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11

Del soneto Dafne, en las Prosas profanas.

 

12

Conversaciones, págs. 93-94. Vid., también, Por el cristal amarillo. Madrid, 1961, pág. 273.

 

13

Estudios y ensayos de literatura contemporánea. Madrid, 1971, páginas 337-338.

 

14

Conversaciones, págs. 104-105.

 

15

Cfr. Neddermann, op. cit., págs. 1-7. De la riquísima bibliografía sobre la escuela, me permito seleccionar algunos libros de que dispongo Noël Richard, A l’aube du symbolisme. Hydropathes, fumistes et décadents. París, 1961; André Barre, Le Symbolisme. Essai historique sur le mouvement symboliste en France de 1885 à 1900. París, 1911 [reimpresión: Nueva York, Burt Franklin, s. a.]; Kenneth Cornell, The Symbolist Movement. Yale University Press, 1951; Guy Michaud, Méssage poétique du Symbolisme. París, 1961; Henri Peyre, Qu’est-ce que le Symbolisme? París, 1974. Aparte queda la obra de E. Fisher (Le symbole littéraire. París, 1941), que referida a Wagner, Baudelaire, Mallarmé, Bergson y Proust, se relaciona íntimamente con el movimiento al que hago alusión.

 

16

Modernismo, págs. 228-229. He recogido parcialmente las palabras, pues creo que en el conjunto hay inexactitudes y hasta errores. No se olvide: el volumen se formó con notas de clase y no pudo ser revisado por Juan Ramón.

 

17

Modernismo, pág. 227. En una carta a Consuelo Trigo de Aznola (1943) escribe: “Sí, viví en Francia un año: el 1901; Burdeos, muchos meses, y, algunos, París. No conocí personalmente, ni tuve intención de conocerlos, a ningún poeta francés. Pero leí libros y revistas, nuevos entonces” (Cartas literarias, edic. Francisco Garfías. Barcelona, 1977, página 61).

 

18

Villaespesa tiene un poema con el mismo título (I, pág. 139).

 

19

Conversaciones, pág. 91. Vid., también, la pág. 93. El modernismo de Juan Ramón acabó en 1902, cuando terminaron también sus relaciones con Villaespesa (vid. Enrique Díez-Canedo, Juan Ramón Jiménez. México, 1944, págs. 9-25) ; por eso es importante fijar el valor de las palabras: Juan Ramón no es modernista o simbolista en el limitado cuadro de una corriente escolar, sino por una determinada aptitud complejísima, que poco tiene que ver con carteles didácticos; es necesario leer unas palabras suyas exhumadas por Ricardo Gullón, El último Juan Ramón Jiménez (Madrid, 1768, págs. 107-110).

 

20

Lo que significó el gran poeta francés y la presión de la cronología están muy bien estudiados por Rafael Ferreres, Verlaine y los modernistas españoles. Madrid, 1975, págs. 177-198.

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