Esta octava real muy bien podría llamarse también (Manantiales de luna), por el doble significado del juego de palabras que nos evoca el poeta, al presentarnos la luna como leche por su blancura, o la leche como luna en el cosmos como farol del firmamento. En el Diccionario de Símbolos de LIBSA, leemos que es el primer alimento que se ingiere y el primer alimento. También he de notar cómo la Vía Láctea tiene el apelativo blanco de la leche, como origen del alimento cósmico de la vida.
«Trojes de la blancura, puesta en veta / por la
palma de dátiles pastores»
(vv. 1 y 2). Troje significa granero o
algorín, es decir, una especie de lugar o recipiente para
guardar, como es la ubre del ganado lanar, prosificando; la ubre
guarda la leche, y sale por una veta o vena o vía, gracias a
la habilidad de la mano de un pastor que sabe ordeñar, ya
que dátil también se denomina a los dedos. Parece
fácil ordeñar ubres, sin embargo, quien no tiene la
habilidad suficiente no es capaz de extraer ni una gota de leche,
para ello es necesario apretar encima del pezón con el
pulgar doblado y apretar con el resto de los dedos para abrir la
válvula mamaria y soltar para que vuelva a su
posición de cierre. Ordeñar también se llama a
la labor de recoger aceitunas y dátiles.
En el verso 3,
leemos: «al atesado peso par
asueta»
: se refiere a las dos ubres, aunque
«atesado» debe ser un neologismo porque no lo recoge el
Diccionario de la Lengua, quizás deba interpretarse
por atesorar, las ubres atesoran la leche, y nos lo evidencia con
la exclamación «¡qué
plurales blancuras interiores!»
(plural se
refiere a las dos blancuras) e interiores entre la patas
traseras. Y cuando se aprieta en hilos se exteriorizan (salen al
exterior).
La segunda
proposición equipara la leche con la luna (no es una
metáfora nueva se han asociado en muchas narraciones). En
cambio es novedosa la acertada metáfora: «manantiales de lunas»
, en la que las
ubres son manantiales donde se sustituye la luna por leche. Las
mejores cabras son las lecheras, y «por
aquél que suma ciento»
es el macho cabrío o
cabrón o el carnero porque como sultán del
harén suma cientos de cabras solamente para él.
Además, es el «padre de
barba»
, ya que los machos tienen largas perillas y, por
lo general, uno o dos machos son los padres de todas las cabras y
ovejas de un rebaño, y evidentemente a la hora de
ordeñar, el macho «sobra en un
momento»
. En épocas de celo, los machos suelen
enfrentarse al pastor, porque le cree un competidor. En estas
épocas y para que no estén siempre cubriendo a las
cabras se les coloca en la parte genital una especie de estera de
esparto a modo de delantal que en algunos lugares le llaman
condonera.
La ilustración representa gráficamente esta octava, ya que la luna es la leche que llenará a las cuatro ubres que se ven en un cielo realizado a puntos y rayas. Debajo la sierra que veo desde la terraza de mi casa.