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ArribaAbajo[XXXIII] (Ubres)

Esta octava real muy bien podría llamarse también (Manantiales de luna), por el doble significado del juego de palabras que nos evoca el poeta, al presentarnos la luna como leche por su blancura, o la leche como luna en el cosmos como farol del firmamento. En el Diccionario de Símbolos de LIBSA, leemos que es el primer alimento que se ingiere y el primer alimento. También he de notar cómo la Vía Láctea tiene el apelativo blanco de la leche, como origen del alimento cósmico de la vida.

«Trojes de la blancura, puesta en veta / por la palma de dátiles pastores» (vv. 1 y 2). Troje significa granero o algorín, es decir, una especie de lugar o recipiente para guardar, como es la ubre del ganado lanar, prosificando; la ubre guarda la leche, y sale por una veta o vena o vía, gracias a la habilidad de la mano de un pastor que sabe ordeñar, ya que dátil también se denomina a los dedos. Parece fácil ordeñar ubres, sin embargo, quien no tiene la habilidad suficiente no es capaz de extraer ni una gota de leche, para ello es necesario apretar encima del pezón con el pulgar doblado y apretar con el resto de los dedos para abrir la válvula mamaria y soltar para que vuelva a su posición de cierre. Ordeñar también se llama a la labor de recoger aceitunas y dátiles.

En el verso 3, leemos: «al atesado peso par asueta»: se refiere a las dos ubres, aunque «atesado» debe ser un neologismo porque no lo recoge el Diccionario de la Lengua, quizás deba interpretarse por atesorar, las ubres atesoran la leche, y nos lo evidencia con la exclamación «¡qué plurales blancuras interiores!» (plural se refiere a las dos blancuras) e interiores entre la patas traseras. Y cuando se aprieta en hilos se exteriorizan (salen al exterior).

La segunda proposición equipara la leche con la luna (no es una metáfora nueva se han asociado en muchas narraciones). En cambio es novedosa la acertada metáfora: «manantiales de lunas», en la que las ubres son manantiales donde se sustituye la luna por leche. Las mejores cabras son las lecheras, y «por aquél que suma ciento» es el macho cabrío o cabrón o el carnero porque como sultán del harén suma cientos de cabras solamente para él. Además, es el «padre de barba», ya que los machos tienen largas perillas y, por lo general, uno o dos machos son los padres de todas las cabras y ovejas de un rebaño, y evidentemente a la hora de ordeñar, el macho «sobra en un momento». En épocas de celo, los machos suelen enfrentarse al pastor, porque le cree un competidor. En estas épocas y para que no estén siempre cubriendo a las cabras se les coloca en la parte genital una especie de estera de esparto a modo de delantal que en algunos lugares le llaman condonera.

La ilustración representa gráficamente esta octava, ya que la luna es la leche que llenará a las cuatro ubres que se ven en un cielo realizado a puntos y rayas. Debajo la sierra que veo desde la terraza de mi casa.

Las ubres



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