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ArribaAbajo10.- Tengo estos huesos hechos a las penas

Vuelve a mostrarnos la pena por el desamor que sufre y es casi una continuación del soneto 6 «Umbrío por la pena». Soneto de estilo surrealista, dos veces repite el mismo verso «como el mar de la playa a las arenas», nos recuerda al náufrago de amor, un amor frustrado que no ha podido llegar a culminarse, de ahí renace la pena, esa pena tan traída en ciertos poetas del 27. Aleixandre escribió:


Tu inocencia como un mar en que vives,
qué pena a ti alcanzarte, tú sola isla aun intacta,
qué pecho el tuyo, playa o arena amada. (HIJA DE LA MAR).



En otros poemas, Aleixandre también nos habla de la pena: «Me dueles tú como una pena que mitigase otra pena, / como una pena que al aflorar anegase» (En la plaza).

El segundo cuarteto me recuerda la fotografía mental de dos amantes náufragos, y que he elegido para ilustrar la lámina de este soneto, con el verso «voy en este naufragio de vaivenes», de los vaivenes de la vida. Nos habla de una noche «oscura de sartenes / redondas», una metáfora doméstica para oscuridad intensa, que tizna pobres, tristes y morenas. Hoy día hubiera dicho «negro patera», los símiles van con los tiempos.

La figura de la mujer en la noche oscura de sartenes, nos ilustra la estrofa del primer terceto, representa el pensamiento del poeta que en la mente tiene la imagen de su amada, que es quien, en definitiva le salvará.


Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.



El náufrago sobre un madero resiste la tempestad, porque sólo le salvará el amor de la amada en el Norte de su pensamiento como una estrella Polar, esa «tabla que procuro», donde la amada de su pensamiento es la tabla de su salvación. No es su voz lo que pretende, sino su cuerpo.

El último terceto es como si el poeta dijera: «a mal tiempo buena cara». Ya que eludiendo el mal presagio «voy entre pena y pena sonriendo». El verso 13: «de que ni en ti siquiera habré seguro», es un concepto que desemboca en un bimembre, y podría ser: a) el de que ni siquiera en ti estaré seguro, o b) ni en ti me hallaré seguro. Con leves pero distintas connotaciones.

La ilustración de este soneto se la dedico al sensitivo dibujante Jesús Aroca por sus originales ilustraciones en la Antología Comentada de Miguel Hernández, I y II (Ediciones de la Torre, Madrid, 2002.)

Tengo estos huesos hechos una pena




ArribaAbajo11.- Te me mueres de casta

Todas las opiniones coinciden en que este soneto, que también aparece en los borradores para El Silbo, está dedicado a Josefina Manresa, ¿quién si no iba a ser la mujer casta y sencilla de su vida, la de la mano tan cálida y tan pura? Según Francisco Esteve, también apareció en la revista Rumbo, de Talavera en junio de 1935 con el título «Pastora de mis besos». Creo que este soneto podemos enlazarlo como complementario al sentido del soneto 4: «Me tiraste un limón», parece como una explicación.

En éste nos habla el «raptor intrépido de un beso». La amada le tira un limón y no nos explicó por qué razón. Ahora el soneto es muy elocuente, el amado confiesa su delito (el de darle un beso en la mejilla a la amada), por eso está confeso y convicto. La amada que ha recibido el beso en la mejilla enrojece de vergüenza, y es cuando reacciona tirándole el limón. Por esta liviandad el amado recibe un rechazo: un limonazo.

El soneto debería empezar por el cuarteto segundo. «Yo te libé la flor de la mejilla» (con un beso evidentemente), y desde ese momento la mejilla a causa del escrúpulo del peso (ironía del peso de un beso), ella «te me mueres de casta y de sencilla», por ello confiesa que él es el culpable de tanta pesadumbre.

El poeta reconoce que le hurtó un beso en la mejilla, por eso más adelante dice que «el fantasma del beso delincuente», porque fue un hurto. En pocas palabras el poeta se muestra orgulloso de aquella heroicidad, el de ser el autor del beso delincuente y como un fantasma persigue al pómulo que recibió el beso en su día, y además el pómulo permanece alerta, «celosamente, vigilando mi boca» para que no vuelva a repetirse el delito, o se «vicie y se desmande».

A pesar de la sencillez del vocabulario posee gran riqueza semántica.

La ilustración es la propuesta de un juego: una especie de puzzle o collage de fragmentos a modo de recortable con dos figuras: una descompone a una mujer que podría ser Josefina Manresa. La otra es un perfil sugerentemente masculino con un pene flácido y descompuesto en tres piezas.

Te me mueres de casta



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