Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

141

No sería justo aprovecharnos del talento fabulístico de Kant después de haber criticado todos los ensayos de kantianizar la semiología: las condiciones a priori de la ciencia, como las de los signos, son empíricas, no transcendentales. Quizá la paloma perdone en nuestro homenaje a su desacierto ejemplar la traición que le hacemos a su dueño.

 

142

La confianza en la libertad es, pese a todo, condición sine qua non de la crítica, que sin ella pierde, literalmente, el suelo en que apoyarse.

 

143

El presente texto fue presentado como ponencia en las II Jornadas Internacionales de Semiótica, Bilbao, 2-10-1990.

 

144

En Freud (1974: 2563-2564), el yo del individuo se construye en su encuentro con el otro ya desde las experiencias fundadoras de la relación dual y de la trama del complejo de Edipo. Por eso: «La oposición entre psicología individual y psicología social o colectiva, que a primera vista puede parecernos muy profunda, pierde gran parte de su significación en cuanto la sometemos a más detenido examen... En la vida anímica individual aparece integrado siempre, efectivamente, 'el otro', como modelo, objeto, auxiliar o adversario, y de este modo, la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio psicología social».

«... al hablar de la psicología social o colectiva se acostumbra a prescindir de estas relaciones, tomando solamente como objeto de la investigación la influencia simultánea ejercida sobre el individuo por un gran número de personas, a las que le unen ciertos lazos, pero que fuera de esto pueden ser ajenas desde otros muchos puntos de vista».

«Sin embargo, hemos de objetar que nos resulta difícil atribuir al factor numérico importancia suficiente para provocar por sí sólo en el alma humana el despertar de un nuevo instinto...».

 

145

Precisemos: no decimos que la realidad sea tejido semiótico. Decimos, en cambio: el tejido de la realidad es semiótico.

 

146

En ningún caso hablaremos de lo «psico-social», pues este término parece querer nombrar una zona común de superposición entre los conceptos de lo psíquico y de lo social, de manera tal que siempre quedarían regiones de lo psíquico que escaparían a lo social y viceversa. Por el contrario, las áreas de lo social y de lo psíquico se superponen totalmente, a modo de dos cualidades o aspectos indisociables de lo humano de lo cultural, si se prefiere.

 

147

En esta idea, implícitamente presente en la obra de Saussure, coinciden Jacques Derrida (1971) y Jacques Lacan (1981).

 

148

En otro lugar (González Requena: 1989) hemos esbozado una teoría de la imagen que trata de hacerse cargo de esta brillante sugerencia barthesiana.

 

149

Sobre este campo de investigación, véase Gorlée (1992) y las referencias que allí se facilitan.

 

150

Todas las traducciones son mías.