el Profeta388 -a quien Dios ha ensalzado y librado-.




ArribaAbajoEl autor tenía prometido describir las cosas de Meca y después la ciudad de Yathrivo, donde está sepultado Mahoma. No sé si la falta es suya o de quien lo transladó




ArribaCarta escrita en verso suelto por un alfaquí natural de la ciudad de Fez y cómo fue captivado de los cristianos, y después rescatado de los moriscos de Hespaña para enseñarles la doctrina del Alcorán, habiendo salido de su patria con intención de andar peregrino a visitar el templo de Meca, lo cual sucedió al año de Hégira389,390, 391



Alabanza a Dios, el anterior y el que permanecerá después de todo.
El criador, el poderoso, el que da sustento.

El que hereda la tierra con todo lo que contiene.
Hace tornar a la mesma para siempre lo que ha sido hecho de ella.

Y el que resuscitará a todos en el día de la presentación.
Señor de los cielos y señor de la tierra.

Lo alabamos, siendo incomparable por el cuidado que tien.
Y pedimos el augimiento de sus mercedes.

Nos ha hecho herederos de los tesoros patrimoniales
Y de claridad de padres y descendientes.

Y nos singularizó con el elegido, Mahoma392.
El que guía las gentes por el camino más cierto y seguro.

El cual ha manifestado lo permitido y lo vedado.
Y distinto los términos y juicios.

Hase impleado en enseñar la sabiduría de los preceptos de la ley.
Dios le ha bendecido en todas partes y tiempos.

Dijo en esto: «Aprehended la doctrina.
Después a toda gente enseñalde».

Ordenó que la doctrina de su ley fuese la más preferida.
Y es la más estimada entre las sciencias y la más preciada.

Y es la más necesaria sin dubda.
Echo393 de creer que estoy obligado a explicarla y dar aviso de sus significados.

Que jamás deja el tiempo con sus accidentes.
Que jamás falte entre la gente heredero y a quien heredar.

Finalmente, o hermano mío, entendido,
Sincero, honorable y digno de respeto,

Habiendo considerado que la peregrinación al Templo de Meca394 es de precepto,
De todo lo necesario nos percebimos comprándolo.

Por haber dicho Dios: «La peregrinación es precepto a quien pudiera ponerla por ejecución».
Y «La mejor gente entre vosotros es aquélla que sigue los preceptos».

Nos despedimos de los familiares y deudos.
Y percebimos para nuestras personas cabalgaduras.

Seguimos el camino hasta llegar a la ciudad de Tunes395,
Absentándonos de todos amigos y conversantes.

Había en su puerto un navío,
Que deseaba pasar a las provincias de Egipto396.

Este navío era de los infieles.
Que cuando quisieron zalpar, sabrás o lector,

El Rey les pidió fianzas y siguridad.
Diéronle un fiador de grande cargo

De Tunes397, el cual era cristiano.
Y subieron en la nave los mercaderes seguramente.

Y habiendo llegado nosotros, nos imbarcamos
En el número de los navegantes y nos juntamos.

Nos llevó el navío navegando algunos días.
Y era el viento próspero aquél que nos llevaba.

Y como los cristianos tenían trazado de hacernos traición,
Sin tener de ello noticia, y así tomaron puerto

En una ciudad en la tierra donde los ídolos398.
Quedando en ella un número de días.

Zalparon ya siendo el día cerca la mitad de su curso.
Y despliegaron sus velas atadas al árbol

Hasta que vino la noche, ya estando durmidos.
Y estando en el sueño y habiendo oído

Dentro el navío las voces, nos levantamos
Y descubrimos un navío cercano a nosotros.

Después nos pusimos en orden a la pelea, y vinieron
Nuestros enemigos y se cercaron junto

A nuestro navío y arrojaron contra nosotros sus armas.
Y pelearon contra nos y nos contra ellos.

Y habiendo durado un espacio en nuestra pelea,
Fuéronse y se elejaron de nuestra vista.

Tornaron veniendo hacia nosotros
Metiéndonos guerra y nosotros estábamos deseosos

De pelear con ellos, fino que estos cristianos
Dueños del navío donde estábamos embarcado, quisieron ser enfames.

Quitaron las armas de nuestras manos
Y se conciertaron con ellos habiéndonos nos cogido.

Entre las enfamias que usaron con nosotros
Fue ésta que abajaron la antena mitad del árbol

Y cayó la vela en medio de nuestra vista
Para que nos ofendiese en el pelear nuestro.

Lo cual suscedió la postrera noche de la luna de ramadán
Que era de la hégira el año nueve

Después de ochocientos399, habiendo anochecido
Siendo libres, y cátate que anamecimos

En el abatimiento del captiverio y tristezas.
Todo esto está ordenado por orden del Misericordioso.

Subieron los enemigos dentro nuestro navío.
Nos cercaron todos y tentaronnos todos, mirando lo que llevábamos,

Por cubdicia de los reales y escudos.
Y entre el número de los probes400 pasajeros y mercaderes

Y Dios lo sabe mejor que éramos más de sesenta,
Y todos creyentes, mahometanos.

Y subieron los mercaderes dentro de su navío.
Y salieron contentos y alegres por la victoria.

Y nos dejaron dentro el navío nuestro
Después de haber entrado dentro el puerto.

Y nos hicieron entrar todos dentro de su navío
Haciéndonos seder, divierténdose ellos en sus alegrías y holguras.

Hasta que estubimos un buen espacio, se levantaron hacia nosotros.
Comenzaron a darnos tormento, y dándonos de palos.

Asieron de mí y ataron mi pie.
Y con la mesma soga ataron mis manos.

En parte me desnudaron quitando los vestidos,
Oh hermano mío, y garraron de mí y me arrojaron

En la mar. Entonces tuve por cosa cierta
La muerte. Después con decir «No hay Dios sino Dios», que es la testificación,

Justificación de la fe, la dije con el corazón.
Y no me puse a pensar en la miseria donde me hallaba,

Excepto mi querida hija dicha por nombre Soltana401.
Y quedé desesperado de este nuestro mundo engañador.

Estuve de aquella manera algún espacio, siendo mi alma desesperada de la vida.
Y me turbé y vi que mis manos estaban desatadas.

Encontraron mis manos en una soga que colgaba.
Garré de ella, y oigo una voz alta:

«La certificación de la fe tú has pronunciado,
Con la pronuncia te has librado, teniéndola por firme y cierta,

Con la muerte». Vino un hombre que llegó a la soga
Y me la cortó, no teniendo yo

Noticia del nadar, y me hallé desesperado
De salir, y estuve un espacio de tiempo de aquella manera.

Estaba yo meneando las manos dentro el agua.
Y estaba allá un barco pequeño en aquella parte.

Dijeron de parte de los cristianos: «Dales
dineros, y cuando no, te tirarán con las flechas».

Díjeles: «Ciertamente yo no tengo
Hacienda». Y fue otro antes que yo.

Le tiraron después como hicieron conmigo, que cobré la vida con atrasarse.
Le tiraron después de mí, que quedó muerto, y ellos se alejaron.

Llegaron a la isla de Hugina402
Y nos hicieron llevar todos a la ciudad,

La cual es la morada y en ella está el rey403.
Y es cercana a la tierra firme de nuestros amigos

Los turcos. Donde pusieron los mercaderes y gente de consideración,
En la cárcel todos y a nosotros en otra cárcel.

Y descargaron el hato de nuestra nave.
Quiero decir aquél que de la ciudad de Tunes404 habíamos llevado.

Los mercaderes estaban con sosiego, sin obligación de servidumbre.
Y todos estos días estaban sentados, sin trabajar.

La noche, su cárcel estaba cerrada.
Y de día salían a pasear a la calle.

Y nosotros en la servidumbre y en los trabajos,
Desde que amanecía hasta el tramontar del sol.

Y la noche en la cárcel, y no hallan
El uno de nosotros, por la premura, dónde dormir.

Y en el día de su fiesta nos dexaban
Dentro la cárcel sin sacarnos fuera.

La hacienda honra y hace respetoso el hombre a donde se hallare presente
Tanto por tierra como por la mar, y en la baxeza del captiverio.

Estaba devenido cuatro meses y aún más,
En esta ciudad que tengo nombrada antes,

La cual es pequeña, se llama Mithilene405.
Cada momento llegan a ella y se hallan los mercaderes de los turcos.

Y que su rey es de los Hijos de Othmán406.
Tratamos entre nosotros de escribirle, o amigos míos.

Pueda ser que Dios lo disponga para que nos saque de este captiverio.
Finalmente le escribimos narrando todo nuestro negocio,

Cartas que enviamos con los mercaderes
Que llegaron al Emperador de la Gloria407.

Envió mensajeros al rey
De Methelín408, diciendo al rey: «O estás perdido,

Ciertamente que el Emperador pide los captivos
Todos, tanto los pobres imposibilitados como los mercaderes».

Envió mensajeros el rey de los cristianos al Emperador
Para que le certifiquen del negocio, siendo claro y evidente.

Después de algunos días, tornaron al rey sus embajadores
Diciéndole: «Has de saber que el Emperador pretende

Que sin falta ni dilación envíes los captivos,
Que el Emperador tien enviada gente encargándoles lo mesmo».

Temió el rey de los cristianos cuando oyó tal nueva.
Y determinó de enviarnos de veras, sin dubda.

Entonces me llevó uno de los cristianos
De la ciudad y me puso escondido

A su casa. Y después de algunos días fui llevado
A la mar, de noche, y me hicieron subir

En un barco, el cual zalpó luego, o amigos.
Después de esto, compróme un mercader,

Que era de Mallorca, el cual había comprado
Esclavos que eran mahometanos y tártaros.

Y en cuanto a los amigos y compañeros, dijeron
Que el Emperador de los turcos los sacó del captiverio.

Dentro el navío yo estuve. Y la tierra firme,
Donde estaban nuestros amigos los turcos, estaban cercanos a la vista.

Y así una noche me puse en el ánimo
De huir. Y me levanté. Después salíme.

Descubrí un barco donde, entrando,
Hallé409 un hombre dentro que dormía.

Otro barco en el cual, subiendo
Con presteza, tropecé enadvertidamente

Con un hombre que estaba dentro durmiendo.
Despertóse el hombre y vino a mí, ya levantado en pie.

Conoscióme y me hizo señas que vuelviese a la nave donde estaba antes.
Díjele: «Sin falta estoy determinado de huir».

Después le hice señas que vaya, diciendo: «O mi refugio»
A decimero, por estar yo con presiones de hierro.

Y él no dejaba de hacerme señas que tornase
A mi rancho, y entendido lo que estaba diciendo:

«Por Dios, no diré esto a persona ninguna».
Entonces piensé entre mí mesmo y estaba ya cierto

Diciendo: «Cuando huyere, dará voces
A los cristianos. Ciertamente este negocio es malo y feo».

Y torné al navío. Después, en entrando dentro
En mi rancho, hícelo saber a mi compañero

Mi determinación y me puse a dormir. Cuando amaneció
Vine a saber que mi negocio estaba ya descubierto.

Y me había hablado ya el cristiano
Mayordomo de mi amo, aquél que me tenía comprado,

El cual sabía nuestra habla toda.
Díjome: «Tú has salido de noche

Para huir. Al presente estoy ocupado».
Después, habiendo acabado con sus ocupaciones, vino

A mí, hízome atar las manos
A una viga. Lo mesmo hizo con mis pies.

Cata los cristianos se juntaron sobre mí
Para alegrarse y mirarme.

Descubrió mi espinazo y me azotó
Recios azotes, que ciertamente me dolieron.

Hartóse de azotarme, y no confesé
A él cosa, llevándolo con paciencia.

Solían dormir en mi compañía dos hombres,
Ambos captivos y ambos mahometanos.

Yo vi que tenía determinado de azotarlos.
Díjele: «Señor mío. No tienen

Noticia de este negocio, por haberlo yo
Hecho solo. Y no hice parte de ello

De aquello a nadie de los dos. Y añádeme a mí
Azotes y no los azotes, porque yo ciertamente

Merezco los azotes». Después me puse a esortarlo.
Cuando vio que yo le esortaba y prometía, después lo dejó.

Sacudió a los dos hombres, quedando yo por lo venidero
Por lo que hice, muy abatido y en menos precio.

Me fue dicho que aquel hombre, que yo hallé
En el primer barco, que despué lo dejé,

Fue aquél que me descubrió turbando mi intento.
Y en cuanto al otro que se levantó conmigo

No habló cosa. Y habiendo yo estado
En el navío de él continuo, sin abajar a tierra

Cuatro meses sin contar los días.
Y Dios sabe, o hermano, lo que he padecido por causa de la sospecha que de mí tenían.

Llegamos a Mallorca la fuerte.
En el tiempo que llegamos a la ciudad

Nos fue dicho: «Entrad en aquella casa».
Lo cual sucedió a la fin del día.

A la noche vino nuestro amo Francisco
Rodrigues, el cual es nombrado y es hombre de estima

Entre su gente en el grado supremo
Y que ciertamente sabe hablar la algarabía410.

Preguntóme diciendo: «¿De cuál lugar eres?».
Díjele: «Soy de la juicdición de Fez411 y fui captivado

En la mar». Después preguntóme de mi oficio.
Díjele: «El leer». Y después de esto

Hablóme diciendo que: «Esto que dices.
¿Tienes acaso quién te rescate? Y, si no, te venderemos».

Díjele: «Yo tengo un hermano y no sé
Cómo estará dispuesto acerca del saber nueva de mí.

Sino que, por tu benignidad y cortesía, no me vendas.
Y si serás moderado en el precio, puede ser que me rescate».

Díjome: «Escríbele de tu captiverio
Y dale nueva de todo lo que te ha sucedido.

Y dile que mi correspondiente está en Fez412«.
A vosotros puede ser que hagáis buena obra conmigo.

Después de esto llegó a mí vuestra respuesta.
Al momento que la he visto, conoscí vuestra letra.

La he leído y el corazón todo enternecido
Cortado y deseoso de vosotros.

Después vine a comprender todos los ringlones.
Estaba de la propia manera como si os mirara de ojo.

En escribirla habéis hablado muy bien,
Excepto lo que habéis dicho en el último: «O

Mercader honorando. Toma la respuesta
Con lo que quieras». O hermano mío. Esta manera de hablar,

Por Dios, me ha muerto. Que, como oyó
Mi amo este hablar, cubdició mucho.

Y dixome entonces: «Tú pagarás tu rescate».
Hoy en día, estando desasosegado, presuroso,

Díjele: «Seas moderado y no presuroso,
Que con las limosnas de los mahometanos espero rescatarme,

Por haber yo sido en mi tierra hombre probe413, o señor mío».
Replicóme: «No saldrás jamás de mis manos

Con menos de docintos escudos de oro de vuesa tierra».
Repliqué: «No puedo». Respondió que: «Si no

Obedeces al punto y escribes414 de los ducientos
A tu hermano, no será entre mí

Y entre ti se hable jamás de rescate».
Repliquéle diciendo: «Ciertamente no puedo

Que yo te prometa y te hable mentira».
Replicó: «A mi riesgo escribe lo que te digo».

Yo temí entonces y escribí conforme me mandaba
Diciendoos: «Doscientos». Y después había

Enviado con los sacrificios de los judíos.
Con los cristianos a las personas de mucha claridad y cortesía

El glorioso cadí415, famoso y magnate,
Justo, cortés, puro y docto.

«Como yo tengo en la memoria del Libro de Dios416,
Lo recibo todo de mi pecho, con el favor de Dios.

He estudiado las obras del maestro Abnimina417
Isa Alasammo418 y el timoroso de Dios Caluno419.

Y sé de memoria El Tratado de los Preceptos de la Ley420,
Que comentó Abiniabuzaydo421, y La Gerumía422,

La cual contién los preceptos gramaticales, y es breve.
Con todo esto enseña las raíces423 a las personas de agudeza.

Semejantemente sé de memoria en verso suelto424
Lo que compuso Abnibarrio425 y Algiazzaro426.

Y ambos a dos escriben sobre El Alcorán427. Y en cuanto a Abnibarrio428,
Sigue la regla del sacerdote y lector429

El cual es Náfeo430. Y en cuanto al Algiazzaro431
En la orden y regla conforme al estilo común.

Después he estudiado a Abumocreo432 en la Aritmética
Y La Cordubesa433, sin que me falte nada y sin dificultad,

La cual trata de los cánones y preceptos de la ley434.
Esto es lo que he aprendido y lo poseo sin contradictión ninguna».

Díxome el alfaquí435: «¿Dónde está tu amo,
Para que le hable de tu negocio?».

Díjele: «Señor mío. Está fuera
De la ciudad y no aquí presente».

Díjome: «¿Cuánta es la cantidad que piden
Por tu rescate?». Respondíle: «Doscientos escudos de oro,

Del oro de los mahometanos. Cierto que yo estoy fuera de juicio».
En oyendo esto, replicóme: «Yo me partiré

A nuestra tierra. Con todo esto, mira
Cómo lo puedamos juntar y en qué modo dar aviso.

Escribe tus cartas encaminandolas a Tarragona.
De ese lugar se me enviarán a la ciudad

De Lérida, y te juro por Dios de hacer
Contigo todo lo posible». Después hizo partencia el hombre

Y quedéme entre la esperanza y el timor.
Cuando llega a la ciudad mi amo,

Hablaronle mis amigos los captivos
Que me tratase bien, prometiéndole satisfación algunas veces,

Dándole nueva del alfaquí436 enviado por el cadí437. Después dijoles:
«Yo lo tengo de dejar sin falta ninguna,

Por amor de vosotros, en ciento y cincuenta escudos.
Con todo esto han de ser del valor de los escudos de vuesa tierra».

Y díjome: «Escribe al alfaquí438
Todo lo que habemos conversado. Puede ser que cumpla con lo que prometió, enseñando la carta

A los moriscos439 que te rescatarán y llevarán
A sus tierras y tendrán misericordia de ti.

Y escríbele que, en juntando la suma dicha, la deje en poder
De mi amigo fulano en Tarragona.

Y que me envíe la carta de todo esto que se ha tratado.
Entonces darás orden a su pasaje».

Hice, o hermano mío, lo que me ordenó.
Y se apretó mi tristeza después de haberlo hecho.

Quedéme algún espacio de meses
Esperando la salida que resultara de mis negocios.

Determinó Dios que yo cayese enfermo
Hasta llegar a la muerte, estando tan consumido

Grandemente. Y cátate el alfaquí440,
el excelente, el morisco441 agudo y vivaz

Vino a negociar con mi amo muchas veces hasta que
Redujo el rescate conforme se había concertado antes.

Quedaron de concierto en docientos y cincuenta
Florines, lo cual escribió a los moriscos442,

De todo lo que se concertó. Y se pasó a la ciudad de Bona443.
Dios lo guíe con bien y enseñe el camino recto.

Quedéme después de lo dicho cuanto quiso Dios,
En estrema angustia esperando el consuelo de Dios.

Llegó la carta del alfaquí444 al morisco445.
Dios la encaminó siendo el antigo y el primero de todas las cosas.

Una trupa de gente envió su mensajero
A Tarragona para que hiciese la fianza en nombre de ellos,

Pues el amigo de mi amo, habiendo hecho intención
Acerca del rescate diciéndoles:

«Añade diez a la cuantía, con concierto
Hecho entre mi amo con el alfaquí446 para el gasto».

Contentóse el agente de esta cuenta
Y envió el morisco447 a mi amo la escriptura.

Alquiló nave y me envió a Tarragona.
He pasado trabajo que no he visto semejante.

Y envióme el romano448 al agente,
El cual vino a mí con gran cortesía.

Y dijo: «O tú. ¿Eres aquél de quien nos dio relación
el alfaquí?». Díjele: «Sí, señor mío».

Puso en orden sus cosas y me llevó
A sus tierras, honorándome con regalo grande

Honoríficamente, habiendo salido de captiverio
En la luna de safar, año trece

Después de ochecientos449. Y Dios es aquél
Que aparta los trabajos, no tien semejante.

El rey de estas provincias era ya muerto
Y la tierra estaba en trabajos, miedos y discordias450.

Pasé por las provincias más cercanas,
en compañía del agente, mi señor el cortés.

Se juntó la mitad del rescade de las ofrendas
Y la otra mitad se obligó pagar la gente.

Y por su cortesía lo quitaron de mí que no pagase cosa.
Y ya antes me había pedido

Que yo fuese su sacerdote451. Díjeles:
«O señores míos. Haced vuestra voluntad».

Porque yo, cuando les escribí,
Díjeles: «O hermanos míos. Si vos

Me sacaréis del tormento del captiverio,
No me apartaré de vosotros hasta la sepultura,

Excepto cuando gustéis de la partensa».
Y juré sobre el pacto y concierto.

Y estas provincias son en poder de los enfieles452.
En ellas se hallan de los que siguen el Profeta Elegido453,

Número mucho, que son todos buenos, confiesan la unidad de Dios
Y se rigen y guían conforme las leyes del Apóstol454.

Y entre ellos se hallan los doctos y eminentes
Que saben la verdad del rito mahomético455, y los lectores.

Y todos ellos siguen el rito de Malco456.
Y no se halla disención entre ellos acerca de esto.

Y ha ya dos años y vivo en estos reinos
Y un mes y más. Y no tienen rey

En ella, y pero al presente tienen elegido el rey457,
En el mes del nascimiento del Profeta, el adnanita,458

La luna de rabía primera, año de la hégira459 quince
Después de ochocientos. Así contamos.

En cuanto al lugar donde al presente me hallo, se llama
La tierra de Atcuna460 y sus moradores

Me honran todos, tanto el mayor como el menor de ellos.
Pedimos al Criador que los encubra461

Y que los lleve a gozar en el paíso de los deleites,
Por el merecimiento de nuestro señor Mahoma, el noble462.

Y todo lo que he padecido en el abatimiento de la esclavitud
Lo tiene commudado en honranza y respecto al Creador del género humano.

Alábole por todo el juicio que juzga y determina,
Con alabanza renovada del continuo, como se complace de ella y se contenta.

Mi intento es que, cuando me apartare de estas tierras,
Sin falta tengo de ponerme en camino con todo cuidado y diligencia

A la provincia del Hegiazo463 -queriendo Dios- a visitar El Templo de Meca464.
Y después de esto tornaré -si tal cosa tien Dios determinado-

Al Occidente nuestro465. Y se apartarán las tristezas.
Convemos466 juntos. Pero, o hombre,

Que será conforme la voluntad de nuestro Señor, el ensalzado,
El cual tien ordinado los movimientos y las vidas.

Mi cuerpo está en deleites y mi corazón en tormentos,
Por causa de la absencia de la patria, y después de los queridos.

Ciertamento yo paso la vida en continuas tristezas,
Por causa de mi peregrinación y del estar apartado de los amigos y deudos.

Pido a Dios, el grande, el mayor del todo,
Por Mahoma nuestro Profeta, el honorable467,

Puede ser que me conceda la visita de La Sepultura Hermosa468
Y las obras buenas y la sabiduría en abundancia.

Esto es lo que he declarado en mis ringlones,
De mis relaciones y de mis negocios,

Sin añadir cosa a lo que me ha sucedido.
Antes digo menos mucho de lo que ha sido,

Por miedo del olvido y también de la prolexidad.
Y si miento, sobre mí caya mi culpa.

Sino que esta versificación por causa de su necesidad
Las palabras vaiyan en sus relaciones y explicaciones.

Por cuanto a los conceptos, no llevan entre ellos contrariedades.
Y si hallaredes barbarismos469, perdonad.

Después nuestra salutación y paz sea con la eminente
Záinab470, tu mujer, y con la casta

Maimuna471, tu hija, y con todos
Hijos de ambos, los grandes y los pequeños.

Después sea la suegra Yata472, la excelente,
Y asimismo sea con nuestras dos hermanas las cuidadosas.

Con todos ellos sea la paz, los grandes de ellos y los pequeños.
Y con el honorable alfaquí, su tío.

Después la paz con el puro, perfecto,
El catedrático acertado, preferido,

El cual es el más estimado, mi señor Abdalá473
Nagielo474, el docto, con quien sea la misericordia de Dios,

El tío, y con el señor Abderrahmán475.
Después con su mujer, en todos los tiempos.

Y sea con todos sus deudos, personas de estima y valor,
Los sabios, los señores catedráticos,

Los conforme Dios, señor mío, a la ley más cierta.
Y dadme aviso si ha venido mi señor Alhasan476

Del Hichaz477, y mi señor Abobéquer478,
Cuyo apellido es479, es notorio a todos.

Que si estos dos han venido, saludadles de mi parte
Ambos, y narradles mi suceso cumplidamente

A los dos, por ser ambos personas liberales.
Ambos hicieron conmigo buenas obras. Y la paz sea

Con el consejero, el agudo y magnificado,
El glorioso, el excelente y el más noble,

El peregrinante, el cumplido y el que cumple, el cortesísimo,
Mi señor y mi amparo, mi señor Masud480.

Y saludad también a sus hijos
Y a sus amigos y a sus criados.

Lo mesmo haréis con su mujer, incomparable,
Nuestra tía Aixa481, la hermosa.

Después la paz sea con aquél, estimado en lugar de padre,
El afortunado, escrupuloso, de buena consciencia,

El más cumplido, más notorio y respetado
Entre su gente, y es mi cuñado,

Mi ánimo y mi amparo, sin adulación,
Nagielo Mahometo482, mi señor Alhosino483.

Después la paz sea con aquélla que está en lugar de madre,
Su mujer María484, la honesta y llana,

Mi cuñada, la queridada [sic] y honorable,
La casada cumplida, la magnánima.

De esta tierra y el restante de su dote
Cuando tornare, daréselo.

Y si Dios sentenciase mi vida a la muerte
Antes de la tornada, ganará el premio, si perdonare

Lo que deviene del dote. Y no hay fuerza sino mediante Dios.
Y no será más que lo que quiere Dios.

Después, la paz sea cuanto es el número de las horas
Con el tribu485 del hijo Abusaulato486.

Con todos ellos, grandes y chicos,
Niños, varones y hembras.

Y renovad la saludación a los alfaquíes,
Nuestros queridos amigos, preferidos y vigilantes,

Los excelentes, los señores ilustres,
Señor Alhasan487, el valiente y enfatigable,

El que pelea por la fe. Después, sea la paz con todos aquéllos que preguntaren
De mí, paz continua y consecutiva.

Después, nuestra salutación sea con los tíos,
Hijos de Giiulalo488, gente cortés y nobles,

Los mayores de ellos y los menores, los varones de ellos
Y las hembras, sus muchachos y sus esclavos.

Después, renovada sea la paz sobre los entendidos,
Los señores corteses y vigilantes,

Mi tío Azubayro489 y mi tío Abdelá490,
Y a su hermano Raduá491, hombre de contento y respeto,

Y el abundante de bienes, el agradable492,
El bueno, devoto y paciente,

El tío Áhmad493 y nuestro tío Alí,
El supremo estimado, el agradable y cuidadoso.

Después, la paz sea a todos los señores,
Personas que cumplen con sus promesas, nuestros tíos de parte de madre, gente de valor,

Todos ellos, los grandes y pequeños,
Y los alfaquíes y gente escogida y amiga de la justicia.