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ArribaAbajo [XXI] (Mar y río)

Acertijos: Soy el que jamás descansa y siempre danza. Otro acertijo: tiene lecho pero no duerme, qué es.

Los primeros cuatro versos nos hablan del mar, que no puede ser otro que nuestro mar Mediterráneo. Examinamos la forma de encubrir y a la vez definir el mar con «agrios huertos», el mar es un huerto agrio por lo salino del agua marina, y «azules limonares», como si las olas fueran las copas de un huerto flotante de limones azules en vez de amarillos. Hoy día el mar es de plástico por el efecto de los invernaderos, sobre todo en el poniente almeriense. «De frutos, si dorados, corredores», (v. 2), son los peces de doradas escamas como frutos del mar son esquivos y corredores (existe una especie de mejillón rojo llamados dátiles de mar). Nos hace una exclamación «¡tan distantes!», (v. 3), podría significar que tan distantes están los peces de Orihuela, porque no tiene mar. Es muy rara la fórmula barroca de «que os sé si los vapores», que podría equivaler a no sé, si los vapores os libertan «siempre presos palomares», con una bisemia entre palomares y el pez palometa. Porque «los vapores» debemos de tomarlo con los barcos a vapor o por asociación a las barcas de pesca. Por ello, prosificando sería: no sé si los barcos de pesca libertan a los peces del palomar donde se encuentran: el mar, cuando los pescan.

Los versos 5 al 8, nos hablan del río, gracias a que lo menciona: «Ya va el río a regalarles los azahares». Ya va la corriente del río sobre la que flotan las flores azahares que recogió de los alrededores o márgenes y regalarlos al mar, ofrenda de flores. El río ofrece al mar las flores, por ello les quita a los árboles flores que serían frutos de continuar en las ramas: limones o naranjas.

La idea del equilibrio de la naturaleza, está muy presente en el poeta, en la octava «XIX (Espantapájaros)», nos dijo que «los picos restan pan», cuando se comen el grano, si un elemento no cumple su función para el que está destinado perjudica la lógica consecuencia del resultado biológico de la vida. Si algo cae, alguien se lo come. En la octava XXV (Azahar), «es necesario / tu desliz al buen curso del canario». Es bueno que la flor de azahar se caiga para dar paso a la yema del limón. Y si alguna yema en la rama se congela beneficiará al resto de los limones de la misma rama, por ser mayor la cantidad de savia que reciba. En un nido nacen tres polluelos, cuando el más débil muere lo hace en beneficio de los otros dos.

En la ilustración vemos a un riachuelo que lleva flores al mar, un agricultor desnudo duerme en una de las orillas como diablo, uno de los diablos del palacio de Dos Aguas en Valencia. En el mar vemos unas barcas de vela latina, y un sol en crepúsculo, las noches con luna son las mejores para pescar, sobre todo el besugo en las costas almerienses del Cabo de Gata.

Mar y río



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