Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice Siguiente




ArribaAbajo[XXXVIII] (Mesa pobre)

Empieza el poeta describiendo «un paisaje sin mantel de casa / gris [...]». El paisaje gris es el hogar pobre y triste donde no hay qué comer. Gracias al título de la octava vemos en la cocina o comedor una mesa solitaria, sin mantel, aunque también hemos de advertir que en la mayoría de las casas de aquella época no se usaba el mantel, además las mesas eran cortas de patas, y por lo general un mueble rústico o castellano como también se denominaba el estilo. Continúa con «pastos pobres», si los pastos son pobres, el ganado es escaso y por lo general no se comerá carne. En «la colina escasa / de trigo», nos quiere decir que sobre la mesa no hay pan. En «los cristales» no corrientes, se puede referir, bien a que los vasos están vacíos o que el porrón de cristal, que antiguamente se usaba y se colocaba en las mesas a la hora de comer, está vacío, no tiene vino, porque lo usual en un hogar es que esté el porrón lleno o haya una botella de vino y sus vasos.

Los cuatros versos finales significan una esperanza, se ha «fustrando [sic] el gris», ahora bien, se ha frustrado el triste dolor de las gamas grises. Aquí hemos de recordar la anotación de Sánchez Vidal: «al imprimir el libro le enmendaron lo que creyeron que era una falta, pero MH, en la fe de erratas, corrigió enérgicamente, indicando que debía decir "fustrando", y entiendo que hay que respetar la voluntad del poeta».

En esta segunda parte cambia la situación de la mesa y aparecen los «colores agradables a los dientes», en una sinestesia, los dientes no pueden recibir el estímulo de los colores, pero sí el sabor de la fruta de colores, bien sandía, granadas o higos. El comer alegra el hogar, y el paisaje gris del hogar pobre (mesa pobre) cambia o «enconan el paisaje de destellos» (v. 7), se alegra, o sea, el paisaje de la mesa se irradia en destellos de cohetes.

La única explicación asociativa que puedo hallar en la metáfora del último verso: «y se obra un cigüeñal de ávidos cuellos», es la de tomar «se obra», por se levanta o se hace un nido, donde los polluelos de cigüeña, hambrientos, sacan los «ávidos cuellos» fuera del nido, abren los picos esperando a que llegue la cigüeña madre con algo para comer. Nos presenta a los polluelos de cigüeña en similitud a los niños hambrientos.

En la ilustración a esta octava vemos un nido de cigüeñas encima de una mesa desvencijada con una pata rota, una mesa pobre, donde vemos a los polluelos de cigüeñas, a los que me gustaría bautizar con un nombre nuevo, ¿qué tal «ciguatos» como gurripatos?, que me perdonen los biólogos y académicos. Estos tres «ciguatos» creen, por efecto de la impronta, en que algunas aves efectúan respuestas estereotipadas frente a ciertos objetos, que la luna es su progenitora, al verla salir abren los picos con avidez, y la luna se compadece de ellos y les alimenta con sus rayos de luna nueva.

La lavandera



Anterior Indice Siguiente