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ArribaAbajoSteven Tötösy de Zepetnek: Comparative literature. Theory, method, application


(Ámsterdam-Atlanta: Rodopi, 1998, 298 págs.)
y


ArribaAbajoMonserrat Iglesias Santos (ed.): Teoría de los polisistemas

Dolores Romero López



(Madrid: Arco/Libros, 1999)


Grupo de Investigación del ISLTYNT, UNED

A pesar de la valiosa labor realizada en aspectos y áreas particulares, en España todavía no se han articulado definitivamente los estudios comparados dentro del marco interdisciplinario y de la teoría crítica, lo que, sin duda, supondrá el empuje definitivo de esta disciplina. Considerando la historia y la situación actual de la literatura comparada, parece que existe un cierto consenso sobre su naturaleza problemática. No quiero entrar aquí en más detalles de los que me permite una simple reseña, pero parece que en los países donde tradicionalmente se ha institucionalizado la literatura comparada mediante la   —660→   creación de departamentos, cátedras, congresos y publicaciones -me refiero a Francia, Alemania y Estados Unidos- esta disciplina está sufriendo cambios y perdiendo posiciones frente a otros departamentos de lenguas modernas y al impacto de los estudios teóricos y culturales. Por el contrario, la literatura comparada parece tener un futuro prometedor en otros países donde no había demasiada tradición comparatista como China, Japón, Argentina, Brasil, Grecia, Italia, Portugal y España. Esta aparente contradicción, entre quienes consideran la metodología comparativa como una involución y quienes se aferran a ella como la disciplina que justifique el necesario cambio que deben sufrir las Humanidades ante los nuevos retos de la postmodernidad, sigue manteniendo viva la idea de que la Literatura Comparada es en sí misma y por política institucional una disciplina de riesgo.

Hasta 1990 no se establece oficialmente el título universitario de Licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. La nueva especialidad se ha ido poniendo en funcionamiento paulatinamente en algunas universidades, pero su aparición sigue suscitando críticas, abriendo rencillas y alimentando la situación profesional endógena que padece la universidad pública española. Entre tanto, la Literatura Comparada sigue ahí, a la espera de que se abra el debate definitivo sobre su contenido y su metodología. Algunos investigadores se atreven a poner el dedo en la llaga. Todos admiramos la incuestionable autoridad de Claudio Guillén, cuyo libro Múltiples Moradas (Barcelona: Tusquets, 1998) recoge buena parte de su ensayos sobre literatura comparada. En sus últimas páginas plantea y cuestiona el problema del multilingüismo hispánico y las coyunturas supranacionales de Europa. Darío Villanueva, en El polen de ideas (Barcelona: PPU, 1991), abre el debate sobre los límites de la teoría literaria, la crítica literaria, la historia de la literatura y la literatura comparada; debate que continuará en otras publicaciones posteriores como Avances en teoría de la literatura (Santiago de Compostela: Servicio de Publicaciones e Intercambio Científico, 1994) y Curso de teoría de la literatura (Madrid: Taurus, 1994), para centrarlo definitivamente en el ámbito pedagógico en «Literatura comparada y enseñanza de la literatura» (1616, 9, 97-104, 1995).

Otros investigadores han ido recogiendo el testigo. A las publicaciones que yo misma hice en 1998, Orientaciones en literatura comparada (Madrid: Arco/Libros) y Una relectura del fin de siglo en el marco de la literatura comparada: teoría y praxis, hay que añadir   —661→   también la que María José Vega y Neus Carbonell titulan La literatura comparada: principios y métodos (Madrid: Gredos, 1998), recopilación de artículos sobre la historia y evolución de la literatura comparada. Yo quiero comentar aquí otras dos -una del ámbito internacional y otra del nacional- que me interesan porque se centran en el cuestionamiento y difusión de la literatura comparada, y porque, además, pueden tener un carácter propedéutico sobre el futuro de la literatura comparada en España.

En primer lugar, me gustaría aportar una reflexión propia sobre la propuesta que Steven Tötösy de Zepetnek ofrece en su libro Comparative Literature. Theory, Method, Application. El objetivo fundamental del libro es la defensa de una nueva literatura comparada basada en la introducción de los estudios sistémicos y empíricos en dicha disciplina. En el primer capítulo, titulado «A New Comparative Literature as Theory and Method», defiende un «manifiesto» en el que se estructuran adecuadamente los principios y los obstáculos de la «nueva» literatura comparada. Su defensa de lo empírico y lo sistémico se basa no tanto en el rechazo a los estudios culturales sino en una propuesta de que dichos estudios se engloben dentro de una metodología explícita y una terminología científica. Después de su defensa de distintas tendencias que abarcan lo sistémico y empírico como Empirische Literaturwissenschaft, champ littéraire, polisistem theory, theory of literature as system, the literary institution, système de l'écrit, Tötösy destaca un conjunto de investigaciones que son objeto de la literatura comparada, como los estudios postcoloniales, la escritura de las minorías étnicas, el impacto de la era electrónica en los estudios literarios, la literatura de mujeres, la formación del canon, literatura y cine, y la teoría de la traducción. De hecho, los sucesivos capítulos del libro están dedicados a cada una de estas áreas. El capítulo segundo lo dedica a la literatura y la participación cultural; el tercero, al estudio de la literatura comparada como interdisciplinariedad; el cuarto versa sobre culturas, periferias y la literatura comparada; el quinto, sobre la literatura de mujeres y la literatura de hombres sobre mujeres, y el último está dedicado al estudio de la literatura en la era de la electrónica. Sin duda, el libro de Steven Tötösy merece una lectura atenta por su intento de trasladar lo científico, lo empírico y lo sistémico al ámbito de la comparación literaria. Tötösy no trata de contraponer este enfoque científico a los estudios culturales o de deconstrucción, más bien postula que lo que realmente importa es «cómo» se hace una investigación. Steven Tötösy toma como punto de referencia para la investigación de las Humanidades el libro de Michael Gibbons et al., The New   —662→   Production of Knowledge: the Dynamics of Science and Research in Contemporary Societies (Londres: Sage, 1994), y dice que, si la reflexión no se hace con rigor e integridad, entonces se llega a un desmoralizador relativismo, que es donde la sociedad actual parece haber llegado. Por eso, Steven Tötösy defiende el uso de lo sistémico, de lo empírico, para las ciencias humanas; sólo así se podrá erradicar la incoherencia y la inconexión y se hace posible la reflexión.

En España, los estudios sistémicos también se abren camino dentro de la teoría de la literatura como lo pone de manifiesto la publicación del texto Teoría de los polisistemas (Arco/Libros, 1999), con estudio introductorio, compilación de textos y bibliografía de Monstserrat Iglesias Santos. Los textos que recopila pertenecen a Itamar Even-Zohar (3), José Lambert (2), Shelly Yahalom, Rakefet Sheffy, Zohar Shavit, Milan V. Dimic, Gideon Toury y Clem Robyns. Monserrat Iglesias plantea en la introducción que la teoría de los polisistemas es un nuevo desafío en los estudios literarios. Distribuye su libro en tres apartados: 1) Estudios teóricos, que revisan la teoría de los polisistemas, difundida por Even-Zohar en los noventa; 2) Estudios históricos, ejemplos reales de cómo aplicar esta teoría a casos prácticos como el modelo novelístico del siglo XVIII, el funcionamiento de la canonización en la cultura alemana del siglo XVIII, el caso de la literatura para niños, el renacimiento de una cultura hebrea en Palestina, o las literaturas canadienses de menos difusión; y 3) Estudios de traducción, que constituyen una parte muy relevante y novedosa dentro del estudio de lo literario y que plantean problemas teóricos como la posición de la literatura traducida dentro de un polisistema, las normas en la traducción, el proceso de descolonización y colonización a través de la traducción y la lucha por la identidad discursiva. A pesar de que la compiladora no recoge los principales textos de la teoría de los polisistemas -algo innecesario por la amplia difusión que ha alcanzado entre los especialistas su publicación en inglés-, nos presenta acertadamente otros que, no habiendo sido publicados aún en algunos casos, refuerzan y acercan dicha teoría al ámbito de la cultura. En la mayoría de los trabajos recogidos en este libro se aprecia la explícita preocupación que estos investigadores muestran por la legitimación científica de los estudios literarios. Como Steven Tötösy, Monserrat Iglesias postula que, en su opinión, «las teorías sistémicas, los estudios literarios deben legitimarse científicamente y deben enfrentarse siempre a la historicidad y a las comprobaciones empíricas» (14). Ya Even-Zohar y S. Schmidt se han puesto en contra de los peligros del movimiento deconstructivista. También recientemente Alan Sokal y Jean   —663→   Bricmont demuestran, en Imposturas intelectuales (Paidós, 1999), que famosos intelectuales como Lacan, Kristeva, Irigaray, Baudrillard y Deleuze han hecho reiteradamente un empleo abusivo de diversos conceptos y términos científicos, sin justificar en lo más mínimo ese procedimiento. Desde mi punto de vista, parece conveniente armonizar, dentro de la disciplina de la Literatura Comparada, diversos métodos y escuelas que puedan aportar diferentes utensilios teóricos y críticos a la hora de desentrañar el fenómeno literario. Pero pluralismo crítico, eclecticismo teórico con la cientificidad que cualquier metodología literaria debe aportar al estudio de la literatura. El pluralismo literario manifiesta su tolerancia en el método, es decir, en el procedimiento práctico para interpretar los textos. Si se pasa del método a la teoría, a los principios básicos, el pluralismo renuncia a su tolerancia y opta por una posición que se opone a otras posibles opciones. Entonces, la coherencia metodológica debe presidir cualquier estudio. Las teorías sistémicas en general y en particular la Teoría de los polisistemas, que parece ser la que más huella está dejando en España, son una magnífica apuesta por el seguimiento científico de la teoría literaria y la(s) literatura(s) comparada(s).