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161

Cf. R. Carver (1994: 67). (N. del A.)

 

162

Altman reúne así, en una secuencia de plano único, las facetas femenina y masculina de lo erótico. En B. Nichols (1997: 269) se desarrolla esta cuestión. (N. del A.)

 

163

Así reflexiona uno de ellos: «Hasta el momento se había librado de la desgracia, de aquellas fuerzas cuya existencia conocía y que podía incapacitar o destruir a un hombre si la mala suerte se presentaba o si las cosas se ponían mal de repente» (R. Carver, 1994: 100-101). (N. del A.)

 

164

Tema recurrente en Altman desde Nashville (1975) (T. Sennett, 1986: 25). (N. del A.)

 

165

La observación que introduce Robert Escarpit (1962: 8) es muy pertinente: «Por un lado está la palabra que ha sido inventada o adoptada para designar, en cierto país, en cierta comunidad, un conjunto de experiencias vividas, de realidades individuales, cuya cohesión es esencialmente práctica. Por otro lado está la «cosa», es decir, el producto concluido de una reflexión que ha organizado lógicamente ciertas partes de la experiencia original y que luego ha generalizado el concepto así creado extendiéndolo a otras experiencias ajenas, pero que son semejantes». (N. del A.)

 

166

«So in every human body, / the choler, melancholy, phlegm, and blood, / by reason that they flow continually / in some one part, and are not continent, / receive the name of humours. Now thus far / it may, by metaphor, apply itself / unto the general disposition: / as when some one peculiar quality / doth so possess a man, that it doth draw / all his affects, his spirits, and his powers, / in their confluctions, all to run one way / this may be truly said to be a humour» (Jonson, s.d.: 62). (N. del A.)

 

167

Para una revisión crítica de las poéticas humorísticas contemporáneas en español, puede verse J. A. Llera (2001). (N. del A.)

 

168

Comentando las ideas de Baudelaire, Octavio Paz hace hincapié en la ambigüedad de la risa: «Expresión de nuestra distancia del mundo y de los hombres, la risa moderna es sobre todo la cifra de nuestra dualidad: si nos reímos de nosotros mismos es porque somos dos. Nuestra risa es negativa. No podía ser de otro modo, puesto que es una manifestación de la conciencia moderna, la conciencia escindida» (1972: 169). (N. del A.)

 

169

Más recientemente, autores como Forabosco matizan estas teorías. Incongruencia y congruencia serían fenómenos yuxtapuestos y simultáneos: «The two-stage scheme may be supplemented in the following way: the subject perceives an incongruity; he identifies the cognitive rule; he perceives the aspect of congruency and, together with this, the incongruity, both new and/or initial [...]. There is therefore a succession (diachronicity) of incongruity-congruence configurations that terminates in a contemporaneous (synchronicity) of incongruity/congruence» (1992: 59-60). (N. del A.)

 

170

Las teorías de Raskin tienen su continuación en los estudios de S. Attardo (1994). (N. del A.)