161
Estética, pág. 262. Sin querer se piensa en cuadros de Van Gogh: Huerto en primavera, Melocotonero rosa, Naturaleza muerta, etc.
162
Curiosas vicisitudes de estos lienzos se cuentan en Pijoán-Gaya, págs. 174-178, y Huyghe, págs. 140-141. Otros autores no coinciden en sus informes.
163
Monet, al no poder vender las telas, las cedió al Estado y Clémenceau les dio el emplazamiento que hoy tienen. El pintor, muerto en 1926, no las vio colocadas. En 1916, el artista construyó el nuevo taller donde iba a terminar su obra (Jean Leymarie, Monet (1883-1926). Barcelona, 1964, páginas finales, sin numerar, de la introducción).
164
Puede encontrarse alguna útil información en La mystique des couleurs, incluida en los Études de poétique, de George Calinescu. Bucarest, 1972, págs. 261-269. Para los pintores, me referiré, simplemente, al libro de Philippe Jullian, que conozco por su traducción inglesa: The Symbolists. Oxford-Nueva York, 1973; véase, sobre todo, el capítulo III, dedicado a la estética y en el que hay referencias literarias.
165
Vid. René Huyghe, El arte y el hombre, t. III. Barcelona, 1967, págs. 373-375.
166
Pienso, por ejemplo, en el Gauguin que, con carácter burlesco, se autorretrató junto a Jean Moréas con un fondo de plumas y pavo real y una cartela bien ostensible: “Soyez Symboliste”.
167
Pienso, por ejemplo, en la pintura de Arnold Böcklin, cuya específica manifestación estaría en La isla de los muertos (1880).
168
Quede anotado por lo que pueda valer: la exageración del simbolismo en cuanto tenía de vaguedades ensoñadas e investigaciones esotéricas como reacción contra el materialismo se manifestó en multitud de artistas (Sâr Pelad an, Barbey d’Aurevilly, Huysmans, Villier de L’Isle-Adam) y en organizaciones como la Rosacruz del Temple y del Graal, que son bien familiares en la historia de nuestro modernismo. En algún momento, el simbolismo esotérico pretendió hundirse en la maya, y Las Mayas es un soneto de Ninfeas (págs. 1.471-1.472).
169
Cfr. René Huyghe - Jean Rudel, El arte y el mundo moderno, t. I. Barcelona, 1972, pág. 118.
170
Vid., también, las págs. 126-130 de la obra citada en la nota anterior.