Esta es una octava real que ha sido muy maltratada durante 71 años. Tomar el retrete como inodoro es absurdo y un error de concepto que ha permanecido demasiado tiempo sin desvelarse por culpa de un título (títulos que como ya dije no se debieron publicar). De este error me sirvo para censurar su publicación por Juan Cano Ballesta en 1962 -a saber qué le dijo Miguel exactamente a Andreu- fueron una grave precipitación. Ni Sánchez Vidal ni Eutimio Martín aciertan en sus análisis.
En la octava no se nombra retrete ni se alude a él, señores ensayistas y críticos hernandianos, hay que ser sinceros y reconocer que esta polémica proviene de un título erróneo que nadie puede afirmar ni demostrar que Miguel se lo revelara con este nombre a su amigo Andreu, salvo que quisiera ocultar su religiosidad por aquel tiempo.
Centrándonos en resolver el análisis objetivo de esta octava real. Sabemos que el poeta nombra 3 veces la palabra Virgen en Perito en lunas (octava VIII, XIII y XXX). El poeta no podía ser irrespetuoso con la Virgen porque el canónigo don Luis Almarcha Hernández podría censurarle y retirarle su apoyo económico de las famosas y manidas 425 pesetas, apoyo que Miguel no podía permitirse perder si quería publicar su primer libro.
Esta octava real
se debería llamar: Inmaculada Concepción.
La iconografía de la Inmaculada consiste en una Virgen de
pie sobre un globo terráqueo, pisa a una luna y a una
serpiente. Empieza la octava real «Aquella de la cuenca luna monda, / sólo
habéis de eclipsarla por completo»
. Debería
ir acentuada porque es un pronombre demostrativo: «Aquélla de la cuenca luna»
.
Aquélla se refiere a la Virgen que aparece de pie sobre una
cuenca (forma cóncava o media luna) luna
monda (mondar significa también limpiar un río o
acequia), a los pies aparece una luna limpia. El poeta se dirige a
la Virgen siempre en términos respetuosos con usted:
«habéis, vuestra,
bajad»
. No creo que al retrete haya que mostrarle tantos
respetos.
Esta luna a los
pies de la Virgen aparece tendida (en cuarto creciente o menguante,
en cóncava posición) también se semeja a una
hoz para pelar, mondar o injertar. Es evidente que en «sólo habéis de eclipsarla por
completo»
(v. 2), es una
invocación al poder divino de la Virgen sobre los astros,
«desde el lugar preciso y
recoleto»
, este lugar es el cielo y no una hornacina de
iglesia, ni un reservado retrete. La serpiente, según el
Diccionario de Símbolos LIBSA, significa el triunfo
de Cristo sobre el mal. En la Inmaculada de Tiépolo, la
serpiente aparece con una manzana en la boca que es la serpiente
del paraíso terrenal que tentó a Eva, y un
ángel con un nardo de pureza.
Al final de la
octava: «la Virgen tiene una»
(v. 8), quiere decirnos el poeta que la
Virgen tiene una luna para ella sola, no que tiene un retrete, como
he podido leer por ahí. El poeta no tiene intención
de ponerle un retrete a la Virgen, es impensable esta idea de una
blasfemia, tal vez venial, en Miguel.
La ilustración no representa a un vulgar retrete, que ofende a la inteligencia de Miguel, sino que dibujo a la Inmaculada Concepción.